39
Jimin.
Si esto es una pesadilla, por favor que alguien me despierte porque no quiero dormir más.
Hye Ri estaba en mis brazos y no precisamente como hubiese querido. Estaba en mis brazos sí, pero no estábamos en su habitación viendo una película enredados en su cama, ni en un parque de diversiones o en el acuario. Este abrazo no era de esos en los que me provocaba apretujarla de amor y ella intentaría zafarse riendo.
Este tipo de abrazo era de esos en los que no podía dejar de llorar mientras oprimía su cuerpo contra mí y lloraba desconsoladamente contra su cuello mientras la sacudía una y otra vez.
— Hye Ri... Respóndeme por favor, Hye Ri —Llamé con un hilo de voz mientras poco a poco iba incrementando mi llanto —Despierta, abre los ojos te lo pido —Supliqué buscando su rostro.
Mis intentos eran en vano. De su boca no salía ni una sola palabra, sus ojos desprovistos del brillo de siempre permanecían cerrados, su cuerpo flácido como el de una muñeca me dejaba manejarlo a mi antojo pues no ponía resistencia.
Los oficiales saltaron sobre Eric ni bien detonó el arma y se lo llevaron directo a una de las patrullas.
— ¡Llamen una ambulancia de inmediato! —Gritó el detective —¡Llámenla ya!
— Civil herido por arma de fuego, necesitamos una unidad de emergencia en... —Prosiguió el oficial Jung a llamar por el radio.
No me la quites Dios, por favor.
Tantas veces la había salvado, como Mary Lee, como Hye Ri pero hoy no había llegado a tiempo. Sí tan sólo hubiese corrido un poco más rápido, si me hubiese atravesado, si no la hubiese dejado ir aquella tarde a su casa.
—Despierta bonita, no te puedes dormir —Pedí estrujando la tela en su espalda y enterrando mi rostro en su pecho llorando sin consuelo —No te duermas —Pedí una y otra vez como si me escuchara.
Yo permanecía en el suelo de rodillas con su cuerpo sobre mí. Sus labios rosados ya no lucían como cerezas y en lugar estaban pálidos. Su rostro magullado me dolía en cada centímetro de mi cuerpo, mis manos y mi franela estaban llenos de sangre húmeda, oscura como el vino.
Toda la blusa de Hye Ri también se había tornado de un rojo espeso que se apoderaba cada vez más de ella.
— ¡Hye Ri! —Nam Joon brincó a mi lado y me la quitó de los brazos abrazándola contra él.
Sus ojos estaban muy abiertos como si no pudiera dejar de lado aquella expresión de sorpresa e incredulidad. La llamaba por su nombre una y otra vez, cada vez aumentando el volumen de su voz hasta que en un intento desesperado por hacer que despertara comenzó a gritar desgarradoramente como si aquella herida la tuviera él en el pecho y no Hye Ri.
Los gritos de Nam Joon invadían el lugar del cual yo era completamente ajeno, sólo escuchaba los lamentos de la madre de Hye Ri quien lloraba desconsoladamente a lo lejos, las órdenes de los oficiales se alzaban de vez en cuando y Nam Joon me rompía el alma al no parar de llamarla.
— Este maldito... —Nam soltó a Hye Ri y se levantó furioso hacia la patrulla en donde estaba Eric sometido por los oficiales.
— ¡Aléjenlo de allí! —Ordenó el detective.
— ¡Te voy a matar maldito, te juro que te destrozaré! —Amenazaba Nam Joon mientras lanzaba patas al aire y varios oficiales lo sujetaban para evitar que cumpliera con su promesa de matar a Eric.
A unos metros estaba Taehyung quien hasta ahora no se había movido, estaba paralizado mirando hacia nuestra dirección con la mirada clavada en el cuerpo inerte de Hye Ri que yo sostenía con mucho cuidado y dolor. Parecía que se había congelado en algún minuto, no lloraba, no gritaba. Sólo estaba ahí.
