jikininki
Jueves por la noche, las calles de Nagoya desiertas, y yo tenía que ir a trabajar; mi trabajo consiste en ser velador de un cementerio, lo se, un trabajo típico de una persona de 70 años.
Muy pocas personas visitan el cementerio en las noches, personas solitarias, jóvenes haciendo bromas, enamorad@ que si por el/lla fuera estarían todo el tiempo con la persona que perdio, y alguien muy especial: un jikininki, te preguntaras que es eso, bueno, te lo explicaré brevemente antes de que se me acabe el tiempo:
son los espíritus de los humanos avariciosos, egoístas que son malditos después de la muerte para buscar y comer cadáveres humanos.
Recuerdo la primera vez que vi uno, tenia 40 años y era mi primera semana trabajando, había confundido a el jikiniki con un ladrón de tumbas y cuando me acercaba más me daba cuenta que eso no era un humano.
Cuando esa cosa se percató de mí presencia no se inmutó, solo me veía con esos ojos profundos, no podía ni moverme por el pánico, hasta que hablo.
- no te asustes, no te haré daño.
-¿quién eres y que haces aquí?
- solo me alimento, agradece que no te comeré porque solo como cadáveres, pero un día llegara tu momento.
Desapareció y antes de desmayarme pide vislumbran el ataúd vacio.
Al anochecer siguiente mientras caminaba entre las tumbas lo encontré sentado en una lapida, me pidió que me acercara, mis piernas respondieron solas y se acercaron a el.
Al verlo más de cerca me dio náuseas. Era horrible, eso si te voy a decirte, nunca olvidare esa cara tan repugnante.
Mientras platicábamos me contó más de lo jikinki.
- antes de que fuera lo que vez ahorita, era una persona mala, robaba a l pueblo, lastimaba personas sin ningún motivo y cuando falleci me convertí en esto- lo dijo señalandose de pies a cabeza- como cadáveres para sobrevivir, y robo las joyas que tienen los mismos para entrar y salir del infierno, también puedo transformarme en lo que yo quiera.
-¿te puedes convertir en una persona?
Y en ese momento cuando lo volví a ver , el era yo, después de eso desapareció.
Casi a diario lo veia asaltando tumbas, ya no le decía nada.
Pero el día de hoy me dijo algo que hizo que mi corazón dejara de latir...
-mañana ya podré comerte.
***
Hola! Lamento por no subir el lunes ni el martes una historia, estoy pasando por momentos difíciles y se me hace complicado, o me bloqueo, o me siento tan triste que ni ganas tengo.
Pero les prometo que actualizaré más seguido.
¡Besos!
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