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Capítulo 4: La clase de Yoga

Dos semanas había pasado de la famosa fiestecita, que había terminado cerca de las cinco de la madrugada, según le había contado el propio Seokjin a Jungkook.

No habían sido días fáciles para el cantante. Había tenido un par de entrevistas para medios estadounidenses que lo habían estado presionando acerca de su nuevo álbum y la posibilidad de llegar al N° 1 de Billboard. Jungkook hubiese deseado hablar de aquello, pero no tenía la menor idea de qué hacer. Por lo que sólo había hecho algunos comentarios en forma general, no dando ninguna pista concreta sobre su nuevo material.

Namjoon ya le había hablado de trabajar el concepto de madurez y adultez. De hecho, lo había obligado a leer Demian de Herman Hess cinco veces, pero él no se convencía. No era exactamente cómo quería tratar el tema. Era verdad, había dejado atrás su niñez y sus canciones románticas, llenas de amores posibles e imposibles, pero ahora no sabía cómo dar el salto. Si bien el productor estaba trabajando en algunas melodías y Jungkook hacía lo propio nada parecía convencerlo. Sabía que no podía dejar pasar más tiempo, pues había una gira que realizar, fechas que dejar resueltas..., pero la verdad era que algo le incomodaba. Y era horrible no poder descubrir que era.

Durante esas dos semanas, cada mañana, se había encontrado con su vecino, "Kim-entrometido-Seokjin", quien, al parecer, tenía la manía de salir a caminar muy temprano. Jungkook por su parte iba al gimnasio, por lo que era inevitable encontrarse con él. El problema era que todos esos pensamientos acerca de ser buenos vecinos y bla, bla, bla que tuvo la primera noche que pasó en su nuevo departamento, se habían esfumado. Seokjin era in-so-por-ta-ble.

Ahora mismo estaba mirando por el rabillo del ojo de su puerta, para ver si el pasillo estaba desocupado. No quería encontrar a Kim. Era como un mosquito a su alrededor. Cada vez que se topaban, Seokjin lo sometía a un amplio interrogatorio, sobre cómo había estado su día, si ya estaba planeando las nuevas canciones, incluso qué había comido al desayuno. Eso podría ser tomado como una preocupación genuina, el problema era que a cada respuesta de Jungkook, su vecino tenía un comentario o "sugerencia" que hacer.

—Jungkook..., ya debemos irnos. Namjoon-nim nos espera. Son las ocho. Seokjin no vuelve aún de su paseo, estoy seguro. Por favor...— Hoseok sabía la molestia que le causaba a su amigo y protegido, pero realmente ellos debían ir a la agencia y no podían esperar a no cruzarse con él en el camino.

—Creo que ahora podemos salir. Está todo en silencio. Seguro como dices, que todavía no vuelve—. Tomó su mochila y abrió la puerta. En ese momento y para su mala suerte, se abrió la de enfrente. Jungkook se quedó paralizado.

—¡JK! Nos volvemos a encontrar. Cuéntame, ¿qué harás hoy?, ¿vas al gimnasio?

—Buenos días, Jin. No voy al gimnasio, debo ir a trabajar. ¿Y tú? ¿no diste tu paseo habitual?

—Hoy no. Me dolía un poco la espalda. Entonces vas a trabajar...y bien ¿Qué has pensado para tu nuevo álbum?

—Estoy trabajando en eso... y si me disculpas ya voy atrasado. Debo grabar algunas cosas hoy...

—¿Puedo visitarte más tarde?, soy bueno escuchando, tal vez podría darte algunos útiles consejos sobre lo que estás trabajando. También puedo darte algunos consejos sobre cómo cuidar tu rostro. Leí que tenías una piel delicada. Soy muy bueno cuidando la piel. Si quieres puedes acariciar mi bello rostro y te darás cuenta de que luce como la de un bebé.

—No gracias. No quiero acariciar tu... bello rostro—esto último lo dijo con evidente sarcasmo—Agradezco tus desinteresados ofrecimientos, pero estaré todo el día en la agencia.

En ese momento, Hoseok salió, pues se había devuelto a buscar su teléfono y los encontró a ambos. Se puso tenso. Siempre que esos dos estaban juntos, un ambiente bélico se producía a su alrededor y a Hobi no le gustaba estar en medio.

—Kook. Llamó Namjoon-nim. Dice que volvió a llamar a Min Yoongi, para solicitarle la entrevista personal con el Maestro. Le devolverá el llamado. Creo que sería bueno estar allá. Uno nunca sabe, tal vez el hombre quiera habla contigo.

La risa de Seokjin interrumpió a Hoseok.

—¡¿Maestro?! ¿Maestro de qué? Yo creo que estás un poquito mayorcito para volver al colegio ¿no JK?

