Capítulo 9: Emociones Despertando
Estaban en ese pequeño mundo que comenzaban a construir cuando estaban juntos, hasta que tres golpes en la puerta los hizo volver a la realidad. Jungkook abrió y lo primero que vio fue el rostro molesto de su jefe, Kim Namjoon. Hoseok y Yoongi se habían encargado de contarle toda la historia entre su artista y el bendito Maestro, que resultó ser su vecino. Supo de sus peleas y los besos contra la pared. No es que él se opusiera a que Jungkook tuviera una pareja. No iba a ser la primera vez y era un hombre de mente abierta que había aceptado la homosexualidad del joven. Lo que le molestaba era, que no se lo hubiera informado. Él necesitaba estarlo, por si la noticia se filtraba y así poder manejar a la prensa, las fans y todo lo que implicaría que aquello saliera a la luz pública. Lamentablemente en Corea algunos fanáticos no se tomaban nada de bien que sus idols tuvieran pareja y peor sería si supieran que era un hombre. Por eso luego de escuchar de boca de Hoseok todos los acontecimientos del condominio y que el propio Yoongi le confidenciara que Seokjin o El Maestro tenía un interés amoroso bastante desarrollado por JK, estaba molesto.
—¡Hyung! Ya volvieron..., Seokjin y yo, digo el Maestro y yo, ya llegamos a un acuerdo y vamos a trabajar en el álbum.
—JK no me llames Maestro. Puedes continuar llamándome Jin. Sólo soy Jin.
—Seokjin-ssi, me preocupa la cercanía de ustedes dos... ¿el que sean novios no va a afectar el trabajo o el hecho que estén en constantes discusiones? Por cierto, Jungkook gracias por no informarme nada de esto—. Una sonrisa sarcástica iluminó el rostro del CEO que hizo a Jungkook enrojecer. Seokjin tampoco fue ajeno al sonrojo, luego de escuchar la palabra "novios".
—No somos novios hyung. Jin y yo...eh...tendremos una relación profesional. Y lamento no haberte dicho nada..., realmente en ese momento no era importante...Seokjin y yo sólo nos estábamos conociendo. Somos muy diferentes. Pero ahora hemos decidido que podemos trabajar juntos en el álbum y que, aunque seamos vecinos, nada más sucederá.
—Namjoon-ssi, no te preocupes...—continuó Seokjin—. JK y yo seremos muy profesionales. Nada de besos contra una pared. Nuestros minis estarán bien guardados por el momento...
Ante esas palabras, Jungkook peñizcó el brazo de Seokjin, pues era la única forma de mostrarle su enojo. Su rostro ahora palideció y quería que nuevamente la tierra se abriera a sus pies.
—¿Sus minis...?—. Namjoon que cada vez entendía menos...
—¿Y qué le pareció el estudio Yoongi-Nim? —cortó Jungkook—. Creo además que no nos han presentado adecuadamente.
—Lo siento Jungkook tienes razón. Todo es culpa de Jin. Mi nombre es Min Yoongi, soy ingeniero de sonido y hago las veces de vocero de este idiota. Puedes llamarme hyung, si te es más cómodo. Espero que podamos trabajar muy bien.
Jungkook en realidad quería saber si Yoongi era el amigo con quien Seokjin había pasado la noche y si ese "pasar" la noche había implicado sexo.
—¿Se conocen hace mucho con Jin? Imagino que son muy cercanos...
Yoongi que era un hombre muy sabio, pudo ver en el rostro del chico la desconfianza y ciertos celos en sus ojos.
—Somos amigos desde la secundaria. Nos conocimos en Estados Unidos. Somos casi de la misma edad. Sólo soy menor por unos meses. Y sí, somos muy cercanos. Jin es como un hermano para mí. Molesto hermano, pero ese es el nivel de nuestra relación. Siempre lo ha sido— agregó para que al mocoso no le quedaran dudas y detuviera esa cara de "no toques lo que es mío".
Y así fue. Esas palabras tranquilizaron al celoso Jungkook, aun cuando no reconociera esos sentimientos ni siquiera a su reflejo en el espejo.
Yoongi, además, le había sonreído de manera muy tierna. Y eso le agradó de su nuevo hyung. Era como un pequeño gatito. Y a él le gustaba molestar a los gatitos. Su estúpida línea de pensamiento fue abruptamente cortada por la voz estridente del Maestro-Vecino, Kim Seokjin.
