Cap~25
Había despertado sentado en la misma terraza, recostando su espalda en una de las paredes. Le costaba mirar lo que tenia frente suyo, y ubicar en donde se encontraba, apenas y podía ver que estaba frente a su padre, quien veía un par de papeles. Los cuales le recordaron a los días en los que aún conservaba el patriarcado.
Cuando Takeshi se dio cuenta de su estado, dejo a un lado los papeles y puso su atención a su hijo.
Takeshi: tu turno.
Garu: ¿Qué? -frente suyo, se dio cuenta que había un tablero de ajedrez intacto, recién habían acomodado las piezas para jugar. Apenas y podía verlo. -¿Qué es esto? -dijo aún desorientado.
Takeshi: me sorprende que lo olvidaras, solías jugarlo con tu abuelo.
Garu: nunca le agrade a Osamu. -dijo agotado, sentía como su cuerpo se hacia cada vez más pesado. Se le hacia cada vez más complicado el tener que respirar. -siempre me vio como un bastardo.
Takeshi: ¿Por qué lo dices? -pregunto aún acomodando los papeles.
Garu: porque él me lo dijo. -dijo sin interés, como si estuviera acostumbrado a eso. -aún cuando todo fue un arreglo, él siempre me vio de esa manera.
Takeshi se detuvo a ver cada una reacciones en su rostro, la forma en la que lo dijo, le hizo recordar todo lo que tuvo que pasar. Sabia que no le quedaba mucho tiempo, y no quería esperar a que Garu estuviera en sus cinco sentidos.
Takeshi: lamento eso, eso también fue en parte mi culpa. -dijo llamando su atención. -no te di tu lugar, y empeore cuando caí en la codicia del clan. Fui el peor padre.
Por otro lado, le costaba poner atención a lo que decía, pero sin duda sus disculpas le afectaban. Cuando aún estaba vivo, no lo dejo disculparse, pensaba que si lo hacia caería en el mismo juego y que esta vez también lo haría su familia, quería dejar cerrar aquella herida, pero ahora que lo escuchaba no podía dejar de sentir que sus ojos picaban y su vista empeoraba.
Takeshi: Lo fui para ustedes, no vi lo que tenia y lo desperdicie, lo malgaste. -su voz comenzaba a ser más débil, ver a su hijo en ese estado y por su culpa le afectaba demasiado. -No fue tu culpa.
Su expresión había cambiado de repente, sabia a lo que se refería, pero de igual forma, no quería aceptarlo.
Takeshi: no fue tu culpa hijo, lo que paso ese día no lo fue, yo lo decidí. Si debía morir, que mejor forma que salvando a uno de mis hijos, ¿lo sabes, no? -dijo con una suave sonrisa.
Por los pasillos comenzó a escuchar de nuevo aquel eco, la manera en la que le hablaban y pedían que despertara, le hizo recordar la primera vez que las presencio, la vez que vio a Pucca en aquella habitación. Solo que esta vez las voces eran distintas. No eran sus amigos, ni familia. Eran sus hijos, que le llamaban, lloraban por él. Hasta el punto en que podía sentir un cosquilleo en sus oídos por la cercanía de las voces.
Takeshi: mira el tablero. -dijo tratando de llamar su atención. -Garu, mira el tablero.
Aún que sabia que no podría verlo, hizo lo que Takeshi le había pedido. Pero lo extraño, era que las piezas habían cambiado, de forma, en la que él estaba por ganar el juego. A su lado estaban aquellas hojas con un par de fotos, no podía identificar los rostros ni los nombres, pero le hicieron recordar al par de hermanos que los torturaron en el palacio.
Las voces se hicieron más fuertes, como si se estuvieran alejando de él. Por inercia miro a la dirección de la que provenían las voces, como si tratara de que se quedasen con él.
Takeshi: Garu. -su voz comenzaba a ser cada vez más distorsionada, como si se estuviera alejando.
Debido a eso, busco la presencia de su padre. Casi no podía verlo, aún que estaba a solo una pequeña distancia, su vista le impedía verlo con claridad. Por más que trato; su cuerpo no lograba moverse para poder alcanzarlo y tomar su mano, sus ojos derramaban las lagrimas que hace instantes se hicieron presentes. Las palabras no salían, pero quería gritar que se quedara con él.
