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29


Hye Ri.

Taehyung podía ser el amigo más desastroso de todos pero también era capaz de hacer lo imposible para hacerte reír y eso era justamente lo que hizo todas las noches que dormimos en Moretz.

Yo había decidido que no iría a la universidad luego de enterarme de la muerte de mi papá, pero lo que había comenzado como un solo día se había convertido en seis.

Llevaba casi una semana sin saber absolutamente nada de nada y aunque estaba preocupada porque luego me tendría que poner al día, la verdad no me arrepentía. Además en todo esto Tae me había estado acompañando a pesar de que más de una vez le insistí para que fuera a clases.

Su hermana Sunhari estaba al tanto de que se estaba quedando conmigo luego de que Tae la pusiera al día con lo que pasaba. Nam y Tami tampoco tuvieron problemas en dejar que nos quedáramos.

Pero Jimin...

Jimin no sabe nada.

Y eso era algo que me estaba matando.

— ¡Hye Ri! —Se quejó con voz de niño pequeño —¡Eres terrible jugando! ¡He tenido que salvarte ocho veces! —Dijo sacudiendo el control en la mano.

— Te dije que no se me da bien matar zombis pero tú insististe —Habíamos terminado la última partida del juego que Tae arbitrariamente había elegido.

— ¿¡Y cómo vas a hacer cuando venga el Apocalipsis zombi!? —Preguntó alarmado apagando la consola.

— Rendirme pacíficamente —Me levanté del suelo y fui hasta la nevera a buscar un poco de jugo.

— ¿¡Vas a dejar que te coman!? —Chilló arrastrándose por el suelo hasta llegar a su colchón y se abrazó a su almohada.

— Supongo que soy muy pasiva —Me encogí de hombros dándole un trago a mi jugo.

— Pacífica.

— ¿Qué?

— Si dices pasiva pienso en otras cosas... —Murmuró desviando la mirada hacia un lado —En fin, ¿quieres ver una película? ¿escuchar música o... —Miró hacia una pequeña estantería y se levantó corriendo hacia ella tomando el tablero de un juego de mesa —¿Hacer brujería?

— ¿¡Qué demonios Tae!? —Casi me obligó a escupir el jugo y él sonreía ampliamente —Una película estaría bien.

— Pero yo... —Alzó el tablero haciendo puchero.

— No vas a hacer brujería. Además el tablero está en inglés y nosotros somos un poco malos en el idioma.

— Está bien —Se rindió tirándose de nuevo al colchón con la cara clavada en él.

— ¿Qué dijiste? —Pregunté acercándome cuando articuló algunas cosas que no alcancé a entender porque tenía la cara estampada en la sábana.

— Que sea una de terror.

— ¿Por qué eres tan masoquista? —Le jalé un mechón de su flequillo —Además no me gustan las películas de terror.

— ¿A quién sí? —Sonrió sentándose en el colchón —Pero es divertido poner nuestros nervios a prueba.

Lo miré con los ojos entrecerrados y suspiré.

— A veces no sé por qué me dejo convencer por ti —Me paré a buscar la laptop de Nam para buscar una película online.

— ¡Sí! —Celebró Tae —Haré palomitas, ¿quieres no?

— Sólo si prometes no lanzarlas al suelo cuando te asustes.

— Sí, capitán —Dijo haciendo la señal de los militares con la mano.

Me puse a buscar en la web alguna película de terror que me llamara la atención y cuya portada no fuera tan aterradora y di con una americana que se llamaba The Conjuring.

— Sabes Hye Ri, me siento un poco mal por Jimin —Dijo Tae recostado sobre uno de los mesones de la cocina mientras esperaba que las palomitas se hicieran en el microondas.

— ¿Y eso por qué? —Yo estaba conectando el cable de la laptop al televisor para poder ver la película desde nuestros respectivos colchones.

— Porque debe estar preocupado, lleva seis días sin saber nada de ti. Creo que el miércoles ya deberías ir a la universidad y...

— Lo sé Tae —Dije apretando los labios —Sé que debe estar preocupado pero también entiéndeme a mí. ¿No te pasa que cuando estás atravesando por algo muy fuerte a veces simplemente quieres pasar por ese mal momento tú solo?

Tae guardó silencio y sólo asintió.

