~Las cosas habían mejorado.~

Ahora el imperio tendría a su nueva emperatriz.
Los Sanada desaparecieron, muy pocos pidieron perdón.
Simplemente no dejaron rastro.

Los ensayos y prácticas habían terminando, la nueva emperatriz sería coronada. Pero al parecer la noticia se propagó antes de tiempo.

~pero no todo perdura~

El imperio está siendo atacado, comenzando con las aldeas más pequeñas, tratando de tomar más terreno y llegar a palacio.

~familias separadas~

Los más fuertes se quedan a retener a los invasores, para que el resto pueda escapar.
Niños llorando, gritando a sus padres que fueran con ellos.
Madres suplicando volver encontrarlos.

~amigos~

–necesito que te vayas con ellos, estarán bien contigo– dijo desesperado.

–estas loco si crees que te voy a dejar– responde molesto.

–eso quería escuchar– susurra.

Al fondo lograron escuchar los pasos que se aproximaban. –cuento contigo, hermano– dijo cerrando las puertas, perdiendo le de vista, siendo a él quien capturan.

~si quieren vivir tranquilos, tendrán que pelear~

Todos los refugiados comenzaron a moverse, reclutaron más gente. Los clanes, se unieron a ellos con tal de recuperar el palacio.

~perdidas~

–no pude hacer nada, no logré llegar a tiempo– dices con lágrimas en sus ojos.
Aún sin creerlo la familia llora a su perdida.
Todos sorprendidos, guardaron silencio mostrando respeto.