33
Hye Ri.
No supe a que hora nos quedamos dormidos, lo cierto es que Jimin era la primera persona que me hacía compañía en el apartamento.
Y había sido nuestra primera noche durmiendo juntos.
— ¡Levántate Hye Ri! —Jimin estaba saltando en el colchón sobre sus rodillas —¡Vas a llegar tarde!
— Ya... —Murmuré mientras abría los ojos con dificultad —Ya, Jimin eres muy escandaloso —Dije aún envuelta en la cobija que él arrancó de un golpe dejándome descubierta.
— ¡Es hora de levantarse Hye Ri! Tenemos que irnos —Seguía azotando el colchón con sus rodillas y con su envidiable energía matutina.
— ¿Qué hora es? —Dije apoyándome sobre un brazo y tallándome los ojos con la mano libre.
— Las ocho y cuarenta y cinco.
— ¿¡Qué!? —Me paré de prisa y corrí al perchero a buscar la ropa, él me miraba divertido desde el colchón —¿¡Qué te parece gracioso!? ¡Se supone que habías puesto la alarma!
— Y la puse sólo que tú no la escuchaste y yo llevo media hora intentando despertarte, eres toda una pereza con maestría —Se burló mientras arrugaba la nariz.
No sabía si había sido el frío de la mañana o el aire acondicionado de la noche pero Jimin tenía las mejillas ligeramente ruborizadas por el clima lo cual hacía que se viera increíblemente dulce y suave como un algodón de azúcar rosado.
— Me tardo cinco minutos —Caminé de prisa hacia el baño para asearme y cambiarme de ropa lo más rápido posible.
— ¿Quieres un banana milk para el desayuno? —Gritó desde la cocina.
— Sí —Canturreé mientras terminaba de ponerme unas converse rojas hasta los tobillos y salía del baño.
— ¿Estás lista? —Preguntó mientras metía un banana milk a una lonchera violeta que yo guindaba en una de las sillas de la mesa de la cocina pero casi nunca usaba porque no me daba tiempo de preparar el desayuno.
— Sí, ¿qué haces? —Pregunté curiosa alisándome el cabello con los dedos.
— Te he metido un banana milk y una manzana que había en el refrigerador —Comentó mientras cerraba la lonchera —Consideré ponerte un poco de kimchi que había allí pero el picante en la mañana quizás te caiga mal. Ten —Dijo pasándome la lonchera por encima de los hombros.
— Gracias —Musité enternecida y sin poder creer que él se hiciera cargo de mi improvisado desayuno.
— ¿Tienes todo? ¿El morral, los libros?
— Sí, todo —Me acerqué hasta el borde del colchón y cogí mi morral.
— No olvides un suéter, siempre usas esas franelas delgadas y esas faldas que no te abrigan —Fingió regañarme mientras se cruzaba los brazos.
— Tienes razón —Me disculpé con una ligera sonrisa y tomé un suéter a rayas blancas y negras.
— ¿Paraguas?
— ¡Vamos mochi! —Lo tiré por la misma chaqueta verde que tenía desde ayer y lo saqué a rastras del apartamento o iba a terminar haciendo que empacara medio apartamento en el morral.
— He traído el auto, te llevo.
— Mejor, estos días no he usado mi motocicleta.
— Sabes... —Dijo ya cuando estábamos dentro del auto —A veces me preocupa lo de la motocicleta, ¿y si tienes un accidente?
— Llevo tiempo conduciéndola, no me va a pasar nada —Respondí colocando la calefacción porque el clima había amanecido nublado y frío.
Jimin aún tenía las mejillas ruborizadas.
— Digo, confío en ti pero no en los otros conductores, ¿qué tal que te atropellen los muy imprudentes?
— ¿Qué dices? —Reí dándole un leve manotazo en el hombro —Nadie me va a atropellar.
— Eso tú no lo sabes. Estaba pensando que deberías tener una bicicleta —Sonrió levemente mientras se detenía en un semáforo —Son más bonitas y buenas para tu salud.