— Y la verdad es que hasta hace poco yo no era de las personas que hacían este tipo de cosas, hablar con amigos y contar mi vida personal. Eso es algo que estoy descubriendo gracias a ti y a Jimin —Dije acercándome al microondas para sacar la bolsa de palomitas listas —Y aún se me hace difícil.

— Te entiendo Hye Ri, créeme que sí —Tae sacó un plato hondo de una de las alacenas y yo vertí las palomitas en él —Pero Jimin tampoco está acostumbrado a que desaparezcas y sabiendo que a veces te metes en problemas con tu familia pues... —Me lanzó una mirada suplicante. Quién iba a decir que fuera él quien se preocuparía igual que yo por Jimin.

— Te prometo que después de mañana iré a la universidad a arreglar las cosas. Jimin es una persona muy... comprensiva —Dije recordando todas las veces que se ha sentado a escucharme y mi corazón se llenó de calidez —Sé que me entenderá.

— ¡Está bien! Si tú vuelves a clases yo volveré contigo y así podré ver a Josephine —Dijo emocionado lanzándose en su colchón.

Yo lo seguí acostándome en la parte superior del sillón donde yo dormía arropándome las piernas con una manta azul, Tae tenía una similar de color rojo.

— Le pondré play —Dije tomando el control del televisor.

— Ahora empieza la bueno —Tae se frotaba las manos con malicia.

— Si lanzas las palomitas al aire vas a dormir abajo en el bar —Advertí jalándole un mechón de cabello de la nuca —¿Estamos?

— Sí, sí, ahora pon la acción. Necesito probar mi valentía —Se acurrucó con la manta mientras me pasaba el bowl de las palomitas.

Fue así como comenzó una orquesta de pequeños gritos, saltos y palomitas de maíz desbordadas a causa de mí. Así pasamos el resto de la noche, entre risas y maldiciones por parte de Tae quien era igual de miedoso que yo.

Incluso en una oportunidad cuando estaban pasando una escena de suspenso le susurré "boo" por detrás de la oreja y vi como saltó casi hasta llegar a la puerta del baño.

— ¡Eso no se hace, Hye Ri! ¡Me puede dar un infarto! —Se quejó a punto de lloriquear mientras yo me ahogaba de la risa, finalmente Tae también empezó a reír y volvió a su sitio para seguir viendo la película.

Y por sexta noche consecutiva pensaba en lo agradable que era tener este tipo de amigos, del tipo que llora si tú lloras y que ríen contigo y no de ti.

***


— ¡Lee Hye Ri! ¡Kim Taehyung!

Me había despertado a causa de los gritos de Nam Joon en la puerta. Poco a poco fui abriendo mis ojos acostumbrándolos a la claridad de la mañana ya que Nam había pasado las cortinas.

— ¡Buenos días Nam Joon hyung! —Gritó Tae con el cepillo de dientes en la boca y con los brazos abiertos dispuesto a darle un abrazo que Nam rechazó pellizcándole una mejilla.

Tae se había levantado antes que yo.

— ¿¡Qué es este desastre de palomitas en el suelo!?

Paseé mi mirada por el suelo y noté que había palomitas por todas partes, algunas estaban aplastadas.

— ¡Todo fue culpa de Hye Ri, hyung! —Tae me señaló con un dedo.

— ¡Traidor! —Dije levantándome del colchón persiguiéndolo alrededor de la mesa —¡Yo te dije que las recogieras!

— ¡Pero estaba muy oscuro y tenía miedo de sacar los pies de la manta!

— ¡Basta! —Regañó Nam frotándose las sienes —Tú —Señaló a Tae —Ve y lávate los dientes bien.

— Sí, señor —Tae se fue directo al baño.

— Y tú señorita —Tomó mi cabeza con una mano y bajó su rostro a la altura del mío —¿Cuántos días tienes que no te bañas? Hueles a calcetines sucios.

Nam tenía razón, olía mal.

— ¡Tiene tres días! —Gritó Tae desde el baño y yo negaba con la cabeza avergonzada.

— ¿¡Tres días!? ¿¡Tres días sin que una gota de agua toque tu piel, Lee Hye Ri!? ¡Me voy unos días y mira tu estado!

— Yo le dije que se bañara pero decía que lo haría después —Tae salió del baño asintiendo mientras decía aquello —Es un chancho innato.