— ¡La ambulancia está aquí! —Gritó Jung cuando el sonido característico de la ambulancia inundó el lugar.
— Abran paso por favor —Pidió un oficial que le hacía señas a los paramédicos de dónde estaba Hye Ri. Dos de ellos se acercaron hasta nosotros con un botiquín en un brazo, una camilla y otros instrumentos.
— Herida de bala hace unos seis o siete minutos —Informó el detective quien acompañó a los especialistas hasta donde yo estaba.
— Por favor, retírese —Pidieron pero yo me negué a irme del lugar.
— Vamos chico —El detective me tomó por un hombro y me echó a un lado para que los paramédicos hicieran su trabajo.
Uno de ellos se agachó a la altura de Hye Ri, la colocaron sobre la camilla y empezaron a monitorear sus signos vitales metódicamente.
— Pulso en 120 latidos por minuto... —Recitaba uno.
—Frecuencia respiratoria 24 —Contestaba el otro.
Está viva, no se ha ido. Pero... ¿Por cuánto?
Inmediatamente y tan veloces como un relámpago los paramédicos levantaron la camilla y la llevaron directamente hacia la ambulancia.
— ¿A dónde la llevan? —Gritó Nam Joon aún sometido por algunos oficiales —¡Yo voy con ella!
— ¿Usted es su familiar? ¿Es usted el responsable? —Preguntó uno de los paramédicos.
— Yo... Ss-í. ¡Lo soy, lo soy! —Dijo eufórico.
— No puede ir en ese estado —Estaban a punto de cerrar las puertas traseras de la ambulancia cuando corrí hacia el vehículo.
— Yo soy su responsable —Dije sosteniendo la puerta —Yo iré.
— Súbase rápido, no podemos perder más tiempo.
Brinqué el escalón y me senté a un lado de Hye Ri, estaban colocándole una máscara de oxígeno mientras que le tomaban algunas vías endovenosas, al mismo tiempo seguían monitoreando sus signos vitales que a pesar de no ser estables eran suficientes para mantenerla con vida por los momentos.
— Hospital St. Mary del Este, paciente femenina con herida de bala a nivel de... —Uno de los paramédicos comenzó a recitar la situación de Hye Ri por la radio al hospital a donde estaba siendo trasladada.
— Entendido, trasládenla al servicio de emergencias —Respondió una voz femenina tras el radio.
Yo me mantenía a su lado mirando como le hacían una cosa o la otra, ella luchaba por su vida y yo no podía hacer más que rezar porque despertara y sobreviviera.
El viaje en la ambulancia se me hizo eterno pero lo cierto es que duró poco menos de quince minutos hasta que finalmente llegamos al área de emergencias del hospital St. Mary del Este.
— ¡Rápido, rápido! —Gritó la doctora que recibió a Hye Ri.
Todos se bajaron de prisa incluyéndome pero una vez dentro de la sala de emergencia perdí a Hye Ri de mi vista cuando los médicos se la llevaron en la camilla a toda velocidad a través de un pasillo que terminaba con una gran puerta.
— No puede pasar señor —Dijo una de las enfermeras que se acercó hasta mí para detenerme.
Hye Ri, por favor no mueras. No puedes morir, no te doy permiso para que lo hagas.
Mis ojos ardían de tanto llorar.
— ¿Es usted su tutor responsable? —Preguntó la misma enfermera.
— Sí —Dije vagamente mientras me frotaba el rostro con fuerza —Soy yo...
— Venga conmigo, tiene que darme toda la información de la paciente...
— Lee Hye Ri —Ella me llevó hasta el área de recepción del ala de emergencia que estaba al principio del pasillo por donde se llevaron a Hye Ri.
Empezó a hacerme algunas preguntas sobre ella y luego de anotar toda la información que le di me indicó que podía aguardar en la sala de espera hasta que los médicos terminaran.
— ¿Está usted herido señor Jimin? —Preguntó la enfermera antes de irse mientras le ponía atención a mi franela llena de sangre.
