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ੈ♡˳Debía conocerte-Parte única 🍁

Jungkook se preparaba en su diminuto camerino para dar un gran espectáculo, como ya era costumbre desde que le contrataron en ese rústico, pero acogedor bar-restaurante. El omega de apellido Jeon era huérfano, había perdido a sus padres en un accidente y no contaba con una familia que pudiera acogerlo, así que su infancia se resumía en trasladarse a distintas casas hogar cada cierto tiempo cuando las autoridades de dichas instituciones veían que nadie tenía interés en adoptarlo. Aunque siendo sincero, ¿quién querría adoptar a alguien de una casta considerada la más débil entre todas? La respuesta era sencilla: las familias de alto prestigio en la hermosa ciudad de Rhoyd preferían a los alfas o en el peor caso a los betas, por razones demasiado obvias.

Ambas jerarquías eran aceptadas ante la sociedad para asumir puestos importantes, en comparación a los omegas, que lo único que podían aspirar era velar por su familia o ser parte de la industria artística con el objetivo de que algún día una persona de poder se fijará en ellos, les resolviera la vida y eliminará cualquier rumor que se considerara deshonroso de su etapa de soltería.

Jungkook no podía esperar mucho tampoco, pues eran los años cincuenta y él como persona se encontraba en una posición demasiado complicada; por lo que no le quedó de otra que buscar sobrevivir por su cuenta al llegar a la mayoría de edad, desligándose del sitio que lo acogió cuando era un pequeño bebé al que abandonaron en las afueras de una iglesia que poco a poco se caía a pedazos. Sin embargo, por más difícil que hubiera sido su día a día, el omega nunca se rindió y logró salir adelante gracias a los ahorros que consiguió cuando seguía en la casa hogar a base de vender distintos postres, hasta alcanzar la estabilidad económica que un trabajo como secretario de tiempo completo le ofreció.

A sus veintitrés años ya vivía en un pequeño apartamento y era capaz de cumplirse uno que otro capricho como comprar ropa bonita o deliciosa comida. No se quejaba, pero aspiraba a más, mucho más; tampoco pensaba quedarse quieto o conformarse con una vida típica para los de su casta. Y no lo malentiendan, en sus planes a futuro sí se veía casándose, enlazándose y teniendo uno o más cachorros a los que criar en compañía de un dulce alfa.

El tema del amor era algo que siempre lo hizo suspirar, pero conforme fue creciendo, se dio cuenta de que no todo era como se lo pintaban en las novelas de romance que leía a escondidas en gran parte de su adolescencia. Debían ser contados los alfas que trataban a los omegas como sus iguales y no como un adorno, un premio o una incubadora de cachorros. Muy pocos verían un valor aparte que no fuera la posibilidad de darles descendientes o complacerles en cualquier capricho como marionetas dispuestas a servirles sin rechistar. Uno de diez sería detallista a pesar de que el cortejo terminara y no creyera que, por poseer una marca en el cuello, el alfa deba dar todo por sentado y no consentirle con la misma intensidad con la que el omega haría. Igual soñar no costaba nada, por lo que esperaría con ilusión encontrar a una pareja que lo quisiera y lo respetara, pero, sobre todo, que lo apoyara con sus locos sueños.

—Jungkookie...

La melodiosa voz de Seokjin, el omega esposo del alfa dueño del bar llamado Namjoon, rompió la burbuja en la que el susodicho se hallaba. Jungkook dejó a un lado el bálsamo labial que se había estado colocando para dejar sus belfos de un tono brillante y rojizo antes de responderle.

—Ya acabé, Jin hyung. Salgo en cinco minutos, no te preocupes.

—No es eso, Jungkookie—aseguró, mientras ingresaba al camerino y se acercaba al joven de cabellos dorados y ondulados—. Todavía tienes tiempo, pero quería conversar contigo sobre algo.

—¿Por qué tan serio? —interrogó con una mueca formándose en su rostro, lo menos que necesitaba era algún problema que comprometiera este trabajo por el que quería darse a conocer en el medio artístico—. Me estás asustando, no me digas que Namjoon hyung va a despedirme.

—¡¿Qué?! ¡No, para nada! —lo tranquilizó, sentándose a su lado y tomándole de las manos—. Eres la estrella del Wild Flower. Namjoonie jamás podría despedirte, al contrario, él vive con el miedo constante de que le digas que te irás de aquí.

—Entiendo, eso me tranquiliza-sonrió, dejando suaves caricias en los dedos ajenos—. Y créeme que la única manera de que yo salga de aquí, del único bar que confió en mi talento sin rechistar, es con una oferta de trabajo más grande como para realizar mi deseo de ser un verdadero artista.

—Y ese también sería el único consuelo para nosotros, que puedas lograr tu objetivo después de todos los rechazos que experimentaste con anterioridad.

Lo que Seokjin decía no era ni una mentira, ni una exageración, pues el omega tuvo que recibir muchas respuestas negativas antes de conocer al comprensivo alfa de hoyuelos que creyó en su talento. Todos los alfas que le dijeron que no argumentaban que un omega desprotegido —por no tener una familia que lo respalde— jamás tendría suerte en bares a menos que se acostara con un hombre poderoso, por lo que no querían cargar con esa fama en sus locales.

Estaba a semanas de cumplir seis meses trabajando en el Wild Flower, cantando los fines de semana con una responsabilidad, en los que se aprovecha que el establecimiento se llenaba lo suficiente como para que los clientes pagaran una suma extra por su espectáculo de tres horas aproximadamente. En ese periodo de tiempo, Jungkook cantaba un total de veinte canciones, tomando descansos de diez minutos para beber agua y comer algo ligero para continuar con su labor.

El omega de melena rubia no quería sonar presumido, pero gracias a sus apariciones nocturnas, al bar le iba de maravilla, por lo que no negaría que le pareció extraña la seriedad con la que su hyung le estaba hablando. No obstante, la curiosidad le podía mil veces más.

—Agradezco que sean tan comprensivos, pero cuéntame, ¿qué es lo que sucede? ¿O para qué soy bueno? ¿Quizá debo cambiar el repertorio más seguido? Tú dime, yo me adapto y sobrevivo.

—Ya me ha quedado claro que siempre quieres ir un paso adelante en las conversaciones, pero en esta ocasión no tiene nada que ver con tu rendimiento como artista, ¿sí?

—De acuerdo. Dejaré de divagar y escucharé lo que sea que debas decirme.

—¡Gracias! Lo que pasa es que hay alfas que siguen buscando a Namjoon para solicitarle cosas que ni en mil años te gustaría escuchar. Ya son diez con el último que se presentó ayer en la noche. Yo sé que no todo tu público es así, pero no te negaré que estoy un tanto preocupado por los que no temen mostrar sus intenciones de esa forma tan directa, pues es obvio que te estás convirtiendo en el capricho de muchos ellos con cada rechazo que reciben de tu parte, sea o no personal.

—Y yo rechacé otros cinco el fin de semana anterior-suspiró cansino y el otro omega no pudo evitar hacer un puchero—. No sé qué decirte, Hyung. A mí también la situación me genera un tanto de ansiedad, porque sé bien que hay algunos alfas que no harán nada en contra de mi integridad, pero no puedo decir lo mismo de los demás. No sabes lo cansado que estoy de que me vean como una cara bonita y no como alguien con el talento suficiente como para ganarme la vida haciendo lo que más amo.

Pensar en ello deprimía bastante al joven de cabellos dorados.

Tristemente, no era raro enterarse gracias a las noticias sobre asesinatos de omegas a manos de alfas que habían rechazado con anterioridad. Lo más penoso del caso era que los que acababan siendo juzgados por la gente eran los omegas por el simple hecho de "confundir" a los alfas y que al momento en que estos desean formalizar la relación, se hacen los desentendidos, provocando enojo y descontrol en los lobos ajenos.

Por cosas como esa, Jungkook sabía que tenían tanto por avanzar como sociedad, y que hacer su deseo realidad, sería algo por lo que debería seguir trabajando duro hasta conseguirlo sin utilizar un camino fácil de por medio.

