1. Negro, Blanco y Rosa
- ¡________! ¡Despierta de una vez o no alcanzarás a desayunar!
Ah, nada mejor que la dulce voz de tu madre regañandote desde el comedor para que despiertes y comiences el día.
Me giré en mi sitio, aún sin abrir los ojos, para recostarme boca arriba.
¿Qué día es hoy...? Ah, es verdad. Hoy comienzo a asistir a la nueva escuela, entonces supongo que de verdad tengo que levantarme ya.
- Buenos d-...
Abrí los ojos, y lo primero que me topé fue otro par de ojos devolviendome la mirada a poca distancia de los míos.
Unos ojos irrealmente grandes, por lo menos cuatro o cinco veces más grandes que los míos, cristalizados e inyectados en una sangre de un tono más oscuro de lo normal, casi como si se estuviera coagulando dentro de su cuerpo.
- ... días
Me obligué a tragarme el primer impulso de soltar una maldición a todo volumen, y mejor intenté terminar torpemente mi saludo al aire mientras trataba de mirar lo más disimuladamente que pude el resto de ese desagradable rostro a escasos centímetros del mío.
Un poco más abajo de esos ojos, había un carnoso agujero abierto en donde debería haber ido la nariz, y todavía más abajo una boca alargado y abierta en una mueca escalofriante que mostraba sus irregulares, enormes y podridos dientes, todo enmarcado en un rostro humanoide y extremadamente ovalado de piel gris arrugada y de apariencia putrefacta.
Ah, nada como que lo primero que veas en el día sea un fantasma mirón para desear no haber despertado. O por lo menos no haber comenzado el día.
- buuu... buuUeen... día...
Pude sentir que mi piel se erizaba al escuchar esa voz espectral llegando a mis oídos cuando esta cosa encima mío movió un poco su mandíbula chueca y deforme por el anormal crecimiento de sus dientes.
Menos mal no puedo oler espíritus (al menos no directamente) porque la boca de este sujeto tiene pinta de no oler precisamente a rosas.
Aún sin el olor, siento que estoy a muy poco de volverme a quedar tendido en la cama pero esta vez por un desmayo.
Odio tanto la voz de estas cosas... Me recuerda mucho al sonido que hacen esos horribles pizarrones de tiza cuando los raspan.
- ¡b...! ¡BuEN.. DIA...!
Me mordí los labios para reprimir cualquier ruidito mientras me acostaba de lado lo más naturalmente que podría haberlo hecho después de haber estado mirando fijamente "al techo" durante los últimos minutos.
- A-ah, estoy... tan cansado, dormiré otro poco...
Espero que la debilidad en mi voz se confunda con sueño.
Intenté apoyar mi afirmación cubriendome con las mantas y encogiendome en mi sitio mientras escuchaba los huesos retorcidos de esa cosa crujir al inclinarse más sobre mí.
- ¡BUEN... dIA...!
Me aferré al borde de las mantas lo mejor que mis dedos temblorosos me lo permitieron, creo que me va a dar un ataque cardíaco.
Tiene que ser una broma, ¿De todos los fantasmas que se podían meter en mi cuarto me toca el de los buenos días?
Maldición, maldición, ¿Ahora cómo salgo de la cama? Si es que eso sigue siendo una posibilidad, no hay manera de que yo pueda salir tranquila y disimuladamente de la cama con esa maldita cosa respirandome en la nuca.
- ¡_______! ¡Date prisa!
La voz de mi mamá llegó como alguna clase de aviso angelical, creo que llevaba un buen rato sin sentirme tan aliviado de escucharla.
- Ya... ¡Y-ya voy!
Aproveché la excusa que me brindó mi madre para levantarme de un salto, aún manteniendome bien envuelto en la manta cuando atravesé el espíritu al incorporarme.
Aún con esa protección adicional, la ya conocida (pero no por eso menos desagradable) sensación de frío al haceelo me recorrió todo el cuerpo, desde la coronilla hasta las puntas de los pies, mientras un fuerte escalofrío me recorrió la columna.
Otra cosa más que odio de estás cosas, atravesarlos.
Aunque creo que es preferible a que me pudieran tocar.