— ¡Te voy a matar Kim Taehyung!

— Sí, sí —Nam me tomó por la manga de la pijama arrastrándome hasta el baño —Lo matarás luego de que te bañes, ¡ahora ve a quitarte ese olor a calcetín!

***


— Hye Ri dije que te bañaras ¡no que te ahogaras en la bañera! —Nam tocó la puerta del baño, ya yo me estaba secando el cabello —¡Apúrate necesito que tú y el revoltoso me hagan un favor!

— Hyung estoy aquí, te escuché —Escuché a Tae quejarse tras la puerta.

Luego de unos minutos salí del baño con el cabello aún húmedo, unos jeans azules rasgados en varias partes y una franela azul turquesa que decía Shit down en letras rojas.

— ¿Le compras tus franelas a la misma persona? —Se burló Tae recostado de la nevera.

— ¿Y tú tienes un problemas en usar zapatos? Siempre estás usando esas sandalias de abuelo —Le saqué la lengua.

— ¡Ya, cállense los dos! Toma, vayan a comprar estas cosas —Nam me pasó una hoja con una lista de comestibles –Es para reabastecer mi guarida luego de que dos usurpadores —Nos miró a los dos —Se hayan adueñado de ella.

— Hye Ri dijo que mañana volveríamos a clases —Apuntó Tae.

— ¿Es eso cierto? —Nam me miró preocupado como si temiera que aún no estaba lista para volver.

— Sí, creo que seis días fueron suficientes —Dije con una leve sonrisa.

— Uh —Meditó Nam —Está bien. Pero luego de que regreses del supermercado necesito que vayamos a un lugar.

— ¿A dónde? —Pregunté curiosa guardando la lista en el bolsillo de mi pantalón.

— A un sitio —Nam le lanzó las llaves de su auto a Tae y él las agarró en el aire —Si no, no te dejaré volver a clases —Me guiñó un ojo y se giró sobre sus talones —Ahora vayan a hacer las compras sin estropearme el auto.

***


— ¡Amo esta canción Hye Ri! —Gritó Tae al volante mientras con una mano le daba volumen a la radio.

Íbamos camino al supermercado más cercano para hacer las compras que Nam nos había pedido.

— This right here is my type of paty —Tae cantaba a todo pulmón una canción llamada Five more hours con su inexperto inglés.

— ¡Me vas a dejar sorda Tae! —Grité yo con las manos en los oídos a causa de que la música retumbaba en todo el auto.

— ¡Déjate llevar! —Siguió cantando a los cuatro vientos hasta que los cinco minutos de la canción se terminaron.

— Casi me revientas los oídos —Dije bajándole el volumen a la música.

— Pero te gustó mi concierto ¿no?

— Sí, fue todo un placer escucharte ahora deja que mis tímpanos reposen de tu melodiosa voz por un rato —Bromeé acomodándome en el asiento.

Pero controlar la energética personalidad de Tae era caso perdido y en lugar de preocuparme el resto del camino porque mis tímpanos se reventaran, decidí cantar con él todas las canciones que ponía hasta que llegáramos a nuestro destino.

***


Jimin.

Seis días.

Hacía seis días que no sabía nada de Hye Ri y parecía que la tierra se la había tragado. No contestaba mis llamadas, le había enviado por lo menos cien mensajes que no recibía y ella seguía sin aparecer.

Al segundo día le pregunté al profesor Stevens si sabía algo de ella pero fue en vano, él estaba tan desconcertado como yo.


Al tercer día le pregunté a sus compañeros de clases si sabían algo de ella pero ninguno tenía la menor idea.


Al cuarto día había ido a casa de su madre en mi desesperación por encontrarla pero nadie me había abierto la puerta.


Al quinto día fui hasta su residencia preguntando por ella pero la ahjumma se negó a darme cualquier información.


Al sexto día me estaba volviendo loco.


Cada noche que había pasado sin saber de ella era como una punzada en el corazón, ¿por qué no la podía encontrar? ¿por qué ella no venía a buscarme?

Temí lo peor, que se hubiera ido de Seúl por algún motivo, que le hubiese pasado algo y yo no lo sabía o que, Hye Ri me había abandonado. Esos pensamientos me aterrorizaban antes de dormir y me despertaba en medio de la madrugada sin saber qué hacer, sintiéndome impotente y vacío.

