El Casting
- ¿De verdad eres tú? – mi abuela no paraba de dar vueltas alrededor de mí, me sentía como una yegua a la venta. – a ver. – sin previo aviso pone sus manos sobre mis pechos y los aprieta.
- ¡Abuela! – me sacudí hacia atrás, ya había tenido demasiada invasión en mi espacio personal por el día de ayer, no necesitaba más escrutinio – soy yo, y si aun no estás convencida después de estrujarme los pechos, puedo mostrarte mi vagina. - cada palabra destilando sarcasmo.
- Te estás volviendo contestona Peque – creo que viene un sermón de los suyo, pero me sorprende – al fin, por Dios, si no empezabas a hacerlo te daría una arrastrada por toda la calle para que reaccionaras.
Se dio media vuelta y se acomodo en un sofá de mi camerino, mi camerino, ¿que tan raro suena eso? y aunque no quería estar aquí ahora mismo tenía que estar, seguía sin estar completamente segura de esta locura.
- Yo sabía que debajo de tu aspecto de vaga había una mujer hermosa – mi mamá me dio una mirada de orgullo maternal – eres igualita a mí, incluso te ves más joven de lo que eres, una traga años.
- No seas envidiosa Paula, Aleyda es mucho más bonita que tu - mi abuela tan linda como siempre es la que habla – eres hermosa, pero tienes que darme la razón en que Cesar le aporto unos genes aun mejores a la mezcla.
- Pues si mami, creo que saco lo mejor de cada uno – la a de mi mamá se volvió aun más dulce – lo que me molestaba era que lo quisieras esconder entre ropa fea y un abandono total.
- Bueno al parecer a todos les molestaba mi horrible aspecto – me puse las manos en las caderas – ahora soy la muñequita que todos querían, no quiero escuchar nada mas al respecto.
- Para mí siempre fuiste una muñequita hermosa – eso viene del mayormente callado de mi papá, el no hablaba mucho, pero cuando lo hacía era exactamente lo justo.
- Ay papi... – me acerque a él y me senté en su regazo. Por dios, tenía 40 y aun así me comportaba como una niña. – tú sabes que decirle a una chica, ya veo como conquistaste a mamá.
- No necesite palabras para hacerlo – después de su cortas palabras le lanza una mirada ¿sensual? A mi madre y esta se sonroja y aparece una sonrisa tonta en su cara. – se necesito de otras destrezas.
- ¡Papá! – me queje e inmediatamente me levante de su regazo – no digas eso, no necesito escucharlo, ya estoy lo suficientemente traumatizada por sus declaraciones públicas de amor como para que tú me dañes mas.
La única respuesta que recibo de su parte es una risa ronca, mi papá tiene una voz completamente hermosa y masculina, mi mamá es increíblemente femenina, era lógico que se atrajeran como lo hacen, lo que no me explico es que solo somos mi hermano y yo, para la pasión que se nota entre ellos yo me esperaría una docena de hermanos como poco.
- Ya entiendo de donde viene su miedo al compromiso – Cami interviene – la traumatizaron desde que era niña, tu hermano fue más afortunado, huyo antes de que fuera demasiado tarde.
Y hablando de mi hermano…
- ¿Dónde está Danny? – él era cinco años menor que yo, y era un extraordinario hermano, hijo y persona. Aparte acababa de recibir un ofrecimiento para entrenar a un equipo de futbol local, después de su reciente retiro del futbol como jugador, no fue una súper estrella pero, allá donde iba era reconocido, amado y seguido.
- Con la asaltacunas que se le ha pegado como estiércol de perro – muchas cosas sacaban el genio de mamá, al parecer esa mujer había sacado mas que su mal genio – por más que traro de ahuyentarla, se aferra a Danny como una sanguijuela, pero no te preocupes Ali, tu abuela y yo ya estamos buscando maneras para deshacernos de ella.
