16
Hye Ri.
Llevar a Jimin a casa de Suga fue menos problemático de lo que esperaba, Nam Joon lo montó con mi ayuda en la parte trasera del auto, yo me quedé atrás con Jimin colocando su cabeza en mis piernas para que reposara tranquilamente. La casa de Suga estaba muy cerca de Morezt, de hecho nos tomó menos de cinco minutos llegar hasta ella.
— ¿Es aquí? —Preguntó Nam Joon mientras abría la puerta trasera y tomaba a Jimin por los brazos pasándolos por su cuello.
— Sí, es el mismo lugar al que me trajeron cuando... ya sabes —Dudé si decir que era el lugar donde habían traído a Mary Lee, temía que Jimin escuchara aunque estuviese inconsciente.
— Bueno, busca la llave —Nam Joon cargó a Jimin en su espalda como un niño pequeño —Y vamos a acostar a este idiota de una buena vez.
— No le digas idiota —Refunfuñé mientras buscaba la llave en la maceta que me había dicho Suga.
— ¿Qué? —Levantó una ceja —Ah, sí, sí, lo siento Jimin —Se dirigió hacia él como si lo escuchara —Mi hermanita está enamorada de ti y no puedo insultarte delante de ella.
— ¡Nam Joon! —Llamé molesta pero en voz baja.
Él sólo se rió divertido por mi reacción.
Yo no estoy enamorada de Jimin, sólo me gusta.
— Está bien, está bien, me retracto —Dijo entrando a la casa una vez que logré dar con la llave y meterla en la cerradura con éxito —¿Dónde será un buen lugar para dejarlo?
— Debería ser en la habitación principal, supongo que su amigo no va a enojarse por eso... —Dudé mientras ojeaba hacia todas las direcciones de la casa —Debe ser esa —Señalé hacia el final del pasillo que conectaba con la sala en donde estábamos.
— Entonces vamos en esa dirección —Nam Joon dio un brinquito y se acomodó mejor a Jimin en su espalda.
Abrí con cuidado la manecilla de la habitación como si tuviera miedo de encontrarme a Suga del otro lado y fuera a pegarme cuatro gritos por no cuidar bien a su amigo. Después de todo, si de algo me había dado cuenta la última vez que estuve aquí es que ese peliverde tiene un humor del demonio.
— ¡Bueno es tiempo de que desembarque! —Dijo Nam Joon colocándose de espalda a la cama y depositando con cuidado a Jimin en ella.
— ¿Eres un barco o qué? —Le pregunté con indignación mientras yo le quitaba los zapatos a Jimin.
— No, pero ese mocoso ha sido una carga hoy —Rió de su propio chiste.
— ¿De verdad? —Levanté una ceja y negué con la cabeza —¿Cuántos años tienes, señor?
— No aguantas un chiste, malhumorada —Me sacó la lengua y se cruzó de brazos.
Mientras tanto yo acomodaba diligentemente a Jimin, no sólo me encargué de quitarle los zapatos sino que también le quité un suéter que llevaba y que parecía bastante caluroso, tomé una manta que reposaba a un lado de la cama y lo acobijé hasta el cuello y por último acomodé la almohada bajo su cabeza para que descansara correctamente.
Todo este tiempo Nam Joon estuvo de pie mirándome sin decir una sola palabra.
— No estoy enamorada de él —Dije sin mirarlo mientras terminaba de arreglar la cabeza de Jimin.
— Yo no he dicho nada —Levantó los brazos en forma de rendición.
— Pero sé que lo estás pensando —Me giré hacia él y le di un golpecito en el hombro.
— Tienes razón, sí estoy pensando en eso y todavía no puedo creerlo —Suspiró sentándose al borde de la cama mientras miraba a Jimin.
— ¿Creer qué? —No estoy enamorada de Jimin, sólo me gusta.
— Que te guste alguien, no sé, como hermano mayor este siempre es un momento duro —Dijo dolido —Que tu hermana haya encontrado a un chico —Chasqueó la lengua —Es duro, duro —Se llevó una mano al pecho y me miró.