Por otro lado, Takeshi, aún que no podía ver con claridad a su hijo, supo lo que quería hacer. Trataba de alcanzarlo. Sabia que comenzaba a despertar y por causa de ello su cuerpo comenzaba a fallarle debido al daño. No quería atrasarlo más, y para ello él debía irse primero; por una ultima vez miro a su hijo a los ojos, presenciando a un pequeño infante en busca de su padre, para el final ver al hombre en que se había convertido; uno fuerte, valiente, honorable, respetable y amoroso. Sus ojos de igual forma derramaban lagrimas, lo que entristeció aún más a ambos.
Para poder tranquilizar a su hijo, se despidió de él con unas simples palabras, teniendo la esperanza de que lo escuchara.
Todo comenzaba a ser cada vez más borroso, como si una luz blanca cubriera cada rincón impidiéndole ver. Debido a las pocas esperanzas, Garu se concentro en poder ver al menos una ultima vez a Takeshi. Presenciando como cada vez más se hacia menos visible, perdiéndose en aquella luz.
Llorando desconsoladamente, aquel lugar paso a ser blanco a una total oscuridad, solo estaba él, no había nadie más. A su alrededor comenzó a escuchar distintas voces, no sabia si se trataba de sus hijos, familia o amigos, no sabia, y no quería averiguarlo, porque aunque tratara no podía identificarlas, causando que tuviera un ataque de ansiedad. Su cuerpo ardía, picaba y dolía demasiado, y lo peor es que no podía moverse.
Las lagrimas habían desaparecido, y la necesidad de abrir los ojos le carcomía. Con miedo de hacerlo, comenzó abrir los ojos con mucho cuidado.
Frente de él, lo primero que miro fue un techo blanco del hospital, la bolsa de suero a su lado, y el sonido de las maquinas, temía porque fuera otra de las alusiones que había visto antes.
La única diferencia, es que antes de reaccionar, Pucca se acerco a él, llamando su atención por completo. Dándose cuenta que ojos comenzaron a retener las lagrimas, y con delicadeza se acercaba para abrazarlo.
Pucca: ya estas aquí. -decía en un tono de alivio cerca de su oído. -estas aquí.
Sin duda aquel rose que tenían le hizo reaccionar por completo, ya había despertado. Lo habían rescatado, estaba con su familia, estaba en casa.
Pucca: espera, iré por el doctor. -dijo de la misma, mientras salía de la habitación.
Para cuando Pucca volvió con el doctor, ella espero a un lado de la habitación, mientras observaba como le hacían el chequeo a Garu de su estado.
Doctor: esta estable, se a estado recuperando bastante rápido. -dijo mientras miraba a la pareja. -si continua así saldrá muy rápido del hospital.
Ambos de forma de alivio, asintieron a lo que dijo él hombre frente a ellos. Sin más que decir, el medico dejo la habitación para que ambos pudieran tener al menos un momento tranquilo.
Pucca: cariño, ¿Cómo te sientes? -dijo acercándose a su lado.
Garu: no puedo moverme. -dice de forma ronca y débil.
Pucca: trata de no hacerlo, te lastimaste el brazo. Tuvieron que operarte. -dijo con la esperanza de no alterarlo.
Garu: ¿Cuánto llevo aquí? -dijo mirando alrededor de la habitación, en busca de su hermano, pero solo se encontraba él y Pucca, en una habitación que al parecer era solo para él.
Pucca: casi dos meses. -dijo con miedo a su reacción.
Sin duda eso si que lo sorprendió, no esperaba que pasara tanto tiempo después haberse encontrado con Ring Ring.
Garu: ¿Dónde esta?
Pucca: salió hace dos semanas, también estuvo en coma, pero por suerte ya pudo salir de aquí.
Garu: que bien. -dijo tratando de mantener una sonrisa. -¿Cómo están?
Pucca: ellos están bien, ya quieren verte. No paran de hablar de ti. -mientras hablaba no dejaba de analizar las reacciones que tenia su esposo, al principio creía que se trataba de su recién despertar y lo complicado que le era analizar las cosas debido a su cansancio, pero cuanto más hablaban, podía ver que se encontraba intranquilo.
