52
Jimin.
Era domingo en la tarde y todas las cosas de Hye Ri ya estaban en la casa. En la mañana fuimos a hacernos cargo de sus cosas y con ayuda del vehículo en alquiler de Nam Joon movimos todo. Tampoco es que tuviera mucho pero era más fácil usar el auto.
Los chicos habían venido de visita por quince días ya que nos estábamos acercando a navidad así que Hye Ri estaba muy feliz no sólo por haberle pedido mudarse conmigo sino porque todos estaban aquí.
Desde que los había visto ayer por la mañana no había parado de sonreír y reír, de dar vueltas por la casa como si bailara sin bailar. Verla feliz me llenaba a mí y por eso no podía evitar regalarle una sonrisa cada vez que me miraba.
— ¿Están todos listos? —Canturreó Tami desde la cocina de la casa acomodando algunos sándwich en su mochila.
Habíamos quedado en visitar la noria de Londres conocida como London eye.
— Yo sí —Dijo Taehyung echado en el mueble con Lobito encima.
— Te falta ponerte los zapatos —Reparó Nam Joon.
— ¡Hye Ri! ¿Te estás poniendo una peluca o qué? —Gritó Suga impaciente en la puerta. Él era uno de los que más quería visitar la ciudad.
— ¡Bajo en cinco minutos! —Respondió ella a gritos.
— ¿Qué tal la llevas Jimin? —Preguntó Nam Joon a mi oído mientras yo me terminaba de acomodar el gorro de la cabeza.
Todos vestíamos con ropa abrigada porque anoche había nevado y en las noticias habían anunciado que hoy nevaría otra vez.
— Todo bajo control —Respondí tanteándome los bolsillos del abrigo —O eso creo.
— Confío en ti —Dijo guiñándome un ojo y palmeándome el hombro para luego ir con Tami.
— ¿Cuál es el plan? —Preguntó Tae colocándose los zapatos aunque Lobito lo interrumpiera a cada rato enredándose entre sus brazos y lamiéndole la cara.
— London eye —Intervino Suga emocionado —London eye y...
— El paseo en el bote —Continuó Nam.
— Más que un bote es un barco aunque pequeño —Corregí yo.
— Y después... —Suga iba a continuar cuando escuchamos a Hye Ri bajar a toda prisa por las escaleras.
— Hay una cucaracha en el baño Jimin —Dijo preocupada con cara de terror.
— Pues mátala —Dijo Suga —La pisas y ya está.
— Olvídalo, esas porquerías sobrevivieron al meteorito. Seguro muta cuando la pise —Dijo ella aún consternada suplicando con la mirada que subiera a matarla.
— Vamos Hye Ri, yo voy contigo —Dijo un valiente Taehyung con uno de sus zapatos en la mano.
Ambos subieron con cautela y a los minutos escuchamos un par de zapatazos que terminaron en gritos por parte de ambos.
— ¡Esto no estaba en los planes! —Chilló un despavorido Taehyung —¡Está volando! —Dijo corriendo por las escaleras con Hye Ri detrás.
— ¡Nos persigue! —Gritó una muy asustada Hye Ri mirando por encima de su hombro.
— ¿¡No pueden deshacerse del demonio con alas del tamaño de una nuez!? —Chilló Suga obstinado —Dame acá —Le quitó el zapato a Tae y subió a encargarse del asunto.
— Por lo menos tenemos un valiente entre nosotros —Musitó Nam cruzándose de brazos y mirándonos con decepción fingida.
Luego del asunto del insecto destruye hogares terminamos en el auto de alquiler de Nam Joon directo hacia la noria de London eye. Todos estábamos muy felices porque Londres era una ciudad hermosa desde todo punto de vista y la noria era una de sus atracciones principales.
— Desde aquí no se ve tan grande —Comentó Taehyung boquiabierto mirando la noria desde donde habíamos estacionado el auto.
— Claro pequeño chimpancé, estamos lejos aún —Contraatacó Suga rodando los ojos.
— Desde aquí se ve que es hermosa —Dijo Tami al tiempo que tomaba Nam por el brazo y se pegaba a él.
— ¿Estás segura que ese abrigo te protege del frío? —Le pregunté a Hye Ri ayudándola a salir del auto —No lo he elegido yo y siento que escogiste el de la tela más fina.
— Estoy segura de que es suficiente —Respondió con las mejillas teñidas de rosa —Y en cualquier caso si me da frío podré abrazarme a ti.
— Tienes razón, aquí hay mucho espacio —Dije abriendo mi abrigo como si fuera a meterla allí conmigo.