— Eres un dramático, querido hermano mayor —Me crucé de brazos mirándolo con incredulidad.
— Sí, tienes razón —Se levantó de la cama —Basta de dramas, ya estás grande y no puedo pretender que Tami y yo seamos tus papás gansos.
— Ya va, ¿qué? —Lo seguí hasta la sala —¿Desde cuándo son mis papás gansos?
— Esos animales son tiernos, quería usar una comparación justa con Tami —Se encogió de hombros y se dirigió hacia la puerta.
— ¿Qué estás haciendo? —Lo miré de arriba abajo —¿Te vas?
— Sí, no pretendo quedarme a ver que el bello durmiente se despierte.
— Quizás no lo haga hasta mañana.
— Entonces inténtalo con un beso y...
— ¡Nam Joon! —Esta vez sí que levanté la voz —¿Me vas a dejar sola con un extraño?
— ¿Extraño? Pero si ese pelinaranja ahora es mi cuñado.
— No puedo creer que esto haya escalado tan rápido —Desvié la mirada en dirección a la salida.
— Hye Ri —Nam Joon puso su mano en mi hombro —Él te salvó una vez, ¿no?
No entendía a qué quería llegar Nam Joon con eso, sólo asentí.
— Y por lo que vi en ese mensaje él pedía ser salvado por ti.
— No por mí, era por... —Me indicó que guardara silencio.
— Por ti, Hye Ri. Mary Lee no existe, ¿entiendes? Si él necesita que lo ayuden entonces quien lo hará serás tú —Dijo calmadamente.
— Si no me he podido salvar a mí misma, ¿cómo piensas que podría hacerlo con alguien más?
Nam Joon me dedicó una mirada dulce y llena de algún tipo de consuelo, como si intentara decirme que todo iba a estar bien.
— El día que huiste de esa casa lo hiciste —Palmeó mi hombro —Así que deja de tener miedo. Si ese chico te necesita, ayúdalo —Sonrió saliendo por la puerta.
Me giré para seguirlo con la mirada hasta el auto.
— Tú mejor que nadie sabes qué se siente hundirse —Gritó de espaldas antes de subirle al auto.
Y en eso tenía toda la razón. Sí había alguien que sabía cómo era estar en el infierno y no encontrar una salida era yo.
***
Di algo.
Por favor, di algo.
Luego de que Nam Joon se fuera volví hasta la habitación en donde estaba Jimin todavía acostado en la posición en la que lo había dejado.
Estaba dormido, desmayado, inconsciente y no me gustaba verlo así. Me moría por saber el significado de su mensaje y la razón por la que había llegado a este estado.
— Di algo... —Repetí suavemente mientras estaba arrodillada en el suelo con los brazos apoyados en la cama a la altura de su rostro —Si dices algo entonces mi corazón dejará de sentirse como si lo hubiesen aplastado, Jimin —Dije muy cerca de su rostro.
Su rostro apacible, su rostro sereno.
— ¿Con quién sueñas, eh? —Pregunté de la nada sintiendo celos de mí misma, de Mary Lee, la chica que había despertado su interés —¿Es con Mary Lee, verdad? —No podía imaginar que yo pudiera hacerlo sentir algo como para que me escribiera pidiéndome salvarlo. Eso es algo que sólo la chica misteriosa de peluca rosa le había hecho sentir —Apuesto todo a que es con ella —Sonreí levemente.
Y de la nada me sentí tan triste que mis ojos se empañaron.
De golpe mi corazón se sintió herido y estúpido. Herido porque al parecer me estaba enamorando de Jimin y estúpido porque tenía una guerra conmigo misma, con mi alter ego que lo había hechizado mientras que yo día tras día sólo lo alejaba con mi actitud.
— Si estás soñando con ella por lo menos espero que sea un sueño bonito —Dije muy suavemente sintiendo como una lágrima chocaba contra mis labios. Empezaba a sentir la nariz congestionada y las ganas inmensas de soltar todo pero en lugar de eso seguía allí, mirándolo detenidamente como si fuera a desvanecerse en algún momento.