Hye Ri no era la única que había desaparecido, Taehyung tampoco había venido a clases esos seis días y gracias a eso me mantenía con la esperanza de que de verdad no le hubiese pasado nada.

O quizás algo les ocurrió a los dos.

Pero además de ellos dos, Suga también estaba fuera del escenario. Se había ido casi al mismo tiempo que Hye Ri, sólo que al contrario de ésta, yo sí sabía donde estaba mi mejor amigo.


"Iré a Jeju unos días, Park. No te sorprendas si las luces de mi casa están apagadas cuando vayas".


A causa de que él estaba fuera de la ciudad, ni siquiera tenía la oportunidad de ir a contarle lo de Hye Ri y desahogarme con él.

Tenía la opción de hablar con Jin pero siempre había algo que me impedía decirle las cosas que me molestaban por el simple hecho de que él se preocupaba mucho por mí y no me gustaba borrar la sonrisa que lo caracterizaba por culpa de mis cosas.

— Jimin, no has tocado tu desayuno y ayer no quisiste cenar —Dijo mi madre acariciando mi cabeza —¿Te sientes mal?

— No, estoy bien. Ya me tengo que ir a la universidad.

A pesar de todo lo que estaba pasando en mi vida no podía faltar a dar las clases, era lo único que me mantenía unas horas alejado del tema de Hye Ri.

Si no aparece mañana tendré que empezar a buscar en los hospitales y las morgues.

Tragué duro de tan sólo pensar en aquello, lo había dejado como última opción porque no veía posible que algo tan grave le hubiese pasado pero mis opciones se acababan y mis salidas eran escasas, si tenía que buscar por cielo y tierra entonces lo haría si así daba con Hye Ri.

— Buenos días —Me asomé en la oficina del profesor Stevens pero no estaba allí así que seguí de largo hasta el salón.

Eran casi las nueve de la mañana y la clase estaba a punto de empezar.

¿Por qué me haces esto?

Me detuve de golpe delante del casillero de Hye Ri como lo había estado haciendo los cinco días anteriores, como si de alguna forma creyera que ella estaba escondida allí y que saldría para decirme que sólo me había jugado una broma.

Durante los cinco días de su ausencia le había dejado notas como suelo hacer pero me rompía el corazón saber que ninguna de ellas había sido leída, todas aún esperaban que Hye Ri las tomara y las hiciera suyas.

Cada palabra que había escrito en ellas no tenía sentido si no era Hye Ri quien las leía.


Día 1.

No te arrepientas.

-Jimin


Día 2.

Hye Ri, no quiero sonar egoísta pero te extraño...

-Jimin


Día 3.

Hye Ri, ¿por qué estás donde no puedo encontrarte?

-Jimin


Día 4.

Hye Ri... Por favor. Me estás matando.

-Jimin


Día 5.

Voy a seguir llamando tu nombre... Hasta que vuelvas a casa.

-Jimin


Y hoy, el día seis no sería la excepción. Iba a dejar todas las notas que fueran necesarias, todas las llamadas y mensajes posibles.


Día 6.

Ahora que más te quiero, más te pierdo.

-Jimin


Dejé la nota con cuidado en el casillero y miré unos segundos por el ventanal del pasillo, las hojas se levantaban en el aire por el viento helado que inundaba todo el ambiente obligándome a esconder las manos en el suéter gris que traía puesto.

— Buenos días —Dije abriendo la puerta del salón.

Todos los alumnos voltearon a verme un poco sorprendidos y algunos ya tenían los cuadernos afuera. Al instante deduje la razón por la cual me miraban así.

Kang estaba en mi escritorio.

— Buenos días profesor Park, ¿se le ofrece algo? —Preguntó ella fingiendo que no pasaba nada.

Me sentía como un idiota que era burlado cada vez más por aquella mujer.

— Yo, eh... ¿Podría venir un momento, profesora? —Dije haciéndole señas para que saliera del salón.

— Sigan con lo que les mandé, ya vuelvo —Dijo ella refiriéndose a los chicos.

Salió hasta el pasillo como le había pedido y cerró la puerta tras ella, se cruzó de brazos y me lanzó una sonrisa de las suyas, de las que te dicen te jodí sin que te dieras cuenta.

— ¿Qué significa esto Kang?

