Capítulo 19: Te Atraparé Si Te Caes
Ni siquiera se había percatado que faltaba apenas una semana para Navidad. Entre la preparación de la gira, presentaciones en shows de televisión y millones de entrevistas, Jungkook había olvidado por completo que las festividades de fin de año estaban a la vuelta de la esquina.
En este último mes, algunas cosas habían cambiado. A pesar de no ser empleados de BigHit, Yoongi y Seokjin tenían sendos nuevos estudios en el edificio de la empresa para trabajar, por lo que ahora, Jin había dejado absolutamente sus clases de braille y piano y se dedicaba única y exclusivamente a componer. Para su Kookie, para su JK, bueno tal vez también estaba trabajando en algunos temas que Jisoo y Chanyeol le habían pedido, pero era porque eran sus amigos. Él había sido claro, sólo trabajaría para su adorable niño.
Debido a lo anterior, cada mañana se despertaban juntos, en cualquiera de los dos departamentos, se besaban, se tocaban y si era temprano, hacían el amor. Luego se duchaban juntos, tomaban desayuno juntos y se iban a trabajar juntos. A menos que JK tuviera algo más en su agenda. En tal caso, Jin se quedaba enredado en las sabanas.
Jimin y Taehyung se burlaban mucho de ellos, porque parecían "una pareja de casados" según le decían y ellos simplemente se limitaban a sonrojarse y hacer callar a sus amigos. Porque era muy pronto para hablar de compromisos mayores. Ellos aún estaban en la hermosa etapa del enamoramiento puro, de conocerse y todo lo demás. Estaban seguros que se amaban mucho, muchísimo, casi que les era difícil respirar sin el otro, pero todavía no querían ponerle un título tan formal a su relación. Por lo mismo, mantenían sus departamentos y muy de vez en cuando dormía cada uno en su propia cama.
Probablemente debido a todos esos cambios, era que Jungkook había olvidado que las festividades estaban cerca. Lo recordó, cuando su novio entró como un torbellino a la sala de ensayo y gritó a todo pulmón:
—¡NO ESTOY LISTO PARA CONOCER A TUS PADRES!
Jungkook cayó sobre sus pies, justo en el momento que daba una vuelta de su coreografía y miró con furia a Jin. Lástima que no sirviera de nada, pues su novio no lo podía ver. Pero él sabía cómo hacerle saber su disgusto por interrumpirlo de esa manera.
—¡Kim Seokjin! Casi haces que muera del susto—un nada sutil pellizco en el brazo del compositor hizo que se diera cuenta, que su fierecilla estaba enojada.
—¡JK! ¿Qué dijimos de los pellizcos? Además, tú no entiendes. Ellos tal vez no me van a querer—. Entonces lo hizo, el adorable puchero, que hacía a Jungkook derretirse.
—Bebé..., mis padres ya te quieren. Y te admiran mucho. ¿Por qué no iban a quererte?, además Jinnie, no puedes interrumpirme mientras trabajo...
—Lo siento, es que Yoongi me echó de la sala de grabación. Desde que Namjoonnie le dijo "es toda tuya" se lo tomó tan literal...y no quería ir a mi estudio..., no quería estar solito. Además, estoy nervioso. Nunca he conocido padres...
Jungkook se echó a reír. Habían decidido pasar la Navidad en Busan. Por primera vez se presentarían frente a los Jeon como pareja y eso tenía a Seokjin al borde de un ataque. Para complementar lo anterior, últimamente Jin actuaba como un inmaduro niño de ocho años.
Probablemente era, porque se encontraba con mucha ansiedad, esperando una respuesta de la famosa clínica en USA, para saber la fecha de la operación. Desde entonces, había tomado esa actitud infantil y parecía que necesitaba de la protección de Jungkook todo el tiempo.
—Ven aquí—Jungkook lo abrazó muy fuerte, dejando suaves besos en su rostro y cuello. Olía tan bien, que quería quedarse toda la tarde, pegado a ese cuello—. ¿Quieres que deje hasta aquí el ensayo y vayamos a casa? Todavía debemos preparar algunas cosas, antes de ir a Busan.
—¿Tu jefe no se va a enojar?
—Hoy día no tengo agenda. Sólo quería adelantar algo de las coreografías. Pero puedo seguir mañana. Vamos a casa. Creo que necesitas mimos.