—¡Estabas celoso JK! ¡Eres terrible! Primero te pones todo celoso del pobre de Lee Jong Suk que ni siquiera es gay y ahora estabas celoso de Yoongi.
—¡Yo no estaba celoso! ¡No seas ridículo! ¡¿por qué habría de estarlo?! Dijimos que sería una relación de trabajo, no metas los celos aquí.
Namjoon alzó una ceja. Hoseok carraspeó y Yoongi tuvo que mirar hacia otro lado para disimular la risa. ¡Esos dos! Eran como un cortocircuito donde las chispas saltaban hacia todos lados. Irradiaban una energía que si se canalizaba hacia la música...lograrían un álbum épico. La única duda que todos tenían era si realmente podrían llegar a concentrarse tan solo en la música.
—¡Ya apareció mi vecino enojón! JK tanta energía acumulada otra vez...
¿Estás seguro que no quieres que Mini Jin...
—¡Basta Seokjin! ¿Tu ocupada agenda no dice que tengas que hacer algo justo ahora?
—Tienes razón. Tengo que dar una clase.
—Sigo sin entender quiénes son esos Minis........ Acotó Namjoon tan inocente y confundido, el pobre...
—Hyung. —. Hobi miró a su jefe derrotado—, no preguntes. Es mucho
mejor no saber.
Yoongi se despidió de todos muy cortésmente, todavía conteniendo la risa y comenzó a arrastrar a Seokjin fuera del lugar antes que dijera más idioteces.
—Fue un placer conocerte Nammie... ¿puedo llamarte así verdad? —
Namjoon se quedó con la boca abierta y no contestó—. Y ya sabes, no puedes revelar mi identidad. Pueden anunciar que trabajaré con JK, pero nada de nombres. Jungkookie. te veo hoy en yoga—una de sus encantadoras y sonoras risas retumbó en la sala —¡Cómo me encanta decir eso!
Ninguno dijo nada ante eso. Yoongi siguió arrastrando a Seokjin hacia la salida, acompañados por Hoseok.
Namjoon que seguía estupefacto, murmuró un leve "te veo más tarde Kookie" mientras que a Jungkook se le comenzaba a formar una pequeña sonrisa en su rostro. Seokjin era incorregible, pero también adorable.
Cuando quedó solo, por primera vez tomó conciencia de lo que había pasado. Había conocido al Maestro y había resultado ser Seokjin.
Jungkook no creía demasiado en esas cosas del destino y de cómo los hechos de tu vida estaban escritos, pero se preguntaba cómo es que todos había terminado de esa manera. Recordó cuando Hoseok le mostró varias alternativas de mudanzas. Su anterior departamento era pequeño y poco seguro y junto con Namjoon decidió que era hora de comprar uno. Estuvo a punto de elegir uno en Gangnam, pero no tenía tanta seguridad como el de Hannam Hill, donde finalmente llegó. Cuando Hobi le mostró las fotos del departamento que había pertenecido a una actriz famosa le gustó. Había que cambiar la decoración y los muebles, pero era grande y con una preciosa vista a la ciudad. Por eso sin dudarlo, lo compró, porque además le permitiría tener un pequeño estudio donde trabajar. ¿Destino? ¿Coincidencia? Difícil saberlo. Simplemente había llegado a vivir frente al Maestro sin saberlo y sin proponérselo. ¿Era esa una señal?
Tampoco podía apartar el hecho que a pesar de toda la irritación que provocaba en él la forma de ser extravagante de Seokjin y las críticas a su forma de cantar y de carácter, se sentía poderosamente atraído por él.
Esos besos no habían sido sólo producto del alcohol. Lo había deseado y aún deseaba besar su boca.
¿Y ahora qué es lo que debía hacer? Seokjin había aceptado trabajar profesionalmente. Pero aún era extraño para JungKook aceptar que el Maestro, ese hombre misterioso al que admiraba profundamente, era su vecino ciego de enfrente. Aquel que horneaba cup-cake y que combinaba fatalmente el verde con el rosa. Ni siquiera estaba tan enojado por no habérselo dicho. Algo en la personalidad de Jin hacía que Jungkook no pudiera odiarlo, al contrario, sentía que cada vez caía más a sus pies.
Todavía más, sabiendo ahora, que era el mejor compositor de Corea.
Seokjin por su parte no fue capaz de ir a dar su clase, pues los nervios lo habían consumido por completo. Llamó al colegio y se disculpó. Por lo tanto, Yoongi pagó las consecuencias, y ahora lo tenía instalado en su departamento.