Abandoné mi cama a toda prisa, aprovechando de nuevo la excusa del llamado de mi madre para justificar el poco cuidado que tuve al bajarme... Y por lo cual terminé enredandome con la manta que usé para cubrirme y cayendo al suelo de madera con un fuerte golpe.
- Augh, maldición... ¿Eh?
Mientras me quejaba por la buena caída que me había llevado, recogí algo del suelo.
- Mi talismán baku... Ah, ¡Está roto! Maldición, no de nuevo... Ni siquiera sé cómo terminó en el suelo
Examiné la figura tallada del talismán con expresión lastimera, mientras recorría suavemente con mis dedos la gran grieta que lo atravesaba casi hasta la mitad.
Estoy seguro de que me lo puse antes de dormir, igual que siempre... Quizá es por eso que pude dormir aún menos y peor de lo normal.
Me pregunto si fue su culpa.
Le eché un vistazo receloso pero cuidadoso al espíritu de los "buenos días". Seguía suspendido sobre mi cama, mirando el colchón con atención como si yo aún siguiera ahí.
Ahora podía apreciar que todo su cuerpo, o por lo menos lo que yo alcanzaba a ver, se limitaba a un alargado y retorcido cuello velludo que daba bruscas vueltas, torceduras y giros por el techo de mi habitación antes de salir por... La ventana, claro.
Tendré que discutir con Toritsuka de nuevo, dudo que sirva de algo pero es la tercera vez en la semana que se meten por la ventana aún cuando esté cerrada.
Suspiré, reprimiendo las ganas de llorar mientras le volvía a poner atención al talismán en mis manos. Por lo menos no es tan feo como los otros dos que se metieron.
- Quizá pueda arreglarlo... O quizá deba conseguir otro
El talismán es tallado en mármol blanco, pero lo he arreglado tantas veces con pasta dorada que ya parece un marmoleado natural.
Se ve lindo, pero me temo que eso solo ha disminuido su eficacia cada vez.
Después de meditarlo un segundo más, finalmente me puse de pie mientras hacía una pequeña mueca de dolor.
Supongo que lo guardaré por el cariño que le tengo, pero definitivamente tendré que conseguir otro más.
- Pero por ahora... Mejor me visto para la escuela
Fui a mi armario, aprovechando un espejo que conservaba en la parte interna de una de las puertas para espiar al espíritu sobre mi cama.
Él pareció finalmente perder el interés en mí, mientras retrocedían por dónde vinieron él y todo su largo cuello.
Justo a tiempo, aunque se trate de un espíritu no quita que sea tan incómodo como que una persona te vea cambiarte de ropa.
Me fui desnudando disimuladamente mientras lo observaba marcharse por el reflejo, pero apenas se hubo desaparecido por la ventana corrí de inmediato a estampar un sello sagrado en el vidrio.
Seguramente estará quemado para cuando regrese de la escuela, pero por lo menos esa cosa no va a volver... Por hoy.
...............
- ¡Buenos días, bello durmiente...! Espera, ¿No te bañaste?
- Me bañe ayer
Además, acabo de pasar al baño y ese espíritu en forma de masa dudosa con ojos pegada a la regadera sigue ahí desde anoche.
Toritsuka me recibió tan amablemente como siempre apenas llegué a la cocina, él estaba cómodamente sentado con los pies recargados en otro asiento mientras comía su desayuno y leía una de esas revistas pervertidas suyas que seguramente.
Por lo menos me pude terminar de vestir con tranquilidad, apenas si encontré un par de pequeños espíritus ladrones inofensivos en uno de mis cajones.
Debo admitir que son un poco tiernos, aunque por su culpa tenga que tener mis cosas valiosas selladas con protección.
Estoy bastante seguro de que me molestan más que al resto de mi familia, y probablemente de personas en general.
Me acerqué a la mesa con un bostezo, supongo que ya se me pasó la adrenalina del susto. Me está llegando el agotamiento de anoche... Y de ante noche, y de la noche anterior a esa... Y la más anterior a esa...
- ¿Y mamá?
- Ella y papá ya se fueron, te tomaste tu tiempo para salir de tu cuarto
Ya me imaginaba la respuesta por el simple hecho de que él hubiera sacado una de sus revistas fuera de sus escondites, pero no pude evitar decepcionarme.