— No, yo... Yo estoy bien.
Mentira, no estoy nada bien.
— Si necesita algún tipo de ayuda por favor...
En ese momento Nam Joon y Taehyung entraron corriendo por la puerta de emergencias y se acercaron hasta mí. Seguidamente la madre y el hermanastro de Hye Ri también aparecieron en compañía del detective.
— Necesitamos atención aquí —Pidió el uniformado haciendo que varios médicos asistieran a la señora y al niño.
A ellos no se los llevaron a la gran puerta tras el pasillo si no que los pasaron a unos cubículos.
— ¿Dónde está ella? —Preguntaba la aturdida madre quien tenía el rostro todo magullado pero los médicos hicieron caso omiso a su histeria y se la llevaron para atenderla.
Taehyung tenía la misma expresión neutra desde que había ocurrido el accidente y Nam Joon tenía los ojos hinchados y llamaba a Hye Ri.
— ¿Dónde está? ¿Cómo está? —Buscaba con la mirada hacia todos lados.
— ¿Familiares de la paciente Lee Hye Ri? —Preguntó la misma enfermera de antes.
— Su madre y su hermanastro son los que acaban de venir conmigo —Intervino el detective.
— Y el señor Jimin es su responsable —Repuso la enfermera —¿Y estos señores? No pueden estar aquí si no son familiares.
— Lo son —Dije yo —Son sus hermanos mayores —Mentí.
El oficial no hizo nada por desmentirme.
— Jimin, ¿a dónde se la han llevado? —Preguntó Tae con su voz más gruesa de lo habitual.
— No lo sé, entraron por esa puerta y no me han dicho nada.
Nam Joon se sentó en una de las sillas de la sala de espera y empezó a llorar sonoramente mientras escondía el rostro en sus manos.
—Sé que es un momento muy duro pero necesito que en cuanto tengan noticias de Lee Hye Ri alguno de ustedes pase por la comisaría —Dijo el detective.
— ¿Qué van a hacer con ese bastardo? —Preguntó Tae.
— Muchas cosas, tendrá cargos que no se podrá quitar tan fácil —Respondió el uniformado soltando un suspiro —Abuso infantil, maltrato doméstico, secuestro, extorsión, intento de homicidio. Si se me pasa uno...
— Quiero que pague —Musitó Nam Joon desde su lugar —Quiero que lo manden al infierno.
— Eso dalo por hecho, joven Kim —Profirió el detective antes de despedirse y recordarnos que alguien debía ir a la comisaría o llamar a ella luego de saber el estado de Hye Ri.
***
Los tres permanecimos en la sala de espera por unas dos horas, Tami llegó una vez que Taehyung la llamó desde el celular de Nam Joon para avisarle lo que había sucedido. Al contrario de lo que pensé, ella no estaba llorando o fuera de sí cuando la vi llegar a la sala, en lugar de eso estaba calmada, asustada sí, se le notaba en el rostro pero permanecía impasible por el bien de Nam Joon quien no tenía consuelo. Él lloraba, refunfuñaba y maldecía mientras llamaba a Hye Ri por lo bajo una y otra vez.
Yo por mi parte sentía un malestar indescriptible en el pecho que me había quitado el hambre, el sueño, la sed o cualquier otra sensación normal de mi organismo. Estaba allí sentado inerte y expectante, destrozado por dentro esperando lo mejor o lo peor.
— ¿Cómo estás? —Le pregunté con la voz áspera a Tae para intentar distraerme del pensamiento que tenía de Hye Ri muerta.
— No sé por qué mierda me preguntas eso —Respondió él con la mirada clavada en el pasillo.
— Ni yo...
Nam Joon estaba con el rostro clavado en el cuello de Tami quien miraba algún punto del suelo desde que llegó.
Pasaron dos horas más y eran casi las once de la noche cuando uno de los médicos que entró con Hye Ri a la sala de emergencia salió corriendo por el pasillo sin darnos la oportunidad de preguntarle nada.