— Sabes que me desmayaría del cansancio a mitad de camino, ¿no? —Levanté una ceja.
— Te acostumbrarás —Rió —Repito, eres toda una pereza con maestría.
— ¡Tonto! —Me quejé —Por cierto, ¿qué hay de tu desayuno? Yo puedo quedarme con el banana milk y tú con la manzana.
— Ya me he tomado uno al levantarme, además siempre salgo apurado en las mañanas y no acostumbro a desayunar. Por eso mi hermano siempre me regaña.
— Me recuerdas a mí... —Dije con cierta vergüenza. Nam Joon también me regañaba por mis hábitos alimenticios —Espera, ¿tienes un hermano mayor, no?
— Sí, Jin —Se empezó a reír sólo.
— No te sigo mochi. ¿De qué te ríes?
— Es que... —Se quedó pensativo por unos segundos —No es nada, sólo recordé algo que me dijo Jin.
— Ah... —Solté mientras me abrigaba con el suéter que había cogido, empezaba a llover cuando estábamos cerca de la universidad.
— Hey Hye Ri me gustaría que conocieras a Jin.
— ¿En serio? ¿Y eso por qué?
— Bueno es que le he hablado de ti y me gustaría que ahora que somos... novios —Dijo aquello apretando los labios como un niño travieso, haciendo que sonriera instantáneamente —Te conociera.
— Está bien, no le veo el problema.
— Pero para eso tendrás que ir a mi casa.
— Ya, ¿por qué en tu casa? —Pregunté un poco preocupada porque sabía que allí estaría la madre de Jimin.
— Por eso que estás pensando.
Callé unos segundos, él me quería llevar a un segundo encuentro con su mamá. Ya me había explicado un tiempo atrás que su madre había actuado de esa forma conmigo por su pasado cosa que comprendí pero aún así, todavía me venía un sabor amargo a la boca cuando recordaba aquel suceso entre ella y yo.
— Quisiera que mi mamá hablara contigo también —Soltó estacionándose en la universidad —Sé que puede ser difícil para ti. Hazlo por mí, por favor —Pidió tomando mi mano —Además si vas a mi casa sé que no te arrepentirás, Jin cocina como un verdadero chef.
Me mordí el labio por dentro mientras lo miraba aún con inseguridad, sí decía que no sabía que era una descortesía con Jimin y su familia.
— Está bien —Solté sin estar completamente segura —Iré cuando hables con ellos y les avises.
— ¿De verdad? —Abrió los ojos sorprendido como si no hubiese esperado que aceptada —Gracias, gracias Hye Ri.
— Deja de agradecer... —No terminé la frase porque Jimin se acercó rápidamente a mis labios y depositó en ellos dos besos muy breves.
— No olvides lo que acordamos anoche —Dijo con cierta timidez —Un beso por cada gracias.
— No lo había olvidado, ya iba a reclamarte por no hacerlo —Dije intentando sonar coqueta pero estallé en risas haciendo que él también riera.
— ¡Ya, ya! —Me puso una mano en la mejilla haciendo las veces que me alejaba de él —¡Eres una pervertida! —Bromeó cubriéndose la risa con la otra mano.
— No quiero tener que verle la cara a Kang de nuevo —Recordé con amargura —Ojalá te regresen a tu puesto...
— No te preocupes —Dejó de reír y adoptó una actitud de consuelo —Esperemos que me regresen a darles clases.
— El cielo te oiga. Además debe ser muy tedioso para ti.
— No del todo, ahora mismo estoy ayudando a unos chicos de intercambio con sus proyectos finales antes de volver a sus países. El profesor Stevens me lo ha pedido.
— Ah, ¿en serio? Entonces eso me tranquiliza un poco, estás haciendo algo que te entretiene.
— No me quejo —Bajó la mirada hasta mi mano con la que jugaba desde hace rato —Pero no es lo mismo que verte delante de mi escritorio concentrada en tus notas... —Dijo suavemente haciendo que me pusiera nerviosa.
