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35


Hye Ri.

Luego de que Jimin me dejara en el apartamento dediqué el resto de la tarde para ponerme al día con las asignaciones que tenía pendiente gracias a la semana que me ausenté de clases. Y no sólo eso, lavé mi ropa, hice suficiente comida para el resto de la semana e incluso usé los nuevos vasos que Jimin había comprado para mí.

También había descubierto la nota que había dejado en la pared y no pude dejar de sonreír cada media hora, cada vez que tenía la oportunidad la miraba y la releía, después de todo estaba justo al lado de mi escritorio. 

Lo había pensado bien, sabía que si la dejaba allí podría verla siempre.

Ya eran casi las once de la noche y luego de darme un baño me recosté en la cama mirando al techo y fijándome en una pequeña grieta junto a la lámpara.

Que solo se siente todo sin Jimin.

La madera del suelo no cruje con tanta fuerza cuando yo camino, beber un banana milk no es tan divertido si no riño con él para ver quien se va a tomar el último y el lado derecho de la cama está frío.

Saqué mi móvil y decidí dejar de abstenerme de saber de él, sin embargo, su nombre iluminó la pantalla antes de que pudiera escribirle un mensaje.


Tienes 1 mensaje nuevo.

Mochi.


Lo había agendado bajo ese nombre en mi nuevo teléfono.


De: Mochi

Por favor dime que no te has dormido

Recibido 11:06 pm ✓✓


Para: Mochi

Quizás...

Enviado 11:06 pm ✓✓


De: Mochi

¿Entonces con quién hablo?

Recibido 11:07 pm ✓✓


Para: Mochi

Un fantasma...

Enviado 11:09 pm ✓✓


De: Mochi

¡YA, LEE HYE RI! LE TENGO MIEDO A LOS FANTASMAS

Recibido 11:09 pm ✓✓


Me reí sonoramente mientras me imaginaba su rostro asustadizo. Inmediatamente me llamó y tuve que contener la risa antes de responder.


"Muy graciosa, los fantasmas no son reales"


"¿Eso es lo que usas de consuelo? Son reales, hay uno detrás de ti" —Me llevé la mano a la boca cubriendo mi sonrisa que pronto se convertiría en una carcajada.


"¡Ya!" —Gritó alarmado —"Te recuerdo que tú duermes sola, yo tengo compañía aquí" —Intentaba sonar seguro de lo que decía.


"Pero yo no les temo, tú sí" —Susurré.


Reímos un rato y luego de asustarlo con los fantasmas le pregunté qué había pasado con el tema de Suga.

Jimin me contó que le había dado la noticia pero que al parecer no se lo había tomado del todo bien y que le había pedido que lo dejara a solas.


"Como te dije antes... Tengo miedo de que la deje"


"Tendremos que esperar, mochi"


No nos quedaba más remedio que confiar en que Suga tomaría la decisión correcta y que de alguna forma le encontraría una solución al asunto, ojalá fuera una solución en la que todos termináramos felices, incluyendo a Taehyung.


"Te extraño, Hye Ri" —Dijo con la voz rasposa, logrando así sacarme de mis pensamientos.


La suavidad de su voz al otro lado del auricular me hacía sentir acompañada dentro de todo. Con el apartamento en total oscuridad y silencio, su voz era lo único que se levantaba.


"Yo también, Park Jimin" —Respondí acariciando la almohada que no estaba usando yo —"Estaba pensando en que sin ti, este apartamento se siente un poco vacío".


Lo escuché reír levemente.


"¿Estás diciendo que debería ir ahora mismo hacia allá?"


"Estoy diciendo que deberías dormir otra vez aquí" —Me sentí un poco avergonzada de decirlo en voz alta.


"¿Hoy mismo?"


"Hoy no, ya es muy tarde"


"Pero te gustaría que fuera, ¿o no?"


"Si existiera la posibilidad pues..." —Me empecé a sentir intranquila al pensar qué pasaría si Jimin volviera a dormir a mi lado.


La última vez no quería separarme de él en toda la noche. Abrazarlo era el somnífero perfecto que alejaba las pesadillas y cualquier mala postura que no me permitiera dormir con tranquilidad.

Entre sus brazos el tiempo transcurría lentamente, el frío del aire acondicionado se paseaba alrededor de nosotros sin llegar a calarme porque allí estaba su cuerpo para evadirlo. Escuchar su respiración y sentirla chocar contra mi nuca me daban escalofríos.

Park Jimin equivale a un huracán capaz de desatar mis nervios y al mismo tiempo mantenerme en calma.


"Entonces crearé esa posibilidad ahora" —Dijo antes de colgar la llamada.


— ¿Qué? —Abrí los ojos como platos.

Jimin venía hacia acá casi a mitad de noche.

Viene a dormir contigo, viene sólo porque tú se lo pediste.

Me levanté de la cama casi corriendo a buscar una pijama mejor que la que llevaba puesta, como se suponía que iba a estar sola sólo me había puesto una franela verde manzana de algodón y la ropa interior.

Luego de coger un pantalón de algodón negro me senté en el sofá de la pequeña sala de mi apartamento con el teléfono en el pecho esperando ansiosa que Jimin me avisara que ya había llegado.

