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10


Hye Ri.

Me hubiese gustado poder detener la mano de Eric cuando se estrelló contra la mandíbula de Adam cuando lo vio caminar escaleras abajo en la madrugada para huir de casa.

— ¿¡Me crees un idiota!? ¿¡Eh!? —Le gritó el mayor pegándolo contra la pared.

Por ese grito me desperté asustada y sudorosa, con la respiración agitada.

— ¡Déjame en paz, maldito animal! —Lloraba el chico.

Me asomé en la punta de la escalera para encontrar aquella escena.

— ¿Lucas? —Mi madre horrorizada tomó a Lucas en los brazos que se acercaba al pasillo desde su cuarto —Hye Ri, llévatelo, mételo a la cama —Me dijo a un lado mientras se metía entre los dos hombres.

Los gritos continuaban y el forcejeo insano empeoraba mis nervios.

— ¡Déjalo, por favor amor, no le pegues! —Escuché gritar a mi madre entre lloriqueos.

Corrí lo más rápido que pude con Lucas en mis brazos, él lloriqueaba pero sin hacer sonido alguno y sólo noté sus mejillas empapadas cuando lo acosté en su cama.

— ¿Jiri? ¿Papá por qué le pega a Ada? —Dijo con su voz aguda.

Lo miré con el corazón destrozado porque esta pequeña criatura tuviera que soportar tanto a tan corta edad.

— No le pega, campeón. Están practicando lucha ¿sí? —Le di un beso en la frente mientras le sonreía con tristeza sentada a la orilla de su cama.

Lo cierto era que, la lucha entre esos dos iba a acabar muy mal.

— Dile que se detenga, Jiri —Moqueaba mi hermanastro y sentí una punzada en el corazón.

— Uh —Asentí intentando contener mis lágrimas —Voy a decirles, ¿está bien? —Le alboroté el cabello y salí calmada para no empeorar a Lucas.

Escuché los golpes en la escalera cuando estaba cerrando la puerta lo que hizo que congestionara la cara de horror.

— ¡No! —Gritó mi madre.

Corrí por el pasillo y alcancé a ver, parada en el tope de la escalera que Eric yacía semi sentado en los primeros escalones, llevándose una mano a la espalda por el dolor de la caída mientras que Adam abría la puerta con terror y corría como si no hubiese mañana.

Mi madre corrió escaleras abajo en auxilio de Eric que rechazó su ayuda manoteando.

— ¿Estás bien? ¿Estás bien, cariño? Vamos a buscarlo —Lloraba ella.

Yo estaba inmóvil mirando la escena sin saber qué hacer.

— ¡Quítate del medio! —Le recriminó Eric levantándose violentamente.

— Cariño —Mi madre alargó aquella "o" al final de la palabra mientras lloraba arrodillada en el piso tirando del pantalón de Eric.

Por un momento su mirada suplicante se cruzó con la mía y fue cuando reaccioné bajando a toda velocidad.

— ¡Eric! —Gritó ella cuando lo vio abrir la puerta como una fiera.

— ¡Argh! —Soltó él cuando lo tomé por la manga de su camisa.

No hubo gentileza en la forma en la que me empujó contra la pared.

— ¡Déjalo, déjalo tranquilo! —Le dije con el miedo comiendo mis cuerdas vocales que se volvieron agudas de repente —No le hagas más daño.

Hye Ri, ¿qué estás haciendo?

— ¡Tú lo sabías! ¿Verdad? —La furia de Eric se dirigió hacia mí —Todo este tiempo sabías que se iba a escapar, pequeña rata.

Mi madre quiso interceder cuando Eric me lanzó el primer manotazo a la cara golpeando finalmente el brazo de ella.

— ¡Mamá! —El grito agudo de Lucas llamó desde las escaleras —¡Mamá! —Lloraba.

Eric aprovechó el momento para tirarla del medio y tomarme por el cuello con su gruesa mano.

— ¿Lo sabías, no? ¡Vas a pagar por eso!

Ojalá pudiera excusarlo diciendo que estaba borracho pero no, todo aquello lo hacía en su sano juicio.

Mi madre corrió rápido a buscar a Lucas, no sin antes gritarle que se fuera a su habitación en la mitad de las escaleras.

— ¡Vete a dormir, Lucas! —Gritó.

Mientras tanto yo intentaba zafarme del agarre de Eric y como pude logre que soltara mi cuello.

— ¡Tú y tu perra separaron a mi hijo de mí! —Intenté escabullirme hacia mi mamá cuando vi que Eric se dirigía a ella.

No puedo, no puedo, no puedo más.

Sus nudillos me dieron de lleno en la mejilla izquierda haciendo que me tambaleara hacia atrás.


Hye Ri, ¿estás bien?


¡Hye Ri! ¿Hasta cuándo vas a estar en aquella casa?


Hye Ri... Huye.


Las palabras de Nam Joon llegaban a mí como balas, una tras otra.


Corre antes de que te mate Hye Ri.


— ¡No, cariño, no! —Y mi madre echó a correr hacia el piso de arriba, dejando un portazo que me había dado a entender que se había encerrado en el cuarto.

¡Vuelve, mamá!