Aunque los besos ahora eran algo frecuente entre nosotros y habíamos dormido juntos anoche, el contacto con su piel aún me ponía los nervios de punta como si cada vez que tomaba mi mano estuviera en un loop eterno en el que volvía a descubrir su piel por primera vez.
— ¡Voy tarde! —Grité cuando recordé que tenía clases —Nos vemos a la una aquí abajo o... —No tenía teléfono para avisarle donde nos veríamos.
— Ve, no te preocupes. Iré a buscarte si es necesario.
— Está bien, te veo más tarde —Dije saliendo del auto.
— ¡Cómete la manzana! —Gritó a través de la ventanilla abierta del copiloto.
Él también tenía que bajarse del auto pero supuse que no lo quiso hacer al mismo tiempo que yo para evitar malos entendidos y eso estaba bien, no es que me gustara mantener las cosas a escondidas de todos pero si era necesario hacerlo para mantenerlo a salvo entonces no era ningún sacrificio.
Después de todo, fuera de las puertas de la universidad se nos estaba permitido todo.
Y eso era más que suficiente.
— ¡Eh, Hye Ri! —Llamó Tae desde la cúspide las escaleras mientras yo estaba subiendo al segundo piso, estaba recostado de la baranda comiéndose un chocolate.
— Comer dulces tan temprano te va a sentar mal en el estómago.
— Habla por ti, llevo toda mi vida haciéndolo y mi estómago no se ha quejado —Dijo convidándome de su barra oferta la cual rechacé amablemente —Adivina qué.
— Ganaste un nuevo trofeo de zombis anoche.
— ¡No! Es algo más serio —Dijo comiéndose el último pedazo de chocolate —Hoy llegué más temprano de lo normal.
— ¿Y... —Lo invité a que siguiera contándome.
— Hablé con Josephine. Es oficialmente mi novia y quedamos en salir ésta tarde.
— ¿En serio? —Dije emocionada —¡Qué bien Tae! ¡Ya te lo merecías!
— Estoy muy emocionado —Dijo con una sonrisa de oreja a oreja mientras esperaba que yo sacara unos libros del casillero.
— Y yo estoy muy feliz por ti —Dije sinceramente regalándole una sonrisa.
— Y tú te ves muy feliz hoy, ¿hablaste con la mandarina ácida que tienes por novio?
— Sí —Sonreí instintivamente —Y a que no adivinas qué... —Estaba a punto de contarle a Tae acerca de que Jimin había dormido en mi apartamento cuando vi un montón de papelitos en el costado del casillero.
— ¿Otra vez con las notas románticas? —Preguntó curioso asomándose.
— Jimin... —Musité con tristeza leyendo cada una de ellas —Las había escrito los días en los que me ausenté.
— Debo admitirlo, se esmera más que yo.
— Ni te lo imaginas —Musité casi para mí mientras doblaba las notas con cuidado y las colocaba junto al resto.
— ¿Decías? —Dijo Tae invitándome a contarle lo que hace segundos iba a decirle.
— Ah, pues que...
— ¡Eh! ¡Todos los de la clase de la profesora Kang vengan un momento! —Pidió el delegado de la clase en la puerta del salón.
— ¿Qué pasa? —Preguntó Tae mientras nos acercábamos y formábamos un círculo junto al resto de nuestros compañeros.
— La profesora dijo que hoy no podría asistir debido a un inconveniente personal —Algunos festejaron —Pero ha dicho que nos dejará una asignación en el correo de la clase, revísenla por la tarde.
— ¡Sí, día libre! —Gritó Tae estirando los brazos.
— Día libre no, Tae. Es día en que te pongas al día con los deberes de la semana que perdimos.
— Eso va para ti también —Refunfuñó cruzándose de brazos.
— Y los haré esta noche, estaré un poco ocupada en la tarde.
— Pues yo también —Me pellizcó una mejilla —¿O no recuerdas mi cita con Josephine?
— ¡Eh Kim! ¿Aún maltratas a las chicas? No has aprendido nada —Una voz se asomó a nuestras espaldas llamando la atención de Tae.
— Y tú tan molesto como siempre Wang —Respondió soltando mi mejilla. Yo me giré sobre los talones y sorpresa.