Sobre la mesa de la sala reposaban los dos libros que había comprado el día que había salido a la librería con Tae. Uno había sido un regalo de mi revoltoso amigo mientras que el otro me lo había recomendado Jackson, So far away.

Lo tomé y leí las primeras líneas del primer capítulo.

¿De verdad le gustaba a Jackson?

Me costaba imaginar que había dicho que le había roto el corazón a pesar de habernos cruzado unos diez minutos en aquella librería. Quizás era un chico que exageraba, quizás sólo le atraje y Jimin se tomó muy en serio su confesión.

Lo menos que quería era generar algún problema entre esos dos, estaba decidida a que si Jackson intentaba dar un paso en el tema de conquistarme tendría que ser muy sincera con él desde el inicio.

Cerré So far away cuando me llegó un mensaje de texto de Jimin.


De: Mochi

Adivina en dónde estoy

Recibido 11:55 pm ✓✓


Mi corazón latió con fuerzas cuando escuché que tocaron la puerta un par de veces y en cada paso que daba hacia mi encuentro con él era una lucha por intentar mantener mi cordura.

Abrí la puerta lentamente y allí estaba de pie con las mejillas sonrojadas, su cabello naranja echado hacia un lado, vestía un pantalón de algodón negro al igual que yo y un suéter del mismo color. En su mano derecha sostenía una bolsa con comida china

— Hola —Dijo mientras sonreía dulcemente —¿Ya has comido? —Levantó la bolsa al nivel de su rostro.

Allí con el silbido del viento del pasillo paseándose sobre nosotros y su silueta asomada sobre la oscuridad quería besarlo con todas mis fuerzas, como si fuese la última oportunidad de hacerlo.

— ¿No me invitas a pasar? —Rió mientras entraba al apartamento.

Depositó la bolsa sobre el mesón y sacó los envases de la comida.

— No puedo creer que de verdad hayas venido hasta aquí —Dije abrazándole por detrás rodeando su cintura y reposando mi cabeza sobre su hombro.

— Te dije que crearía la posibilidad.

— Es muy tarde para comer, mañana me tengo que levantar temprano y...

— Hye Ri mañana es sábado —Se giró entre mis brazos quedando ahora frente a frente.

— ¿Ah sí? Estoy un poco perdida —Dije suavemente. Parecía que mi cuerpo había entrado en una especie de letargo desde que Jimin había pisado el apartamento.

— Perdida en mis labios porque no los has dejado de ver desde que llegué —Dijo divertido.

— No me hagas quedar más expuesta —Me sonrojé. Me separé de él y fui hasta el refrigerador para servirle un poco de agua.

— Gracias, ahora siéntate conmigo —Me tomó por la muñeca y nos sentamos comer lo que había traído.

— ¿Crees que Suga deje a Sunhari? —Intervine.

— No lo sé —Se encogió de hombros mientras revolvía la comida con los palillos —Pero espero que no. No hablemos de eso ahora —Dijo cuando miró mi expresión de preocupación —Hay que ver como se desarrolla todo, ahora come y mientras tanto piensa en lo que haremos esta noche.

— ¿A qué te refieres? —Pregunté confundida aunque con la intención de que me dijera que tenía algún plan que no fuera dormir.

— A que si quieres ver una película o hablar toda la madrugada entonces dímelo y lo haremos juntos —Me sonrió y luego se tragó un gran bocado de tallarines cuyo movimiento logró que un poco de salsa se le chorreara por la boca.

— ¡Límpiate eso! —Dije entre risas pasándole una servilleta.

— ¡Tú también tienes! —Señaló mi nariz.

— Eso es mentira, yo no soy tan desastrosa como tú.

— Eso crees pero yo no fui quien perdió su teléfono.

— Eso fue un accidente.

— Y ahora que hablamos de teléfonos, recítame el mío.

— Uh...

— No me digas que aún no te lo sabes —Dijo apretando los labios mientras tomaba mi nariz con un dedo.

— ¡Ouch, eso duele!

— Debías aprendértelo señorita, hasta que no me lo digas no te soltaré.

— Entonces estaremos así toda la noche —Me crucé de brazos y mi voz sonaba graciosa por culpa de su agarre.

— Dormiremos aquí si es necesario.

— 82... 013...

Al final de cuentas si me había aprendido su teléfono sólo que para molestarlo le había dicho que no.

Él rió satisfecho como un niño pequeño cuando hube terminado de recitar su número y luego de comer se ofreció a limpiar los restos y lavar los vasos.

— Esa comida estaba deliciosa —Dije mientras colocaba mi teléfono sobre la mesa de noche que había junto al colchón.

Levanté la mirada cuando no escuché respuesta de Jimin y noté que estaba de pie recostado de la mesa mirándome fijamente con los brazos cruzados. La luz de la lámpara del escritorio era lo único que iluminaba el sitio, por lo tanto parte de él estaba en completa oscuridad y su sombra se dibujaba alargada en el suelo.

— ¿Qué pasa?

Él seguía sin responderme.

— Jimin, empiezas a asustarme —Dije con la intención de acercarme hacia él pero me detuvo con una señal de su mano.

— Es sólo que te ves hermosa, es todo —Respondió mientras soltaba un suspiro. Se reincorporó y caminó hacia donde estaba yo colocándose frente a mí.

— No lo creo pero te agradezco que aún en mis peores fachas te guste.

Mi cuerpo se tensó cuando sus manos tomaron mi rostro y lo acercaron peligrosamente hacia el suyo.

— Si quieres agradecérmelo... Ya sabes como tienes que darme las gracias —Susurró con la voz rasposa.

— Lo sé —Musité muy cerca de sus labios. 

Por cada gracias un beso, ese era el lema.

 — No es justo... —Tomé sus manos con las mías y cerré los ojos.

— ¿Qué no es justo? —Seguía hablando en aquel tono que me hacía perder la calma, que casi me obligaba a morir en sus labios.

— Que me gustes tanto.

Me besó una primera vez brevemente pero con intensidad.

Intenté retroceder un poco pero mis pies se encontraron con el borde del colchón bloqueándome el paso. Estaba atrapada entre las manos cálidas y los labios rosados de Jimin.

— Tampoco es justo... Que seas tan hermosa —Musitó él con la mirada desviada hacia mis labios.

Volvió a besarme pero esta vez el encuentro fue más duradero y sus manos ahora rodeaban mi cintura pegando mi cuerpo con el suyo.

— ¿Cuándo me vas a decir que me amas Lee Hye Ri? —Dijo a mi oído activando todas mis fibras nerviosas y haciendo que mis piernas flaquearan de los nervios.

Su cuerpo empujó al mío con delicadeza haciéndolo caer al colchón. Quedé debajo mientras él sostenía su peso con sus brazos a cada lado de mi cabeza y me envolvía de nuevo con sus labios.

Todas las corazas y todas las alarmas de mi cuerpo se habían desactivado, absolutamente todo lo que estaba a mi alrededor había pasado a ser un paisaje difuso sin importancia. Jimin me arrastraba a un torbellino de sensaciones que cada centímetro de mi piel estaba disfrutando sin remordimiento.

— Porque yo te amo —Depositó un beso suave en mi cuello y volvió a mi oído —Te juro que te amo, ¿y tú? ¿cuándo lo sabré?

— Ahora mismo —Repliqué siendo esta vez quien lo besara mientras enredaba mis dedos en su cabello.

Y si medir el amor se basaba en la plenitud con la que te entregabas a otra persona entonces estoy segura de que nunca antes alguien amó más a Park Jimin que yo.

El viento de la noche, la tenue luz del escritorio, los libros sobre la mesa, el olor a canela del ambientador del apartamento y nuestra ropa en el suelo habían sido testigos de ello.


***


Jimin.

Lo que supe enseguida luego de tener a Hye Ri reposando entre mis brazos con su piel tan expuesta como la mía bajo las mantas es que era la chica con la que había soñado muchas veces.

Mientras mis dedos dibujaban un silencioso te amo en su espalda ella dormía con serenidad, su cabello un poco despeinado se esparcía cubriendo un poco su rostro y yo sólo la apreciaba como hacen las personas como las obras de arte.

Congelada entre aquellas paredes y sobre mis brazos, Hye Ri mereciera que yo admirara lo hermosa que era y que le repitiera mentalmente o entre susurros que la amaba incondicionalmente.

***


Habían pasado dos semanas desde aquella noche y posterior a ello se había hecho costumbre que cada dos o tres me quedara en su apartamento. No podía dormir siempre allí porque mi madre empezaba a preguntar si me estaba quedando con Suga y realmente no me agradaba mucho la idea de mentirle.

Además de que mi relación con Hye Ri cada vez se volvía más íntima y cada día nos conocíamos un poco más el uno al otro también habíamos aprovechado el tiempo en continuar nuestras tutorías y concentrarnos en nuestros propios asuntos.

Yo estaba con el tema de los proyectos del grupo de intercambio y aunque había avanzado un montón todavía me faltaban cosas por hacer. Ella por su lado me comentaba que las clases iban muy bien y que Kang no se había vuelto a liar con ella o me había nombrado en clases.

A decir verdad Kang había optado por ignorarme.

Por otro lado Suga y yo no habíamos vuelto a hablar del tema de Sunhari, había ido un par de veces a su casa a saludarlo pero luego de tocar el tema siempre terminaba evadiéndolo. Así que no sabía si había decidido dejarla o seguía con ella, no había pista alguna que me ayudara a saberlo.

Lo que sí sabía es que no había hablado con Taehyung porque de haber sucedido la cara de Suga hubiese estado llena de moretones y quizás también la mía.

— Hoy es jueves pero parece que fuera viernes —Dijo Jackson entre bostezos mientras recostaba la cabeza sobre la mesa.

El tema de Jackson con Hye Ri fue mera inmadurez mía al pensar que él podría haber intentado algo.

Nunca intentó molestar a Hye Ri o intentar coquetearle, ella me contó que hablaba de vez en cuando con él por teléfono pero que además de libros y música Jackson no se atrevía a tocar otro tema.

— No sabes lo mucho que quiero que sea fin de semana —Respondí.

Estábamos en el salón de siempre y el reloj estaba a punto de marcar las doce del mediodía cuando Monique entró con expresión de preocupación y me avisó que el profesor Stevens me esperaba en su oficina.

Es cierto, se supone que esta semana la junta disciplinaria me daría la respuesta.

Agradecí a Monique por hacerme llegar el mensaje de Stevens y corrí a la oficina de éste último con el corazón en la boca y hasta pedí al cielo que por favor me ayudaran a recuperar mi puesto.

Al contrario de lo que había pensado cuando comencé a trabajar en la universidad, dar clases me había ayudado bastante, me había hecho sentir que podía hacer algo bueno y ayudar a los demás de alguna forma a través de mis conocimientos.

Abrí la puerta de la oficina y me encontré no sólo con Stevens sino con otros tres profesores que bien sabía yo pertenecían a la junta disciplinaria.

— Buenas tardes Jimin —Dijo uno de ellos.

— Buenas tardes, profesor —Respondí yo con una leve reverencia.

— Pasa Jimin, tenemos un tema importante que hablar contigo —Intervino Stevens.

Con muchos nervios cerré la puerta pero estaba decidido a enfrentar las consecuencias.

Que pasara lo que tenía que pasar.

***


Hye Ri.

— ¡Odio los jueves! —Se quejó Tae mientras estábamos en una jardinera del campus comiéndonos nuestro almuerzo.

Josephine nos acompañaba y regañaba a Tae por hablar con la boca llena.

Desde hacía una semana y algo Jospehine y Tae se habían vuelto más unidos, caminaban de la mano por los pasillos de la universidad y tenían citas por las tardes. Eso sí, incluso aunque Tae estaba rebosando de felicidad porque Josephine fuera su novia nunca me dejó almorzar sola o me dejó para irse con ella.

Él decía que la amistad y el amor tienen un balance y que no puedes abandonar una cosa ni la otra porque ambas son igual de valiosas. Es por eso que hoy estaba de nuevo almorzando con su grata compañía.

— ¿Y eso por qué? —Me reí por su repentina queja.

— Porque estás cerca del sábado pero no es así, todavía tienes que esperar otro día más —Dijo rodando los ojos.

— Eso sólo lo piensan los perezosos como tú, Taetae —Se burló Josephine.

— Pero aún así me quieres, ¿no? —Respondió él guiñándole un ojo y regalándole una sonrisa.

— Creo que estoy sobrando un poco aquí —Murmuré entre risas.

— Para nada Hye Ri, es más te voy a pedir que te quedes con este perezoso porque yo ya me tengo que ir —Dijo Josephine mientras guardaba el envase de su almuerzo en su morral.

— ¡No te vayas! —Lloriqueó Tae —Si te vas no me como el almuerzo.

— Hye Ri se asegurará de que te lo comas —Dijo ella fingiendo que lo amenazaba —Mañana tengo un examen y me tengo que ir a estudiar.

— ¡Josephine! —Se quejó Tae haciendo muecas de que iba a llorar.

— Deja de poner esas caras horribles, nos vemos mañana —Se despidió ella dándole un beso en la frente —Hasta luego Hye Ri.

— Nos vemos, unnie.

Luego de que Josephine se fuera tuve que soportar unos cinco minutos de Tae diciendo lo triste que estaba por no poder verla hasta el día siguiente y luego de su prolongado lloriqueo que me hacía reír cambió de tema velozmente, algo que él suele hacer con frecuencia.

Podría estar hablando de una obra de arte y de repente saltar con la invasión de los extraterrestres en el futuro...

— Hay algo que quiero contarte —Dijo con el ceño fruncido —Y quiero que me digas tu opinión.

— ¿Es algo serio? De repente estás con esa cara.

— Sí, esta vez es algo muy serio.

—Soy toda oídos entonces.

— Pues... —Se relamió los labios y clavó su mirada en mí —Creo que Sunhari tiene novio.

Intenté disimular mi cara de sorpresa cuando escuché a Tae decir eso, no sólo porque yo sabía que Sunhari de hecho sí tenía novio sino porque además era Suga.

Así que Suga no ha hablado con él...

— Y me lo está ocultando —Dijo desanimado.

— ¿Por qué piensas eso, Tae?

— Porque se la pasa saliendo y a veces no duerme en casa, ¿en dónde está si no?

— ¿En casa de alguna amiga? —Intenté excusarla.

— No, no. Se comporta extraño, sonríe cuando habla por teléfono... Se está maquillando, ella... Ella no suele ser así pero desde hace meses lo hace. Creí que eran ideas mías pero incluso mi mamá lo ha notado.

— Y si tiene novio, ¿qué harás?

Tae levantó una ceja y me miró con desconcierto.

— Lo que cualquier hermano haría, ir a matar a ese cabrón por cobarde.

Tragué duro y sonreí con nerviosismo.

— Tae, Sunhari es adulta yo sé que tienes la mala experiencia con su ex novio pero...

— Pero nada, si ella está saliendo con alguien y ese sujeto la quiere debería saber que tiene padres y un hermano, ¿no? —Espetó con rabio —Mínimo debería venir a presentarse el muy...

— ¿Y sí Sunhari le contó que tiene un hermano que no la deja tener novio?

— Yo nunca he dicho que no la dejaré tener novio.

— Tae, no lo niegues —Puntualicé —Eres muy sobre protector, quizás ella tenga miedo.

— Me da igual Hye Ri, su novio tiene que venir a hablar con nosotros y si me entero que está con alguien problemático juro que iré y lo mataré a golpes —Apretó la mandíbula y se levantó del banco.

Me daba miedo cuando hablaba así, Tae era una persona dulce nada que ver con el chico violento que juraba ser.

— ¡Kim Taehyung! —Llamé pero hizo caso omiso —¡Tae!

Enseguida saqué mi móvil con las manos un poco temblorosas.


Para: Mochi

Mochi, tengo algo que decirte

Enviado 12:48 pm ✓✓


De: Mochi

Yo también. Dime dónde estás

Recibido 12:52 pm ✓✓


Le dije a Jimin donde estaba y en cuestión de minutos llegó corriendo, lo dejé recobrar el aliento unos segundos y luego le conté de prisa la conversación que acababa de tener con Tae.

— Tienes que decirle a Suga que hable con él antes de que se entere —Dije preocupada —Tae está muy molesto.

Jimin se sentó a mi lado en silencio y meditó unos minutos mientras fruncía el ceño y se revolvía el cabello una y otra vez.

— Hoy iré a su casa y le preguntaré que ha pensado hacer —Respondió finalmente —Te lo prometo. Y si ese tonto no sienta cabeza de una vez le daré un buen sermón para que lo haga —Dijo suavizando la expresión.

— Gracias mochi.

— No me las des —Dijo con una sonrisa —Hoy tenemos la tarde libre de tutorías, ¿quieres hacer algo en especial? ¿Ir al museo del que habíamos hablado?

— Uh, no se me ocurre nada. Estaba pensando en adelantar un poco el manuscrito para el concurso.

Lo cierto era que quedaba una semana y media para entregar el manuscrito del concurso, este era mucho más largo y complicado de lo que esperaba y aunque había progresado bastante todavía me faltaba por lo menos la mitad.

— Está bien, ¿irás a tu apartamento entonces?

— Sí, ¿tú te quedarás acá?

— Así es. Tengo consulta con algunos chicos sobre sus proyectos, saldré a eso de las cinco.

— Está bien, ¿has almorzado al menos? —A Jimin a veces se le pasaba comer.

— Aún no, no te enojes —Dijo al ver que lo miré con desaprobación —Lo haré en un rato, en serio.

— Eso espero —Repliqué —¡Casi lo olvido! ¿Qué tenías que decirme tú?

— Ah... —Desvió la mirada.

— ¿Qué es, Jimin?

— La junta disciplinaria me ha dado la respuesta hoy.

— ¿Y... —Me había puesto nerviosa de repente.

— Y... —Giró el rostro y se quedó mirándome.

Su rostro no me decía nada, no podía leer su expresión.

— ¡Me han devuelto mi puesto! —Dijo animadamente tomándome por las mejillas.

— ¡Ya, idiota! —Me solté de su agarre molesta y me llevé una mano al pecho —¡Me has asustado!

— Esa era la idea —Se burló —Ya le han avisado a Kang que no será más mi suplente.

— ¿Cuándo volverás a tu puesto?

— Como la semana está terminando no tiene caso que empiece mañana, así que el lunes podré volver a darte clases. Volverás a deleitarte con este guapo profesor —Bromeó mientras me guiñaba un ojo.

— Ya tengo que verte todos los días —Repliqué mientras me cruzaba de brazos y él hizo puchero —¿Hoy duermes en el apartamento?

— No hoy no podré. Ya sabes voy a donde Suga y...

— Sí, entiendo.

— Mañana probablemente sí, será nuestro viernes de películas y comida china, ¿te parece? —Dijo pasando un brazo por encima de mis hombros.

— Me parece —Respondí con una sonrisa.

Tae estaba de vuelta con un chocolate a medio morder y un jugo en la otra mano.

— ¿Me voy unos minutos y ya esta mandarina viene a secuestrarte? —Dijo sentándose entre los dos —Déjala aunque sea por un día o la vas a desgastar a la pobre.

— No voy a desgastar a nadie —Se quejó Jimin mientras se removía incómodo en el banco.

— Claro que sí, la enana mide 1.60 la vas a desgastar rápido de tanto que la miras —Replicó Tae pasándome el jugo.

— Qué exagerado —Intervine.

— Rezaré porque no pase eso, esta chica me tiene que durar para toda la vida —Bromeó Jimin haciendo que yo me sonrojara y Tae bufara —Bueno, tengo que irme —Se levantó del asiento y me dio un beso en la mejilla —Nos vemos mañana, adelanta el manuscrito.

— Eso haré, te escribo más tarde.

— Adiós mandarina, adiós. Vete a hacer una ensalada o algo —Tae sacudía la mano haciéndole señas a Jimin de que se fuera y este último sólo se reía porque estaba acostumbrado a que Tae lo tratara de esa forma.