— ¡Eh, apúrense que la nieve nos va a agarrar aquí fuera! —Nam nos hizo señas con la mano para que nos apuráramos y los alcanzáramos.
Caminamos detrás de los chicos tomados de la mano aunque Hye Ri de vez en cuando se separaba un poco de mí para tomar fotos con su móvil. Parecía una princesa encantada con todo lo que la rodeaba, como si su alma rejuveneciera en esta ciudad.
Se volvía verde, viva e irradiaba calidez aún en medio del clima frío, la nieve compacta y las nubes grises. Como si se volviera un cerillo en medio de la oscuridad.
— ¡Wow, sí que es grande! —Dijo Tae con la mandíbula casi en el suelo y mirando la noria desde abajo cuando ya estábamos al pie del aparato.
— Te lo dije —Respondió Suga orgulloso.
— Voy por los tickets —Se ofreció Tami animada.
— ¿Iremos todos juntos, no? —Preguntó Taehyung mirándonos a Jimin y a mí —Sé que esto es como una cita para ustedes pero quiero ser egoísta y subir con ustedes.
— Yo podría subirme solo —Dijo Suga ganándose una mirada de desaprobación de Nam Joon —Digo, ustedes son muy ruidosos y yo quiero tranquilidad —Cerró los ojos e inhaló profundamente.
— Nada de eso, subimos todos o te amarramos a la espalda de Jimin —Amenazó Hye Ri.
— ¿Y por qué a la de él? —Se quejó el amenazado.
— Porque es el más fuerte de todos aquí y porque es el único que te soporta —Respondió Hye Ri entre risas.
— No le hagas caso hyung, a mí me caes bien —Dijo cariñosamente Taehyung pasándole un brazo por encima de los hombros.
— Ya, ya, mucho contacto —Se quejó Suga sacudiendo los hombros.
— Todo listo —Tami venía con todas las entradas en una mano —Ahora tenemos que esperar nuestro turno.
Nos acercamos a la fila de la noria que era un poco larga y tardaría por lo menos una hora en que llegara nuestro turno. Como alrededor había algunas tiendas de recuerdos y pequeños puestos, yo me quedé con Nam Joon haciendo la fila mientras que los demás fueron a buscar algo que les interesara.
— Está haciendo frío ya —Dije abrazándome a mí mismo, Nam Joon imitó mi pose porque entre todos él era el menos abrigado, no se había puesto guantes ni gorro.
— Tienes razón —Dijo mirando al cielo —Sabes Jimin... Esto es realmente increíble.
— ¿Qué?
— Que estemos todos aquí en otro país haciendo cosas como estas. Me hace muy feliz.
— A mí también —Dije con una sonrisa —Hoy es un día bastante especial.
— Aunque lo será más en la noche, no puedo esperar a lo del barco —Comentó sonriendo ampliamente —¿Y tú?
— Estoy tan ansioso que tendría que haberme tomado un calmante —Bromeé —Londres es el lugar perfecto. Hye Ri es la chica perfecta.
En ese momento Taehyung venía corriendo hacia nosotros seguido de Hye Ri que intentaba quitarle algo.
— ¡Dámela, debería ser mía! —Chilló Hye Ri intentando alcanzar una pulsera que Tae alzaba en el aire.
— ¡Que no!
— Vale, se comportan —Dijo Nam Joon poniéndole orden al asunto —¿Qué está pasando aquí?
Yo sólo reía viendo la escena en la que Nam parecía un hermano mayor regañando a los dos menores que se lanzaban miradas asesinas.
— La cosa es así, vi esta pulsera en una tienda y quise comprármela pero Taehyung corrió y la tomó —Se defendió Hye Ri.
— Si yo la tomé es mía. Además pagué por ella —Contestó el castaño escondiendo la pulsera en su bolsillo.
— Pero yo la vi primero.
— Nadie te manda a ser una enana tan lenta.
— ¡Kim Taehyung, dame acá! —Pidió Hye Ri intentando hurgar en los bolsillos del otro.
— Basta —Los reprendió Nam —Creo que esto sólo se puede resolver con una ronda de papel, piedra o tijeras.
— Ni de juego —Dijo Tae —Por obra el destino seguro la enana gana y se queda con mi pulsera.
— Hecho, hagámoslo así —Insistió Hye Ri —No seas cobarde.
— ¿Cobarde? Ahora sí, enana horrible.
— ¡Piedra, papel o tijeras! —Dijeron al unísono —¡Piedra, papel...
— ¿En qué andan estos dos orangutanes? —Dijo Suga a mi lado comiéndose una golosina y mirando con atención a los chicos.