—Jamás debiste besar al mocoso si finalmente ibas a trabajar con él. Te lo dije Seokjin. Esto será peligroso. Ustedes están al límite.
—JungKook no está interesado de la misma forma. Me pidió que no hubiera más besos. Yo no le gusto. Dice que hay sentimientos, pero no creo que realmente sienta algo especial por mí.
—Voy a decir una estupidez, pero es así: ¡estás ciego! Ese chico está babeando por ti. Todo lo que quería saber era si habíamos tenido sexo anoche. Su lenguaje corporal lo delata. Todo el tiempo te estuvo mirando y sonreía a pesar de todas las estupideces que dijiste.
—¡¿Y cómo voy a saber todo eso, si no puedo verlo?! Eso es lo peor Yoongi, por primera vez en veinticinco años, desearía poder ver. Quiero saber que mirada tiene Jungkook cuando está frente a mí. Esa mierda que dices de lenguaje corporal. Yo puedo sentir su vibración..., pero puedo estar equivocado.
—Seokjin..., pensé que el chico armaría la tercera guerra al enterarse que le habías ocultado que eras el Maestro y no te tomó más de media hora convencerlo... ¿Por qué crees que pasó?
—Porque soy el maestro y eso es todo lo que le importa...
—¡Ahhhh!, que terco. Estoy seguro que dice que no quiere besarte, pero por dentro debe estar deseándolo. Escucha, siempre he sido tus ojos y esta vez no me equivoco. Le gustas, tú. Kim Seokjin. Su vecino loco. Y el plus es que eres el Maestro. Debe estar feliz, todo en un paquete. El chico guapo y el hombre que admira. Es tu oportunidad de ser feliz. De amar y ser amado como lo mereces.
Seokjin no estaba tan seguro de todo eso. Podía haber una atracción entre ellos. Hasta podían terminar teniendo sexo. Pero ¿y luego? ¿Sería cómo otras veces en que sus parejas que no eran ciegas terminaban aburridas por las limitaciones de Jin? Tal vez Yoongi exageraba, pero ¿y si no?
—No digas tonterías...no quiero ilusionarme..., Jungkookie me gusta tanto...es tan enojón y tiene una cosa posesiva...que me encanta.
—Pensé que tú eras dominante. Y que te gustaba someter a tus chicos.
—No hablo de sexo Yoongi. Me da igual si me la quiere meter..., Yo haré que ame a Mini Jin dentro de él...
—¡Yaaa!, no quiero detalles. Y deja de ponerle sobrenombres a tu pene.
—El de él se llama Mini JK.
—Dije...no quiero detalles...
El resto de la tarde Seokjin y Yoongi se dedicaron a trabajar en pistas para JK. El trabajo comenzaría al día siguiente y él todavía ni siquiera le decía su itinerario. Sólo esperaba que su Jungkookie no se fuera enojar...
Eran las ocho de la noche, cuando Seokjin llegó al condominio. Se puso su ropa deportiva, pues debía dar su clase de yoga y seguro como el infierno, que Jimin y Tae estarían en el gimnasio, no sólo por la clase, sino para saber los detalles de "la revelación". Sí, ellos sabían que Jin era el Maestro y había sido muy difícil no decirle a Jungkook durante todo ese tiempo.
Finalmente, media hora más tarde, Seokjin se presentó en el gimnasio. Pudo escuchar los gritos de Jungkook reclamándole a Tae y Jimin por no haberles advertido y como éstos se disculpaban culpando a Jin por no haberle dicho la verdad desde el principio.
—¡¿Podrían bajar la voz?! ¡Sus gritos se escuchan desde afuera! ¡Todo el maldito condominio va a saber que soy el Maestro!
Los tres se callaron al instante. Era tan raro ver a Jin enojado. Y más aún porque tenía razón.
—¡Yo les pedí a los chicos que no te dijeran nada! Pensé que lo habías entendido allá en tu agencia. ¡No me interesaba trabajar contigo!, ¡no le digo a nadie quien soy realmente...y luego te quise conocer y que me conocieras tal como soy! No como ese Maestro idealizado tuyo que tenías dentro de tu cabecita. Y ahora finalmente te lo conté y además voy a trabajar contigo. ¡No tienes nada que recriminarle a Tae o a Jimin!