Maldición, quería que ellos estuvieran para hablar de las protecciones... Toritsuka sólo me hará caso con incluir las ventanas en el campo protector de la casa si ellos se lo dicen.
Aunque claro, primero tengo que convencerlos a ellos.
Tendrá que ser hasta hoy en la noche.
Como sea, igual no tenía mucha energía de discutir justo ahora.
Por lo menos no hay espíritus en la cocina.
- Oye, ¿Estás seguro de este cambio de escuela...? ¡Quiero decir! La otra no está tan mal, el nivel educativo es bueno y...
- Literalmente había un espíritu muerto probablemente por explotación laboral en cada salón y NI HABLAR de la azotea de fácil acceso... Uff, ¿Qué chicas fueron?
Intenté disimular un escalofrío al recordar el primer y único día de clase que pasé en la escuela de Toritsuka, cambiando el tema rápidamente.
Ni siquiera me molesté en mirar a mi hermano mellizo mientras tomaba una rebanada de pan tostado y la untaba con mantequilla.
No rechazó la mínima posibilidad de que Toritsuka se oponga a mi cambio de escuela por algo parecido a afecto de hermanos o "buena voluntad", pero si apela a algo como el nivel educativo... Ya está en alguna de sus cosas.
Toritsuka no disimuló ni un poco y se abalanzó hacia mi lado de la mesa, tuve que levantar a tiempo mi tostada para que no se la fuera a embarrar en el uniforme.
No es que me importe particularmente su ropa, pero se arruinaría mi desayuno.
- ¡Las gemelas! ¿Las recuerdas? Están de intercambio así que es como una hermosa y temporal oferta de dos por uno... Y lo mejor es que cada una viene con sus propias dos grandes ventajas...
- Eres desagradable
- ¡Por favor! ¡O por lo menos sal conmigo después de la escuela! Sales más pronto, tendrás tiempo de arreglarte mejor que ahora...
¿Disculpa?
- Sí... No lo creo. ¿Por qué no vas tú? Aprovecha ese "dos por uno"
Me acerqué el azucarero para echarle un par de pellizcos a mi tostada, antes de darle un bocado.
Toritsuka regresó a su lugar mientras ponía una vaga expresión mínimamente avergonzada que no sonaba a nada mejor para mí o más digno para él.
- Bueno... Verás, ellas aceptaron porque les dije que vendrías
- ¡Acabas de decírmelo!
- ¡Lo sé! Pero a la mayor de ellas le parecias lindo por "tus aires sombríos y depresivos pero lindos" o algo así, y siempre han estado interesadas en salir con gemelos o mellizos, así que solo tenemos que tomar la cita para que yo pueda conquistar a la menor y a la mayor con el tiempo. Después de todo, somos prácticamente idénticos
Apenas si nos parecemos, idiota.
No me sorprende ver qué no me tiene en cuenta para el final de su macabro plan, a juzgar por la cara tan repulsiva que acaba de poner.
Sé que Toritsuka no es una mala persona... O por lo menos no es la peor persona.
Pero es realmente desagradable en momentos así.
- Se me hace tarde para la escuela
- ¡¿Eso es un sí?!
Me había levantado de mi silla con mi tostada en la mano, pero cambié repentinamente de opinión cuando se me ocurrió algo.
- Podría ser un sí... Si me dejas sellar las ventanas
- ¿Eh? ¡Olvídalo!
- ¡Vamos! ¿Ni por un par de...? Bueno, ¿Dos pares de... E-eh, de...?
- ¡De TETAS! ¡Solo dilo! Pareces un niño
Sentí la cara roja de vergüenza y me limité a bufar mientras Toritsuka me hacía burla desde su asiento.
Intenté decirlo de esa forma para llamar su atención, pero me estoy arrepintiendo por completo. Vamos, ¡Tampoco es mejor haber leído revistas playboy desde tan joven!
- Por favor, te lo pido. ¡Hoy desperté con un fantasma a esto de mi cara!
Acerqué la tostada a mi cara, deteniendola justo a nada de llenarme la mejilla con mantequilla azucarada.
- Ahh, si yo tan solo me despertara con una linda fantasma sobre mí...
- ... Eres de lo peor
Me rendí, sintiéndome rápidamente frustrado ante la manera tan rápida y vaga en la que Toritsuka se distrajo del tema.