— En una especie de pelea absurda —Respondí encogiéndome de hombros.
— ¡Gané! —Celebró Taehyung —El destino ha hablado. La pulsera es mía.
— Cómetela —Refunfuñó Hye Ri aferrándose a mi brazo con los labios hecho puchero.
— ¿Y por qué no te compras otra? —Pregunté yo con dulzura.
— Era la única que quedaba con la noria de adorno —Respondió ella desanimada.
— Ven, vamos a buscar otro modelo —Dije —Quédense en la fila, regreso en unos minutos.
Al rato Hye Ri y yo estábamos de regreso con una pulsera con una serpiente pequeña de adorno.
— A ver qué te compraste —Dijo Suga mirando atentamente la pulsera que ya guindaba del brazo de Hye Ri —¿Por qué un gusano?
— ¡Es una serpiente!
Tami también había regresado de comprar algunas cosas que ahora le enseñaba a Nam Joon con entusiasmo.
— Eso parece un gusano pero digamos que te creo —Siguió Suga —¿Por qué una serpiente?
— A Hye Ri le gusta Slytherin —Respondí yo.
— ¿Y esa qué raza de serpiente es? —Preguntó Suga.
— Esta amistad acaba de terminar —Intervino Nam Joon fingiendo indignarse —Adiós, que Suga se suba solo a la noria.
— ¿Harry Potter? ¿Escobas voladoras? —Preguntaba Hye Ri con cara de que no podía creer que Suga no conociera la saga —¿Dobby?
— Ya me dirás que raza de serpiente es —Dijo Suga arrugando la nariz.
— ¡Es nuestro turno! —Intervino animado Taehyung siendo el primero en subirse a la cápsula de cristal que nos elevaría sobre la ciudad.
— ¡Wow! —Dijo Tami con sorpresa cuando empezamos a ascender.
La nieve empezó a descender del cielo mientras que nosotros íbamos en dirección opuesta. Londres era un espectáculo para todo aquel que le gustaran las ciudades mágicas como aquella.
— ¡Desde aquí se ve el edificio ese! —Chilló Tae apoyado al cristal.
— Te refieres al Big ben —Argumentó Nam Joon.
— Eso.
— Parece que estamos en un cuento de hadas —Musitó Hye Ri risueña pegada a mi costado. Yo pasé un brazo por su cintura y le di un beso en la frente.
— Lo estamos —Le dije con dulzura —Y aquí nos quedaremos. Incluso si al final de la noche me dices que no —Dejé escapar aquella frase pero ella no pareció escucharme.
Todos estaban absortos en el momento mirando por los cristales, tomando fotos grupales, individuales y a la ciudad. De vez en cuando Taehyung o Suga señalaban un lugar y Nam Joon les decía el nombre y un poco de historia.
— ¿Qué te pasa Suga? —Preguntó Hye Ri.
— Creo que voy a vomitar —Dijo este apoyándose en sus rodillas.
— ¡No puedes vomitar aquí! —Dijo un urgido Tae –Toma, usa esto —Le tendió la bolsa donde venía la pulsera.
— No me miren —Pidió Suga yéndose a un rincón —Joder...
— Y tú tan emocionado que estabas por subirte —Intervino Tami con una sonrisa preocupada.
— Sí pero olvidé que las alturas me dan ganas de vomitar —Dijo el afectado intentando contener el vómito.
— La maldición de no conocer a Harry Potter —Comentó Nam Joon aún dolido.
— Ya deja tus clases sobre razas de serpientes —Suga estaba sudando un poco por el malestar.
Al final no terminó vomitando y al cabo de unos minutos se empezó a sentir mejor por lo que pudimos continuar con nuestro paseo sin temor a que Suga inundara el vagón de comida parcialmente digerida.
— Ven Hye Ri —Llamé posicionándome a su lado colocando mi teléfono en el aire para hacernos una foto.
— Vale —Ella se acercó a mi mejilla y depositó un beso —Quedó hermosa —Dijo al mirarla —Te ves muy tierno con esa bufanda de puntos.
— Déjalo que me sonrojo y te agarro a besos —Dije entre risas.
Después de terminado el paseo en la noria estuvimos un buen rato caminando por las cercanías de la misma. El río quedaba casi al lado de London eye y allí cerca era donde esperaríamos nuestro barco para hacer un tour por el río casi atravesando la ciudad.
— ¿A qué hora sale el barco? —Preguntó Tami.
Estábamos sentados en un café pasando el tiempo y protegiéndonos de la nevada.