— Ahora no —Fue lo que dijo y lo perdimos de vista.
— Odio esto, odio que no nos digan nada —Musitó Tae revolviéndose el cabello a punto de perder la paciencia.
— Es lo que nos queda... Esperar —Intervino Tami con tristeza.
Yo esperaría cien años en esa sala de espera si supiera que haciéndolo Hye Ri estará bien.
Nam Joon se había quedado dormido a causa del agotamiento cuando el reloj marcó las doce de la noche y ya eran las doce y cuarenta. Taehyung reposaba su cabeza sobre el respaldar de la silla mientras descansaba los ojos, Tami acariciaba el cabello de su novio y yo estaba sentado apoyando mis codos sobre las piernas mientras que me frotaba la cara con las palmas.
— ¿Familiares de Lee Hye Ri? —Llamó una doctora que se asomó desde la gran puerta al final del pasillo. Su uniforme estaba cubierto de sangre y se notaba cansada.
— ¡Nosotros! —Exclamó Nam Joon levantándose de un brinco.
Todos nos acercamos de prisa hasta ella y seguidamente tras de la puerta se asomó otro médico mucho mayor.
— El doctor Song les dará los detalles de la paciente —Comentó ella cediéndole la palabra y retirándose.
— Buenas noches, soy el doctor Song. La paciente Lee Hye Ri...
— ¿Cómo está ella doctor? —Preguntó Tami con desespero en la mirada.
— ¿Podemos verla? —Nam Joon estaba aún más desesperado.
— Primero —El doctor le hizo señas para que se tranquilizara —Debo decirles en qué estado llegó la paciente a la sala.
Traumatismo craneal con fractura occipital, hemorragia subaracnoidea, traumatismo menores en el rostro, dos costillas fracturadas en el lado izquierdo y un hemotórax en el pulmón izquierdo a causa de la herida de bala.
Grave, grave y más gravedad.
Nada de lo que escuchaba me dejaba tranquilo, Hye Ri había sido seriamente abusada por ese maldito y no le había bastado que hasta tuvo que dispararle antes de que huyera.
— ¿Hemotórax? —Preguntó Taehyung con el ceño fruncido —¿Hemorragia que...
— La hemorragia ocurrió muy cerca del cerebro por lo que la sangre acumulada allí puede dañarlo seriamente. Debemos operar a la paciente por segunda vez para drenar esa sangre y aligerar la presión para evitar lesiones permanentes en su cerebro —Explicó el médico.
— ¿Operarla por segunda vez? —Pregunté yo con los nervios a flor de piel.
— Ya la operamos por el hemotórax, es decir, había sangre dentro de su pulmón a causa del impacto de la bala. El proyectil entró en la cúpula del pulmón izquierdo haciendo que se llenara de sangre y que le fuera muy difícil respirar. Lo hemos solucionado a tiempo...
— ¿Es decir que vivirá? —Preguntó Nam Joon inquieto.
— Deja que siga, cariño... —Lo calmó Tami.
— Como decía, la herida de bala ha sido solucionada, un poco más y la pérdida de sangre hubiese sido devastadora. Tuvimos que transfundirle sangre en buenas cantidades. Sin embargo... —Meditó —La bala ha pasado muy cerca de un área nerviosa. En la operación no notamos que la bala haya dañado algún nervio pero al estar cerca de los nervios del brazo no sabemos si lesionó algo y lo hayamos pasado por alto, corremos el riesgo de que pierda movilidad en esa área.
— Maldita sea —Murmuró Tae golpeando la pared con el puño.
— ¿Significa que puede que no mueva el brazo?—Preguntó Tami.
— No lo sabemos, tendremos que esperar a que se estabilice y despierte pero eso no ocurrirá de inmediato, la paciente está muy delicada y su estado es grave. No podemos descartar que esté fuera de peligro todavía a causa de la hemorragia subaracnoidea.