JungKook quería asesinarlo. ¿Por qué tenía que estar siempre en medio de su camino y opinando de todo? Y además sin saber nada.

—¿Por qué eres tan entrometido? No tendría por qué contestar, pero el Maestro es un gran productor coreano, incluso ganó un Grammy...

—¿Y tú porqué siempre que te pregunto algo, contestas de forma tan amorosa? Eres tan mal genio JK. Tu rostro se va a arrugar. De todas formas, ya sabía a qué Maestro te referías. Sólo bromeaba. He oído sobre ese idiota.

Jungkook se indignó. Cómo se atrevía Jin llamar idiota al gran Maestro.

—No puedes referirte a él de esa forma...el Maestro es un genio.

—"El Maestro "—he hizo el gesto de las cremillas—es un idiota, primero por llamarse Maestro y segundo por andar todo misterioso, sin que nadie sepa quién es.

Bueno, Seokjin tenía un punto, porque JungKook concordaba con él. Pero no se lo iba a reconocer.

—De todas formas, no es asunto nuestro cómo el Maestro quiere darse a conocer. Ahora me tengo que ir. Podría llamar mientras pierdo el tiempo hablando contigo. Si él acepta trabajar conmigo va a ser la mejor noticia que reciba.

Seokjin se quedó en medio del pasillo sin moverse, pensando en las últimas palabras de Jungkook. ¿Por qué le daba tanta importancia a trabajar con el famoso Maestro? El chico tenía talento, eso era seguro, solo le faltaba descubrir sus emociones y poder transmitirlas. No necesitaba al Maestro para eso. Él mismo se lo podía decir.

Jungkook llegó a la agencia y se encerró de inmediato en el estudio. Ni siquiera había ido a ver a Namjoon, pues no quería escuchar una nueva negativa del Maestro. Si tan solo él pudiera hablarle, estaba seguro de
que podría convencerlo. Era estúpido, pero sentía una conexión con ese hombre. Cada vez que escuchaba alguna de sus canciones, sentía una mezcla de emociones difíciles de explicar. ¿Sería así para todos los que trabajaron con él? Cerró sus ojos y no supo porqué, apareció Jin en su mente. Su vecino también le provocaba emociones, pero...negativas.

Muy dentro de su corazón sabía que en cierta forma lo envidiaba. Siempre tan alegre y resuelto. A diferencia de él, que era un amasijo de dudas y sentimientos confusos.

—Sabía que estarías aquí. Min Yoongi llamó. Me temo que el Maestro estará fuera de Corea por dos semanas y no puede hablar con nosotros.

Jungkook suspiró. Por un momento pensó que Hoseok le traía buenas noticias.

—Pero...—continuó Hoseok—, él prometió que cuando regrese te dará una respuesta definitiva, pues está considerando la posibilidad de trabajar contigo.

El rostro de Jungkook se iluminó. Entonces había una esperanza. Sabía que retrasar dos semanas más el inicio del disco era una locura, pero si existía la posibilidad...

—¿Y qué dice Namjoon-hyung?

—Jungkook...sabes lo que él piensa. Está preocupado, porque no quiere que tu disco salga junto a algunos artistas americanos. Deben comenzar cuanto antes. ¿Por qué no trabajas con él en el concepto? Si el Maestro acepta producir una canción, ya tendrán una base. El tiempo se acorta...

—Lo sé. Iré a hablar con hyung ahora, para comenzar a trabajar en el disco y el concepto. Haré lo que él me diga. Al menos, el hombre lo está pensando. ¿Qué lo habrá hecho cambiar de opinión?

—No lo sé. Creo que es un hombre caprichoso. Namjoon está preocupado y si ha insistido, es sólo porque sabe que para ti es importante. Está preocupado por ti Kookie, igual que yo. No te ves bien ... realmente, ¿qué pasa contigo? Te he notado mal humorado y tenso estas últimas semanas.

—Es culpa de Jin.

—Vamos Kook, tu vecino puede ser un poco molesto, pero no puede ser la causa de todo esto..., y si tanto te incomoda, podemos buscar otro lugar para vivir.

—No Hobi-hyung, lo siento. No quiero molestar con otro cambio. Tienes razón. No puedo ser tan infantil. No te preocupes, de ahora en adelante sólo me preocuparé de mi disco.

Jungkook se levantó de su puesto de trabajo y caminó hacia la oficina de Namjoon. Todos tenían razón, no podía estar esperando eternamente a ese hombre. Empezaría a trabajar y si respondía que sí, sería maravilloso, si no, la vida seguiría.

—Ya le dije que estabas fuera de Corea. ¿Puedo saber por qué cambiaste de opinión? Porque te conozco tan bien, que sé que a la larga le dirás que sí.

—Lo estoy pensando Yoongi. Es verdad lo que te dije. Sabes que Jeon no me convence, pero han insistido tanto...si logro pensar en alguna idea, lo haré.

—Lo siento. No te creo. Creo que hay algo más y que no me dices. Pero está bien. No te voy a presionar. Sólo decídelo pronto. Tengo otras peticiones de trabajo y no voy a hacer nada, mientras no decidas este tema.

—Dos semanas Yoongi. Dame sólo estas dos semanas y lo decidiré.

Tal como había ocurrido hacía algunas semanas, cuando su mejor amigo y representante, Min Yoongi le había comentado sobre la posibilidad de trabajar con el cantante Jeon JungKook, se había negado a hacerlo; ahora frente a la insistencia del chico y del dueño de su agencia, también debió negarse tajantemente. No le gustaba el joven. Tenía una bella voz, pero carecía de emoción y eso le disgustaba. En ese momento había estado muy seguro de su decisión. Sin embargo, ahora..., se había dedicado los últimos días a escuchar toda la discografía del joven y reconocía algo...Sabía que detrás de ese buen trabajo estaba la mano de Kim Namjoon, a quien no conocía personalmente, pero admiraba. A pesar de aquello..., seguía sin llegarle al alma. Y no sabía por qué. Tal vez necesitaba verlo actuar. Posiblemente en su expresión corporal, podría encontrar esa emoción que no encontraba en sus hermosas vocales.

Por otra parte estaba el chico, que insistía e insistía. Estaba en una encrucijada. Porque sabía que era muy joven y no quería decepcionarlo. Por eso se había dado un plazo para ver qué hacer.

Eran cerca de las nueve de la noche, cuando llegó a su casa. Estaba cansado, junto a Namjoon y el director de arte, habían trabajado en una imagen inicial para su nuevo álbum. Estaba medianamente satisfecho. Debía comenzar a trabajar en las canciones. Lugo se reuniría con Nam y los otros productores y comenzarían a construir el álbum. Hoseok había salido con unos amigos, pero él no había querido acompañarlo. Su amigo Eun-Woo también lo había llamado para salir, pero también se había negado. No tenía ánimo de nada. Fue en ese instante, que su timbre sonó. Cerró los ojos...si era Seokjin, simplemente no lo soportaría.

—Hola Jungkook—Jimin estaba en su puerta con una bonita sonrisa y con ropa deportiva.

—Hola Jimin, ¿Cómo estás? No te había visto, desde la fiesta...

—Oh, es que estamos en pretemporada. Hemos tenido muchos ensayos. Prácticamente vivo en el Teatro, por eso no me he visto mucho.

Jungkook entendía. Jimin era el bailarín principal de su compañía. Y había escuchado que trabajaba muy duro. Lo había buscado en internet y la crítica lo adoraba por su talento y sutileza. Había visto una pequeña actuación en YouTube realizando una performance donde parecía un cisne negro deslizándose suavemente por la pista.

—¿Quieres entrar? —. Tal vez sería bueno hablar un rato con alguien de su edad y que podía entender su propio cansancio.

—En realidad te venía a invitar. Vamos a hacer una clase de yoga en el gimnasio en unos minutos más. El señor Lee me dijo que habías llegado y pensamos en invitarte.

—"¿Pensamos?" —preguntó Jungkook.

—Claro, nuestro grupo...ya sabes, Jisoo, Tae y Jinnie...

Jinnie..., seguro se refería a Seokjin. Eso lo hizo dudar acerca de la oferta de Jimin. Pero, por otra parte, tampoco podía aislarse de esa manera. Y una clase de yoga, no sería mala idea.

Invitó a Jimin a pasar y rápidamente fue a su cuarto, para cambiarse por ropa cómoda. Diez minutos más tarde entraba junto a su vecino al gimnasio. Efectivamente ahí se encontraba Jisoo, Tae y...Seokjin. Este último lucía unos pants rosados casi fluorescentes, y una vieja camiseta negra. Tenía puestos unos lentes también rosados. "¡Tan ridículo"! pensó.

—¡JK, viniste! Sabía que Jimin podría convencerte. Bienvenido a nuestra clase de Yoga. Te prometo que te sentirás mucho mejor cuando salgas. Puedes acomodarte al lado de Jisoo. Estoy seguro de que ella estará feliz de ayudarte con las instrucciones. ¿Has hecho yoga alguna vez?

—Les agradezco la invitación y la verdad es que nunca he tomado una clase. Espero que el profesor sea comprensivo.

—No te preocupes, lo soy—contestó muy suelto de cuerpo Jin. Fue en ese momento que el rostro de Jungkook cayó.

—¡¿Tú eres el profesor?!... ¿acaso sabes lo que haces?

—¡Me ofendes JK!, una vez más..., pero claro que sé lo que hago. Tengo un certificado que me acredita como tal. A ti que te encantan los maestros, puedo asegurarte de que yo, lo soy.