Me llevé la mano a la cara justo donde Eric me había golpeado, no sentía más que un área anestesiada que de repente empezó a despertarse con pequeños pinchazos que se irradiaban hasta mi párpado inferior, mi labio superior y el dorso de la nariz.

— Ah... —Susurré tragando fuerte cuando la figura de mi padrastro, no, de ese monstruo obstaculizó mi vista.

Te necesito.

No sé a quién... pero necesito ayuda.

***


Jimin.

Había leído en algún momento que siempre volvemos a los lugares donde fuimos felices pero yo nunca había sido feliz en Morezt así que no había razón para volver una y otra vez a ese bar buscando al fantasma de la chica con cabello rosa.

¿Qué te pasa, Jimin? ¿Qué viste en esos ojos aterrados aquella noche?

— ¿Otra vez aquí? —Preguntó Tami, la chica con la que había hablando toda la noche en aquella oportunidad.

— ¿Te dijeron que ahora tenías que usarlo de violeta?

Había cambiado el color de su cabello que antes era azul.

— Déjame adivinar —Dijo apoyándose en la barra —Vienes por Mary Lee.

— ¿Cómo lo sabes? —Me tomé un shot de la bebida que me sirvió.

— Porque al parecer te obsesionan las chicas con cabellos estrafalarios —Se rió —Espera aquí.

Tami se perdió tras la cantina y al cabo de unos minutos vino acompañada de un chico alto, con los ojos rasgados más pronunciados que los míos y de tez bronceada.

— ¿Tú eres Jimin? —Preguntó.

No me dejó responder.

— ¿Tú eres el que salvó a Mary Lee? ¿El que la ha estado buscando?

— Espera —Dije deteniéndolo con la mano —Sí, soy Jimin —Sonreí ofreciéndole mi mano.

Él alternó su mirada entre Tami y yo.

— Soy Nam Joon —Dijo el tipo de mirada dura pero amable.

— Lo siento, no quise ofenderte si es tu novia o algo así —Miré a Tami.

— Mi novia es ella —Dijo señalando a Tami —Mary Lee es mi hermana —Musitó apoyándose en la barra.

Lo miré confundido, esos dos no parecían hermanos o bueno, quien sabe, después de todo esa chica llevaba mucho maquillaje ese día.

— Disculpa pero —Empecé —¿Ella está bien?

— ¿A qué te refieres? —Preguntó suspicaz.

— Bueno, eh... —Dudé —Ya sabes, ese día con esos tipos, ella... ella parecía realmente asustada.

Nam Joon me analizó con su mirada unos segundos.

— ¿Eres un acosador o algo así?

— ¿Qué? ¡No!

— Ella está bien, Jimin. Eso no volverá a pasar —Dijo dispuesto a perderse tras la puerta de la barra —No necesitas preocuparte por una extraña —Se giró sobre sus talones.

— ¿Nam Joon? —Llamó Tami alarmada —Espera aquí, Jimin —Se disculpó yendo detrás de él.

Lo sabía, no debía meterme con muñecas rotas otra vez.

Dejé el dinero de la bebida sobre el mostrador y salí de Morezt dispuesto a no volver a hurgar las huellas de una chica que ni siquiera sé quién es.

Él la cuida, de seguro está bien.

***


Nam Joon.

— ¿Qué te pasa, eh? —Me recriminó Tami.

Hice caso omiso a eso y me dispuse a subir hasta mi sala privada en el piso de arriba de Morezt.

— ¡Eh! Que te estoy hablando, Nam Joon —Me empujó de los hombros fulminándome con la mirada —¡Ese chico la salvó, nada te cuesta ser amable!

Miré por encima de Tami que es realmente baja y noté un relámpago azotando las ventanas seguido del repique de las gotas.

— No sabemos quién es —Respondí volviendo la mirada hacia ella —Y Hye Ri no necesita a nadie salvo a nosotros —Adelanté el paso hacia las escaleras de madera pero Tami me tiró de la chaqueta.

— ¡Hye Ri necesita muchas cosas, Nam Joon! —Estaba enojada —¡Y nosotros no somos suficiente! —O dolida —Para ya y ayúdala a...

Levanté mi mano para que se detuviera.

— Hablamos de esto después, ¿sí? —Dije subiendo las escaleras.

Me senté en mi sillón favorito sintiéndome culpable por no poder acceder a la petición de Tami.

Hye Ri es frágil y ha sufrido mucho, ¿Quién es ese Jimin que quiere de repente saber de ella? ¿Y si la lastima?

Un tenue dolor de cabeza empezó a molestarme y por eso me obligué a levantarme y buscar una tableta en el mesón junto a la ventana.

Casi suelto la caja cuando otro relámpago iluminó el cristal.

— Malditos relámpagos —Dije en voz baja y me llevé la pastilla a la boca —Ya es tarde —Sobre la ventana el reloj de pared daba las 12 con 30 de la noche.

La lluvia no tenía intenciones de mejorar por un buen rato.

Mañana me disculparé con Tami. Sé que se preocupa por Hye Ri pero...

Sentí un balde de agua fría en la cara cuando la vi.

De pie, en la entrada de Morezt podía apreciar a Hye Ri mirando hacia la ventana y no pude decir si estaba llorando o riendo antes de salir corriendo hacia ella. 

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