- Mamá… - no es que la mujer me caiga bien, mi hermano siempre busca las peores subespecies de víboras para salir, amaba los riesgos. Pero aun así no me parecía buena idea que se metiera, otra vez, en las relaciones de Danny, no era la primera vez que lo hacía y sus planes y los de mi abuela eran… extravagantes. – no creo que sea una buena idea, tus planes casi nunca dan resultado.
- Pero este lo hará, tiene qué. – su mirada era una autentica resolución, creía realmente en lo que pensaba – no voy a permitir que le arruine la vida a mi hijo, conozco zorritas como ella y aparte es zorra vieja, es de las peores.
- ¡Así se habla Paula! – Cami tenía la suficiente confianza como para llamar a mi mamá por su nombre – esa lagartona jurásica no se quedara con el hombre más sexy de la ciudad.
- Si sabias que la lagartona jurásica solo tiene dos años más que nosotras ¿no? - a veces creo que Cami se olvidaba de su edad, era como si su mente se hubiera estancado en cierta edad, pero solo para ciertas cosas. – y si le dices sexy a mi hermano una vez más, se lo digo a tu queridito.
- Mi querido esposo sabe que tu hermano fue mi amor platónico, no es demasiado celoso – le resta importancia – además él sabe que ocupa cada una de mis fantasías.
- ¿Por qué todo el mundo cree que tiene la libertad de gritar a los cuatro vientos su vida sexual? – apenas empieza el día y ya me siento agotada – voy a tener que empezar a multarlos por cada insinuación que hagan del tema, al menos si me van a molestar planeo hacerme rica con sus bocas sucias.
- Cariño, eres una amargada – retiro lo dicho, papá a veces se equivoca y no dice lo correcto en el momento correcto – pero aun así te amamos.
Estoy a punto de responderle algo que no le gustara, pero soy interrumpida por Elena, quien entra como un pequeño tornado de adrenalina.
- ¡Ya es hora! – aplaudió con entusiasmo – van a tener un lugar especial lejos de los candidatos, pero las cámaras estarán allí en todo momento para grabar sus reacciones, sobre todo las tuyas Aleyda. Vamos, no queremos perder tiempo.
Toda la habitación estaba en pie y movilizándose a backstage, yo no quería ir y fui la ultima que se quedo en la habitación, Elena presintiéndolo regreso y me dio una mirada oscura desde la puerta.
- Puedo traer a los chicos de seguridad, parece que te gusta que te carguen – sus manos van al interior de su chaqueta y saca un celular de allí - ¿quieres que lo haga?
La miro fijamente, no daré mi brazo a torcer. Ayer dos gorilas me cargaron para llevarme hasta la sala de depilación mientras yo me retorcía y gritaba, ahora que lo recuerdo me da vergüenza, pero en ese momento no pensaba quedarme quieta y esperar la tortura, pero en realidad me depilaron con láser, asi que muy poco dolio. Lo que si no permiti fue depilación del bikini, ni siquiera yo he podido verme allí, nadie mas tiene el derecho de ver allí.
- Estoy a cinco segundos de presionar los botones correctos… - empieza a presionar la pantalla del celular.
- No me amenaces como a una niña, se que lo de ayer no fue lo ideal, pero no volverá a suceder – camino muy segura hacia la puerta y cuando estoy a punto de pasar junto a ella uno de mis tacones se dobla y casi me caigo de rodillas, pero Elena con sus super reflejos me toma del brazo.
- Cuidado, no queremos que te descalabres antes de tiempo – me ayuda a recomponerme, siempre he admirado tanto los zapatos altos, pero no nací para usarlos. – por cierto, un consejito; si no quieres que nadie te vea tus… partes intimas, deberías al menos hacerlo tu misma.
- Disculpa Elena, pero ese tema no lo tocaré contigo – comienzo a caminar sola, pero completamente consciente de cada paso que doy, no vaya ser que la próxima vez nadie este cerca para evitar que bese el suelo.
- Es solo un consejo, allá tu si lo tomas o no – grita a mis espaldas y yo sigo caminando todo lo erguida que puedo y sin parecer pata... Como si fuera tan afortunada.
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