—Esos idiotas solo piensan con lo que tienen entre las piernas, y por esa misma razón es que te pongo en aviso para que tomes ciertas precauciones cuando te toque movilizarte de tu casa al bar o viceversa. Tal vez tener a la mano gas pimienta te ayudaría, porque tener un alfa no creo que sea una opción, ¿no?

—¿En serio piensas que exista un alfa que pueda ver más allá de mi apariencia física? ¿O qué no quiere mantenerme oculto ante los demás cuando le diga cuál es mi sueño? Estoy seguro de que no hay alguien en esta ciudad que sea igual de comprensivo que Namjoon Hyung, quien te permite estar aquí a pesar de lo indecoroso que puede ser que un omega con marca comparta el mismo ambiente de un montón de alfas sin compromiso, pues los betas nunca son un problema. Para muchos de ellos es fácil jugar con la honra de los omegas.

—Viéndolo así, tienes razón, Jungkookie. Aunque quizá es porque Nam siempre ha estado adelantado a la época, pues desde que lo conozco, me demostró que no era un alfa prejuicioso-declaró, permitiéndose cambiar su expresión triste por una de ilusión—. Me vio como su igual, tratándome de manera recíproca y apoyándome en lo que yo deseara hacer, independientemente de si la gente hablaba o no, porque él me defendería a pesar de que pudiera hacerlo solo. Es mi mayor apoyo, me siento orgulloso de estar unido a alguien tan único como él y confío en que encontrarás alguien que encaje a la perfección contigo.

—Que la diosa Luna te escuche. Y gracias por el consejo, haré eso y también trataré de evitar movilizarme por lugares poco concurridos, hyung.

—Así me gusta, mejor prevenir que lamentar—Seokjin dejó un último apretón en las manos de Jungkook antes de incorporarse para salir por la puerta del camerino—. Termina de arreglarte y sal al escenario, todavía hay una parte decente del público que está esperando por ti.

El omega dio un corto asentimiento, regresando su vista hacia el espejo para acabar de pulir algunos detalles en su persona, mientras en sus pensamientos repasaba las letras de la poesía hecha música que interpretaría durante los próximos minutos.

Jungkook tomó aire por la boca y lo soltó al instante como un método de alejar los pocos nervios que le quedaban para ese entonces para después caminar con seguridad por el largo pasillo hacia la parte trasera del telón que se abriría ante los presentes en aquella noche estrellada, que prometía ser distinta a cualquier otra a lo largo de su vida.

Con una sonrisa afable en sus rojizos belfos, el omega saludó a los betas pertenecientes a la banda musical que lo acompañaba en cada una de sus presentaciones para darle el toque instrumental a su armonioso canto; los cuales eran como hermanos mayores para él, quienes nunca mostraron dobles intenciones hacia su persona, regalándole una comodidad única para poder trabajar sin temor a crear conflictos internos entre ellos. Porque tenía presente que ese solía ser uno de los motivos por los que las agrupaciones se separaban o les tocaba cambiar de integrantes de forma recurrente.

Jungkook pudo escuchar la voz grave de Namjoon, anunciando su presentación con sus halagadores comentarios acerca de su talento y presencia escénica, siendo esa la indicación que esperaba para ubicarse en su sitio y agarrar el micrófono que le pertenecía para iniciar con su labor. El telón se abrió de par en par, con el sonido de los aplausos llenando el espacio y alentando a la agrupación.

—Buenas noches, querido público. Me hace feliz tenerlos aquí una noche más—Les dio una cálida bienvenida, ganándose unos cuantos silbidos como contestación—. Pónganse cómodos y disfruten de esta velada.

Los minutos fueron pasando conforme el omega cambiaba de canción, o tomaba algún descanso para rehidratarse o contentar a su estómago con las uvas verdes que eran el alimento predilecto para esa ocasión. Sin embargo, jamás imaginó que, en medio de su presentación, los altavoces se descompusieran, imposibilitando continuar. Namjoon hizo acto de presencia en el escenario, pidiendo disculpas y asegurando que se esforzaría en conseguir repuestos en máximo una hora. La noche todavía era joven, así que Jungkook estuvo de acuerdo con esa promesa; demostrando el compromiso que tenía con su trabajo.

El alfa le agradeció al omega con su típica sonrisa de hoyuelos antes de marcharse del bar junto con la banda del cantante en búsqueda del equipo que necesitaban, mientras Seokjin se quedaba a cargo para supervisar que nada se saliera de control —contando con el apoyo de dos alfas de nombre Yoongi y Jimin, que eran muy cercanos el uno al otro por razones que pocos se podrían imaginar en esa época—, pues Namjoon jamás se arriesgaría a dejar a su pareja sin protección por si algún borracho decidía faltarle el respeto a él o a cualquiera de sus empleados, incluido al chico de ojos brillantes y grandes de color chocolate.

Jungkook se animó a beber una copa de daiquirí, ubicándose en la zona más aleja de la barra, esperanzado en que nadie se le acercara por más solo que estuviera, pues el barman iba de un lugar al otro con el fin de cumplir con su servicio. El omega pensó que su deseo de no ser interrumpido se haría realidad, de no ser porque un alfa, al cual conocía como "Doyun", se le acercó con un vaso de tequila entre sus manos, portando esa sonrisa de lado que le daba repelús.

Todo ese hombre le daba mala espina, pero lo que más le desagradaba era la forma en la que lo miraba; él sabía que podía despertar el interés en alfas por su belleza, no obstante, esos ojos ensombrecidos lo hacían sentir vulnerable, como si fuera un simple pedazo de carne. Además, a leguas se notaba que por su comportamiento se creía superior al resto y eso era lo que más le asqueaba a Jungkook, porque poseer recursos, no te daba el derecho de mirar por encima del hombro al resto.

En otras ocasiones, Doyun se presentó a sí mismo como alguien de poder, una persona con mucho dinero y con un auténtico interés en Jungkook, a pesar de la evidente diferencia de edad, quizá unos quince años. Y no es que fuera un detalle sorprendente porque no era raro escuchar compromisos entre personas con una diferencia de edad tan marcada, pero tampoco era del gusto del omega y dudaba que eso pudiera cambiar, su límite era cinco años a lo máximo.

Aquel alfa siempre buscaba la forma para tratar de llamar su atención cuando no lograba acercársele de forma directa, ya fuera insistiéndole a algún empleado para que le hiciera llegar regalos—que nunca aceptó para que no confundiera las cosas—o invitándole tragos después de que bajara del escenario; la respuesta a sus constantes flirteos siempre eran un rotundo "no", aunque tal parecía que el hombre desconocía lo que era rendirse. El susodicho no era feo, ni mucho menos, pero que fuera alguien tan asfixiante por no decir otra palabra y que su carácter pudiera resumirse con dos palabras como soberbio y ególatra, fueron las razones para que el cantante ni siquiera contara con la idea de plantearse conocerlo en otro plan por más de las malas impresiones que le dio con anterioridad.

Cuando lo conoció por primera vez, pensó que sería un alfa con el que podría tener una bonita amistad, pero en menos de una hora, Jungkook pudo ver su verdadera cara. Sin contar los horribles comentarios que hizo sobre su trabajo—muchos de ellos con un tinte alfista—, disfrazándolos con una falsa preocupación hacia su persona.

"Tan bonito como un ángel y en un bar de mala muerte, rodeado de borrachos e incompetentes".

"Tienes talento para el canto, pero la mayoría, por no decir todos, pensarán que ofreces otros servicios".

"Los omegas deben dedicarse al hogar, no a seguir sus sueños, aunque tengan el talento para ello. Estoy seguro de que te iría mucho mejor si consigues a un buen alfa".

"Se nota que eres un omega decente, pero tu presencia aquí hará pensar a los presentes que no eres más que una puta barata".

"Si tú quisieras, podría dártelo todo. Sería un gusto poseer a un omega tan precioso como tú".

"Ni siquiera deberías trabajar, no estás hecho para ello. Eres raro en ese aspecto, pues todos los omegas que conozco en lo único que piensan es en cuidar a su alfa, a sus cachorros y a su casa para ganarse alguna recompensa material".

"O en caso de que consigas un alfa adinerado, tus preocupaciones más importantes serán que tus empleadas no hagan las cosas como tú se los dictes, que las uñas de tus dedos no luzcan perfectas o tu vestuario haya pasado de moda".

Pura mierda, según la opinión de Jungkook.

A él podrían decirle todo, porque igual esos comentarios que lo deshonraban fueron una constante desde que puso un pie fuera de su último orfanato al ser huérfano—un omega que no contaba con nadie en el mundo para sentirse respaldado o cuidado—, pero poner en tela de duda su capacidad para superarse solo por su casta, no planeaba aguantarlo por nada del mundo.

A fin de cuentas, tomar el camino fácil nunca fue una opción válida para él.

Si tenía que luchar y enfrentarse a varios prejuicios, lo haría con orgullo y sin vacilar.

—Buenas noches, Jungkookie.

—Buenas noches, Doyun-ssi. Agradecería mucho que me hablaras con formalidad, por favor.

—¿Por qué? Ya nos conocemos de tiempo, no veo la necesidad de hacerlo, hermoso.

Jungkook dio un trago a su bebida, silenciando lo que en realidad quería decirle, porque lo menos que deseaba era poner en aprietos a Seokjin ahora que Namjoon no se encontraba presente. Cliente era cliente, y para su pesar, debía tratarlo bien.

Su incomodidad era palpable en el aire y un tercero lo había notado desde el preciso instante en que ese alfa comenzó a atosigar al omega con su presencia, esperando el momento idóneo para actuar, porque tampoco estaba en sus planes generarle problemas al bonito rubio al que no le pudo quitar la mirada durante toda su presentación.

Pero, ¿cómo hacerlo cuando lucía tan elegante e inalcanzable?

El omega usaba una camisa de satín de un rojo vibrante que envolvía su estilizada figura, acentuando la finura de su cintura, junto a un pantalón de tela oscuro que caía por sus largas piernas y unos mocasines negros con un diminuto tacón, mientras los rulos dorados caían por su cabeza con delicadeza y un suave maquillaje adornaba sus facciones.

Aunque la sublime apariencia física no lo era todo, Kim Taehyung estaba más curioso por la personalidad de Jungkook a raíz de su increíble talento con el canto. Era la primera vez que ponía un pie en ese bar debido a una recomendación de su mejor amigo y mano derecha en su empresa, Jung Hoseok.

El empresario de veintisiete años tuvo la oportunidad de salir temprano del trabajo, por lo que no se lo pensó dos veces para subirse a su Mercedes 300 W186 e ir con dirección al bar conocido como "Wild Flower" con la idea de distraerse del día tan ocupado que tuvo con algo de alcohol y un buen show, pues en fin de semana era un servicio que todos los bares de la localidad ofrecían.

Cuando la melodiosa voz de Jungkook alcanzó sus oídos, Taehyung supo que la mejor decisión que pudo tomar esa noche fue poner un pie en aquel establecimiento, porque ese canto era tan encantador como su dueño; una verdadera caricia al alma por el sentimentalismo que el intérprete le ponía.

Tan ensimismado estuvo el alfa que bebía de su vaso de whisky, quien al escuchar como la música se detenía de manera abrupta, no pudo evitar fruncir el entrecejo y hacer un escaneo rápido de la situación con sus orbes avellana para comprobar cuál era el motivo de tal desgracia. Al descubrir que se trataba de un inconveniente grave como el daño en los altavoces, supo que solo existían dos opciones para que la presentación pudiera continuar: conseguir un equipo de repuesto en un tiempo estimado o que el omega cantara a capella, una acción que no a muchos les agradaría porque este tipo de público usualmente prefería la musicalidad de los instrumentos cuando bebían, comían o charlaban antes que la voz sola, que sería más apreciada en un contexto mucho más artístico como una ópera o un coro.

No le resultó extraño ver cómo el dueño salía con prisa del bar, siendo acompañado por los integrantes de la banda tras disculparse con los presentes y pedir paciencia antes de reanudar la presentación con los altavoces que juró conseguiría en tiempo récord. Taehyung no estaba seguro de si lo conseguiría, pero de lo que sí tenía certeza, era el deseo de acercarse hacia el cantante para felicitarle y tal vez, charlar un poco.

Luego de unos largos segundos, sintiéndose lo suficiente valiente para llevar a cabo su cometido, el alfa fue testigo de cómo el omega parecía querer disfrutar de su soledad al optar sentarse en la zona más alejada del bar; más específicamente en la barra de la parte trasera que era atendida por un único beta, quien, por estar atendiendo a otras mesas, casi no se encontraba quieto en su puesto designado.

A pesar de su anhelo, Taehyung decidió no ser invasivo con Jungkook, al igual que otros alfas que notó, también se abstuvieron de ir hacia él, prefiriendo continuar en sus cosas. Sin embargo, confiaría en que, en algún punto de la noche, podría intercambiar algunas palabras con él, por ahora, lo dejaría tranquilo. El alfa nunca contó con que otra persona no descifraría el mensaje implícito que el cantante daba al mantener las distancias con todos, motivo por el que no pudo evitar no estar al pendiente de las acciones del desconocido, pues había algo en ese hombre que no le dio buena espina y él rara vez se equivocaba.

Gracias al ambiente laboral en el que el alfa se desenvolvía desde que se graduó de la universidad hace cinco años, no le quedó de otra más que aprender a analizar a las personas con las que trataba en su día a día y, por ende, a desarrollar la confianza en su instinto cuando este le alertaba sobre el peligro que podría significar relacionarse con alguien en particular.

Ojalá equivocarse en esta ocasión.

Ignorando por completo que Jungkook no opinó sobre su comentario, Doyun siguió con la conversación como si nada.

—No sabes el placer que me da poder escucharte una noche más, pero no negaré que me parece mil veces mejor conversar contigo. Estas últimas semanas no he podido ni acercarme a ti para saludarte, felicitarte por tu encantadora presentación o invitarte una copa.

—Mis disculpas por eso, Doyun-ssi. Últimamente, termino muy cansado después de cada presentación.

Era la única excusa que se le ocurrió, y se escuchaba coherente, así que el omega esperaba que fuera suficiente para que esa alfa no siguiera hablando del tema.

Qué iluso era.

—Me imagino, pero siempre puedes hacer un poco de tiempo para los buenos amigos, ¿no lo crees?

Doyun no perdió oportunidad de acariciar el dorso de la mano de Jungkook, sonriéndole de esa manera que no le causaba otra cosa que no fuera incomodidad pura, mientras los orbes oscuros le recorrían de arriba hacia abajo con un deseo implícito en ellos; como si se tratara de un depredador cazando una jugosa presa.

—Yo, creo que debo de irme —anunció, buscando incorporarse de la barra, pero el fuerte agarre de la mano de su indeseado acompañante se lo impidió.

—¿Por qué quieres irte, hermoso? Estamos conversando—declaró con severidad, apretando su muñeca hasta sacarle un quejido—. No seas un omega desobediente, vuelve a sentarte y no busques llamar la atención, porque estoy seguro de que no quieres que se arme un escándalo.

Y por esa misma razón, el desgraciado se aprovechaba de la jodida situación. Era obvio para Jungkook, no era una opción darle su merecido —crecer en soledad le ayudó a aprender defensa personal, así que defenderse era algo que en otras circunstancias podría hacer con absoluta determinación—o gritar por ayuda. El resto de personas se encontraban en su propio mundo, ninguno estaba al pendiente de su seguridad —o eso creía—, por lo que Doyun sería capaz de victimizarse en el peor de los casos.

Argumentando que era un malentendido, o algo por ese estilo. Y aunque Namjoon y Seokjin creerían su testimonio a ojos cerrados, era imposible negar que, si este hombre se empeñaba en crearle mala fama al bar, Wild Flower acabaría en la ruina y eso jamás se lo perdonaría. Porque su influencia trajo a varios clientes con el pasar de los meses, no importaba si era solo para sorprenderle, pues ese dinero que ingresaba como consecuencia de su simple presencia, era una verdadera ganancia para cada uno de los empleados del cálido establecimiento.