— ¿Pero va a despertar? —Nam Joon estaba quebrado.
Y yo estaba destrozado.
— Pues... Eso lo veremos luego de la segunda operación.
No podía imaginarme el dolor y el sufrimiento por el que Hye Ri, la chica que siempre me sonreía con la mirada obstinada y a la que amaba más que a mi propia vida estaba pasando.
— ¿Cuándo la operarán? —Pregunté.
— Ahora mismo la están preparando. Sólo quería comentarles el estado de la paciente para que estén al tanto de lo que hemos hecho por ahora.
— Gracias doctor —Agradeció Tami llevándose a Nam Joon de vuelta a la sala de espera.
— Si me disculpan —El médico se perdió tras la puerta nuevamente.
A pesar de que Hye Ri aún respiraba, el panorama era incierto todavía. No sabíamos si iba a poder mover el brazo o si la sangre presionando su cerebro la afectaría en algo. Ni siquiera sabíamos si iba a salir bien de la operación, sin embargo, todo eso era mejor a haberla perdido en el hotel justo después del disparo.
Ahorita ni siquiera podría albergar esperanza de que quizás la pudiera tener de vuelta porque ya estaría muerta. Pero no, aún estaba luchando.
Allí conectada a todos los monitores estoy seguro que está dando una dura batalla por regresar a nosotros.
Por regresar a mí.
Daría lo que fuera por estar en su lugar y que fuera mi piel la que tuviera esos moretones y mis pulmones los que no pudiesen respirar pero en cambio era ella.
Pero si de algo estaba seguro es que no la abandonaría aunque tuviera que sembrarme a mí mismo en el hospital. Ninguno de nosotros estaba dispuesto a rendirse.
***
A las tres de la mañana terminaron la última intervención, los médicos estaban exhaustos cuando salieron uno por uno de la sala de emergencia. El doctor Song se encargó de explicarnos que la cirugía había transcurrido sin ningún contratiempo pero que el estado de Hye Ri era incierto.
Debido a lo delicada que se encontraba la pasaron a la unidad de cuidados intensivos donde la estarían monitoreando las veinticuatro horas hasta que se recuperara de la operación y despertara.
— ¿Podemos verla ya? —Preguntó Taehyung.
— Me temo que no pueden pasar todos. El área de cuidados intensivos es estéril y cualquiera que entre podría contaminarla y afectar a los pacientes. Hye Ri está muy delicada aún y cualquier cosa podría bajar sus defensas y empeorar su estado —Respondió el doctor.
— ¿Pero puede pasar al menos uno de nosotros? —Dijo Tami.
— Pues... —El médico paseó la mirada por todos y soltó un suspiro —Uno sólo de ustedes.
— Nam Joon —Dijo Taehyung.
— No... —Respondió Nam —Si la veo así me voy a caer a pedazos. Tiene que ser Jimin —Dijo con la voz quebrada —Tú fuiste lo suficientemente valiente para correr hasta ella poniendo en riesgo tu vida.
— Si ella despierta... —Intervine yo.
— No va a despertar todavía —Dijo el doctor —¿Vas a ser tú quien entre? —Clavó la mirada en mí.
— Sí —Asentí.
— Entiendo. Entonces sígueme y sigue mis instrucciones al pie de la letra.
El doctor Song llamó a una enfermera y le indicó que me ayudara a ponerme un mono estéril de color azul, guantes, tapa bocas y gorro, todo era material médico limpio con el que podría entrar a donde estaba Hye Ri.
— Yo te acompañaré —Dijo el doctor quien me guió hasta dentro de la unidad de cuidados intensivos.
Me impactó ver que todos los pacientes allí estaban inconscientes con un montón de monitores a los lados y muchas vías endovenosas en sus brazos. Unos se veían en peor estado que otros pero lo cierto era que todos estaban muy mal, después de todo en esa área están los pacientes más graves de todo el hospital.