Seguramente el que esté tan cansando tiene algo que ver, pero sea como sea no me siento de ánimo para aguantar esto.
Me eché la mochila al hombro y me alejé rápidamente hacia la puerta, aunque Toritsuka me llamó la atención cuando ya estaba por irme.
- Vamos, no seas un llorón... ¿Entonces irás?
- ¡Por supuesto que no!
Salí, cerrando la puerta con fuerza detrás de mí y a apresurandome a marcharme con paso firme y rápido por el camino de tierra que salía directamente de mi casa.
Aunque claro, la energía e inmunidad que me dió el enojo se fue esfumando rápidamente cuando noté la cantidad de sombras que se agrupaban más allá en el sendero, acercándose desde los árboles del espeso bosque a mi derecha.
Poco a poco mi ritmo bajó por si solo, y la energía que había hecho a mi corazón latir con rabia contra mi pecho parecía haberse esfumado de golpe, haciendo que mis latidos se sintieran tan callados y débiles que incluso parecía que mi propio corazón intentaba pasar desapercibido para estas malditas cosas.
- ... ven... vEn...
- ve... me...
Sentía los ojos húmedos desde que salí de casa gracias al enojo, pero cuando me coloqué mis audífonos y subí el volumen hasta que esas voces roncas y aterradores de callaron, sentí que se me volvían a humedecer con más insistencia que antes pero nunca llegando a llorar, durante todo el trayecto hasta la calle principal.
...............
Mi nueva escuela quedaba más cerca que la otra, así que pude llegar caminando incluso cuando ya iba saliendo tarde de casa.
Otra ventaja, no me gusta usar transportes públicos.
Hay demasiada gente, a veces demasiado ruido... Y por supuesto que no faltan los espíritus, que por algún motivo aparecen con bastante frecuencia incluso cuando hay poca gente.
Además, siempre me quedo dormido y se me pasa la parada.
Como sea, la escuela nueva era un lugar enorme que me puso nervioso solo de verlo por afuera de la reja exterior, pero por lo menos no parecía atestado de espíritus a primera vista.
Afortunadamente tenían un mapa bastante claro y completo en la entrada del edificio, así que después de echar un prolongado vistazo pude localizar el que me habían indicado que sería mi salón de clase. Igual le tomé una foto con el celular antes de ponerme en marcha.
Me incorporé unos pocos días después de que el curso comenzara, así que el profesor seguramente tendrá que presentarme frente a toda la clase.
- Ah, en verdad no quiero tener que... Ah, ¡¿Eso es..?!
Mi salón está un par de pisos arriba, y en cada descanso noté que tenían algunas cosas.
En el primero fueron un par de plantas decorativas y un bebedero, pero en el segundo... Una máquina expendedora.
Pero no cualquier máquina expendedora, la máquina expendedora.
Era perfecta. En buen estado, sin que pareciera que iba a comerse tu dinero sin darte nada a cambio.
Con todos los espacios bien surtidos hasta el tope, y con una variedad divina de dulces.
Amo los dulces, son la única cosa que le reconforta después de todo un día de estar evitando terrores visuales.
¡Y vaya dulces que tenía! Panecillos rellenos, flanes, gelatinas de todo tipo, bebidas dulces... Y mi cosa favorita en el mundo.
- Ahh, tienen VainyCol, esto tiene que ser un sueño
Mi papá dice que dios no castiga dos veces.
Yo me considero más cercano a lo agnóstico, pero esa frase me pone en conflicto.
Por un lado tengo está horrible maldición conmigo con la excusa de ser una "habilidad sobre natural", y por otro lado... Soy un inepto natural administrando y manifestando mis emociones.
No puedo llorar. Fuera del día en que nací, no he llorado en toda mi vida.
Se me llegan a humedecer los ojos, pero nunca he soltado el llanto por ningún motivo, por más triste que me sienta o por más que me gustaría en ocasiones.
Simplemente no sale.
Hay muchos otros detalles que me complican relacionarme con personas, como temas del contacto físico. Yo le hecho la culpa a que mis nervios se destrozaron por tener que ver fantasmas horribles a diario, pero también hay cosas como el hecho de que nunca me he enamorado o he sentido cualquier tipo de atracción por nadie.
Jamás, ni siquiera alguna clase de atracción platónica. Podría decir que cierta persona es normativamente atractiva, pero nada personal.
Y sorprendentemente hay una gran variedad de gente que me ha considerado atractivo, desde chicos pasando por chicas hasta personas que no son ni uno ni otro o ambos.
Así que ni siquiera por eliminatoria podría decir qué me gusta en ese sentido.
¿Y para qué dí está explicación tediosa y aburrida?
Bueno, para poder decir un chiste "irónico" (que probablemente ya se volvió algo triste) de que digo con total y absoluta seguridad que el VainyCol es el amor de mi vida.
Me casaría con ese maravilloso refresco bajo en azúcar y gas de sabor vainilla.
Toritsuka me dice que es asqueroso, mamá y papá dicen que es asqueroso.
La mitad de la ciudad dice lo mismo, así que nunca lo encuentro por ningún lado.
Pero aquí está, como un ángel frente a mis ojos y costando el precio más que justo para mí monedero.
Amo esta escuela.
- Tan solo mírate, tan perfecto... Con ese color moreno y las curvas de tu botella... Vas a ser mío
Murmuré para mí mismo en voz muy baja (o eso espero, porque sigo usando los audífonos y no sé medir adecuadamente mi voz cuando los uso) mientras sacaba las monedas de mi monedero.
Me acerqué a la máquina para insertarlas una por una en la ranura.
En general me gustan estás máquinas, es bastante divertido teclear el código del producto que quieres y después ver cómo se va recorriendo lentamente hasta que...
- ... c-cae
Apenas había terminado de marcar el código y me disponía a disfrutar el show de la botella bajando, pero al posar mi mirada sobre el vidrio de la máquina me quedé paralizado.
He escuchado gente decir que los espíritus no pueden verse en reflejos o fotos y que por eso los programas de espectáculos paranormales que presentan ese tipo de pruebas son falsos.
Error. Quiero decir, por supuesto que esas mierdas son falsas, tienen fantasmas más reales en sus estudios de grabación que en esas fotos, pero los fantasmas no son vampiros como para no reflejarse o verse en fotos.
Pero justo ahora, cuando puedo ver por el reflejo en el vidrio de la máquina que tengo a un fantasma alargado detrás de mí, no puedo evitar desear que esta maldita cosa fuera mitad vampiro.
Está bien, está bien... Cálmate.
Solo está ahí de pie, como si nada. Yo también debería hacer como si nada.
Escuché un golpe sordo en el interior de la máquina, y solté una risita nerviosa del puro alivio.
- V-vaya... Se tardó en caer, je
Solo debo agacharme, tomar mi bebida e irme rápido a clase.
Te agachas, la tomas y te vas, sencillo.
Te agachas, la tomas y te vas.
Te agachas...
Repetí ese mantra interno en mi cabeza para darme valor, pero apenas si me había dispuesto a ser el primer paso cuando todo mi esfuerzo se esfumó de golpe.
Había agachado la vista para agacharme, pero al hacerlo me topé con un alargado y retorcido brazo asomándose entre mis piernas, con su mano pálida y esquelético abierta hacia mí... Y de cuya palma se habría un repulsivo y carnoso hueco oscuro que chorreaba un líquido de aspecto nauseabundo, con un gran ojo en medio que me miraba fijamente.
Sin parpadear, con una pupila diminuta pero increíblemente aterradora.
Aunque creo que hubiera preferido que se mantuviera pequeña, ya que cuando mi labio se curvó en una sonrisa involuntaria por culpa de un tik nervioso, la pupila se dilató bruscamente al mismo tiempo que esa mano se elevó de golpe, deteniendose a pocos centímetros de mi rostro.
Las rodillas se me doblaron un poco pero no para retomar mi plan original de agacharme, si no por la repentina debilidad que sentí cuando el estómago se me fue a la garganta de la impresión.
No veía nada más que esa pupila mirándome fijamente, y la agradable melodía de ambientación forestal que resonaba en mis audífonos me hacía sentir aún peor en este momento.
Por lo menos no escucho la voz de esta cosa, si no ya estaría a un paso de desmayarme.
De hecho, quizá a medio paso.
Me tambalee un poco, teniendo que apoyar mis brazos y mi frente contra el vidrio de la máquina mientras esa mano huesuda y ese ojo reseco inyectado en sangre se mantenían fijos en mí.
No puedo pensar en ninguna excusa, tan solo quisiera poder llorar justo ahora.
¿Debería fingir que tropiezo...? Pero en verdad no quiero tener que atravesar esta cosa, no quiero, no quiero.
Me marea ver esa pupila, quizá si cierro los ojos un momento... Quizá se vaya... O quizás me desmaye y pueda saltarme esta escena por hoy.
Cerré los ojos con fuerza, rezando por qué no se diera cuenta de que podía verlo y porque me dejara en paz.
Vete por favor, vete, vete.
Solo... Solo déjame... ¿Por qué? ¿Por qué?
"...te"
¡Yo solo quiero mi refresco! Por favor, yo solo...
" ¡...ve... te! "
Déjenme solo, por favor...
" ¡MUÉVETE! "
Se escuchó con fuerza en mi cabeza aún cuando yo estaba totalmente seguro de que seguía con mis audífonos funcionando a la perfección.
Una voz con una simple indicación, y de la pura sorpresa obedecí con un respingo, abriendo los ojos y apartandome apresuradamente un par de pasos.
De inmediato cerré los ojos de nuevo con fuerza, esperando la horrible y desagradable oleada de frío y escalofríos por haber atravesado el espíritu... Pero no pasó nada.
Abrí un ojo tímidamente, espiando a mi alrededor, antes de abrir ambos con una confusión más que lógica.
No había rastro del espíritu en ninguna parte.
No estaba ni remotamente cerca, como si se hubiera esfumado.
Pero eso no significaba que estuviera solo ahí.
Había un chico también. Humano (eso creo), y estaba poniendo el código en la máquina para sacar una gelatina de café.
............
Saiki
Parece que los rumores de que iban a instalar una máquina de dulces eran ciertos.
Y encima tienen gelatina de café, debería vaciar toda la máquina antes de que alguien más se la lleve pero no tengo tanto dinero, y en definitiva no usaré mis poderes psi para robar ni siquiera cuando es gelatina de café.
Supongo que servirá para comprobar la calidad, incluso si es un postre tan equilibrado y exquisito es un poco dudoso que esté en una máquina expendedora... Ah, ¿Él sigue aquí?
Terminé de marcar el código, pensaba usar mi telequinesis para hacer que bajara más rápido mi postre pero solo entonces me percaté de que ese chico raro seguía acá, y justamente me estaba mirando.
Qué raro, no puedo escuchar sus pensamientos, me costó un segundo darme cuenta de que no se había marchado ya.
Aunque a juzgar por cómo estaba pegado contra la máquina y lo mucho que tardó en hacerme caso incluso cuando le insistí por medio de la telepatía... Seguramente será un idiota como Nendou. Lo último que necesitaba eran dos idiotas a los que no les puedo leer los pensamientos, pero no importa. Si me da problemas me encargaré de él en un instante, dudo que sea una amenaza importante.
- ¡Ah! Eh... ¡C-creo que me quedé dormido mientras pedía algo! Eso me pasa por no desayunar, demonios...
No me importa, solo vete.
La gelatina cayó, se escuchó un poco fuerte el golpe así que espero que no se haya... ¡Oye! ¡¿Qué te pasa?!
- ¡E-en fin será mejor que vaya a clases! ¡Disculpa, no recogí mis cosas!
El chico se me atravesó cuando estaba por agacharme para recoger mi postre, adelantándose y metiendo rápidamente la mano en el dispensador de la máquina para sacar lo que sea que se pidió, antes de echar a correr escaleras arriba.
Vaya rarito, me hizo enfadar un poco que se atravesara de esa manera tan... Ah, lo que sea.
Bueno, por lo menos ahora podré disfrutar de mí... ¿Qué es esto?
Me había agachado felizmente a recoger mí gelatina, pero al meter la mano en el dispensador terminé tomando un objeto por mucho más grande y redondo.
¿VainyCol? ¿Esto qué es...? Un momento, ese chico...
Comprendí de inmediato lo sucedido, y la botella de esa bebida rara estalló en mi mano.
Robó mi postre.
Nadie se mete con mi postre.
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