— ¿Tú... —Wang era el mismo Wang que yo había conocido en la librería el día anterior y que al parecer no daba crédito a sus ojos de que yo estuviese ahí con Tae.
— Hola —Saludé —Otra vez.
— Hola —Dijo sin el aire de bromista que hacía segundos tenía —¿Es tu novia, Tae?
— Ni que estuviera tan loco —Respondió éste ganándose un pisotón de mi parte —¡Ouch Hye Ri, te he dicho que me vas a fracturar un dedo si continúas con eso! —Se quejó mirándose el pie —¡Ya! ¿Cómo es que ustedes dos se conocen? ¿Sunhari te lo presentó o qué?
— Ayer en la librería nos conocimos por casualidad y me recomendó un libro —Expliqué.
—So far away? —Preguntó Tae alarmado —¡Wang! ¡No te pases! Este retoño ya tiene novio y por suerte no soy yo. O tú.
— Eres un pesado —Me quejé.
— Ya Kim... —Dijo algo decaído —¿Estudias con este idiota? —Se dirigió a mí. Jackson y Tae parecían conocerse porque al último no pareció molestarle la mofa.
— Por desgracia —Bromeé yo —¿Y tú?
— No necesitas saberlo —Tae me empujó hacia los casilleros —Va a intentar conquistarte seguramente —Jackson lo miró con desdén y Tae le sacó la lengua.
— ¡Pensé que irías a lo de anoche! —Gritó Jackson cuando estábamos ya un poco lejos de él.
— ¡Ni en cien años me junto contigo y la loca de Monique! —Respondió Tae —¡Nos vemos! —Y me arrastró hasta el cafetín de nuestra facultad.
En todo el camino no dijo ni una sola palabra.
— No me dejaste ni siquiera hablar con él.
— Créeme, no necesitas cruzar más de dos palabras con Wang.
— ¿Te cae mal? —Pregunté. Nos sentamos en una de las mesas y yo me dispuse a sacar la manzana y el banana milk que Jimin había cogido para mí.
— No pero es del tipo de persona que no me termina de inspirar total confianza. Además, una vez intentó conquistar a Sunhari.
— Ah... —Solté levantando una ceja —El pobre te cae mal sólo por eso.
— Quizás —Se encogió de hombros.
— ¿Cómo es que Sunhari lo conoce? Ella está en otra facultad.
— Pues Jackson y su amiga Monique son muy conocidos en la universidad. Son atractivos, inteligentes y simpáticos. Más bien me sorprende que tú no hayas escuchado de ellos.
— No te sorprendas tanto, no me interesa ser atractiva o simpática.
— Sí, lo último me queda muy claro —Bromeó —No te enojes —Pidió cuando rodé los ojos —En fin, Sunhari los conoce y por ende yo también los conozco. Fin de la historia.
— ¿Y qué estudian? Digo... Estaban en nuestro piso.
— Literatura pero deberían estar en el piso tres. Pertenecen a un grupo de intercambio que si mal no recuerdo se van en dos meses a sus países —Tomó la pajilla de mi banana milk y lo abrió para mí con ella.
— No me extraña, tiene nombre extranjero.
Eso me recordaba que Jimin había dicho que se estaba ocupando de un grupo de intercambio, lo más probable era que se tratara de ellos.
— Y hábitos extranjeros así que no te dejes coquetear, ¡eh! —Regañó como suele regañar a Sunhari.
— Déjalo, sólo te cae mal por lo de tu hermana —Respondí y luego me aseguré de morder mi manzana.
— ¿¡Eso es todo lo que vas a desayunar!? —Hasta ahora no había reparado en mi comida —¿¡Estás buscando morir o qué? —Me señaló con su dedo acusador.
— No tiene nada de malo mi manzana —Respondí despreocupada dándole otro mordisco a la fruta —Y no grites.
— ¡Ahora mismo vas a ver! —Se levantó hacia el mostrador del cafetín y a los minutos vino con dos combos de desayuno que ofrecían.