No estaba en discusión poner en peligro el sustento económico de sus hyungs, las únicas personas que decidieron no darle la espalda con su deseo ferviente de seguir su loco sueño.

—Suéltame, me duele...

El aliento a alcohol del alfa chocando contra su mejilla gracias a su abrupto acercamiento también le estaba asqueando en demasía.

—Lo haré si aceptas mi pedido.

—Déjalo en paz.

Una tercera voz, profunda y aterciopelada, entró en acción con una demanda severa.

Jungkook giró su cabeza en búsqueda de la persona que aparentemente había estado al pendiente de su discusión con Doyun. Con solo una mirada, descubrió que se trataba de un alfa: guapo, elegante y con un porte seductor por naturaleza. Su aroma a petricor y madera era una exquisitez, le daba una sensación reconfortante, como si estuviera en un bosque rebosante de naturaleza.

El lobo en su interior soltó un sonido de satisfacción, pues ese desconocido olía como el hogar que nunca tuvo.

La sensación para Taehyung no fue muy diferente, porque al estar más cerca de ese omega, su sentido del olfato pudo captar su fragancia natural y estaba más que contento por lo que olía. Avena y manzanas, esos dos elementos le traían buenos recuerdos de su infancia cuando su madre omega le brindaba uno de los que consideraba como sus alimentos favoritos.

Era una preciosa coincidencia que entusiasmó a su lado animal, el cual no paraba de instarle a proteger al aludido sin importarle qué.

Y así lo haría.

—Disculpa, ¿tú quién mierda eres para meterte?

—Una alfa con modales y excelente educación, claro está. No un energúmeno como tú que no sabe cómo se debe tratar a los omegas.

—Señor, no es necesario...

Jungkook se alertó cuando vio cómo el resto de personas dirigían su vista hacia ellos al percibir la manera en la que los olores de los alfas en cuestión se volvían amargos, demostrando su descontento y las ansías de sus lobos por enfrentarse para reafirmar su autoridad de ser necesario.

—Omega, por favor. No me voy a quedar callado al ver cómo te está intimidando—expresó con seguridad, rompiendo el agarre que Doyun ejercía en la muñeca impropia—. No te preocupes, asumiré la responsabilidad por los dos. Solo deja que hyung se encargue.

El cantante se quedó sin habla, percibiendo como el carmín se apoderaba de la palidez natural de sus mejillas, mientras asentía ante lo dicho por el joven trajeado. Que se denominara así mismo como su hyung no le disgustó, al contrario, le generó una calma que hace mucho no experimentaba; pues gracias a su trabajo, no era difícil verse involucrado en situaciones de ese tipo, aunque en todo el tiempo que llevaba trabajando en ese bar, jamás había escalado a tales extremos.

—Maldito idiota. Te vas a arrepentir —vociferó, dispuesto a darle un puñetazo al alfa desconocido.

Muy mala decisión, pensó Kim. Agradecía en su interior contar con buenos reflejos y haber aprendido un poco de defensa personal, pues antes de que el golpe impactara en su rostro, Taehyung esquivó el golpe, protegiendo a Jungkook de cualquier impacto en el proceso y realizando una llave en el cuello de Doyun para inmovilizarlo.

Algunas exclamaciones de sorpresa se escucharon en el establecimiento, al mismo tiempo que diversas maldiciones se escapaban de la boca del alfa agresor.

—Pídele perdón, lárgate y no te atrevas a poner un pie aquí otra vez.

—Jódete—murmuró ahogado, la presión en su cuello era tanto que Doyun no dudaba estar a nada de perder el conocimiento—. No haré lo que me pidas, porque soy alguien muy importante para este bar, si yo me voy, muchos clientes se perderán.

— Si veinte personas llegaron a este local por ti, gracias a mi recomendación vendrán el triple de esa cantidad—dictaminó con el orgullo destellando en sus orbes avellana—. Wild Flower no se perderá de mucho si tú no estás, al contrario, a causa de tu imprudencia, se ganarán mi protección y no es por alardear, pero eso no es cuantificable.

—¿Eso piensas?

Su lobo interno se encontraba con el pelaje erizado, gruñendo, pero no era tan tonto como para querer hacerle frente a alguien que se notaba podía venderlo con cero esfuerzo.

—Discúlpate por las buenas o llamaré a la policía y no me temblará la voz para decir que estabas molestando al omega.

—Como si los omegas tuvieran derechos suficientes—escupió con burla, dedicándole una mala mirada al cantante que yacía paralizado.

—Quizá, aunque eso es culpa de los alfistas de porquería como tú, que por contar con un poco de poder piensan que se les debe cumplir cada uno de sus caprichos, pero créeme que un pedido de cualquier integrante de la familia Kim bastaría para que te pudras en la cárcel. Y con esta declaración, estoy haciendo referencia a mí mismo.

Al escuchar el apellido del hombre, Doyun se vio atrapado entre la espada y la pared, mientras los murmullos del resto de presentes no se hicieron esperar. Aquel alfa no se imaginaba a alguien siendo tan idiota como para mentir con algo tan importante como eso. Los Kim, al menos los más reconocidos en la alta sociedad, era una familia de alfas y omegas, dueños de varias empresas a lo largo de todo el país, no solo de la ciudad de Rhoyd. Se les consideraba como un verdadero imperio, y no era de extrañar, porque las riquezas que poseían se debían a que sus ancestros de hace más de 600 años fueron monarcas del reino de Hélyx.

En el que los reyes más destacados fueron un alfa que aparentemente poseía poderes de hielo y un omega cazador, quien tenía orígenes humildes, pero llegó a ser muy respetado y amado gracias a su sabiduría y los excelentes consejos que le brindó a su esposo para devolver al reino a su antigua gloria.

A causa de ese llamativo historial, casi todo el país estaba al tanto de su existencia, a pesar de no contar con el gusto de conocerle en vivo o por medio de fotografías en algún medio de prensa, y eso incluía al omega, que se quedó boquiabierto al digerir el estatus que poseía el alfa que apareció en su rescate. Después de esto, lo menos que podría ser era invitarle un trago o comida, porque que alguien como él se atrevería a defenderlo, era una verdadera suerte por no decir milagro; pues no ganaba nada haciéndolo. Y dudaba que quisiera algo a cambio, no lucía como el tipo de hombre que luego quiere cobrárselas el actuar como un príncipe azul. En serio pedía que no fuera el caso, porque no había nada más horrible que librarse de un tormento para entrar a otro que fuera mil veces peor.

—Discúlpame, Jungkook.

—E-Está bien...

—Perfecto, ahora largo de aquí y no quiero verte nunca más en este bar o te juro que me encargaré de hacerte la vida imposible—prometió en un susurro, siendo escuchado únicamente por el cantante—. No me será complicado averiguar quién eres, así que tú decides.

Doyun fue soltado por el poderoso y regio empresario, pero antes de marcharse del lugar, le dedicó unos ojos inyectados en rabia como si con eso le dijera que se arrepentiría de la amenaza que le dio.

—Espero nunca más vuelva a molestarte—le dijo a Jungkook con calma y después se dirigió a las personas que lo analizaban con una mezcla de asombro y temor por no saber cómo actuar tras lo sucedido—. Sigan en lo suyo, hagan como si esto jamás sucedió, por favor.

Esas palabras bastarían para que todo siguiera su curso, pero cuando Seokjin—quien quiso intervenir desde el preciso instante en que atestiguó cómo Doyun tomaba de la muñeca a Jungkook—, estuvo a punto de correr hacia el otro omega, distinguió como el susodicho le hacía una seña para que no diera un paso más a pesar de su preocupación.

El esposo de Namjoon le miró con duda, pero una pequeña sonrisa bastó para que se calmara y decidiera no interrumpir la conversación que parecía querer tener con el alfa de la prestigiosa familia Kim, por lo que siguió atendiendo a otras personas en lo que venía su adorada pareja.

—Gracias, no sé ni cómo agradecerte—tartamudeó, sintiendo pena de mirar a los ojos al empresario—. Déjame al menos invitarte algo. ¿Quieres un trago o una comida?