— ¿Qué significa qué?

— ¿Por qué estás dando clases en mi hora?

— Supongo que no te lo han notificado, ¿no? —Preguntó ella levantando las cejas.

— ¿Notificarme qué? —Tragué con dificultad porque sabía que lo que venía no me iba a gustar.

— Bueno, que te lo diga la junta disciplinaria, profesor... —Sonrió levemente —Yo no tengo nada que decirte, así que por favor, no me quites más tiempo que tengo una clase que dar —Iba a girar sobre sus talones pero la detuve.

— ¿Qué hiciste Kang? —Pregunté mirándola con toda la rabia del mundo.

Ella se soltó de mi agarre.

— Te lo dije antes Jimin, voy tras de ti. Yo nunca pierdo y ésta no será la excepción.

***


Hye Ri.

— ¿Qué diferencia hay entre este y este? —Dije sosteniendo dos vegetales en ramas que para mí eran lo mismo pero que Tae pacientemente me explicó que eran totalmente distintos.

Habíamos estado una hora comprando todas las cosas que Nam nos había mandado y nos habíamos tardado porque al parecer yo era terrible eligiendo vegetales y porque Taehyung se entretuvo muchísimo en la sección de mascotas.

— ¿Te gustan los animales? —Le pregunté mientras apretaba uno de los juguetes para perros que hacen mucho ruido.

— ¿Qué? ¡Me encantan! —Respondió leyendo la etiqueta de unas vitaminas para perro —Tengo un perro y un hámster pero mi sueño es tener una granja algún día como la de mis abuelos.

— ¿Tus abuelos tienen una granja? Increíble... —Dije sorprendida.

— Sí, siempre voy de vacaciones a visitarlos. Si quieres la próxima vez puedes venir conmigo.

— Me encantaría —Le sonreí en agradecimiento —Sabes, yo tenía un conejillo de indias, se llamaba Suzy. Y también tenía un perro, Rocky.

— ¿Por qué hablas en pasado? ¿Se murieron?

— No exactamente —Dije recordando con tristeza que mi mamá se había deshecho se mis mascotas —Mi mamá regaló a Rocky y donó a Suzy al colegio de mi hermanito Lucas.

— ¿¡Por qué hizo eso!? —Gritó Tae indignado captando la atención de una ahjumma en el pasillo.

— Porque no le gustaban —Me encogí de hombros —Y decidió deshacerse de ellos —Tae me miró con tristeza —Vale, no te preocupes —Le sonreí levemente y seguí caminando con el carro de compras hasta el final del pasillo.

Luego de que Tae se decidiera por comprar unas vitaminas para su perro y unas zanahorias para su hámster pagamos todo y salimos del supermercado para pagar el estacionamiento.

— ¿Qué es eso? —Pregunté cuando estábamos haciendo la fila para pagar el ticket.

— ¿Qué es qué? —Tae se giró.

Delante de una de las tiendas que estaba cerca había un stand con muchas chicas alrededor que miraban curiosas lo que sea que estuvieran vendiendo.

— ¿Quieres ir a ver? —Preguntó Tae —Dime rápido para no pagar el ticket.

— Sí vamos.

Cuando nos acercamos algunas chicas nos dieron paso a Tae y a mí para que viéramos que era lo que miraban con atención.

— ¡Puuung! —Dijo Tae emocionado tomando uno de los libros que estaban puestos sobre el stand. En la portada del mismo había una pareja dibujada en caricatura.

— ¿Puuung? —Pregunté yo tomando un ejemplar y mirando algunas de las fotografías.

— Sí, este es un álbum de caricaturas sobre una pareja. La autora retrata las cosas que ha vivido junto a su pareja, desde situaciones cotidianas hasta todo lo que te puedas imaginar. Sus dibujos se volvieron tan populares que sacó este libro y muchas chicas quieren comprarlo para regalárselos a sus novios o viceversa.

— ¿En serio? —Aún miraba las ilustraciones, realmente eran hermosas y te transmitían esa sensación de que el amor habita incluso en las cosas más sencillas como beber un café o tomar una siesta bajo las estrellas.

— Son realmente hermosas... Realmente —Tae estaba absorto con ellas.

— ¿Uh?

Estaba pasando las páginas cuando tuve que devolverme a una en específico que llamó mi atención.

En la ilustración se podía ver a la joven pareja protagonista del libro sentados en frente de un gran vitral con medusas.

Tal como habíamos hecho Jimin y yo aquel día en el acuario.

Ese día frente al vitral de medusas él me había abierto su corazón y yo le había dado luz verde en el mío.

En aquel acuario donde el jazz tocaba de fondo tenuemente y el movimiento de las medusas en el agua se escuchaba ahogado entre los murmullos de la gente, ahí había descubierto que podría cansarme de todo y de todos pero nunca de Jimin.

Y que sólo quería ser de él.

Tuve que contener las ganas de desbordar algunas lágrimas cuando sentí mi corazón encogerse cinco veces su tamaño hasta queda reducido en nada al pensar en Jimin.

Mientras más lo quería más cosas pasaban para separarme de él y aunque en este caso yo era la culpable por haber desaparecido, no podía dejar de sentirme además de triste, vacía sin él.

— ¿Te gusta mucho esa? —Preguntó Tae cuando me descubrió acariciando la ilustración sumergida en mis pensamientos —Podemos llevarnos un ejemplar, así se lo regalas a Jimin.

— No, no es eso —Negué —Yo...

— Hye Ri —Tae tomó el ejemplar de mis manos —Creo que es hora de que vuelvas a casa. Creo que lo necesitas.

— Sí, tienes razón, volvamos.

— No me refiero a Morezt o a tu apartamento.

— ¿Entonces? —Lo miré confundida.

— Me refiero a que yo soy un día en la piscina para ti, al igual que Nam Joon y Tami. Cuando estás con nosotros es como si estuvieras en la piscina, te ríes, hablas y bromeas. La pasas bien —Dijo él dulcemente —Pero sé que extrañas a Jimin como a nadie y él no es un día en la piscina. Para ti, Jimin es tu casa. El te hace sentir como cuando llegas muy cansada de la universidad y sólo quieres dormir en tu cama y descansar.

¿Cómo Tae era capaz de encontrar siempre las palabras más correctas y bonitas cuando estaba triste?

— Y creo que es hora de que vayas a casa a tomar ese descanso —Dijo sacando su billetera y pagando el ejemplar —Vamos —Me rodeó los hombros con su brazo y me sonrió.

Miré el ejemplar entre mis manos y sonreí levemente.

Sí, Jimin es donde quiero estar después de un largo día.

***


Jimin.

Me había quedado dormido en el auto luego de aquella desagradable conversación que había tenido con la junta disciplinaria de la facultad.

— Estás suspendido por las siguientes dos semanas, profesor Park. Debemos evaluar tu conducta como docente en ese período luego de que llegara a nosotros la noticia de que fue visto manteniendo una relación romántica con una de las alumnas de su clase —Dijo uno de los miembros.

No tuve ni derecho a quejarme, simplemente habían tomado la decisión de dejar que Kang me supliera esas dos semanas mientras que yo era sometido a una evaluación para ver si me reincorporaban a mi cargo o me despedían.

Nada podía ser peor que esto, nada me estaba saliendo bien en estos últimos días.

— Fuera de la institución usted puede hacer lo que desee con su vida personal pero dentro de las paredes de esta universidad está prohibido mantener relaciones sentimentales con los alumnos. Es la política y usted la ha irrespetado. Así que por favor —Dijo otro de la junta invitándome a retirarme de la oficina.

Así que a eso se refería Kang cuando había dicho que iría detrás de mí, realmente me quería destruir a mí y no a Hye Ri, y aunque la odiaba con toda mi alma agradecí por eso último, que no hubiese metido a Hye Ri en problemas.

Las gotas de lluvia impactando contra el parabrisas fueron las que me despertaron, miré mi reloj de muñeca y noté que eran casi las cinco de la tarde.

No quería ir a casa, no sabía si Suga había regresado de su viaje y mucho menos sabía donde estaba Hye Ri, así que tomé una serie de malas decisiones que me llevaron directo a un bar a unas cuadras de mi casa.

No puedo ir a Morezt, a esta hora aún no han abierto seguramente...

Me bajé corriendo del auto para evitar empaparme con la lluvia y entré al bar yendo directo hacia la barra. Necesitaba distraerme un poco de todo el desastre que era mi vida en este momento.

Un trago y buena música quizás me ayudarían con eso.

— Un Jack Daniels —Pedí al barista y me giré en la silla mirando hacia el pequeño escenario del bar donde una chica tocaba una melodía con su guitarra acústica.

Yo conocía aquella canción, se llamaba 4 O'Clock y era una de las canciones más hermosas que había escuchado en mi vida.

Y me dejé humedecer, dejé que aquella canción me invadiera por completo hasta desbordarme el corazón de tristeza, esa tristeza que llevaba tiempo queriendo salir.


Where are you? Oh you...


Why are you crying?


You and I are the only ones here


Me and you


Oh you...


Cuando hubo acabado la canción las personas que había en el público empezaron a aplaudir con entusiasmo a la chica que había hecho un excelente trabajo. Incluso yo me levanté y la aplaudí, cruzando por unos segundos la mirada con ella.

— Es una excelente cantante —Dijo el barista tras de mí haciendo que me girara —A mí también me ha sacado unas lágrimas más de una vez.

— ¿Es así? —Dije pidiéndole otro trago más.

— ¿Despechado amigo? —Preguntó un hombre que al igual que yo estaba bebiendo en la barra.

— Tal vez —Respondí sin darle mucha importancia.

— Bueno aquí puede que te olvides de esa perra que te rompió el corazón —Bromeó haciendo que yo girara el torso hacia él y lo amenazara con la mirada.

— Ya cállate Jaehyung, espantas a los clientes —Dijo la chica que acababa de tocar la canción —Hola extraño, nunca te había visto por aquí —Se sentó a mi lado y pidió un trago.

— Es que nunca había venido. Es la primera vez.

— ¿Ah sí? Pues te habías estado perdiendo uno de los mejores lugares de Seúl —Me guiñó un ojo y sacó un cigarro de su pantalón —¿Cómo te llamas?

— Jimin. Tocas muy bien esa canción.

— Gracias Jimin, es una de mis favoritas —Le dio la primera inhalada al cigarro —¿No me vas a preguntar mi nombre?

— Ah —Me rasqué la nuca —Sí, lo siento. ¿Cómo te llamas?

— Min Ah Ra, mucho gusto Jimin —Sonrió levemente y le dio las gracias al barista por traerle el trago —Entonces, ¿qué te trae por aquí?

— Uh —Medité pasándome la mano por el cabello —Creo que necesitaba un trago —Levanté el Jack Daniels —Y buena música. Es todo.

— ¿Por qué será que no te creo? —Rió haciéndome reír.

— No lo sé, ¿por qué no me crees?

— Tengo la sospecha de que lo que te tiene así es una chica.

De pronto mi sonrisa desapareció y en su lugar volvió a mí la imagen de Hye Ri.

— Te lo dije, es una chica —Brindó ella con su trago —Y una de las que te dejan el corazón hecho mierda.

Yo tenía la mirada clavada en mi trago. No quería decir que Hye Ri me había destrozado el corazón porque no lo había hecho pero sí lo había hecho miserable estos días.

— Tanta educación que nos dan a nosotras las mujeres y nunca nos enseñan a cómo amar un hombre sin volverlo miserable —Musitó ella.

— ¿Eso crees?

— ¡Claro! Siempre dicen que son los hombres los que nos lastiman y nos engañan pero te digo algo, las mujeres somos aún más expertas en saber como dañar un corazón. De hecho, para ustedes es más difícil superar nuestros engaños porque cuando lo hacemos, lo hacemos a lo grande.

— Pues esta chica no me ha engañado.

— ¿Ah no? —Levantó una ceja —Entonces es aún más fría, no tuvo que engañarte para hacer que tengas esa expresión de tristeza en el rostro.

Ignoré su comentario y volví a clavar la mirada en el trago.

— ¡Vamos, no te molestes Jimin! Lo siento si dije algo inapropiado, es que me gusta hablar y conocer a las personas que vienen a este bar.

— Entiendo pero bueno, ya no tengo mucho que contarte ya que adivinaste que vine por culpa de una chica ¿no? —Sonreí levemente.

— Pero si apenas has abierto la boca —Bromeó —Cuéntame, ¿qué tiene de bueno esa chica que ni te atreves a hablar mal de ella?

— ¿Por qué debería hablar mal de ella? Es una chica y además no me gusta hablar mal de las personas, menos de ella.

— No, no lo tomes a mal —Se acomodó en el asiento —Lo digo porque no hay un solo hombre que haya venido a este bar despechado y no haya hablado mal de la mujer que les rompió el corazón.

— Pues mucho gusto, soy el primero —Levanté mi trago y brindé por eso.

— Ya... Hay que ver que eres especial —Sonrió —Entonces, ¿qué tiene de bueno esa chica? —Repitió su pregunta.

— La verdad... No creo que pueda explicarte pero no sabes lo bien que se siente llegar a donde esté ella y mirarla allí de pie. Lo demás desaparece y deja de interesarme sólo por el simple hecho de que ella lo opaca todo.

Ah Ra abrió la boca sorprendida.

— Vaya, que chica tan afortunada —Musitó entre dientes —Bueno brindemos por ella —Alzó su trago y lo chocó contra el mío.

— Supongo —Brindé con ella —¿Ya te vas? —Pregunté cuando la vi levantarse del asiento y hacerle señas al barista.

— Sí y no —Sonrió.

— ¿Y cómo es eso?

Ella miró hacia los lados como ocultando algo y se acercó peligrosamente hasta a mí haciendo que echara mi torso hacia atrás.

— ¿Ves esto? —Sacó una pequeña bolsita de su pantalón con un polvo blanco adentro.

Peligro, ya sabía qué polvo era ese.

— Después de tanto trabajo me quiero relajar un poco —Sonrió guardando la bolsa de nuevo en su pantalón —¿Te... apuntas?

Me quedé petrificado sintiendo como mi corazón se había acelerado de golpe y el miedo me invadió por completo.

Aunque esta chica no era Eunhi, aunque ésta chica me había caído bien, aunque esta chica tocaba la guitarra como los ángeles, ésta chica estaba ofreciéndome el infierno al mostrarme en esa pequeña bolsa. Y yo no podía quemarme otra vez.

— Adiós —Dije antes de levantarme de prisa y correr lejos de aquel lugar directo hacia mi carro.

***


La lluvia había empeorado cuando aparqué el auto enfrente de la residencia de Hye Ri, el único lugar al que se me ocurrió acudir luego de que Ah Ra me hubiese ofrecido drogarme con ella abiertamente.

Apagué el aire acondicionado del auto y me quedé allí tendido en el asiento con las manos en el suéter mirando por la ventana, las gotas de lluvia se resbalaban por ella y desfiguraban la imagen de la entrada de la residencia donde vivía Hye Ri.

Finalmente apagué el motor y me bajé aún sabiendo que me mojaría pero de alguna forma si lloraba mis lágrimas no serían tan visibles.

Saqué el móvil y marqué su número pero no contestaba.

Eso ya lo sé, no contestará.

Pero no la había llamado con la intención de que contestara, yo sólo quería... quería hablarle como si pudiera escucharme, como si pudiera escuchar la canción que estaba cantándole al buzón de llamadas.

— One day I wrote a long, long letter to the moon.

La lluvia fría repicaba contra mi suéter, mis manos y mis ojos.

— It would not be brighter tan you... but I lighted a small candle —Mis ojos comenzaban a arder y sabía que eso sólo significaba una cosa y aunque mi voz ya se escuchara entre cortada seguí cantando suavemente por el auricular —At a dusky park a nameless bird that signs...

Y con cada gota una lágrima, y con cada palabra una punzada en el pecho.

— Where are you?... Te necesito, Hye Ri. 




-

¡Hola bonitas! Sólo quería decirles que disculpen si la trama está algo lenta, estoy preparando todo el ambiente para lo que viene y... También quería decirles que 4 O'clock me ayudó mucho a escribir este capítulo, esa canción es muy hermosa así que si quieren escúchenla mientras leen la parte de Jimin. 

También quería decirles que Puuung (para quienes no la conozcan) hace unas ilustraciones hermosas y la que nombré en el capítulo fue esta:

No pude evitar pensar en ellos y la escena del acuario.

¡Me gustaría saber qué le pareció este capítulo! Y como siempre les digo, que tenga un lindo día y les mando infinitos abrazos a todas por ser tan lindas y hacerme el día con sus comentarios.

pd. No odien a Hye Ri, a veces todos necesitamos espacio para enfrentarnos a nuestros problemas personales. 

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