Y fue exactamente lo que hicieron. Jungkook se dedicó todo el camino a contarle a Jin que sus padres ya sabían de su ceguera, así como lo sabía todo Corea y el resto del mundo y que realmente no les importaba. Que naturalmente al principio se había impactado que su hijo estuviera con un hombre ciego, pero que ya lo habían asimilado. Que no importaba nada de las tonterías que pensaba, porque sus padres eran buenas personas, humildes y cariñosas y que estaban felices, de al fin conocer un yerno.
—Así como tú nunca conociste "padres", ellos tampoco conocieron a ninguno de mis novios o parejas. También deben estar nerviosos. Pero te aseguro que todo va a salir bien.
Cuando llegaron al edificio, el señor Park le entregó un sobre a Seokjin. Al llegar al departamento del menor, éste fue directo a la cocina, pues era su turno de cocinar. Seokjin entonces, activó su dispositivo para leer y se fijó que el sobre era de la clínica en Estados unidos. Nervioso intentó abrirlo, pero sus manos temblorosas, hicieron que se le cayera.
—Yo lo haré—. Sintió como las firmes, pero cariñosas manos de Jungkook se apoyaban en su hombro—. Dijimos que haríamos esto juntos. No tienes que ponerte nervioso. Sólo es la fecha. Voy a leer en voz alta, aquí sentado a tu lado, mientras sostengo tu mano ¿está bien?
Seokjin era en esos momentos que se daba cuenta de lo afortunado que era. A pesar de toda su tragedia de niñez, de perder a su padre, su visión, era realmente afortunado. Él había encontrado a su JK. ¿Cuándo iba a pensar que ese cantante que escuchaba sin emocionarse iba a lograr que tan sólo con ese gesto que acababa de hacer, se sintiera tan amado y seguro?
Realmente él estaba muy agradecido que el destino o la vida o cualquiera, le hubiera permitido darse la oportunidad de conocer a Jungkook. Que no se dio por vencido a pesar del carácter un poco antipático que había tenido con él, cando recién se conocieron. Daba gracias, que JK tampoco lo había alejado de su vida, cuando se convirtió en un entrometido. Porque ese hombre de apenas veinticinco años, le daba fortaleza, seguridad y una sensación de ser amado mucho. Tanto que su pecho se sentía lleno de admiración y felicidad. Estaba ahí para él, sin importar quién era o lo que era. Sin importar que fuera ciego, o que fuera cinco años mayor. Sí, era afortunado.
Jungkook comenzó a leer. Era una muy formal carta del Stein Eye Institute de la UCLA, donde indicaba que Kim Seokjin sería recibido por
Tara Mc. Canne, MD y PhD, quien al parecer sería su médico de cabecera. Eso sería el viernes 15 de enero a las diez de la mañana.
Seokjin mordió su labio. Ahora se hacía real. Ya no era sólo teoría. El iría allá y se sometería a esa operación. Sin querer apretó la mano de Jungkook que no lo había dejado de observar ni por un momento.
—Aún es tiempo de decir que no. Jinnie..., no quiero que hagas esto por las razones equivocadas. Si no estás seguro...
—Lo estoy JK, de verdad, lo estoy. Pero no puedo evitar ponerme nervioso. Y lo hago por todas las razones correctas. Estoy seguro que me amas y que pase lo que pase, estarás a mi lado, pero si tengo la oportunidad de poder conocer esa carita que sé que ahora me mira con amor..., quiero hacerlo.
Jungkook besó sus labios. Seokjin era tan bonito. Él pensaba siempre que, si recuperaba la vista, se volvería todavía más presumido, de lo que ya era. Cuando se diera cuenta que su belleza era perfecta. Su rostro pequeño, sus ojos miel, su bonita nariz recta, y sus hermosos labios. Jin, era un rostro hermoso. Y ahora, al contemplarlo aun cuando lucía asustado, no dejaba de gritar belleza.
—JK..., me besas y yo me derrito...Gracias por estar conmigo en esto. Le avisaré a mamá, para que arregle todo.
Ellos habían hablado y su madre los acompañaría. Jungkook estaba en medio de la preparación de sus conciertos y gira, además que por haber estado cuatro semanas en el número 1 del HOT 100, la demanda por su presencia en programas, entrevistas y shows se había multiplicado.
Entones, él no podría quedarse todo el tiempo que Jin necesitaría para recuperarse. Por eso, la madre de Jin los acompañaría y se quedaría con su hijo todo el tiempo que fuera necesario.
Ellos habían arrendado un departamento en California, muy cerca de la clínica, para estar tranquilos, lejos del acecho de la prensa, y las fans curiosas. Todavía mantenían en privado la operación, pero sabían que podía filtrarse la información y debían estar preparados.