—Tranquilo, no te ayudé para que me des nada a cambio, ¿de acuerdo?

—Pero...

El cantante levantó el rostro, permitiéndole a Taehyung encantarse con esos brillantes ojos de color chocolate.

—Pero nada. En mi hogar me enseñaron a tratar con respeto a los omegas, así que no podía quedarme sin actuar mientras observaba como tu bonito rostro se inundaba de incomodidad con cada palabra que ese alfa te daba.

Jungkook prefirió ignorar el adjetivo que el empresario le regaló por su propio bien. No quería creerse especial o algo, pues tal vez al joven de cabellos castaños le gustaba ser amable con todos los de su casta.

Eso sería típico de caballeros como él.

—Ya veo. Eres el segundo alfa con tan buenos modales que conozco—comentó sin pensarlo, soltando una corta risita.

—¿El segundo? Vaya, entonces llegué un poco tarde.

Taehyung se rascó la nuca, un tanto apenado por su coqueteo fallido. Tal vez no debió ilusionarse tanto al no percibir otro aroma, ni ver una marca de apareamiento en el cuello del chico.

—¿A qué te refieres? —cuestionó con auténtica curiosidad.

—Tu alfa debe ser alguien muy caballeroso. No mereces menos, así que me alegra.

—Yo no tengo ningún alfa.

El omega confesó sin tapujos. Su cerebro ni siquiera procesó lo que dijo, porque su lobo le obligó a hablar lo más rápido que pudiera para que no se diera un malentendido.

—Wow, eso no me lo esperaba—admitió con una tímida sonrisa que no pudo esconder—. Entonces, ¿puedo saber a quién te referías?

—A mi jefe, quien está casado con mi único mejor amigo.

—Ohh, entiendo.

Llegando a su casa, el empresario le dedicaría una oración de agradecimiento a la diosa Luna. Porque esto que sentía, no podía ser algo banal o fugaz. Ahora que estaba intercambiando las palabras que tanto quería con el omega, pudo comprobar que su lobo estaba igual de fascinado que él.

—Sí... ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Adelante.

Era ahora o nunca. No quería ser un cobarde.

—¿Acaso tratarás de envolverme con palabras lindas y coqueteos descarados para que acepte un cortejo o algo así?

Eso había sido muy directo, pero le encantó en demasía y no tenía problema con ser igual o más honesto que el cantante.

—Si te soy sincero, no me molestaría hacerlo en un futuro, porque no estoy fingiendo o queriendo endulzarte el oído para sacar algún provecho de ello, pero antes de tomar una decisión tan importante como esa, me gustaría conocerte y que me conocieras.

—¿Por qué yo? Soy un simple cantante, un aficionado con todas las de la ley.

—No me importa en qué te desempeñas, sino quién eres tú. Frente a mí veo a alguien muy talentoso, apasionado, amable y determinado. También me doy cuenta de que eres una persona que no se anda con rodeos y déjame decirte que eso es muy raro de ver hoy en día.

No existían mentiras en esos iris claros, solo la más pura franqueza a raíz de su comentario.

—Comprendo, entonces aceptaré tu propuesta. Seamos amigos...

El omega quiso pronunciar el nombre del alfa, pero fue muy despistado al olvidar que no se lo preguntó antes. No obstante, el empresario fue capaz de deducir su intención para que no quedara en ridículo.

—Taehyung. Kim Taehyung—Le extendió su mano para que le diera un apretón cordial, a lo que el cantante no se lo pensó dos veces para aceptar el amistoso gesto—. Un placer...

—Jeon Jungkook, el gusto es mío.

—Lindo nombre.

—El tuyo no se queda atrás.

Los dos se miraron y se sonrieron con complicidad como si fueran conocidos de años, sintiéndose cómodos con la compañía contraria, mientras sus lobos internos ronroneaban al dejarse envolver por sus aromas mezclados en el ambiente. Acto seguido, se sentaron en la barra para continuar una charla amena en lo que el dueño del bar aparecía.

Seokjin vio a lo lejos como Jungkook le pedía a uno de los meseros unos aperitivos para Taehyung, por lo que no pudo contener la sonrisa que se pintó en sus gruesos belfos. Ya debía imaginar que algo así sucedería, pues contadas veces pudo percibir una genuina alegría en la estrella del Wild Flower; una fue cuando lo contrataron, otra cuando logró llenar el bar por su espectáculo y la última era esta.

Porque para alguien como Jungkook, que vivió tantas experiencias duras a lo largo de su corta vida, el permitirse sonreír con esa intensidad era la única forma para demostrar que tanto su mente y corazón estaban en perfecta paz.

Y tal vez, Taehyung sería la clave para que esos momentos no fueran limitados ni efímeros.

El tiempo sería quien confirmaría o no sus sospechas.

🍁

Después de esa noche que resultó inolvidable para alfa y omega que apenas unían sus caminos, muchas cosas habían pasado, trayendo como consecuencia un avance significativo en su relación.

Namjoon apareció con el equipo de sonido nuevo, siendo acompañado por la banda de Jungkook para que este pudiera continuar con su presentación y así, seguir cautivando al público de la misma manera en que lo hizo con Taehyung: siendo tan abrumador como para querer renunciar a él. Por ese motivo, al empresario no le resultó un problema cumplir con sus palabras acerca de proteger el bar del arrogante Doyun—quien cumplió su palabra de no aparecer otra vez—, y conseguir los clientes necesarios para que no se sintiera la pérdida de gente que venía al establecimiento por sus recomendaciones; un hecho que la pareja dueña del bar agradeció de corazón, porque con eso también les demostró que era un hombre de palabra y que, si su querida estrella se fijaba en él, estaría en las mejores manos del mundo.

La amistad entre Jungkook y Taehyung se convirtió en un fuerte enamoramiento conforme compartían tiempo juntos. El empresario visitaba al cantante todos los días que se presentaba, pero esa rutina cambió cuando cumplieron dos meses de conocerse, pues ambos querían seguir viéndose fuera del Wild Flower. Y esa fue la excusa perfecta para que el alfa decidiera prepararle una sorpresa al omega con la intención de hacerle la propuesta que su lobo clamaba desde el preciso instante en que sus miradas se cruzaron.

Quería pedirle que aceptara su cortejo, guardando la esperanza de que, tras un determinado periodo, pudiera reclamarlo como su pareja hasta que la muerte los separara en este plano terrenal, porque dudaba que el universo fuera tan cruel como para no darle la oportunidad de reunirse en próximas vidas.

En la actualidad, Taehyung podía asegurar lo encantado que estaba con Jungkook, pues no se equivocó cuando supuso que sería una verdadera cajita de sorpresas. El omega era alguien digno de admirar, valiente, inteligente, responsable y talentoso, por lo que no desperdiciaba ni una oportunidad para hacerle sentir especial y protegerlo de cualquier persona que quisiera propasarse con sus comentarios o acciones, aunque para suerte del alfa, nadie parecía atreverse a seguir con esos comportamientos desde que se convirtió en el guardián del bar y de su artista más importante.

Gracias a las largas y profundas conversaciones antes y después de las presentaciones del cantante—las cuales fácilmente se extendían hasta la madrugada—, el alfa ya conocía cuál era su historia, sus motivaciones y deseos; provocando el anhelo de respaldarle y cuidarle en cualquiera de sus aventuras a futuro. Jungkook no se quedaba atrás en su sentir respecto a Taehyung, pues el empresario le demostró que era un amor de persona, comprensivo, caballeroso y tan detallista, que no existía día en que no le regalara unos chocolates, un lindo ramo de flores o un poema escrito a mano.

Así que, el gran día llegó y Taehyung citó a Jungkook en un parque que se caracterizaba por poseer las flores más hermosas y coloridas de la ciudad de Rhoyd. Los dos se decidieron por utilizar ropa cómoda para la ocasión, porque el empresario le dijo al cantante que caminarían por un largo rato hasta llegar a su destino escondido entre muchos árboles. Dicho y hecho, la pareja recorrió un sendero de piedras pequeñas que los condujo a una zona lejana y privada del lugar, la cual fue reservada para la ocasión, pues Jungkook vio cómo era custodiada por dos personas que dedujo trabajaban para Taehyung al ver cómo reverenciaban y le informaban que nadie se había acercado.

—Por la diosa, ¿qué es todo esto, Tae?

—Una bonita sorpresa para el chico más dulce del universo, mi querido Koo.

—Basta, deja de ser tan tierno—El omega le dio un golpecito en el hombro al alfa, provocando una risita en este, mientras le extendía su mano para que cruzaran el pasadizo recubierto por la arboleda.

—Te mereces lo mejor de lo mejor y no escatimaré esfuerzos para demostrarte que mis palabras están al nivel de mis acciones.

—Muchas gracias...

Taehyung le regaló una brillante sonrisa, guiándolo hacia el interior de lo que parecía ser un invernadero, pero no lucía como uno más del montón, pues estaba decorado con algunas decoraciones que realzaban la belleza de flores que podría catalogar como exóticas y en el centro yacía un mantel blanco en el que descansaba una canasta de mimbre y dos cojines.

—Espero te gusté mucho lo que preparé para nuestro pícnic.

—¡Es precioso! ¡Me encanta!

A Jungkook le brillaron los ojos cuáles luceros en el cielo nocturno, emocionado por la imagen delante de él, mientras se soltaba del agarre ajeno para analizar el sitio de un lado al otro. Este detalle era tan conmovedor que los latidos de su corazón se aceleraron y su lobo aulló de puro felicidad.

—Esa es la respuesta que buscaba, no te lo voy a negar—admitió, indicándole con su otra mano que tomara asiento sobre uno de los cojines.

El omega le contestó con una risita, haciendo caso al pedido implícito de su acompañante.

—Pensaste en todo, ojalá mi compañía sea demasiado entretenida para que valga la pena el esfuerzo, Taehyungie.

A pesar de que su comentario lo hizo en un tono jocoso, el alfa se mostró serio tras ubicarse a su lado. Con cuidado agarró su mano, y dejó un corto beso en el dorso de la misma, dejando sin palabras al aludido.

—Jungkookie, cada momento que paso contigo, me lo pasó genial. Esto no es nada, y en todo caso, yo soy el que ansía que lo disfrutes tanto como yo.

Un sonrojo se acentuó en las mejillas del cantante, quien asintió varias veces para que no quedara ninguna duda de que ese era el caso. El empresario suspiró enamorado, dejando de tocar la mano del omega para sacar los alimentos del amplio canasto y dejarlos a la vista de ambos.

Durante una trivial conversación, Jungkook y Taehyung se regocijaron al tomar té negro, comer sándwiches de pavo y endulzarse con un delicioso cheesecake de fresa. La comida fue preparada por el alfa, un dato que el omega no podía creerse, porque le resultaba tan surrealista que alguien con esa jerarquía se "rebajara tanto" haciendo algo así, pero al escuchar lo dicho por Taehyung, Jungkook comprobó una vez más que ese joven era único.

Taehyung le comentó que su familia se dedicaba a impartir el arte de la cocina y realizar labores domésticas a todos por igual, alegando que no eran tareas solo para omegas, pues eran cosas básicas para poder sobrevivir al día a día: lástima que muchas otras personas no pensaban igual, pero era lindo saber que los Kim eran la excepción de la regla.

No cabía duda de que el omega que se casara con Taehyung sería muy afortunado por tener en su vida a un alfa con un pensamiento demasiado adelantado a su época.

Por más tonto que se escuchara, Jungkook no creía encajar en un puesto como ese, porque a pesar de los constantes coqueteos de su acompañante y de que su lobo enamorado ya veía al mencionado como su pareja, su parte racional le repetía de forma constante que ellos dos no podrían mantener una relación convencional a causa de los sueños que se prometió cumplir algún día. Por esa razón, se esforzaría en atesorar cada instante en que el alfa lo hacía sentir como la persona más importante de su mundo. Incluyendo esta linda cita de la que desconocía su razón de ser.

No obstante, las palabras que el empresario le dedicaría al cantante cambiarían su perspectiva para siempre.

—Jungkookie, ¿puedo decirte algo?

El alfa interrumpió la conversación sobre el clima que estaban teniendo tras guardar los recipientes vacíos en la canasta para confesar por fin sus sentimientos por el omega que siguieron aumentando y reafirmándose con el transcurso de los días.

—Soy todo oídos, Tae.

—¿Intuyes el motivo por el que estamos aquí?

—Tú me dijiste que querías citarme en un sitio que no fuera el bar, y a mí me pareció una idea genial, por lo que no tenía razón válida para negarnos la experiencia—musitó despreocupado—. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque ese no es la verdadera razón de esta cita.

—¿No?

El alfa negó con un movimiento de cabeza, atreviéndose a tomar las manos del omega entre las suyas al encontrarse sentados uno frente al otro en posición de loto. El empresario exhaló aire por la boca para buscar los ánimos que le faltaban y no echarse para atrás en lo que quería comunicar, mientras el cantante lo escaneaba con ojos expectantes.

Taehyung se aclaró la voz y levantó su cabeza hacia Jungkook.

—Dulzura, quiero que sepas que este tiempo a tu lado ha sido fantástico. Eres una persona extraordinaria en cada sentido y me siento contento de que mi vida se haya cruzado con la tuya, pero no puedo seguir mintiéndome más.

—¿Mentir? ¿A qué te refieres?

La emoción que le generó escuchar el meloso apodo de esos labios en forma de corazón desaparición al escuchar la siguiente parte de la declaración. Ahora el miedo se apoderó del corazón y del lobo de Jungkook, pues no se hacía idea de donde estaba dirigiéndose ese tema.

—A que ya no quiero seguir siendo tu amigo, porque yo...

Jungkook alejó sus manos de las del alfa como si estas quemaran. Las lágrimas agolpándose en sus ojos alarmaron a Taehyung, quien no entendía nada.

—Ya veo, tranquilo. Algo me decía que esto sucedería tarde o temprano—le dijo, esforzándose en no soltar el llanto contenido y acabar murmurando palabras incomprensibles—. Yo también aprecié cada momento a tu lado, serás un buen recuerdo en mi vida.

Y con solo oír la palabra "recuerdo", el alfa encontró otra interpretación a sus palabras, descubriendo el porqué de esa reacción tan devastadora; lo menos que deseaba era separarse de Jungkook o romper lazos con él, al contrario, quería volverse su compañero hasta su último aliento y más allá de eso.

Taehyung volvió a entrelazar sus manos con las de Jungkook, imposibilitando que escapara de ahí, pues vio en sus orbes que tenía total intención de aquello. Acto seguido, juntó sus frentes y lo tomó del mentón para que los iris color chocolate se conectaran con los de tonalidad avellana, mientras escuchaba pequeños hipidos y notaba como el cuerpo ajeno temblaba con suavidad.

—Déjame seguir hablando, por favor, estás malinterpretando lo que te dije.

—De acuerdo...

—Bien, lo que quería confesarte es que quiero dejar la amistad que tenemos para que me permitas cortejarte y al final de eso me hagas saber si quieres aceptar dejarme ser tu alfa.

—¿Qué? ¿Lo dices en serio?

Jungkook creyó estar imaginando esas palabras por parte de Taehyung.

—Nunca he estado más seguro de algo en mi vida. Deseo llamarte mi omega, que te conviertas en mi familia y seas el hogar de los cachorros que vendrán solo cuando tú lo decidas. Tú me has dicho que si quieres tenerlos y no te voy a negar que es algo que me hace mucha ilusión, pero jamás te impondría una fecha para ello, porque tú eres el que pasará por el proceso y yo trataré de estar a la altura y apoyarte en lo que necesites para que sea lo más llevadero posible para ti.

—Diosa... Eso se escucha tan lindo, pero por más comprensivo que seas, temo por los problemas que te podría traer el estar conmigo.

—No te preocupes por eso, me basta con saber que soy correspondido.

—Claro que lo eres, pero por el mismo cariño que te tengo, lo que menos quiero para ti es que sufras—le acarició la mejilla con calma, pasando su pulgar cerca de esos belfos que esperaba probar al menos una vez en la vida.

—Jamás sufriría por tu causa. Dime, ¿qué es lo que te inquieta? ¿Qué somos de clase social distinta? Créeme que mi familia jamás se interpondría entre nosotros por algo así.

—¿Lo dices por la historia que me contaste acerca de los monarcas de Hélyx?

El alfa dio asentimiento, confirmando su deducción. Pensándolo con calma, tenía mucho sentido, pues en el pasado, las dos personas más llamativas del linaje Kim fueron un rey y un plebeyo, respectivamente.

—Teniendo eso en cuenta, y lo mucho que he hablado con ellos sobre ti, estoy seguro de que te recibirán con los brazos abiertos si terminas aceptándome.

—Eres un tonto, Tae. ¿Cómo pudiste hablarles de mí?

—Para nada, Koo. En mi defensa, ¿cómo no podría contarles acerca de la hermosa persona que tiene mi corazón en su mano y que, si me pide que le baje el sol, la luna y las estrellas, lo haría con absoluto gusto si eso dibuja una sonrisa en su rostro?

Esta conversación a corazón abierto estaba dejando más débil de lo normal al cantante, quien se sentía tan valorado por el empresario. Sin embargo, no estaba de más dejar unos cuantos puntos claros antes de hacerle saber su decisión final.

—Tienes un punto, pero quiero decirte que, si acepto, deseo mantener nuestra relación lo más privada posible, al menos en el bar.

—¿Puedo saber la razón, dulzura?

—Conoces mis ideales, así que, si quiero hacerme un camino en esta industria, no deseo que las personas piensen que es por las influencias de mi pareja, ¿lo entiendes?

—Sí, lo hago y eso me hace admirarte todavía más, porque con una demanda tuya, podría poner el mundo a tus pies y te convertirías en el cantante del momento. Pero sé que lo lograrás por tu cuenta y estaré ahí para ver cómo triunfas.

—Ese será mi nuevo sueño—declaró, dejando un beso esquimal gracias a la inexistente distancia entre sus narices—. Tenerte conmigo hasta conseguirlo. ¿Decides sumarte a esta loca aventura?

—Contigo hasta el fin del mundo.

Y así fue como en una tarde de otoño, la pareja se dio su primer beso, sellando sus palabras con el tierno contacto entre sus labios tras una mirada cómplice y rebosante de dulce amor.

La petición de Jungkook fue cumplida por Taehyung y las citas que tuvieron a partir de ese momento, fueron las más bonitas que los pudieron experimentar a pesar de no gritarlo a los cuatro vientos; obvio con algunas excepciones, pues a sus personas más cercanas, les fue imposible mentirles cuando su alegría era tanta como para disimularla. La familia Kim y la pareja de Namjoon y Seokjin estaban más que contentos por el alfa y el omega, pidiendo que al final del cortejo, solo se confirmara lo que ya se sabía; que su amor merecía trascender a una relación seria y duradera. Además, desde que Taehyung estaba a su lado, Jungkook no tenía que soportar que los alfas se le acercaran con intenciones de invitarle a beber o hacerle otras propuestas indecentes como en el pasado y aunque creyó que ese sería un problema y ahuyentaría a gran parte de su público, lo cierto es que sirvió para ver quienes eran los que le apoyaban de manera genuina por su talento innato.

El cortejo duró casi seis meses y cuando llegó a su final, Taehyung y Jungkook no pudieron contenerse y sucumbieron ante el deseo de sus lobos de unir sus cuerpos y volverse uno solo. La manera en la que se amaron debajo de las sábanas de la cama del empresario fue tan apasionada para el cantante, quien olvidó un importante detalle, pero que, en ese instante, el omega se dedicó a regocijarse en la certeza de que su vida se entrelazaría a la de una persona tan encantadora como el alfa.

Dos meses desde la primera vez que intimaron, Jungkook empezó a sentirse muy extraño mientras se arreglaba en su camerino, las náuseas y el cansancio lo estaban atosigando desde que se levantó y su lobo clamaba por Taehyung con desesperación. Dicha actitud no pasó desapercibida para Seokjin, quien solo al escuchar su relato, no le fue complicado deducir la razón de su tormento.

Así que después de unas cuantas preguntas, Seokjin se decidió por llamar a un médico que era amigo de Namjoon para que atendiera al omega antes de que le tocara salir a cantar. El cantante aceptó y cuando el doctor Cha Eunwoo lo revisó y le dio su diagnóstico, no supo qué pensar.

Tenía miedo y emoción.

Jungkook se cuidó para evitar un embarazo, pero que pudiera quedar en estado a pesar de sus precauciones significaba una sola cosa; Taehyung era su destinado y por ese motivo, su lobo rechazó la medicación anticonceptiva y se aseguró de que un cachorro se fecundara en su vientre.

La vida amaba darle sorpresas. Esto fue un accidente, pero si su pareja le daba la seguridad que necesitaba en ese momento, sabía que todo estaría bien. Era obvio que Taehyung se alegraría y estaría dispuesto a apoyarle, además, que le hubiera insinuado que quería casarse pronto con él, le otorgaba una confianza extra dado el caso. Por algo sucedían las cosas, y no se veía siendo capaz de bajarse de ese barco, así que esa misma noche le contaría sobre la existencia de su bebé y que podrían iniciar con el proceso para contraer nupcias lo más pronto posible; porque siendo sincero, ya se estaba cansando de mantener oculto lo mucho que amaba a ese hombre, así que quizá debería agradecerle a su cachorro por incitarle a dejar de darle tantas vueltas al asunto.

Porque tenerlo no le imposibilitaría continuar con sus sueños, ¿cierto?

Y lo cierto es que lo comprobaría esa misma noche.

Después de que le diera la noticia Seokjin y le comentara su opinión al respecto, su hyung lo abrazó y le dijo que cualquier cosa podría preguntarle; no por nada contaba con la experiencia que sus hijos Soobin y Sunoo le dieron, porque a pesar de ser unos jovencitos independientes en la actualidad, seguían dándole a su marido y a él, valiosas lecciones sobre la paternidad. La pareja los tuvo a temprana edad, pero por más duro que fuera sacarlos adelante, a día de hoy agradecían haber pasado por ese proceso lleno de aprendizaje sobre la vida. Unos minutos después, Namjoon apareció en la pequeña habitación, interrumpiendo el momento entre su amado y el joven al que quería como un hermano menor para avisarle que Taehyung le estaba llamando al teléfono.

El omega corrió ante el llamado de su alfa, y aunque logró disimular todas las emociones que recorrían cada parte de su organismo tras los cuestionamientos curiosos de su pareja, no pudo evitar sentirse decepcionado al escucharle decir que se le complicaría ir a verlo esa noche en el Wild Flower. Se suponía que después de su presentación le contaría, pues no podía atrasarlo más, ya que según Seokjin y Namjoon, el olor a leche se estaba acentuando en él como un cuarto aroma.

Así que era mil veces preferible que Taehyung se enterara por la propia boca de Jungkook antes de que el lobo impropio se lo hiciera caer en cuenta a su parte humana. Pronto también tendrían que enlazarse por medio de la marca, porque era de conocimiento general lo mucho que servía para el cachorro que sus padres estuvieran unidos de ese modo, garantizando que el vínculo entre los tres fuera de una legítima manada.

Luego de cortar la llamada, el cantante se esforzó por no lucir decepcionado y dar todo de sí mismo como siempre sobre el escenario en honor a los cambios que se vendrían en su vida en los próximos meses. Tan buena fue su presentación que el público se incorporó para dedicarle ovaciones y aplausos, y entre estos se hallaba un hombre de más de cuarenta años, que le pidió a Namjoon una reunión con la estrella del bar antes de que se retirase a su hogar, ahora que el establecimiento estaba vaciándose poco a poco.

Namjoon se lo comunicó a Seokjin y este le transmitió el mensaje a Jungkook, quien un poco reacio dijo que sí a la oferta. Bendita la hora que lo hizo, porque ese hombre llamado Gong Yoo era un famoso cazatalentos y productor—el beta que tanto tiempo estuvo esperando que apareciera, ya que conocía su trayectoria, aunque nunca hubiera tenido el gusto de verlo en persona—, que deseaba ofrecerle un contrato para despegar su carrera de una vez por todas.