— Esto es demasiado.
— Te lo vas a comer sí o sí —Se cruzó de brazos —Empieza que te quiero ver.
— Tae... —Detuve mi intento de evitar comerme el desayuno cuando noté que me miraba severo con ambas cejas levantadas —Está bien —Me resigné a darle el primer bocado a la tortilla de huevo que tenía delante —Está deliciosa —Confesé.
— ¡No hables cuando masticas! —Volvió acusarme con su dedo —Yo también la probaré.
— Por cierto, ¿qué fue eso de que no fuiste a lo de "anoche" —Terminé la frase haciendo el signo de las comillas.
— Ah... Eso. ¿Recuerdas que te dije que Sunhari tenía una fiesta y por eso fuimos por el libro?
— Ajá —Le di un sorbo a la sopa de algas que acompañaba a la tortilla.
— Pues era el cumpleaños de Monique, a ella le gustan mucho los libros así que...
—Elearnor & Park le cayó como anillo al dedo.
— Así es.
— Hey Tae, ¿por qué no quieres que Sunhari tenga novio? —Desde hacía tiempo quería preguntarle por qué adoptaba esa actitud con su hermana.
Es decir, los hermanos mayores siempre cuidan a sus hermanas, incluso aunque yo no tuviera uno Nam Joon cumplía ese papel muy bien y había experimentado en carne propia los celos de hermanos; pero Tae... Era excesivo.
— Si te digo siento que estaría violando la privacidad de Sunhari, lo siento Hye Ri —Dijo algo decaído.
— Entiendo —No tenía ánimos de insistir y hacerle decir algo que no quería —No te preocupes, sigue comiendo.
— Lo único que puedo decirte es que... —Esa mirada triste que tenía en sus ojos era algo que no había visto en ellos antes —Su ex novio intentó hacerle algo muy malo.
— ¿Algo realmente malo? —Pregunté preocupada.
— Sí, algo que merece la muerte. Yo mismo me hubiese encargado de matarlo si no fuese ilegal ahorcar a las personas en este país.
— No digas eso Tae... —No podía imaginarme a Tae enojado al punto de moler a golpes a alguien —Tranquilo, no hablemos de eso.
— Sí, tienes razón —Suspiró pesadamente dejando caer su peso en el respaldar de la silla —¿Tienes algo planeado para hoy? Además de ponerte al día con las clases y bla bla bla... —Hizo muecas con su cara mientras decía aquello.
— De hecho sí, tengo una cita al igual que tú —Contesté risueña.
— ¿Mandarina?
— Jimin a.ka. mochi.
— ¿Mochi? ¿De verdad? —Se burló —Bueno aunque pensándolo bien...
— No te atrevas a burlarte, tallarín —Respondí a la burla haciendo que riera.
— Como ordenes.
Luego de comer le pedí a Tae que me acompañara a la oficina del profesor Stevens a ponerme al día con el próximo concurso.
Por supuesto que ni bien cruzando la puerta de su oficina empezó a decirme lo preocupado que estuvo la semana que no fui a clases pero luego de un buen rato de regaños y sermones terminó diciendo lo mucho que sentía la pérdida de mi padre.
— Kim Taehyung, a ti me gustaría verte más a menudo por aquí. He visto unos trabajos tuyos últimamente que me encantan.
Tae estaba tímido por los halagos del profesor y aunque fuera un chico energético y bromista cuando estaba entre amigos la verdad es que podía llegar a ser muy tímido con los adultos.
— Ah, Hye Ri quería hablarte de algo ya que estás aquí.
El profesor le pidió a Tae que si podía retirarse y luego empezó a hablarme acerca del tema de la suspensión de Jimin. Yo le expliqué que ya estaba al tanto y que de ahora en adelante actuaríamos con cautela.
Y como Jimin ya me había avisado, tocó el tema del celular de Kang.
— No he hecho tal cosa, profesor —Mentí y quise morderme la lengua por ello pero Jimin tenía razón al decir que era una falta grave que podía perjudicarme seriamente.
