El sentimiento de un corazón roto es incapaz de ser comparado con otro. No es cualquier momento que pasa todos los días. Ésa sensación, un nudo va tomando espesor en tu garganta, logrando que seas capaz de articular alguna palabra. Tus secos labios entreabiertos, observando éso que te rompe. No hay una manera exacta de explicar lo que se siente al perder todas esas ilusiones, sólo puedo explicar cómo las lágrimas empiezan a caer sobre tus mejillas, tus ideas de un mundo feliz contra el pavimento. Las personas las pisan inconscientemente mientras tú estás en silencio, preguntando por qué a ti. Por qué no a otro, aunque ésto sonara algo cruel.

El amor es algo difícil de conseguir, de lograr, de alcanzar. Y cuando lo alcanzas, lo sientes a flor de piel. Es hermoso, divino. El amor es considerado la sensación más mágica del mundo.

Pero, cuando comienza a desvanecerse de sus dedos, la magia es fugaz. Las estrellas dejan de brillar, la sonrisa parece ser una expresión del pasado que nunca regresará, y por último, no quieres existir. Quieres desvanecerte, como el amor, pero no puedes. 

Estás rota, tu corazón poco a poco se destruye, impactando sus pedazos rotos sobre tu felicidad. Pero tú no puedes hacer nada. El dolor ya está hecho. Y a ti sólo te queda afrontarlo. O simplemente dejarte vencer por él.