— A las cinco —Dije mirando el reloj —Faltan veinte minutos, deberíamos ir caminando hacia allá.
Hicimos la fila para subirnos al barco que nos daría el tour y en unos minutos ya estábamos ubicados en las barandas del aparato observando el río.
Las fotos y la alegría por parte de todos no se hicieron esperar cuando los encargados empezaron a darnos la bienvenida y a explicarnos cada uno de los puntos del tour.
En la parte de adentro había comida para todos los pasajeros y por supuesto que todos fuimos a probar todo lo que tenían allí.
— Si vuelvo a nacer quisiera ser esos peces que comen de todo, los que limpian las peceras —Dijo Taehyung con comida en la boca.
— Te tengo una mala noticia, no hacen más que comer basura —Intervino Suga metiéndose un pastel a la boca.
— Para ellos debe ser un manjar —Siguió el castaño.
— Cállate y deja de pensar cosas raras —Dijo Suga metiéndole un pastel en la boca.
El cielo empezaba a ennegrecer y las luces de la ciudad se asomaban en todas las direcciones haciendo que aquello fuera un espectáculo a la vista.
— Esta es la mejor vista que he apreciado en mi vida —Comentó Nam Joon abrazando a Tami.
Todos estábamos en la cubierta escuchando con atención a la chica encargada de dirigir el tour.
— Tenías razón –Dijo Hye Ri abrazándose a mí —Esta tela es muy fina.
Aunque ya había parado de nevar la noche estaba tan fría que nuestros alientos se levantaban en el aire.
— Ven aquí —Dije rodeándola con mis brazos y haciéndole espacio en mi abrigo —¿Mejor?
— Sí —Asintió suavemente.
— Deberíamos tomarnos una foto grupal —Sugirió Tami.
— Esa es una buena idea —Dijo Nam pidiéndole a una de las chicas del tour que nos tomara una foto.
Todos nos colocamos en la cubierta uno al lado del otro y tras contar hasta tres aquel momento quedó plasmado para siempre.
— Faltó Jin —Comentó Suga con cierta inquietud.
— Dibuja una mancha rosada en la esquina de la foto y ya está —Me burlé yo.
— Que tu hermano no te oiga decir eso —Regañó Nam.
Pasamos un rato más en la cubierta haciendo bromas y poniéndonos al día en algunas cosas. Yo seguía abrazado a Hye Ri pero ella parecía no calentarse incluso con el contacto de nuestro cuerpo, estaba helada y temblaba un poco.
— Voy al baño. ¿Me acompañas Tami? —Preguntó ella. Tami asintió y las dos se fueron.
— Ya Jimin, ¿cuándo pasará? —Preguntó Suga obstinado —Se me está congelando el culo aquí afuera.
— Déjalo, necesita su tiempo —Me defendió Nam Joon.
— Pero en serio, ¿lo vas a hacer hoy? –Intervino Taehyung metiendo las manos en los bolsillos de su abrigo.
— Sólo quiero que sepan que esto no es lo que parece —Respondí —Es decir, no es tan formal como piensan.
— Ajá, compras un par de anillos de plata pero no es lo que parece. Bravo por tu genialidad —Chistó Suga rodando los ojos —Deja la tontería y hazlo de una vez.
— Antes de que lleguemos a nuestro destino y no puedas hacerlo —Dijo Nam Joon.
— Está bien —Dije tanteando mi abrigo —Lo haré allí arriba —Señalé la cubierta más alta el barco la cual tenía poca gente y era más bonita porque estaba adornada con luces.
Mi corazón empezó a armar un escándalo en mi pecho cuando Hye Ri estaba de regreso y le pedí que me acompañara hacia la cubierta.
Todos estaban al tanto de lo que iba a pasar en los próximos minutos y por eso me animaron con una sonrisa cuando nos vieron subir de la mano por las escaleras de metal que daban a la cubierta.
— Me estoy muriendo del frío, mochi —Comentó ella abrazándose a si misma cuando estábamos arriba —Desde aquí todo se ve más bonito —Dijo apuntando hacia las luces de la ciudad.
— Ten —Me quité el abrigo y se lo pasé por encima de los hombros —Seguramente mañana vas a resfriarte —¿Uh? —Miré hacia sus botas y vi que una tenía la trenza suelta —Hye Ri, tienes que estar pendiente de estas cosas, te puedes caer —Me agaché para encargarme del asunto.
— ¡Ya Park Jimin! —Gritó Suga —Llegamos en diez.
Otra vez mi corazón se estremeció.
Claro, debo hacerlo.