Me hubiese gustado que el nombre que aquel mensaje llevara al final hubiese sido el mío y así sabría que al despertarse y me viera, estaría satisfecho porque de verdad me estuviese esperando a mí y no a ella.
— ¿Te gusta ella, no es así? —Pregunté como si de verdad quisiera saber la respuesta a esa pregunta —De seguro es porque es más interesante y mucho más linda —Me limpie las lágrimas que rozaban mi nariz —¿Cómo iba a pensar que te iba a gustar alguien como yo? A nadie le gustan las chicas rotas o malhumoradas —Toqué suavemente el cabello de su frente y lo retiré hacia un lado con mucho cuidado, como si tuviera miedo de que se fuera a quebrar en algún momento.
En ese momento Jimin me parecía la persona más frágil de todas y tenía la necesidad de hacer todo lo posible para no quebrarlo.
— Hey, Jimin —Llamé —¿Estás respirando? —Me incliné tan cerca de él que sentí su respiración chocar con mis labios.
¿Qué pasaría si...
Me alejé rápidamente y volví a la posición en la que estaba inicialmente sólo que tenía el corazón tan acelerado que lo sentía hasta en mis oídos.
Estuve a punto de hacer una estupidez.
— Jimin... —Aclaré mi garganta —Sé que si no digo esto ahora entonces nunca lo haré.
Si lo hacía así estaría en paz conmigo misma y desataría el nudo en la garganta que desde hacía rato llevaba aguantando.
— Me gustas. Lo siento mucho, no quería sentir nada por ti ni nada parecido —Definitivamente era algo que no estaba en mis planes —Pero pasó y ahora cada vez que te veo no puedo dejar de pensar en que... —Acaricié de nuevo su cabello —En que quererte sólo me está haciendo daño.
Hasta el punto en el no quiero continuar con las tutorías y sólo deseo desaparecer a Mary Lee.
***
Suga.
Llegué a las cuatro de la madrugada a Seúl, no tenía intenciones de quedarme más tiempo fuera de la ciudad cuando sabía que Jimin probablemente me necesitara.
Cuando eran casi las cinco llegué a la casa, estaba ansioso y con muchas ganas de saber qué le había pasado a mi amigo. Si de verdad había hecho alguna estupidez no iba a perdonarme no haber estado ahí
Pero en lugar de conseguirme a un Jimin moribundo dando tumbos por la sala, llorando y lamentándose por lo miserable que era como lo había encontrado más de una vez en el pasado me quedé atónito cuando la realidad era muy diferente a la que mi cerebro retorcido se había imaginado.
Jimin estaba dormido en mi cama y a su lado, arrodillada en el suelo estaba una chica también dormida... Una chica que sujetaba su mano.
Y no era cualquier agarre, aquellos dos tenían entrelazados sus dedos.
Al principio no sabía qué hacer más que debatir con mis pies si avanzar hasta ellos y romper aquel ambiente tan novelístico. Al final mi terquedad ganó y me acerqué en silencio hasta mi habitación y toqué el hombro de la chica para despertarla.
Cuando abrió los ojos le hice señas con mis dedos para que guardara silencio, ella pareció sorprenderse al verme pero no hizo ruido alguno y poco a poco se fue incorporando hasta estar de pie.
— Sígueme —Le dije casi en un susurro clavando la mirada en la de ella.
Hasta ahora no había considerado que la razón por la cual Jimin estaba así podría ser ella y que como en el pasado una chica era la causa de su desdicha.
Al salir de la habitación me aseguré de cerrar la puerta tras nosotros y guiar a aquella extraña hasta la cocina. Me detuve detrás del mesón y me crucé de brazos clavando de nuevo mis ojos sobre ella.
— No tienes que mirarme así —Dijo con cierta incomodidad, cruzándose ella también de brazos.
— ¿Quién eres tú y por qué Jimin está así? —Pregunté sin vacilar.