— Eso pensé —Resopló aliviado —En fin... —Me puso al día con que él se encargaría de Kang más adelante y luego yo le recordé que el concurso interuniversitario estaba pronto.
Me dio una carpeta con algunas hojas que explicaban ordenadamente las pautas y reglas del concurso y posterior a ello me despedí.
Tenía un mes para la fecha límite de la entrega.
— ¿Todo bien? —Preguntó Tae que me esperaba en la puerta.
— Sí —Déjame guardar esto.
— ¿Quieres hacer algo antes de que vayamos a nuestras respectivas citas?
— No comeremos helado a esta hora.
— No estaba pensando en eso —Pasó su mano por encima de mi hombro y era gracioso ver lo disparejo que nos veíamos debido a nuestras alturas —¿Se te dan los deportes?
— Ni lo sueñes.
Al final el poder de convencimiento de Tae era tal que terminé arrastrada a la cancha donde lo fui a buscar una vez jugando vóley con él y algunos de sus amigos de la facultad de ingeniería.
Así pasarían las horas, así mataría el tiempo hasta que me encontrara de nuevo con Jimin del cuál no dejaba de preguntarme una y otra vez ¿qué estará haciendo?
***
Jimin.
Esta mañana me había levantado un poco más temprano para poder revisar algunas de las carpetas que Monique me había dado el día anterior, no me había dado tiempo de revisarlas debido a la fiesta y luego por estar con Hye Ri, así que aproveché una hora antes de levantarla para hacerlo.
— Hola Jimin —Saludó Monique mientras tecleaba unas cosas en su laptop.
Hoy el salón no estaba solo, ahora además de ella estaban los chicos que había saludado en la fiesta de anoche.
— ¡Profesor! —Saludó el que había halagado mi cabello —Qué bueno verlo.
— Gracias —Saludé de regreso a él y al resto.
— He venido para entregarte esto Monique —Le pasé una hoja donde había anotado por orden las sesiones de consulta.
— Qué rápido eres —Dijo ella ojeando los nombres —¿Por eso te has ido temprano de la fiesta?
— No realmente. Tenía unas cosas que arreglar.
— ¿Tan urgentes que corriste atravesando la piscina? —La voz de Jackson se asomó detrás de mí y su brazo rodeó mis hombros —Los hombres sólo corremos así por una sola razón.
— ¿Y esa cuál es? —Pregunté levantando una ceja mientras reía.
— Una chica, ¿no es así? —Musitó Jackson ganándose la aprobación de varios chicos que estaban en el salón.
— Sólo los inmaduros como tú corren por esas cosas —Respondió Monique de mala gana.
— De hecho —Wang se sentó en uno de los asientos de la gran mesa circular —Me acaban de romper el corazón.
— Ésta es la sexta vez que dices eso esta semana —Monique no parecía hacerle mucho caso —Enamórate en serio.
— Jimin, ¿tú sí me escucharás verdad? —Dijo Jackson llevándose una mano al pecho fingiendo que le dolía.
— Soy todo oídos —Respondí sentándome a su lado y Monique rodó los ojos como cansada de tener que escucharlo siempre contar sus historias de amor.
— Bueno, está ésta chica que apenas conocí ayer pero que...
— A que ni siquiera te sabes el nombre —Intervino Monique.
— ¡Shh! Déjame hablar, fastidiosa.
— Decías —Lo alenté yo riéndome por lo importante que parecía la conversación para Jackson y lo insignificante que era para Monique que a pesar de estar con cara de fastidiada lo estaba escuchando.
— Ah —Jackson se giró hacia mí —La conocí ayer en una librería, en COEX cuando estaba buscando el regalo de este dolor en el trasero —Señaló a Monique y se ganó un puntapiés por parte de ella que lo hizo quejarse —Pasé por el área de novelas juveniles que a mí tanto me aburren y luego de coger el libro que buscaba estaba dispuesto a irme de allí tan rápido como llegué.
Monique pareció interesarse más en la conversación y se sentó del otro lado de Jackson mientras lo miraba con atención.
