La madre veía a los dos niños jugando detrás de la ventana, ella  lavaba los platos, de la comida, los miraba con amor, mientras sus dos hijos  se correteaban de izquierda a derecha por todo el patio.
-¡es hora de cenar! ¡por favor no olviden limpiarse los zapatos antes de entrar a la casa ya que no quiero limpiar otra vez la alfombra! ¡¿Me oyeron?!
La familia estaba sentada en la mesa, el esposo llamado Barret, su hija Sofía, y su hijo mayor llamado Edwin.
-linda, ¿porque no nos cuentas tu día?- dijo la mamá para romper el hielo entre la familia.-es cierto que corriste   100mt sin cansarte ¿verdad?
Barret con cara de molestia agarro su plato, se fue a sentar al sillón de la sala mientras veía la televisión terminaba sus alimentos.
La niña con cara de tristeza empezó a llorar.
-no llores mi amor, no le hagas caso a papá, ¿vale?- dijo la mamá consolado a su hija- ¿y tú Edwin? ¿Cómo vas con en la escuela?
La cena transcurrió normal.
La mamá otra vez lavaba los platos y Barret se acerca detrás para ayudarla a secar los platos.
-Corazón ya han pasado 4 años y yo ya no puedo soportarlo tienes que ver un psiquiatra.- casi rompiendo a llorar- Pensar que los niños siguen vivas no los devolverán a la vida.
-Claro que sí mi amor, ellos han vuelto, claro que han vuelto, cada mañana limpio la alfombra de las pisadas de lodo de mis pequeños hijos.-dijo con un hilo de voz.