Mi cerebro sufrió una falla eléctrica cuando vi que Hye Ri tenía las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo y tanteaba la caja donde estaban los anillos.
— ¿Te has olvidado esto? —Preguntó inocente poniéndola delante de mí.
— ¡Oh no! —Tomé apresuradamente la caja de sus manos y me llevé una mano a la cara avergonzado.
Mis mejillas ardían y mi pecho iba a estallar en cualquier momento.
— ¿Todavía? —Preguntó Taehyung detrás de nosotros.
Todos habían subido pensando que ya había hecho lo que tenía que hacer. Hye Ri los miraba confundida y yo tenía el rostro hecho un tomate seguramente.
— Esto no se suponía que tenía que salir así —Dije apenado aún en el suelo con una rodilla hincada.
— Que lo ha descubierto antes, bravo —Dijo Suga con sarcasmo.
— Aprovecha que estás hincado —Alentó Nam Joon.
— ¿Qué pasa? —Preguntó Hye Ri con una risa nerviosa.
Las personas alrededor nos miraban y pese a que eran pocas sentía cientos de ojos sobre mí.
— Está bien, vamos Park Jimin —Me dije a mí mismo. Levanté la mirada y me encontré con el rostro curioso de Hye Ri, sus mejillas sonrojadas y su aliento elevándose en el aire —Esto no se suponía que debía salir así —Empecé.
Palpitación tras palpitación chocaban contra mi cabeza y se irradiaban por todo mi cuerpo.
— Pero tampoco se suponía que hace casi dos años debía conocerte en aquella calle. Aún así fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
Hye Ri puso abrió la boca sorprendida y frunció el ceño consternada. Ya había entendido lo que estaba pasando.
— Y justamente por eso es que no quiero dejar que te vayas. Quiero tenerte a mi lado ahora y mañana. No puedo decir que por siempre porque sonaría poco humilde pero si me lo permites tú, diré que por siempre y seré egoísta.
— Jimin —Musitó ella suavemente a punto de empezar a soltar algunas lágrimas.
— ¡Eso Park! —Alentó Suga y algunas personas extrañas lo siguieron con vitoreos.
— Lee Hye Ri no te estoy pidiendo que te cases conmigo. No quiero pensar en que nuestra unión se base en un contrato —Abrí la pequeña cajita que dejó ver los dos anillos de plata que había comprado meses antes —Pero sí te estoy pidiendo que te quedes conmigo y me des la oportunidad de estar a tu lado y despertar contigo todas las mañanas.
Ya las lágrimas se asomaban no sólo en los ojos de ella sino también en los míos. Estaba temblando de los nervios tanto que la cajita se movía entere mis dedos como un pudín.
— Y... si eso no te basta entonces te pido formalmente que te cases conmigo. Lee Hye Ri —Ella ya asentía repetidas veces con la cabeza —¿Quieres...
No me dejó terminar pues se echó abrazada a mis brazos y me susurró en el oído cien veces que sí.
Todos los que estaban allí empezaron a aplaudirnos y me sentí el hombre más afortunado del mundo. La estrujé en mis brazos y le di un beso en la frente mientras le daba las gracias por aceptarme.
Estaba agradecido porque no sólo me había dejado entrar en su vida aquella noche en que la conocí tras aquella peluca rosa y no desconocía la aventura en la que me estaba metiendo, con sus altos y bajos, sino que además me había permitido quedarme con ella, quizás para siempre.
— Gracias Lee Hye Ri —Repetí cerca de sus labios.
Gracias porque se abrió a mí humana y vulnerable, me dio espacio en su costado para reposar y soñar con nuestro futuro, rió cuando encontrábamos un lugar donde divertirnos, me hizo sonreír con el detalle más pequeño, me hizo llorar y sufrir, me hizo sentir maldito de amor, me instigó a luchar por lo que quería y me enseñó más de lo que podría imaginar.
Delineé su rostro con mis ojos porque era aquella cara sonriente de mejillas rosas que a veces lloraba o se congestionaba de rabia la que había elegido para estar el resto de mi vida.
— Nada de gracias —Dijo ella plantándome un beso —¿Recuerdas? Un gracias, un beso.
Pero tenía tanto que agradecerle aunque ella no se diera cuenta.
Gracias a ella había terminado creyendo en el destino y por suerte, la fortuna que me tenía preparada la vida me había hecho colisionar con el universo que implicaba ser Hye Ri.
Algunas cosas están destinadas a ser y en esta historia, mi nombre junto al de Lee Hye Ri era una de ellas. La más importante y hermosa de todas.
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