Jungkook se sintió fatal. Era la primera vez que Seokjin le hablaba así, tan golpeado y serio y además tenía razón. Sus amigos no tenían la culpa. Sin quererlo hizo un puchero y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¡Oh por dios Seokjin, hiciste llorar al niño! —le recriminó Jimin que corrió a abrazarlo.
Seokjin entonces, escuchó el llanto de Jungkook. Comprendió que probablemente no sólo lloraba por la dureza con la que lo había tratado, sino que también por todo el estrés del día. Sabía que no había sido fácil enterarse que él era el Maestro. Y aun así y a pesar de su enojo inicial, al final lo había aceptado. Claro que no era fácil. Y todavía le había hecho caso y estaba en su clase de yoga. ¡Era tan lindo!
Guiado por la voz de Jimin que consolaba a Jungkook y por sus pequeños sollozos, caminó hasta ellos. Jimin se apartó y dejó que Seokjin envolviera en un abrazo a Jungkook que gustoso lo aceptó.
—No quise gritarte JK y tampoco engañarte. No llores por favor. Sé por qué estás así. Todo ese estrés acumulado. En parte soy responsable. Por haberte hecho esperar tanto por mi respuesta. Lo siento. Sólo quería estar seguro que necesitabas mi ayuda. Que podríamos trabajar juntos, que me escucharías. Pero ahora ya no hay nada que ocultar y ahora solo nos dedicaremos a trabajar en tu álbum. ¿Está bien?
Un pensamiento nublaba su mente y corazón. Deseaba en ese momento poder ver. Saber si JK seguía triste. Puso su mano sobre el rostro de este, esperando que no se asustara. Contrario a lo que pensó, Jungkook entendió. Guio su mano hasta sus labios, donde una sonrisa se había formado. Y luego besó los dedos de Jin.
Jin suspiró y sin importar que Tae y Jimin estuvieran ahí, sin importar que tuvieran una relación sólo profesional, lo besó. Besó a Jungkook porque en su corazón sabía que lo necesitaban. Mañana podrían fingir que nada pasaba entre ellos y que sólo eran artista y productor. Mañana él se concentraría en su objetivo final. Hacer que las emociones fluyeran a través de la música y el canto de Jungkook. Pero eso sería mañana.
Ahora era Jin besando a JK, su lindo vecino. Sus dientes mordiendo suavemente el labio inferior, para saborear con su lengua el dulce sabor del chico del cual comenzaba irremediablemente a enamorarse.
Jungkook por su parte lo aceptó. Mañana él podría negarse a cualquier avance amoroso que intentara hacer Jin. Mañana el trabajaría con el Maestro y harían un gran álbum. Mañana. Ahora él solo quería perderse en la dulzura del beso, en las manos tibias con las que Jin sostenía su rostro, mientras recorría con su lengua su boca. Eso era todo lo que había necesitado durante el día y ahora al fin lo obtenía.
—Si quieren nos podemos ir....Tae tímidamente tomaba a Jimin de la
mano para sacarlo de ahí.
El beso terminó. JK acaricio el rostro hermoso de Seokjin que le sonreía y luego miró a sus amigos.
—No, no se vayan. Vamos a tener nuestra clase. No vamos a perder la oportunidad de que el gran Maestro nos haga una clase de yoga.
Todos rieron. Seokjin suspiró y retomó su personaje, guardando en su corazón el que tal vez sería el último beso entre él y Jungkook.
—Vamos a empezar con ejercicios de respiración.
Jungkook cerró sus ojos y pensó si esa misma oscuridad era lo que Seokjin "veía". Siempre olvidaba su ceguera, pero ahora, al dejar su mente en blanco, no pudo evitar sentir escalofríos. Y se dio cuenta que no sabía nada de su vecino. Sólo lo que Jimin y Tae le habían contado sobre el accidente. ¿Qué sentiría realmente Seokjin, cada día al despertar en oscuridad?
Por primera vez en su vida, intentó sentir y pensar en las emociones de otro. Y sintió curiosidad y una abismante necesidad de saber más de Jin. Su boca todavía hormigueaba por el beso necesitado de hacía unos minutos. Un montón de sensaciones lo llenaban en ese momento.
Algunas que nunca había sentido. Porque Jungkook nunca se había enamorado. Desconocía esos sentimientos profundos. Y ahora de pronto querían brotar en su corazón. Volvió a poner su mente en blanco, mientras escuchaba las instrucciones de su bonito profesor de yoga, que parecía mirarlo intensamente, aun cuando sabía que era imposible para un ciego.
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