— Aquí... —El doctor me sacó de mi impresión y me señaló la cama de Hye Ri que se encontraba casi al final.
— ¿Puedo?
— Te puedes acercar —Musitó amablemente.
Caminé lentamente hasta donde estaba su cama y mi corazón dolió como nunca antes al verla en una situación similar a los otros pacientes sólo que Hye Ri tenía la cabeza vendada hasta la frente a diferencia de los otros.
Sí, se habían encargado de la sangre, los moretones estaban mejor cuidados y sabía que habían hecho un buen trabajo pero aún así no podía evitar llorar al verla de esa forma, vulnerable, ajena y tan diferente a la chica que había conocido meses atrás.
Eric no me la había quitado pero se había esmerado en convertirla en alguien totalmente distinto y que quizás al despertar no sería la misma persona de antes.
— Oh... Hye Ri —Me lamenté colocándome a un lado de su cama.
— Puedes hablarle pero no te garantizo que te escuche —Comentó el doctor —Tienes quince minutos Jimin, te daré un poco de privacidad y luego vuelvo —Dijo retirándose de la sala.
La sala se quedó en silencio salvo por los ruidos que hacían los monitores de los pacientes incluyendo los de Hye Ri. Paseé la mirada por todo su cuerpo que estaba cubierto por una manta y finalmente me posé en los números del monitor que estaban acompañados de un pequeño dibujo de corazón que monitoreaba sus latidos cardíacos.
— Hola bonita —Empecé con la voz áspera, ronca y a punto de quebrarse.
Clavé mi mirada en su rostro, sus ojos estaban cerrados y de su boca salía un tubo blanco que respiraba por ella.
— Sé que no me escuchas pero quiero decirte que te estoy esperando —Tomé su mano y aunque no pude sentir su piel a causa de los guantes que yo estaba usando la sostuve con firmeza —Aquí estoy Lee Hye Ri, esperando por ti —Las lágrimas chocaban contra el tapabocas que no me dejaba hablar con claridad.
Allí reposando en esa camilla, dando la batalla por recuperarse, ¿podría ella saber que yo había venido a verla? ¿sentiría mi agarre y desearía despertar para decirme que va a vivir?
— ¿Estás soñando o sólo duermes sin tener que pensar en nada malo? —En todas esas porquerías que le había hecho Eric —Si estás soñando por favor... Que sea conmigo, sólo así, en tus sueños podré verte sonreír de nuevo.
Porque ahorita sólo me duele no poder hacerte sonreír.
— Creo que no te lo repito con frecuencia pero te amo y aunque despiertes y haya cambiado algo en ti no voy a dejar de hacerlo Lee Hye Ri.
Me enamoré de ti como los románticos sin remedios, de esos capaz de beber veneno para estar al lado de la persona que aman aún en el cielo o en el infierno. Me enamoré de ti en esta vida y probablemente lo haga en todas las que vengan.
— Estoy a tu lado. Yo, Nam Joon, Tami, Taehyung... Todos te esperamos —Dije con un hilo de voz —Pero yo más, despierta ya para que pueda escuchar tu voz, para que pueda besarte, para que...
— Es hora Jimin —Interrumpió el doctor Song tocando mi hombro.
— ¿Tan rápido? Cinco minutos...
— Lo siento, aún está delicada. No podemos arriesgarnos.
— Entiendo —Musité arrugando la nariz —Te amo Lee Hye Ri —Deposité su mano con suavidad sobre su abdomen —Y te estoy esperando, esperaré a que despiertes —Dije finalmente antes de salir de la sala.
Y así fue, cada día y cada noche que pasaba permanecí a su lado. El hospital empezaba a volverse un lugar familiar para mí luego de una semana.
Una semana y Hye Ri no abría los ojos ni nos daba señales de nada. Era como si se hubiese esfumado de su cuerpo, como si dentro de aquella piel y aquellos huesos no hubiese nada.
Y tenía miedo.
Porque si te esfumas para siempre tarde o temprano yo te seguiré.
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