Luego de leer toda la carta, bajaron al gimnasio. Era divertido, porque la clase de yoga de Seokjin ahora tenía muchos alumnos. Varios vecinos del condominio se habían unido, entre ellos el nuevo, Soobin, a quien Jungkook ya no le tenía tanta aprensión, cuando se enteró que, al parecer, mantenía un romance secreto con otro de los integrantes de su grupo Idol. Además, y según la opinión muy personal de JK, "sólo es un bebito de 22 años", por lo que no se podía comparar con él, todo un hombre de veinticinco. De todas formas, en la clase de Yoga, se aseguraba de estar al lado de Seokjin, y del otro instalaba a Jisoo, que era como la hermana gemela de Jin. Y al tal Soobin, lo ponía casi al final del gimnasio. No, él no era celoso, ni posesivo. Nada de eso. Sólo era para que el pequeñito pudiera observar a sus mayores con mayor experiencia.
La clase como siempre fue muy buena. Seokjin había estudiado todavía más, para perfeccionarse como profesor, por lo que todo se desarrollaba en un ambiente de seriedad, pero también de camaradería.
Fue allí, donde Seokjin, les contó a sus amigos más cercanos, acerca de su operación. Sólo a Tae, Jimin y Jisoo. Hasta ahora no se los había querido decir, pero él tendría que irse y ya nada volvería a ser igual, independiente del resultado.
—Creo que eres muy valiente y me alegro que hayas tomado esa decisión. Todos vamos a estar rogando para que todo salga bien. Recuerda que te amamos tal como eres. Trajiste alegría a esta comunidad y eso es algo que siempre agradeceremos—Jisoo se acercó a Jin y le dejó un beso en la mejilla.
—No nos pongamos sentimentales todavía. Tendremos nuestra gran fiesta de año nuevo, que también servirá para despedir a Jin—.Taehyung trataba de contener unas lágrimas que amenazaban salir. Sabía cuánto significaba esa decisión para su ex novio y se alegró que Jungkook hubiese sido el motor para decidir finalmente realizársela.
—¡Es verdad! ¡Nada de lloriqueos! Tenemos una gran fiesta que planear. Y no tenemos mucho tiempo. Además, no sé si regresaré vivo de Busan. Todavía estoy asustado de conocer a los padres de Jungkook. O más bien que ellos me conozcan.
Como siempre, recibió un pequeño golpe de su novio, quien una vez más le dijo que no se preocupara.
Una semana después, Seokjin realmente estaba preocupado. Siempre que llegaba a lugares desconocidos, se ponía un poco nervioso. Debía evitar chocar con muebles y personas. Tratar de entender el entorno en el que estaba y no morir en el intento. Ahora, estaba, además, sentado en el sofá de los Jeon y aunque no los podía ver, sabía que toda la atención estaba sobre él.
Pero luego de una hora, todo se había relajado y él hacía sus bromas de papá que realmente le causaban mucha gracia a su suegro. Mientras que Jungkook sólo ponía los ojos en blanco, y sonreía al ver, lo bien que ambos habían congeniado.
Fue una estupenda celebración, Seokjin a pesar de efectivamente haber chocado con algunos muebles, se sintió feliz y acogido. Nadie hizo preguntas incómodas, nadie cuestionó el haberse ocultado por años detrás del Maestro. Al contrario, tanto los padres como el hermano mayor de Jungkook, se dedicaron a alabarlos y desearles la mejor de la suerte, tanto en la operación como en la gira.
Antes de volver, naturalmente fueron a la playa. El lugar favorito de Seokjin. Como era invierno, el frío era notorio, pero se aseguraron de abrigarse muy bien.
Jungkook lo llevó a una pequeña playa, lejos de los lugares turísticos atestados de personas. Sólo había un pueblito de pescadores, que tenía cierta fama por unos blogs escritos hacia un tiempo en un periódico electrónico. Había un rumor acerca de una hermosa historia de amor, de dos chicos, pero él no creía que fuera cierta.
Seokjin se sentó en la arena. Se sacó sus lentes y apoyó su mentón en sus rodillas. Jungkook se sentó a su lado, sin decir nada. Sólo lo observaba. Cualquier persona que lo hubiera visto, habría pensado que miraba el oleaje que golpeaba una y otra vez la orilla. Jungkook sabía que, muy por el contrario, Seokjin no veía nada. De pronto, una sensación de impotencia lo recorrió. Era tan injusto. Sabía cuánto amaba el mar. Y que probablemente añoraba poder verlo. Sin darse cuenta estaba llorando. Miró a Seokjin y notó que también lloraba. Su corazón se rompió.
Lo rodeó con sus brazos fuertes y lo trajo a su pecho. Dejó besos en su cabeza y dejó que llorara, mientras él trataba de controlar sus emociones. Quería ser fuerte para su Seokjin.
—El oleaje hoy día está muy fuerte. Aun así, el mar se ve azul. La espuma casi llega a nuestros pies. ¿Puedes sentir cómo ruge Jinnie?
En todos estos meses de noviazgo, Jungkook había aprendido que era muy importante describir con detalle los lugares y situaciones en las que se encontraban y él quería que Jin "sintiera" la belleza del mar que amaba. No sólo había aprendido que PATHOS era para el escenario, era para su vida. Lograr transmitir la emoción de ese momento a Seokjin. Las sensaciones que le producía mirar el mar. Más que ninguna técnica, la ceguera de Jin le había enseñado cómo debía transmitir sus emociones y la pasión que le producía un momento cualquiera que ambos compartían.
—El mar es la única imagen que mi mente guardó —Dijo de pronto Seokjin rompiendo el silencio, aun permaneciendo recostado en el pecho de Jungkook—. Pero a veces me pregunto que, si lo que hay en mi mente, es realmente la imagen correcta. Era tan pequeño. Ya no sé si son recuerdos, si son ideas..., el mar para mí es una fuente de sensaciones diversas..., el último verano que pasamos juntos como familia, la muerte de mi padre, mi ceguera...
Jungkook seguía escuchando en silencio. Era la primera vez que lo veía tan melancólico. Pensaba que tal vez, al tener más cerca la posibilidad de ver, Seokjin estaba más consciente de las limitaciones de su ceguera. Y eso le preocupaba. No había certezas de qué resultaría después del quince de enero. Aun así, tenía la convicción que estaría para su Seokjin. Él siempre le ofrecería su brazo para apoyarse. Sería su compañero, pasara lo que pasara.
Seokjin era tan sensible, que pudo percibir las emociones que envolvían a su JK en ese momento. Y sí, estaba asustado y quizá más consciente de su ceguera. De lo perdido. Pero él nunca se había rendido, y no sería este el momento.
—¡Hey! —se levantó del cómodo pecho de Jungkook y tocó su cara. Estaba húmeda. Había llorado—. No te pongas triste. Me puse un poco melancólico, siempre me pasa cuando estoy frente al mar. Pero no pienses que me estoy rindiendo. Estoy asustado, Jungkook. Tengo miedo de volverme torpe, como cuando era pequeño y no entendía que pasaba a mi alrededor. Pero te prometo que voy a luchar.
—Sabes que voy a estar para ti. Yo...sabes que no me importa..., nunca me importó. Puedo explicarte las cosas, hacerlo paso a paso.
Jin sonrió. Sabía perfectamente que sería así. Que JK estaría para él de una u otra manera. No lo dijo en ese momento, pero su mayor anhelo ahora era recuperar su vista. Aunque se juró a sí mismo, no decepcionarse, si todo fracasaba.
—Vamos JK. Toma mi brazo y paseemos por la orilla. Me gusta sentir el sonido. Estoy pensando en melodías, en letras que quiero escribir para ti.
Caminaron a lo largo de la playa. Seokjin ponía atención a el mar rugiendo, a una que a otra ave, que emitía sonidos en el cielo, al frío viento que chocaba en su cara. A la risa a lo lejos de un chico. Jungkook también lo miró. Era una pareja como ellos, dos hombres, que se besaban, mientras dos cachorros corrían a su alrededor. Era extraño. ¿serían la pareja sobre esa historia casi irreal? Se veían felices. Se prometió entonces, volver a ese lugar, con Jin recuperando su vista. O no, no importaba, pero ellos volverían, a celebrar el estar juntos, las canciones que Jin le iba a componer, las que él iba a cantar. Era una promesa.
Dos días después, ya de vuelta en Seúl, fue el turno de Jungkook de conocer al padrastro y al hermano de Jin, quien además tenía una encantadora esposa y una hija fanática del cantante. Por lo que también, el ambiente fue más que agradable. Todos estaban realmente emocionados, que al fin Seokjin se hubiera sacado esa careta anónima y, además, tuviera un novio, que claramente le tenía un amor incondicional.
Esa noche, luego que la familia Kim se retirara, Jungkook arrastró a Seokjin a la terraza del departamento. Jin le había confesado que nunca había salido, porque le daba temor y prefería simplemente abrir el gran ventanal y disfrutar de los tibios rayos de sol o la brisa fría de invierno desde dentro.
La noche estaba helada. El día anterior había nevado, por lo que seguramente el termómetro estaba bajo cero grados. Aun así, Jungkook había querido tenerlo en ese momento con él, ahí. Seokjin había recuperado absolutamente su humor. Un par de semanas antes, habían ido juntos a un sex-Shop y habían comprado muchos juguetes. Tanto para ellos, como otros para regalarles a sus amigos. El pobre Jimin casi murió cuando vio el gran consolador rosado que recibieron de sus queridos amigos. Al principio Jungkook casi había muerto de la vergüenza de ir a un lugar así, más todavía, cuando los vendedores lo reconocieron de inmediato, pero Seokjin era tan descarado, que al final todos terminaron a sus pies, como siempre. Por eso, cuando la noche anterior, se reunieron para el intercambio de regalos, todo había sido risas y más risas. Eso lo hacía sentir bien. Le gustaba ver a Seokjin siendo el centro de atención de sus amigos, siendo el alma del lugar y olvidando por completo todas las preocupaciones que se venían.
Por eso ahora, lo tenía ahí, en la terraza, firmemente sostenido. Besando su cuello y aspirando su aroma. Quería conservar ese recuerdo, ese momento de ellos dos, solos, sin que el mundo los mirara por ser famosos o por ser homosexuales. En ese momento era sólo Jin y JK. Enamorados, sintiéndose, gozando de ese pequeño momento de intimidad.
—Nunca había tenido la oportunidad de salir aquí. Me daba miedo. Dar un paso en falso y caer. Se siente bien, más todavía si tú estás besando mi cuello—Jin se inclinó todavía más, para que Jungkook hundiera su nariz, en aquel lugar que tanto placer le daba.
—Me gusta estar aquí, porque no se siente el ruido de la ciudad. Es como estar solos, en medio de todos y todo.
—JK, cualquier lugar en que tú estés se siente bien—Seokjin se soltó del agarre de Jungkook y envolvió sus brazos alrededor de su cuello—. Quiero besarte.
—Tú no tienes que pedir permiso. De hecho, nunca lo hiciste, ¿recuerdas? El cumpleaños de Mimi. Simplemente lo hiciste y no puedo estar más agradecido.
—Niño descarado..., te amo tanto—. Entonces lo besó. Se sentía bien. Hacía frío, pero la boca de Jungkook estaba calentita. Y sus lenguas buscándose, hizo que entrara en más calor. Fue un beso largo, profundo y apasionado. Como todo lo que ellos hacían.
Cuando al fin se separaron, Jin tomó su rostro. Una vez más, Jungkook tuvo esa sensación que había sentido, hacía meses atrás. Era como si en realidad lo pudiera ver. Tenía sus ojos fijos en él.
—Jungkook, cuando estoy contigo, siento una conexión muy profunda. No puedo verte..., pero sé que me estás mirando y puedo sentir esa mirada tuya quemante en todo mi ser. Nunca me había sentido así, con nadie y es maravilloso y aterrador a la vez. Porque te amo tanto que a veces me da miedo perderte.
—Jamás va a pasar. Estaré contigo.
—Será duro JK. Todo el proceso...
—No me importa. ¡Estaré contigo!
—¡Eres precioso! En verdad te adoro—Tiró de él hacia sus brazos, llenándolo con su amor, porque Jungkook se merecía todo lo que él pudiera ser capaz de dar—Quiero escribir millones de canciones diciéndote todo lo especial que eres para mí. Eres mi cosita preciosa.
—Seokjin. Confía en nosotros, en el amor que hay. No tengas miedo nunca más de caer, porque yo te atraparé si te caes. Estaré cuidando de ti. Así como sé que tú cuidarás de mí.
Cuando cerraron el ventanal y entraron al calor del departamento, simplemente se volvieron a abrazar. Fueron a la cama, y se durmieron. No había necesidad de nada más.
Seokjin se durmió pensando en la promesa de JK "te atraparé si te caes" Sabía que la cumpliría, pues su chico era honesto siempre.
Jungkook por su parte, se durmió pensando en que siempre estaría al lado de ese magnífico hombre. Quería su vida con él, escribiendo, cantando, compartiendo con sus amigos. Si recuperaba la vista, sería un milagro maravilloso y si no, seguirían adelante, tal y como lo habían hecho hasta ahora.
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