— Yo soy alumna de Jimin. Mi nombre es Lee Hye Ri —Respondió no muy contenta —Y para responder a tu segunda pregunta, no tengo ni idea por qué está así.
— Mientes, ¿cómo no vas a saber si estaba contigo? —¿Ésta chica me está tomando el pelo o qué?
— Mira, Suga —Dijo de mala gana —Jimin me escribió un mensaje equivocado pidiendo ayuda, el mensaje era para alguien más pero aun así lo llamé para ver qué sucedía, me respondió el dueño de un bar por aquí cerca...
— ¿Morezt?
— S...sí —Dudó un segundo —Me dijo que Jimin estaba allí desmayado por la borrachera así que fui hasta allí y lo recogí, me dijeron que sólo llegó y perdió la conciencia en la puerta del bar.
¿Tanto había tomado ese pequeño idiota?
— Se me ocurrió llamar al número que tiene en caso de emergencias en su teléfono y resultaste ser tú, y desde ahí te sabes el resto de la historia, ¿necesitas que te la cuente de nuevo o qué? —Dijo aún con esa actitud tan fría que me recordó a mí mismo.
— ¿Estás segura de que no mientes?
Vi como mi comentario hizo que estallara de la ira.
— ¿Eres estúpido o qué? —Hasta ahora no me había dado cuenta que Hye Ri tenía los ojos enrojecidos, ¿había estado llorando?
— Está bien, está bien —Dije soltando mis brazos —Te creo pero no llames estúpido, pequeña insolente.
— Entonces no me llames mentirosa, ¿eres su número en caso de emergencias? ¿¡Ah!? —Levantó la voz.
¿Qué coño le pasa a esta chica y por qué está tan agresiva conmigo?
— Si eres su número en caso de emergencias, entonces ¿¡en dónde demonios estabas anoche cuando Jimin estaba así!? ¿¡De verdad eres su mejor amigo!? —Gritó.
Y de la nada Hye Ri comenzó a llorar histéricamente, como si hubiese estado esperando toda la noche para hacerlo.
— Si le hubiese pasado algo... —Dijo aquello como si tuviera terror de que hubiese sido así —Y yo no hubiese estado, entonces iba a acudir a ti pero no, ¡tú no estabas y todavía tienes los cojones de venir a dudar de mí y llamarme mentirosa! —Seguía llorando mientras se limpiaba las lágrimas a la fuerza.
Yo estaba atónito.
— Eh... —Me rasqué la nuca —Hye Ri...
Ella me lanzó una mirada asesina y se sentó en una silla de la mesa clavando su cabeza entre sus manos.
Tenía miedo de acercarme a ella, quizás terminaba golpeándome o algo así.
— ¿Quieres agua?
Hye Ri levantó la cabeza y me miró incrédula.
¿Ahora qué insulto me gané?
Tragué saliva.
En lugar de insultarme —o golpearme— simplemente asintió.
— Está bien pero no te muevas de ahí —Dije pasando con cautela a su lado hasta el refrigerador —No quiero que me golpees.
— No te voy a golpear aunque no me faltan las ganas para hacerlo hasta que te mueras —Refunfuñó.
¿Qué carajo? ¿Jimin tenía que lidiar con esta salvaje todos los días?
— Hace un rato te vi dormida con él allá adentro y nunca me imaginé que eras una chica tan violenta —Dije mientras le pasaba el vaso con agua.
— Si no me hubieses llamado mentirosa entonces no hubiese reaccionado así —Ya estaba más calmada.
— O simplemente eres una pasiva agresiva.
Ella se detuvo a medio trago y me miró con los ojos entrecerrados por unos segundos pero luego reanudó lo que hacía.
— No soy de disculparme pero lo siento —Me rasqué la nuca —Y gracias por cuidar a Jimin mientras no estaba.
Las palabras de Hye Ri me habían dolido muchísimo a pesar de que no había hecho nada para demostrarlo.
— No lo hice por ti de todas formas, lo hice por él y lo volvería a hacer todas las veces que fueran necesarias —Respondió sin mirarme.
No dije nada y sólo me preguntaba por qué ella se preocupaba tanto por él. Ya me había quedado claro que Hye Ri no tenía nada que ver con la borrachera de Jimin, no después de cuidarlo y verla tan preocupada.
— Así que... Tú eres la chica a la que le da tutorías ¿no?
— Sí.
— Ah... Tú eres esa chica inteligente —Me apoyé sobre el mesón frente a ella.
— ¿Eso te ha dicho él? —Parecía curiosa al respecto.
Ah, ahora entiendo. A Hye Ri le gusta Jimin, ese brillo en sus ojos lo dice todo.
Quise sonreír pero me mordí la mejilla por dentro para no hacerlo y ganarme otra vez una tanda de insultos.
— Sí. Yo le dije que por qué iba a perder el tiempo con universitarias estúpidas e inmaduras pero él me aseguró que tú no eres así.
Bajó un poco la mirada pero noté que sonrió levemente.
— ¿No estás siendo muy obvia?
— ¿A qué te refieres? —Clavó la mirada en mí. Su rostro parecía angustiado y supe que ella sabía de lo que yo hablaba.
— Te acabo de decir que eres una chica inteligente, así que creo que ya sabes de lo que hablo —Me giré hacia el refrigerador para buscar alguna cosa comestible para ella. Estaba seguro que por cuidar a Jimin no había comido nada en toda la noche.
— Sí ya sé a lo que te refieres pero por favor no le digas nada a Jimin —Pidió casi con una súplica en sus ojos.
— ¿Y por qué no? Eres bonita e inteligente. No creo que Jimin piense lo contrario —Le pasé lo primero que encontré en el refrigerador. Eran las sobras de alguna cena.
— Estoy segura de que Jimin no piensa en mí de esa forma —Miró la comida —¿Esto es para mí?
— Sí, no cocino así que deberás conformarte con eso —Me encogí de hombros —Bueno no sé si piensa en ti de esa forma pero no seas tan pesimista. No sabes las vueltas que da la vida, en fin, no vine a hablar de la vida amorosa de ese idiota sino a matarlo por haber bebido de esa forma.
Ella me miró como si tuviera un montón de preguntas en la cabeza.
— Hye Ri, ¿de verdad te preocupas por él? —Sentía la necesidad de que en este punto podía sincerarme un poco con la chica.
— ¿Me vas a volver a llamar mentirosa o qué?
— Deja la violencia, carajo —Chasqueé la lengua.
— Tú eres violento de pies a cabeza, no me pidas lo contrario.
— ¡Ja! ¿Yo? —Dije indignado señalándome con un dedo.
— Nada más mírate.
— Bueno tienes razón —Me rendí —Pero es difícil lidiar con alguien que tenga el mismo humor de mierda que yo, así que finge ser amable y linda por unos segundos.
— Lo intentaré sólo si no colmas mi paciencia —Dijo masticando.
— Y no hables con la boca llena por favor.
Me lanzó otra mirada asesina.
— Ajá, te preguntaba eso porque... ¿Tienes la menor idea de por qué Jimin puede estar así?
Ella negó con la cabeza mientras masticaba.
— ¿Has notado algo raro en él últimamente o... anda con gente rara?
— Suga, ¿qué intentas preguntarme o decirme? Habla sin rodeos porque no vine a jugar al detective contigo y pronto me tengo que ir, tengo clases —Dijo sin vacilar.
Esta chica me agrada.
Me incorporé de la mesa y reí con cierta incredulidad de la manera en la que me hablaba, no me sentía ofendido, sólo me sorprendía.
— Sólo te voy a pedir una cosa y te dejo en paz para que te vayas.
Me miró con atención.
— Si Jimin hace esto otra vez o si notas algo raro en él, corre a decírmelo. No me importa que tengas que atravesar todo Seúl para contármelo y pierdas un pulmón en ello, vienes y me lo dices, ¿estamos claros?
Ella levantó una ceja como si no entendiera nada de aquello.
— No tengo que atravesar Seúl corriendo genio, para eso me puedes dar tu número —Dijo sosteniendo su móvil frente a mí con esa expresión que me hacía parecer un tonto.
