Capítulo 4: El milagro
Por el sol de las dos de la tarde, en medio de un bello parque central de un lugar remoto. Donde terminaba la sombra de un gran sauce que gobernaba a los otros árboles, se hallaba una hermosa joven sentada en un banco leyendo el libro de Parasite Eve, de Hideaki Sena. Su cabello negro se mecía con gentileza, oyéndose la música etérea de las hojas secas siendo llevadas por el viento. Con el cigarrillo entre sus dedos, tomó una fumada mientras se sumergía en su lectura. Las palomas jugaban y se revoloteaban a un costado buscando lombrices, para luego ser espantadas alzando el vuelo cuando un padre le enseñaba andar en bicicleta a su hijo. Exhaló suavemente la pequeña nube de humo por sus labios rojos y sonrió tras emocionarse con un giro dramático de la trama.
Hasta que sintió el vibrar de su pulsera en su muñeca, sonando una voz robótica mientras que una lucecita roja parpadeaba en el centro—Tiene una llamada— Avisó.
—¿Quién estará molestando?...es domingo de mi día libre...—Murmuró, recibiendo la interrupción con irritación. Se levantó guardando su libro en su bolso para después largarse.
El sonido de su pulsera se enroscaba en el golpetear de sus tacones. Estas parecían ser los únicos dos sonidos en el lugar, aparte de los miles de autos acumulándose en la calle. Atendió encestando el resto del cigarrillo en un contenedor de basura y presionó con su dedo un auricular ubicado en su oído derecho sin ceremonias.
—¿Hola?—Expresó fastidiada.
—Buenas tardes, mi nombre es Odari. Soy coordinadora de trasplantes. Debo disculparme por la llamada inesperada, pero ¿Se encuentra la señorita Uzomi Daki en casa?...—Contuvo su aliento y miró reflexivamente su muñeca izquierda. Debajo de la manga de su sudadera, se veía un orificio intravenoso en que le atraían sus ojos. Más arriba a lo largo de su brazo, había otro agujero y ambas marcas, comenzaron a hormiguearle. Ella no sabía cómo responderle...
—¿Es la señorita Uzomi Daki de casualidad?—Preguntó la voz.
— Um, si...soy yo— Afirmó con una tímida sonrisa.
—Ah, perfecto. En realidad, estoy llamando porque una donante para su trasplante de riñón ha sido encontrada y quería transmitirle las buenas noticias— Su corazón saltó de un latido. Un trasplante de riñón. Las palabras recorrieron su columna vertebral y se le puso la piel de gallina.
Cuando su primer trasplante de riñón falló, su padre llamó a sus contactos para registrarla en la lista de espera de donantes de riñones. Solo había pasado un año y medio desde entonces. Le sorprendió que un órgano hubiera sido encontrado tan pronto.
Tras ver un taxi a lo lejos, se apresuró, dió un fuerte silbido— ¡Taxi, taxi! —Exclamó, el vehículo se detuvo emitiendo un chirrido en los cauchos sobre el asfalto y retrocedió a luz roja. No dudo en volver a su casa emocionada.
Cuando su padre escuchó las palabras de su hija, le preguntó inquieto al médico llamado Tokimura: ¿Para cuándo es?
—La operación se realizará este martes pasado mañana. Lo bueno es que la donante se encuentra en camino...—Uzomi salto en los brazos de su padre lleno de felicidad.
—¡Ay, qué emoción, qué emoción! ¡Estoy ansiosa!—Decía ella con alegría.
—Es un milagro de Dios...— Sonrió mientras que se limpiaba las lágrimas—Dígale al doctor Sánchez que estoy en deuda con él...— Dijo.
El médico frunció un poco su ceño e intentó ocultar su misteriosa expresión embozando una falsa sonrisa.
—Me aseguraré de que lo sepa...—Respondió.
—¿Entonces a partir de mañana iniciamos la hematología completa, o los exámenes?—Preguntó el padre expectante.
—No es necesario, ya que es un "caso especial"...—Aseguró el doctor—Porque la poseedora, es compatible con cualquier tipo de sangre, no hay nada de qué preocuparse— El hombre se sorprendió y se encontró con los ojos confundidos de su hija con tal comentario.
—¿Está seguro, que nos ayudará? no quiero vivir en la incertidumbre temiendo de que haya otro fracaso...—Agregó preocupado.
—Le doy mi palabra...—Replicó honestamente—Además, Uzomi-san podrá vivir su juventud tranquilamente sin malos presentimientos. Generalmente, un riñón trasplantado de pacientes que sufren de insuficiencia renal crónica dura entre 10 a 8 años, contando con los diversos tratamientos de diálisis para evitar las infecciones. Pero en el caso de Uzomi-san, lamentablemente solo duró 18 meses, lo cual es un problema muy inusual en estos aspectos, sin embargo...—Levantó un índice—La donante que encontramos, no solo le brindara la suerte de que no volverá a sufrir en el hospital, sino que también, repito... volverá a tener una vida con grandes esperanzas.
—Eso es impresionante...—Comentó el padre sonriente—¿Oíste, Uzomi-chan? ¡Incluso, entrarás a la universidad!—Ambos se abrazaron amorosamente— No puedo estar más agradecido doctor Tokimura, cualquier cosa estaremos pendientes esperando nuevas noticias...
—No tiene que agradecerme señor, me alegro mucho por ustedes...
"La verdad espera. Sólo la mentira tiene prisa..._ Mahatma Ghandi"
Próximadamente, Capítulo 5: La llamada de la muerte.
(Culminado el 22 de Enero del 2020)
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