— Nos vemos Taehyung —Se despidió Jimin y se alejó tranquilamente hasta perderlo de vista.

— Me está cayendo mejor. Terminaría de agradarme si se pintara ese cabello de otro color.

— Cállate, así se ve muy bien —Le di un codazo.

— ¿Qué haremos hoy?

— Hoy estaba pensando en adelantar mi manuscrito pero creo que antes me pasaré con Morezt. Tengo tiempo sin visitar a Nam Joon y a Tami.

— ¡Yo también quiero ir! —Musitó emocionado —Aunque... No, mejor no.

— ¿Y eso por qué? —Pregunté confundida —¿Te perderás la oportunidad de ganarle a Nam Joon en los video juegos?

— Bueno —Suspiró —De verdad que quiero ir pero hoy no creo que sea buena idea, tengo algo que hacer ahora que recuerdo.

— Está bien —Me encogí de hombros —Puedes ir mañana entonces. Yo me voy ya —Dije levantándome del asiento.

Taehyung se quedó recostado del asiento mientras se terminaba su chocolate.

— Nos vemos Hye Ri, estudia mucho —Gritó cuando yo ya estaba a cierta distancia.

Miré por encima de mi hombro y vi que recostó la cabeza del asiento y clavaba la mirada en el cielo.

No hagas tonterías, Tae.

***


A eso de las seis y media de la tarde pasé por Moretz para visitar a los chicos. Nada más al verlos casi brinqué de alegría y corrí a abrazar a Tami.

— ¡Mira a quién tenemos aquí! —Exclamó Nam Joon tras el mostrador de la barra —Pensé que nos habías cambiado por Jimin y el revoltoso.

— Eso nunca —Dije fingiendo estar ofendida mientras aún abrazaba a Tami —Los extrañé muchísimo.

— ¿Has estado muy ocupada con la universidad? —Preguntó Tami.

— Así es —Respondí.

Les conté que había ganado el concurso de la universidad y que ahora me estaba preparando para el siguiente, que Jimin había sido devuelto a su puesto de trabajo tras la suspensión que se había ganado por culpa de Kang y que las cosas iban muy bien entre Taehyung y Josephine.

También les conté que Jimin se estaba quedando algunas noches en el apartamento para hacerme compañía y aunque Nam Joon hizo una mueca de sorpresa no llegó a quejarse o reprenderme.

— Mucho juicio Hye Ri —Dijo Tami —Si necesitas consejos en...

— ¡Ay ya, ya! —Nam Joon se tapó los oídos y empezó a decir cualquier tontería para no escucharla —¡No hablen de eso delante de mí! —Se quejó.

— No te preocupes —Dije yo entre risas —Estaré bien.

— ¿Te vas a quedar a dormir hoy aquí? Aunque no creo que puedas, con tantas cosas que tienes que hacer —Comentó Tami con cierta tristeza.

— Hoy no pero trataré de quedarme este fin de semana. Extraño el sofá amarillo de Nam Joon.

— Él no te extraña a ti —Replicó él alborotándome el cabello —¿Tienes hambre? Ven que te preparo algo.

Nam Joon me preparó algo de comer y luego de que los tres llenáramos nuestros estómagos nos sentamos un buen rato en la barra a hablar de cualquier tontería que se nos ocurrió. Me agradó escuchar que el bar iba mejor que nunca y que desde hacía un tiempo la cantidad de clientes había incrementado por lo que las ganancias eran aún mayores.

— Estaba pensando en comprarte una televisión para tu apartamento, ¿qué dices? —Dijo Nam Joon.

— No es necesario, casi nunca veo televisión y no quiero que gastes ese dinero en mí.

— ¿Qué tal una cama de verdad?—–Preguntó Tami —No puedes tener el colchón sobre esa base tan delgada Hyeri.

— De verdad está bien, no gasten dinero —Pedí.

— Esta niña —Musitó Nam Joon.

— Podemos ir por ropa o libros, ¿eso te gustaría? —Insistió Tami.

— Yo...

Sentí el teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Era una llamada entrante de Taehyung.

— ¿Es Jimin? Respóndele —Me alentó Nam Joon.

— No, es Tae. Ya vengo —Dije levantándome del asiento y caminando hacia la puerta.


"¿Estás en Morezt?"


"Hola Tae, estoy bien ¿y tú?" —Dije en broma.


"No tengo tiempo para juegos Hye Ri, estás allí o no?" —No sonaba para nada como el típico Tae.


"Uhm, sí estoy aquí...¿Qué pas-


"Sal, estoy afuera" —Y colgó.


— ¿Qué pasa? —Preguntó Nam Joon al ver mi expresión de desconcierto.

— Tae está aquí afuera, me ha dicho que salga.

— Pero dile que pase —Dijo Tami.

— Le diré, ya regreso.

Salí a la calle y noté que el sol ya se había ocultado y las luces de los postes y los anuncios de los locales de la cuadra alumbraban la noche.

Afiné la vista buscando a Tae y lo encontré de pie recostado sobre uno de los postes que daba hacia los puestos que Morezt tenía para que los clientes estacionaran, caminé hacia él y me le acerqué por detrás.