Solté una carcajada y apreté los labios con ganas de darle una buena palmada en la cabeza por altanera pero en lugar de eso anoté mi número en su móvil.
— ¿Me vas a decir a qué viene todo esto? —Me preguntó seriamente.
Me quedé callado como una tumba. Lo que en realidad quería decirle era que Jimin tenía un pasado bastante tormentoso con los ilícitos pero no sabía cómo reaccionaría Hye Ri si le contaba todo eso. A ella le gustaba mi amigo y parecía que era bastante sincera con sus sentimientos, lo menos que quería era alejarla de él porque en algún momento fue un adicto.
— Sólo quiero que tengas un ojo en él, si yo no estoy ahí sé que tú lo cuidarás... de sí mismo —Dije aquello último sin pensarlo.
— ¿De sí mismo? ¿Qué es un suicida que se corta o cosas así?
Me hubiese gustado reírme de eso porque lo cierto era que Jimin sí había tenido el poder y la capacidad de casi destruirse por completo.
— Sólo puedo decirte que en el pasado Jimin la pasó muy mal. Todo por culpa de... una chica, su ex novia era una maldita loca que casi lo destruyó por completo —Me dolía cada vez que tenía que decir eso.
Hye Ri abrió los ojos como platos.
— A veces tomamos malas decisiones en la vida, Hye Ri y Jimin lo hizo en el pasado por estar enamorado. Esa fue una de las razones por las cuales te traté mal cuando te vi, pensé que por tu culpa estaba así o que tenías algo que ver con esto pero ya vi que no.
No decía nada, sólo me miraba con los ojos muy abiertos.
— Hey, es el pasado ¿está bien? —No te vayas a alejar de él —¿Qué? ¿Qué dije? ¿Estás llorando otra vez? —Pregunté cuando de la nada sus ojos empezaron a enrojecerse nuevamente —¿Hye Ri?
***
Hye Ri.
Justo cuando había decidido dejar las tutorías y alejarme de él Suga pretende que sea yo quien lo cuide. No pude evitar sentirme lo peor del mundo.
— ¿Por qué vas a llorar? Ya no te preocupes, él está bien. Esas fueron cosas del pasado, si tienes suerte él mismo te lo va a contar pero yo sólo puedo decirte hasta aquí.
Me sequé los ojos y la nariz.
Suga idiota, no lloro sólo por pensar en lo mal que lo pasó Jimin sino que ahora cuando yo quiero librarme de él porque no soporto quererlo sin que me corresponda es que tú me pides que me quede a su lado, aún si tengo que ver que piensa en otra que soy yo pero a la vez no.
— Tengo que irme, Suga. Tengo clases a las ocho —Dije levantándome de la mesa.
— ¿Ya? ¿Quieres que te lleve?
— Sí, no pretendías que me iba a quedar hablando contigo toda la mañana y no, yo puedo irme sola.
— Hace un momento estabas llorando... —Dijo rascándose la nuca —Definitivamente eres pasiva agresiva.
Le lancé una mirada asesina.
— Avísame cuando Jimin se despierte, te escribiré. Si puedes averigua por qué hizo lo que hizo.
— ¿No quieres quedarte a averiguarlo por ti misma? —Dijo abriéndome la puerta y recostándose del marco.
No, es decir, sí pero la verdad es que si pretendo alejarme de él, ¿cómo lo voy a hacer indagando más y más? Terminaría en un punto en el que tendría tanto de él, de su pasado y de su presente que no querría soltarlo y esa no es exactamente mi meta.
— No. Tú eres su mejor amigo, bastará con que te lo cuente a ti —Dije caminando lejos de él.
— ¡Hey, Hye Ri! —Llamó.
— ¿Qué quieres? —Me giré desde la distancia.
- Promételo.
— ¿Prometer qué?
— ¡Que estarás pendiente de Jimin y me avisarás! —Pidió juntando sus manos.
Suspiré con pesadez y vi la cara de decepción de Suga.