— De repente pasé de largo por una de las estanterías pero me detuve en seco, como si hubiese chocado contra una pared.
— Vas a chocar contra mi mano si no te apuras —Murmuró Monique y Jackson chasqueó la lengua molesto de que lo interrumpiera otra vez.
— Lo cierto era que aunque pasé tan rápido la pude ver de reojo.
— ¿A la chica? —Pregunté yo.
— Sí, a la chica de cabello negro. Esa chica me obligó a devolverme y tener que mirar la estantería por segunda vez, no porque quisiera leer un aburrido libro de romance sino porque... Joder —Dijo con una sonrisa ladeada —Se veía tan bonita mirando los libros. Tuve que devolverme y hablarle.
— ¿¡Le hablaste!? —Monique casi saltó de la silla —No pierdes el tiempo Wang.
— Tenía que hacerlo —Dijo recostándose de la silla —Si no lo hacía no me lo iba a perdonar.
— ¿Y ella te habló a pesar de ser un tipo raro que le habló de repente? —Jackson asintió y Monique parecía perturbada.
— Hablamos un poco de libros y sobre lo que nos gustaba a ambos y al final no me quedó más remedio que recomendarle un libro que tomé al azar porque la portada me pareció bonita.
— ¿Y si lo compró y no le gusta? —Pregunté.
— Pues al menos recordará al chico que se lo recomendó —Bromeó él —Aunque ni siquiera me dio tiempo de pedirle el número, se fue corriendo porque la llamaban.
— ¿Y por qué te rompió el corazón? —Preguntó Monique claramente incómoda por como iba la conversación.
Por lo que veía, a Monique le gusta Jackson y él aún no se ha dado cuenta o eso parece.
— Bueno porque hoy la he visto de nuevo. Aquí mismo, en la universidad.
— ¿Estudia aquí? —Abrí los ojos sorprendido —Qué pequeño es el mundo.
Y que injusto el destino para Monique.
— Sí, estaba con el hermano de Sunhari, ¿sabes Monique? El que es excesivamente celoso con ella.
— Espera, ¿qué? —¿Sunhari tenía un hermano? Suga no me había comentado nada de eso.
¿O siquiera lo sabe?
— Tú conoces a Sunhari, ¿no? —Me preguntó Jackson —Ayer te vi hablando con ella en la piscina y con su novio, Suga.
— Suga es mi mejor amigo —Respondí un poco inseguro.
— ¡Wow! El mundo sí que es pequeño. Nosotros lo conocemos desde hace poco por Sunhari —Dijo él.
— Pero su hermano mayor no tiene ni idea de que ella tiene novio, si se entera... —Intervino Monique un poco preocupada —Taehyung puede ser un poco violento si se lo propone.
— No tiene que enterarse, por lo menos no se enterará por nosotros —Jackson me guiñó un ojo.
Un minuto.
— ¿Taehyung?
— Sí, su hermano mayor. Kim Taehyung —Dijo Monique —Estudia en ésta facultad.
No, no puede ser.
Taehyung es el hermano de Sunhari.
— ¿Y era él quien estaba con la chica que te gusta? —Preguntó Monique.
Yo me había desconectado un poco de la conversación.
— Sí, hablaban animadamente y... Bueno yo sólo la saludé pero Kim rompió todas mis esperanzas con ella cuando me dijo que me mantuviera lejos porque ya tenía novio.
— Oh, joder Jackson. Qué mala suerte —Dijo Monique palmeándole un hombro pero no se veía para nada afligida, al contrario, le acababa de dar una buena noticia —Y a todas estas, ¿cómo se llama esa chica?
— Ah... Tiene un nombre muy bonito.
— Deja de presumir de ella, no es como si estuvieses realmente enamorado.
— No pero tuve un flechazo a primera vista —Bromeó él.
— Entonces, ¿cómo se llama, idiota? —Insistió Monique nerviosa.
Palidecí al instante que escuché su nombre.
— Lee Hye Ri —Musitó con una suave sonrisa en el rostro —La chica de cabello negro que me robó el corazón en menos de diez segundos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro