Giselle acomodó las últimas decoraciones para la torta de galletas. Estaba tan emocionada que daba brinquitos aplaudiéndole a su pequeña creación.

Le puso la banderita rosa pastel con su notita y un corazón. Entró sigilosa mientras hacía ruiditos simulando una canción de agentes secretos mientras ponías el pastelito en el escritorio de su amado.

Chilló de emoción y salió corriendo. Topándose con Uraraka, su adorada alumna y confidente.

Aizawa entró. Caminó hasta su escritorio y con un suspiro sacó la banderita de la torta.

"Eres tan único como un arcoiris, tan lindo como un unicornio o un gatito y tan dulce como un durazno ¿Dulce? Algunos son ácidos, me gustan los dulces."

Negó con la cabeza y probó la torta. Estaba tal y como imaginaba.

Exquisita.

Giselle junto a Uraraka y Ashido Mina —quien llegó unos segundos atrás de chismosa—, miraban escondidas la reacción del hombre. Las tres chillaron de emoción, Giselle estaba tan emocionada.

Estaba lanzandole corazones a todos los que veía en su trayecto a la clase. Literalmente tenía una canasta con corazoncitos de papel.

Era demasiado dulce para sus alumnos, incluso para Aizawa y él no lo negaba.

Tanta dulzura que salia de esa mujer le daría diabetes algún día.

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