— Lo siento Suga, no puedo prometerte eso.
Así como no puedo prometerme a mí misma cumplir con mi palabra y alejarme de él.
Pero ya lo veremos, nada pierdo con intentarlo.
***
Jimin.
Sentía que la cabeza me explotaría en algún momento, no sabía dónde estaba hasta que abrí por completo los ojos y luego de repasar la habitación en dónde me encontraba me di cuenta que era la casa de Suga.
— Llevas muerto tres días —Dijo mi amigo entrando con un vaso de agua al cuarto —Toma, debes estar muriendo de sed.
— Quiero una esposa como tú, que me traiga agua a la cama —Bromeé mientras me incorporaba en la cama.
— No estoy para tus bromas Park, estoy aquí con intenciones de asesinarte pero lo haré luego de que me digas por qué, maldita sea, ¿por qué bebiste así?
Suga estaba muy molesto y sabía que tenía razones para estarlo, pero así como él, yo también tuve razones anoche para beber hasta casi morir de un coma etílico.
— Te lo diré pero sólo si bajas la guardia —Pedí como un cachorro regañado.
Él me miró y luego de suspirar pesadamente se sentó a mi lado.
— Prometo reaccionar de la mejor manera y no poner mis manos alrededor de tu cuello cuando me digas por qué hiciste esta estupidez.
Sonreí agradecido y me tomé el agua de un solo golpe sintiendo como se me enfriaba la garganta.
— Pero antes de contarte, no vas a creer el sueño tan loco que tuve —Reí.
— ¿Sueño? ¿Incluso soñaste en tu borrachera?
— ¿Quién te dijo que los borrachos no soñaban? —Inflé los mofletes —De todas formas, qué sueño tan loco... —Medité mientras lo recordaba.
— ¿Y bien, de qué se trataba? —Se cruzó de brazos.
— ¿Sabes mi alumna? ¿La de las tutorías?
Suga frunció el sueño.
— Soñé que estaba aquí a mi lado cuidando mis sueños y haciéndome preguntas, incluso me preguntaba si estaba soñando —Reí de nuevo apenado —Pero lo más increíble de todo es que recuerdo que en el sueño ella se acercó a mí para saber si estaba respirando y sentí sus labios tan cerca que... —Me sonrojé —Era como si en mis sueños quisiera besarla —Me llevé las manos a la cara apenado —¿Qué locura, no? Hasta recuerdo que luego se quedó dormida ahí en el suelo y sólo tuve el impulso de tomar su mano, y fue tan real porque... su piel estaba tan fría.
Me quedé recordando el contraste de su piel con la mía. Nunca había entrelazado mis dedos con los de Hye Ri en la vida real, así que me pregunté si de verdad su piel era siempre así de fría y si olía a flores como en mi sueño.
— Qué locura... —Dije mirando a Suga que me miraba fijamente con una sonrisa ladeada y quien de repente empezó a reírse por lo bajo.
— ¿De qué te ríes? —Fruncí los labios —¿Te parece estúpido?
Él seguía riéndose mientras negaba con la cabeza.
— Mi amigo —Comenzó a decir interrumpido entre las risas —Park...
— ¿Qué?
— Park Jimin.
— ¿Qué cosa, Min Yoongi? —Respondí cruzándome de brazos.
— Eso... —Me miró aún con una sonrisa —Eso no fue un sueño. Lee Hye Ri estuvo aquí y te cuidó toda la noche.
La boca casi me pega al piso y el sudor empezó a correr por mi frente.
— De hecho se acaba de ir.
Las manos me comenzaron a sudar también.
— ¿Qué... qué dices?
Suga se volvió a partir de la risa supongo que gracias a mi expresión.
— Así que sí quisiste besarla entonces estuviste a punto de hacerlo en la vida real —Dijo secándose las lágrimas por la risa.
Entonces eso significa que la piel de Hye Ri sí es fría y que su cuello tiene un suave olor a flores.
Y también significa que me gusta ella.
Lee Hye Ri, no puede ser pero... me gustas.
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