— ¡Bo! —Dije para intentar asustarlo pero él sólo se giró y me miró con una expresión que nunca había visto en su rostro.

— Tengo que hablar contigo —Dijo con una mirada dura y voz severa.

— Supongo, para eso has venido ¿no? —Bromeé.

— Eres una terrible amiga Lee Hye Ri —Soltó.

No entendía de qué hablaba o por lo menos hasta ese momento no sabía por qué lo decía.

— ¿De qué hablas Tae?

— ¡No te hagas la tonta! —Gritó sin vacilar.

Me sobresalté por el grito y lo miré asustada.

— ¡Tú sabías que Sunhari tenía novio! —Me tomó por los hombros mientras aún gritaba —¡Tú lo sabías y no dijiste nada de que el hyung peliverde era el chico con el que salía! —Me sacudió un poco con brusquedad.

— Tae me estás haciendo daño —Repliqué intentando zafarme sin éxito de sus manos —¿Podemos hablar de eso adentro?

— Así que sí lo sabías... —Me soltó y me miró con recelo —¿Cómo pudiste ocultármelo Hye Ri?

— ¿Cómo te has enterado? Tae, era imposible decirte ¡mira como te pones! —Dije intentando hacer que entrara en razón.

— No te importa como me enteré —Soltó con amargura —Debería importante que acabas de perder a tu único amigo.

— ¡Tae, no me digas eso! —Sentí que se formaba un nudo en mi garganta —Por favor, escúchame antes de decir eso.

— No Hye Ri —Bajó el tono de voz pero seguía mirándome de la misma forma, fría y severa —Yo te cubrí con Jimin tantas veces... No le conté sobre Nam Joon y Tami.

Con cada palabra que decía me hacía sentir la peor persona del mundo y me quebraba el corazón.

— Yo que estuve contigo cuando tu papá... —Dudó un segundo —Estuve una semana a tu lado aquí en Morezt.

Lo impensable pasó, Taehyung empezaba a derramar algunas lágrimas.

Y yo también.

¿De verdad se sentía tan traicionado? ¿Cómo se había enterado? ¿Había golpeado a Suga? Miles de preguntas se pasaban por mis pensamientos.

— Te llevé a comer helado docenas de veces cuando estabas triste —Se limpió el rostro con la manga de su suéter.

— Taehyung, por favor... —Pedí con el rostro empapado.

— Tú eras la persona en la que más confiaba, te dije que Sunhari había tenido problemas con su ex novio, que le había hecho mucho daño y tú... ¿no consideraste que merecía tu sinceridad?

— No sabía como decírtelo, tenía miedo de cómo actuaras —Tomé su brazo pero se zafó bruscamente.

— Su ex novio intentó abusar de Sunhari en una fiesta luego de emborracharla. ¿Qué tal que el peliverde haga lo mismo?¿¡Ah!? —Volvía a gritar y hablar severamente —¿Y si hubiese sido otro chico tampoco me hubieses dicho?

— ¡Claro que sí! ¡También te hubiese dicho si no actuaras tan violento! —Apreté los puños —¡Tenía miedo! ¿Vale?

— Pues ya no tienes nada que tener —Rió levemente mientras arrugaba la nariz —Yo mismo iré a ver al peliverde y arreglaré esto. Ya no necesito tu ayuda —Giró sobre sus talones y empezó a alejarse calle arriba.

— ¡Taehyung! —Lo seguí intentando detenerlo.

— No quiero amigos como tú —Dijo amargamente sin mirarme a la cara —No quiero escucharte Lee Hye Ri.

Un corazón roto no se rompe sólo por un desamor o por un amor no correspondido, incluso los amigos son capaces de hacerlo pedacitos y eso era lo que había hecho Tae cuando se alejó de mí tras decir aquellas palabras.

Me quedé un rato allí al borde de la calle sentada en el hombrillo de uno de los puestos de estacionamiento de Morezt que estaba vacío.

Sentía mi pecho arder de la rabia conmigo misma por no haber hecho algo a tiempo y por no confiar en que hubiese sido mejor contarle a Tae lo de Sunhari.

Pero es que tampoco podía meterme en una relación ajena.

Aún así Tae no lo veía de esa forma y en lugar de eso pensaba que lo había traicionado.

Luego de unos quince o veinte minutos de estar allí sentada lamentándome y diciéndome una y otra vez que tenía que hablar con él para arreglar todo porque no quería perderlo me sequé el rostro con las mangas de la franela y me levanté dispuesta a volver a Morezt un poco más tranquila. Después de todo no quería que Nam Joon y Tami me vieran llorar el día que fui a visitarlos.

Giré sobre mis talones dispuesta a volver al bar cuando escuché que alguien dijo mi nombre a mis espaldas.

Un Mercedes Benz se situaba en el puesto de estacionamiento, marchaba lentamente como si siguiera mis pasos.

La sangre se me heló en las venas y perdí el aliento al reconocer ese auto. Era el carro de Eric y allí, en el asiento del piloto estaba él con la ventanilla del copiloto baja mirándome fijamente.

Había sido él quien me había llamado.

— No pienses en correr, Lee Hye Ri —Musitó con una extraña mueca en su rostro.

Pues eso era justo lo que tenía en mente, correr, llamar a Nam Joon, huir, no verlo más.

Se supone que huí de él. Yo me escapé de sus garras.

Nada más al verlo mi cuello recreaba su mano rodeándolo y apretándolo con fuerzas.

— Tú no puedes estar aquí, no puedes —Musité con la voz temblorosa.

— Si puedo. Sube al auto —Ordenó.

Corre ya.

Pero aunque le ordenaba a mis piernas que lo hicieran éstas parecían no responder, la mirada de Eric me había paralizado de alguna forma.

— ¡Nam Joon! —Llamé sin llegar a gritar porque la fuerza de mi voz se redujo.

— Súbete al auto ya —Demandó impaciente.

— No... No lo haré —Empecé a retroceder porque por fin mi cuerpo reaccionaba —¡Nam Joon! —Llamé esta vez con un poco más de fuerzas.

Pero cuando estaba a punto de girarme y echar a correr la vi. Era la boquilla de un revolver que me apuntaba justamente al pecho.

— O te subes al auto o te pongo una bala en esa cabeza, perra.

Y sabía que Eric cumplía sus amenazas.

Era un o sí.

***


Jimin.

Tal y como le había prometido a Hye Ri esta tarde, cuando salí de la universidad a eso de las cinco de la tarde fui a hablar con Suga.

— Mi rato de paz se ha acabado por tu culpa —Dijo al abrirme la puerta. Tenía un gorro de baño puesto en la cabeza.

— ¿Y eso qué es? —Bromeé señalando su gorro.

— Me estoy cambiando el color, ¿qué no ves? —Se levantó un poco el gorro y me dejó ver un poco del tinte de cabello.

— ¿Negro? —Junté los labios en un oh.

— No, lila. Idiota —Bufó mientras se sentaba en la cocina a esperar que el tinte agarrara en su cabello.

— Te vas a ver muy sexy, hyung.

— Jimin mi corazón pertenece a otra, no intentes conquistarme —Se burló.

— Cierto, he perdido esta batalla —Fingí estar afligido —¿Y por qué este cambio tan repentino?

Me miró en silencio unos segundos con expresión pensativa.

— He decidido que hablaré con tallarín sobre mi relación con Sunhari.

— ¿¡Sí!? —Exclamé emocionado —Es decir... ¿vas a luchar por tu relación?

— Sí —Bufó —Tampoco es para tanto, es lo que cualquier hombre haría por su chica.

— ¿Aunque en el camino te lleves unos cuantos golpes?

— Aunque Taehyung me patee el culo cien veces. Entendí que no puedo desprenderme de esa chica —Dijo con la misma expresión de siempre calmada e indiferente pero sabía que por dentro Suga era muy noble y sentimental.

Sólo que no lo demostraba como yo.

— Eres muy valiente —Me acerqué hasta él y le palmeé un hombro.

— ¡Ya, ya! No me muevas mucho que se chorrea esta porquería en mi ropa —Dijo intentando alejarme de él.

— Está bien, está bien —Me alejé de él entre risas y me fui a sentar en el sofá de la sala.

— Voy a preparar ramen, ¿quieres? —Preguntó desde la cocina.

— Sí —Grité en respuesta —¡Con mucho picante, por favor!

— ¡Jódete!

Luego de comer nos sentamos a ver una película y le conté a Suga algunos detalles de cómo me estaba yendo junto a Hye Ri y que me habían devuelto a mi puesto de trabajo tras la suspensión.

— Ah, por cierto —Dijo levantándose del sillón a mitad de la película —Esto... —Movió algunas cosas en su pequeña estantería de libros y sacó una caja del tamaño de un libro.

— ¿Qué es eso? —Pregunté cuando se sentó de vuelta y me lo pasó.

— Se me había olvidado darte esta cosa. El día que Hye Ri vino buscándote acá y terminó de contarme lo de su padre había traído este regalo para dártelo en caso de que estuvieras aquí.

Repasé la caja unos segundos antes de abrirla y ahogué un grito de sorpresa cuando vi que en realidad se trataba de un diario muy famoso sobre la vida de una pareja.

— Puuung —Puntualizó Suga —Hasta a mí me gustan sus ilustraciones.

— Está muy hermoso —Dije pasando mis dedos por la portada y abriendo el libro.

— Mira te dejó una tarjeta —Suga señaló con el mentón la pequeña tarjeta blanca con la caligrafía de Hye Ri.


Sí quiero ser tu novia. Gracias Park Jimin.

Te extraño, lo siento.


— No vayas a llorar aquí —Bromeó Suga cuando notó lo conmovido que estaba yo.

— ¡No voy a llorar! —Chillé avergonzado.

Incluso en su luto había pensando en mí, me había extrañado, se había disculpado cuando debía ser yo quien lo hiciera.

Saqué el móvil de mi bolsillo dispuesto a escribirle y decirle tantas cosas que se me ocurrían en ese momento.

Tienes 2 mensajes nuevos.


De: Taehyung

Por favor dime que tu auto es un Mercedez Benz

Recibido 7:16 pm ✓✓


Jimin... dímelo por favor.

Recibido 7:22 pm ✓✓

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