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La alfa comenzó a acercarse y por más que deseó retroceder, sus pies no se movieron, estaba congelado por la situación y la firme mirada de su madre era suficiente para que sus manos temblasen y sus piernas flaqueasen.

—Lee Yongbok –pronunció su nombre con firmeza y enfado, tomándolo del brazo con cierta brusquedad– ¿En que parte de tu cabeza pensaste que huir de casa era buena idea? Maldita sea Yongbok.

—¿C-cómo me encontraste?

—Te vi en junto a otro chico y decidí seguirlos hasta aquí, yo estaba preocupada por ti y tú simplemente divirtiendote con tus amigos, desobedeciendo mis reglas, escapando de casa para ir a una fiesta y luego no regresar, qué estuviste haciendo ¿eh? ¿Te gusto tanto andar como una puta que eso es lo que estas haciendo ahora?

—¡Callate! –no quería gritar y formar una escena frente a tanta gente pero no pudo evitarlo, las palabras de su madre lo estaban lastimando, no, no, no, él no era ninguna puta, nadie debería ser llamado así o juzgado simplemente por su forma de vestir o por lo que quisiera hacer con su vida.

—No, callate tú Yongbok, nos vamos a casa ahora –comenzó a caminar y arrastrarlo pero antes de que pudiese dar más pasos, un chico pelirrojo la detuvo.

—Sueltelo –gruño el alfa y el rubio alzó la mirada, encontrandose con la escena de Jeongin y su madre mirándose casi con llamas en los ojos, gruñidos bajos por parte de ambos, imponiendo dominio.

—No eres nadie para decirme que hacer, es mi hijo y yo decidiré que hacer con él.

—¡Él es mi omega y no le dejaré que le haga daño! –avanzaban con pasos cortos pero firmes, dejando al omega atrás.

Felix temblaba nervioso, observando las miradas curiosas de la gente que estaba cerca, mierda, esto no era bueno, estaban haciendo una escena, llamando la atención de todos, una pelea entre alfas no terminaría nada bien.

—¿Ah si? Pues no veo ninguna marca en su cuello, además, ¿qué clase de alfa eres? –le dio una mirada de pies a cabeza, juzgandolo–. Tan patético.

Antes de que Jeongin pudiese acercarse y armar pelea, Felix se interpuso entre ambos, deteniéndolos.

—Por favor, paren –pidió, cerrando los ojos con cierto temor al estar en medio de una discusión entre dos alfas bastante enojados pero respiro hondo y alzó la cabeza–. No hagan una escena más grande, la gente nos esta viendo.

Los alfas se detuvieron, observando de reojo alrededor y asintiendo con la cabeza en silencio, dándole razón al omega.

—Jeongin –esta vez volteó a verle, ofreciéndole una sonrisa dulce y leve–. Iré con mi madre ahora.

—Pero hyung- –el rubio lo interrumpio, negando con la cabeza y acercando su mano para poder acariciar su mejilla.

—Estaré bien, no te preocupes, yo debo hablar con ella –y el pelirrojo asintió en silencio, besando su palma antes de dejar que el chico se vaya con su madre, esta aún lucía un tanto furiosa pero intentaba calmarse mientras veía a su hijo.

Jeongin regresó con los demás luego de eso, el grupo de amigos estaba sentado a unas cuantas mesas de distancia de donde sucedió la discusión, luciendo nerviosos, algunos aún estaban en posición para correr, listos para entrometerse y ayudar a su amigos pero el menor les había pedido que se quedasen sentados y que él se haría cargo.

Se dejó caer al lado de Seungmin, apoyando su cabeza en el hombro del beta mientras este pasaba sus dedos por los cabellos de su nuca, calmandolo.

—¿Felix estará bien? No se si realmente dejarlo ir fue la decisión correcta.

—Lo estará, no te preocupes, él es fuerte –Jisung habló del otro lado, extendiendo su brazo para tomar su mano y sonreirle.

El viaje a casa fue silencioso, caminando al lado del otro, él con sus manos sostenidas enfrente suyo y su madre con los brazos cruzados, mirando hacia otro lado, Felix podía ver que había demasiadas cosas pasando por la cabeza de la alfa, conocía esa mirada perdida y ese ceño levemente fruncido, suspirando constantemente en un conflicto interno.

Llegaron a casa luego de unos minutos, se sacaron los zapatos y caminaron hasta el sofá, sentándose al lado del otro, el rubio solo esperó a que la mayor hablase.

—Lo siento... –de todas las cosas que pensó que le diría, Felix jamás esperó escuchar esas palabras–. No debí decir todas esas cosas, estaba ansiosa y furiosa y simplemente me desquite contigo, huiste de casa y me preocupé porque no sabía nada de ti, no respondías mis mensajes ni mis llamadas y a veces pasaba por tu escuela tan solo para ver si estabas bien, y también sé que eso fue por mi culpa –suspiró, la mirada de la mujer fija en sus propias manos entrelazadas encima de su regazo.

—¿Por qué... –susurró, llamando la atención de la mayor– ¿Por qué siempre eres tan cruel? –comenzó, mirándola a los ojos–. Y-yo solo quería divertirme, vestirme con lo que quisiera y sentirme bonito, m-me gusta la ropa pastelosa pero también otras prendas y eso no cambia quien soy, sigo siendo Felix, sigo siendo Yongbok, sigo siendo tu pequeño –pequeñas lágrimas se aculaban en sus ojos– ¿Cierto?

—Y-yongbok...

—De-deja de ser tan cruel conmigo, tú prometiste que no me lastimarías pero eso es lo que estas haciendo ahora.

Su pecho dolía al ver a su hijo tan herido, realmente era una pésima madre ¿cierto? Le había hecho tanto daño a su única familia, a su ser más querido, a su adorable y pequeño niño.

Se prometió a si misma nunca ser como su padre había sido con ella pero aquí estaba, al final se había vuelto como él, alejando a las personas de su lado por su horrible comportamiento, había alejado a su esposa, al amor de su vida y ahora estaba alejando a su hijo.

—¿Puedo contarte algo? –preguntó y el menor asintió–. Cuando era pequeña –comenzó la mayor–. Mi padre siempre me repetía como debía de actuar un alfa, me regañaba cuando usaba un vestido con tono suaves y me gritó cuando quise usar un disfraz de princesa para la fiesta de disfrazes de la escuela. Me decía: "Tienes que comportarte como una alfa, deja esas tonterías dulces, tienes que ser ruda, fuerte, un alfa no llora ni se siente débil."

» Veía a papá actuar de acuerdo a la forma que decía mi padre como debía ser como omega, ser un amo de casa, recibir igualmente gritos y mantener la cabeza siempre gacha... Mi padre nos decía como debíamos ser, que debíamos usar y cual era nuestro lugar... Hasta que un día conocí a una hermosa y brillante omega, ella era alegre y fuerte, diferente a lo que mi padre me decía como tenía que ser un omega aún si vestía de acuerdo a ello –una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios al recordar a esa alegre y fuerte chica.

» A veces veía sus vestidos con colores pasteles y quería usarlos, ella me animó a hacerlo, a ser como quisiese pero mi padre lo descubrió un día y vaya que recibí una paliza... Quizás ese fue el momento donde comencé a cambiar, presión más presión, grito tras grito, discusiones y más, y mientras me volvía peor cada día esa omega siguió amandome –su voz se quebraba al avanzar–. Nos casamos, te tuvimos y fuimos felices pero mientras tu madre seguía igual, yo empeoraba y lo arruiné todo...

» Y-yo, rompí a esa bella omega que tanto me amaba solo por seguir con lo que mi padre decía, me prometí cambiar y nunca ser como él cuando discutimos la última vez que nos vimos pero al final solo empeore, y lu-luego tu madre nos abandonó a ambos, prometí que te cuidaría pero no lo hice... Me volví peor que él, desahogando en ti todo lo que me hizo pasar –escuchar a su madre llorar provocó que las lágrimas acumuladas terminasen por caer, humedeciendo sus pecosas mejillas, su madre era una alfa fuerte que no solía llorar y ahora se estaba rompiendo a su lado.

—M-mamá... –tartamudeo con la voz quebradiza y suaves sollozos mientras acercaba su mano para tomar las suyas.

—Yongbok –lo envolvió entre sus brazos, abrazando con fuerza a su preciado y amado hijo–. L-lo siento tanto... Te a-amo cariño, mamá lo siente mucho.

De pronto se sintió como ser pequeño otra vez, donde se despertó por la fuerte discusión de sus madres, bajando con cuidado las escaleras, escondido detrás hasta que notaron su presencia, la omega dejando su maleta a un lado para acercarse primero, agachándose a su altura para despedirse, disculpándose suavemente antes de irse, cerrando la puerta con fuerza, dejando a la alfa rota en medio de la sala, que volteó a ver a su pequeño.

—Mamá... ¿A dónde fue mami? –preguntó acercándose.

—E-eso no importa... –lo alzó, abrazándolo con cariño mientras caminaba hasta el cuarto del pequeño, dejándolo en su cama, cubriéndolo con las sabanas de pollitos–. Mamá te quiere mucho Bokkie...

—Yo también te quiero –correspondió con una sonrisa brillante.

—Mamá siempre va a estar aquí...

—Mamá siempre te cuidará...

—M-mamá –sollozó el pecoso, madre e hijo llorando en los brazos del otro, desahogandose juntos como años atrás.

La mayor sabía que un lo siento no cambiaría del todo las cosas, que no podía justificar todas sus acciones con su historia, pero estaba dispuesta a remendar sus errores, a cambiar, porque ya no quería seguir lastimando a su hijo y que este se alejase, no quería perderlo, no quería seguir rompiendo su promesa.

—¿P-podrías darme otra oportunidad Bokkie? Prometo cambiar y mejorar.

—E-está bien, pero si vuelves a romper nuestra promesa, y-yo no se si estaré dispuesto a volver a perdonarte, te quiero mamá pero no quiero seguir herido.

—Lo entiendo, nunca volveré a lastimarte Bokkie.

Volvieron a abrazarse en silencio, las cosas aún podían cambiar.

Tarde mucho en escribir un nuevo capitulo, me disculpo por eso ;-;

Espero el capítulo les haya gustado, ya falta muy poco para terminar el fic, me siento entre feliz y triste porque me gusta mucho esta historia y me alegra que a ustedes también les guste <3

¿Cuál es su opinión hasta ahora sobre el fic? Me gustaría leerlas ^^

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