Pucca: Garu -en cuanto dijo su nombre, pudo ver que su mano comenzaba a temblar y evitaba mirarla a la cara. -cariño. -con delicadeza tomo su rostro con ambas manos, para hacer que la mirase. -cariño, háblame.
Aquello ultimo termino por alterarlo, lo que menos quería era afectarla y al parecer sus intentos por ocultarlo le fueron imposibles. Sin que pudiera evitarlo, las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos, cayendo una y otra vez por su rostro.
Garu: lo siento. -su voz cada vez era más ronca. Aún que quisiera, su mente no paraba de repetirle la misma escena. -no pude hacer nada.
Pucca: no, no lo es, eso no es cierto. -sin que pudiera evitarlo, de igual manera las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos. Ahora entendía porque Gura le advirtió sobre el daño que recibió. Verlo de esa manera la estaba matando.
Sin poder evitarlo, lo acerco a ella para que pudiera desahogarse y se sintiera tranquilo. Él en cambio, oculto su rostro entre su cuello y hombro, para ocultar su rostro y ahogar su llanto.
/Mientras tanto/
El medico que recién había hecho el chequeo medico a Garu, se había encargado de comunicar a Ryo de su estado y su recién despertar.
En cuanto se entero, decidió terminar el trabajo que tenia. Sin duda ser el representante del clan le era complicado, tanto que rogaba porque Garu se recuperara y retomara su lugar como patriarca, así terminaría con el estrés que esto le causaba.
Se dirigió lo más rápido que pudo hasta la casa del patriarca, para poder comunicarles a todos que Garu había despertado y del estado en el que se encontraba. Aquella noticia fue un gran alivio para todos, a lo que decidieron ir inmediatamente a verlo. Pero debido a las tareas que tenían, solo pudieron ir: Gura, Yoana, Sara y Ryo. Más tarde irían el resto a visitarlo.
Para cuando llegaron, todos se dirigieron a la habitación que le habían asignado a Garu. A tan solo unos metros de la puerta, todos se encontraron con Pucca que estaba saliendo por la puerta.
Ryo: Pucca, ¿Cómo esta? El doctor me dijo que despertó. -dijo emocionado por ver a su amigo.
No dijo nada, no podía sacarse de la cabeza la manera en la que despertó. Y sin duda eso les preocupo a todos.
Sara: Pucca, ¿Cómo esta mi hijo?
Pucca: esta dormido. Pensé dejarlo descansar.
Gura: ¿Qué paso ahí adentro?
Pucca: esta muy mal, piensa que es su culpa. -dijo con lagrimas en sus ojos y con la voz quebrada. No soportaba verlo de esa manera. -que... que todo esto es su culpa. P-piensa que causo todo esto.
Esas palabras le hicieron recordar a Gura las palabras que había utilizado Kyoko la vez que trato de enterrar la katana en su hermano, pero termino por matar a su padre, frente a él, frente a ambos. "Aún recuerdo ese día, el día en el que nos traicionaste y le diste la espalda a tu clan"
Pucca: logre calmarlo, ahora esta durmiendo.
Yoana: ven, vamos a la cafetería, necesitas descansar. -dijo mientras la abrazaba para que pudiera tranquilizarse.
Gura: ve con ellas. -pidió a su madre.
Sin replicar, Sara se dirigió con ambas para tomarse un descanso. Además no podía hacer nada, y lo que menos quería era molestar a su hijo, que sin duda, se merecía un buen descanso.
Ambos hombres esperaron a que ellas desaparecieran del pasillo, para poder dirigirse a la habitación de Garu.
Esperaron en el pasillo, mirando al interior de la habitación, a través de la ventana, viendo únicamente el cuerpo en aquella camilla, estaba tal y como había dicho Pucca. Se encontraba descansando, durmiendo de lo más tranquilo, un alivio era que al menos había salido del coma, y ahora solo descansaría un par de horas, hasta volver abrir los ojos. Pero lo que ninguno pudo dejar de pensar era la forma en la que había despertado. Rogaban en su interior porque lo superara.
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Hola!!!
¿Como se encuentran? Espero que bien. Jaja
Quería preguntarles si les gusta como va la trama.
Últimamente siento que no les gusta y que talvez debería dejarla.
En fin, espero sus respuestas en los comentarios.
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