Media hora más tarde, Jungkook sentía que su cuerpo pesaba una tonelada. Se sentía agotado, pero...feliz. No podía negar que Jin era un gran profesor. Lo había guiado, ayudado a estirar y respirar. Le había enseñado a poner su mente en blanco, por lo que el disco, el Maestro, los pantalones fluorescentes de Jin y el hecho que fuera su irritante vecino se habían esfumado de sus pensamientos.

Luego de terminar la clase, Jimin y Taehyung lo invitaron a su departamento para comer algo, pero estaba tan cansado que se negó.

Los chicos salieron, al igual que Jisoo. Solo quedó él y Seokjin, que se había quedado un momento meditando.

—No te quedes ahí parado. Siéntate y medita conmigo. Ayudará a que duermas mejor y a concentrarte de mejor forma.

Jungkook fue obediente. Hoy su vecino lucía diferente. A pesar de su llamativa vestimenta, estaba calmado, no como otras veces en que lucía con las revoluciones a mil.

—De verdad te agradezco esto. En realidad, lo necesitaba.

—Siempre estás tenso JK y eso te hace un chico muy malhumorado y eres demasiado joven y lindo para estar así.

—Tú no sabes si soy lindo.

—Bueno, todos lo dicen. Que eres muy guapo. Y Jimin y Jisoo están todo el tiempo diciendo lo bello que te ves..., entonces no creo que seas feo.

Aunque hasta que no lo vea por mí mismo, no estaré seguro.

—¿Y cómo podrías saberlo?

—Tendría que tocarte—. Jungkook no supo porque sintió que su corazón latió un poquito rápido. Seokjin había usado una voz muy sensual para decirle eso. Y sin pensarlo sólo lo dijo.

—Hazlo.

Seokjin se sorprendió. Su relación con el cantante no era la mejor. Sabía que JungKook se incomodaba por su personalidad entrometida y por los comentarios que le hacía. Ya estaba sorprendido que no hubiera huido al darse cuenta de que él era el profesor y ahora, le había dado el pase para que "lo tocara". Se puso nervioso. En realidad, a diferencia de lo que decían las películas de Hollywood, al tocar el rostro de una persona no podía darse cuenta cómo era. Simplemente tener una noción de sus rasgos y si su piel estaba sana o no...Nunca lo hacía con nadie. Sólo había tocado a sus amantes, pero en la cama y en otras circunstancias...La verdad era que había querido provocar a Jungkook y nunca imaginó que este aceptara.

Jungkook por su parte intuía, que "el tocar" se refería a su rostro y que como en las películas, Seokjin recorrería su rostro con sus manos. Se puso nervioso. ¿Qué había dicho? Era extraño, pero la clase de yoga lo había dejado un poco atontado y simplemente había dicho "hazlo".

Entregado, cerró sus ojos...y esperó. Pronto las manos de Seokjin comenzaron a recorrer su rostro. Eran suaves y estaban tibias. Primero por su frente, sus pómulos. Se tensó cuando llegó a su nariz. Siempre había estado incomodó con su nariz. Estaba con el corazón acelerado, cuando Seokjin comenzó a reírse.

—Bueno JK, definitivamente necesitas un tratamiento para tu piel y tu nariz... creo que es un poquito grande...

—¡Pero de qué estás hablando! Pensé que ibas a "verme". Seokjin comenzó a reírse todavía más...

—JK, eso es imposible. Has visto demasiadas películas románticas sobre ciegos. No puedo "verte" —hizo el gesto con sus dedos—con mis manos.

¿Cómo podría saber si eres guapo? Sólo estaba bromeando contigo... Jungkook se sintió como un idiota...y entonces la indignación lo atacó.

—Eres un imbécil. ¡Ya crece Seokjin! —se paró bruscamente. Seokjin también lo hizo, pero no previó que Kook lo empujaría.

—¡Oye no te enojes! Solo era una broma, pensé que te negarías. Tienes muy poco sentido del humor. Y además era un mal educado. Empujaste a un hombre ciego.

—No te soporto Seokjin, ¡eres tan patético! —Y salió furioso del gimnasio.

Jin se quedó ahí, en medio del gimnasio. Tal vez había ido demasiado lejos. Le gustaba provocarlo, pensaba que, de esa manera, Jungkook lograría sacar todas esas emociones que guardaba. Sin embargo, no había considerado, que también en el intento, podría herir a su lindo vecino. Sí porque para él, JK era lindo.

Salió tras él, pero no lo encontró. Subió hasta su piso y tocó a su puerta, pero Jungkook no contestó. Tras algunos minutos de intento..., nada consiguió. Se rindió y fue a su departamento. Mañana hornearía unos pastelitos, para disculparse con su lindo vecino.

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