Obviamente, tendría que tener más reuniones para concretar detalles, pero el trato ya estaba hecho y lo mejor era que cuando el artista le comentó al hombre de su estado, este le dijo que no representaba un problema para él si su alfa le permitía que siguiera trabajando hasta que su condición le dificultara continuar. El omega le comentó que su alfa era muy accesible, así que no debía temer por represalias y que, de todos modos, sería cuidadoso durante su gestación.

Ahh, tenía tantas cosas que contarle a su futuro esposo.

Era una pena que no pudiera verlo esa misma noche, pero al día siguiente lo buscaría en la mañana para darle todas las buenas nuevas.

Jungkook se despidió del señor Gong con la promesa de reunirse la otra semana y el hombre estuvo de acuerdo. El omega salió en búsqueda de sus hyungs para comunicarles que lo que tanto quería por fin se haría realidad, pero grande fue su sorpresa al descubrir que Namjoon y Seokjin estaban muy agobiados por un daño en las tuberías que fue informado por uno de los meseros.

La pareja se disculpó con Jeon por no poder conversar con él y llevarlo a su hogar como era costumbre desde antes de que su alfa apareciera, pero este problema debía atenderse o el bar acabaría inundado. Jungkook los calmó, diciéndoles que no se preocupen tanto, ya que sería cuidadoso durante el trayecto a su casa. Los susodichos le desearon suerte y le pidieron que los llamara cuando estuviera en la comodidad de su hogar.

Jungkook salió del bar tras despedirse de Namjoon, Seokjin y de los dos meseros que trabajaban ese día. Se cubrió el rostro con su bufanda para protegerse de la brisa nocturna, mientras caminaba por un sendero iluminado. No temía estar solo, porque la zona era conocida por ser segura, pero no negaría que se sentía un tanto inquieto. Era como si alguien le observaba a pesar de lo desolada que era la calle. Sin embargo, cuando le tocó cruzar por un callejón, la sensación de que alguien lo vigilaba desde las sombras se triplicó.

Y la angustia no demoró en apoderarse de su cuerpo, pero cuando quiso gritar por ayuda, no importaba de quien fuera, ese hombre que tantos problemas le dio, hizo acto de presencia.

—Doyun...

—Mi Jungkookie, mi adorado Jungkookie, no sabes cuánto te he extrañado.

—No soy nada tuyo, aléjate o no responderé—advirtió, poniéndose en una posición de lucha por si le tocaba recurrir a la defensa personal para protegerse de los golpes que el contrario le pudiera propinar.

—Deberías recibirme con un abrazo y no con ese trato tan frío, hermoso.

—Jamás.

—¿De verdad? Yo que tú me lo pensaría un poco.

Portando esa sonrisa que a Jungkook le causaba escalofríos, Doyun sacó un cuchillo de la gabardina negra que cubría su fornido cuerpo.

—Estás loco...

—Tal vez, así que, si sabes lo que te conviene, quédate, quiero y déjame acercarme a ti.

El omega estaba reacio a aceptar, pero no se esforzó en poner resistencia temiendo que fuera peor. Debía pensar en una alternativa para salir bien librado de esa situación. Sin embargo, cuando el alfa se le acercó lo suficiente, su rostro sonriente cambió por uno de puro enojo.

Jungkook soltó un quejido cuando la mano ajena envolvió su cuello abruptamente, ahogándolo, mientras su espalda chocaba contra la pared más cercana.

—S-Suéltame.

Su voz era un susurro roto a causa de los dedos que apretaban su garganta con vehemencia.

—¡¿Estás en estado?! —cuestionó colérico luego de olfatear el tenue aroma a leche—. ¡Eres como todos! Maldición, ya no recuerdo cuántas veces te ofrecí que fueras mi omega y padre de mis cachorros, pero tú siempre me decías que querías concentrarte en tus dichosos sueños antes de formar una familia.

—No fue algo planeado—debatió, percibiendo como las uñas ajenas dañaban la carne de la zona en la que una marca de apareamiento debería residir—. Pero, de todos modos, jamás te hubiera aceptado como mi alfa, porque la vida puso en mi camino al mejor, al único que me ha comprendido y no me ha juzgado.

—Lo que me has hecho no tiene perdón, Jeon Jungkook. Jugaste conmigo, con mis sentimientos y ahora resulta que estás esperando un bastardo de ese desgraciado.

—¡D-Déjame en paz!

—No lo haré, porque quiero que pagues por arruinarme. Dejaste que me obsesionara contigo, así que hazte responsable.

—Qué crees que...

Doyun le propinó una primera puñalada directa en su estómago. El cantante ahogó un grito lastimero, sucumbiendo ante el horrible escozor de su piel, siendo desgarrada hasta alcanzar uno de sus órganos. Una, dos, tres, cuatro, cinco; después de la séptima, Jungkook se sintió tan mal que sus ojos vidriosos empezaron a luchar por mantenerse abiertos. A estas instancias, su ropa yacía empapada en ese líquido carmín que salía a borbotones de sus múltiples heridas, mientras los latidos de su corazón se ralentizaban y la fragancia que delataba que una nueva vida estaba formándose en su interior se desvanecía como si nunca hubiera existido.

El menudo cuerpo del omega cayó al piso en el preciso instante en que su lobo realizó el último llamado a su alfa, escuchando de fondo cómo su asesino reía a carcajadas ante la escena que había creado con sus propias manos. Una lágrima empapó su mejilla cuando a la lejanía percibió el perfume natural de su amado, demasiado amargo para su gusto, pero ni siquiera eso fue impedimento para sentirse en paz al tener la dicha de olfatearlo por última ocasión.

Los gritos de Taehyung resonaron en el ambiente, mientras el cuerpo de Doyun era estampado contra la pared y su cuello era rajado quebrado en dos como un pedazo de madera. El enojo y el dolor del alfa no le permitieron pensar racionalmente al dilucidar como a su pareja la vida se le escapaba con cada suspiro que daba.

Después de eso, todo se volvió negro para Jungkook. Y por más extraño que fuera, pudo ver lo que sucedió a raíz de su muerte. Doyun murió camino al hospital, Taehyung fue arrestado y le cayó una condena por homicidio, a pesar de que actuó con justa razón, pues a las autoridades no les importó que vengara la muerte de su pareja porque se trataba de un "simple omega" que tuvo la culpa de convertir en criminales a dos alfas de buen estatus.

Tristemente, el alfa no pudo asistir al funeral de su omega y los hyungs del susodicho—que vivirían siempre arrepentidos—, no tuvieron corazón para contarle que en ese entierro no estaban despidiéndose de una sola vida. Sin embargo, unos días más tarde, el alfa acabó enterándose por boca del investigador privado que contrató para averiguar desde cuando Doyun acosaba a Jungkook, que, si nada malo hubiera pasado, en unos meses estaría resguardando entre sus brazos al primer fruto del amor con su omega.

Taehyung quedó destruido con esa información y sus ánimos para luchar desaparecieron por completo, trayendo como consecuencia que, en el aniversario del primer beso con Jungkook, mientras las hojas se desprendían de los árboles debido a la estación otoñal, el alfa le diera punto final a su vida en la soledad de su celda, utilizando una cuerda que otro reo le consiguió a cambio de comida extra.

Desde que el empresario acabó entre rejas, supo que nunca superaría al cantante, por ese motivo la idea de dejar de existir se le hizo demasiado tentadora y fue cuestión de tiempo para llevarla a cabo. El alfa pensó al omega hasta que soltó su último suspiro, esperando encontrarse en otra vida con ese ser tan magnífico y apasionado que le enseñó tantas cosas sin pedir nada a cambio; cerrando así la historia de un amor interrumpido por un cruel destino.

🍁

Jungkook se levantó sobresaltado y desorientado, tocándose el vientre por inercia al querer comprobar que todo se encontraba en orden. Su respiración era agitada y el sudor mojaba su frente, pegando algunos de sus ondulados cabellos en la zona.

—¿Qué te pasa, mi amor?

—Nuestro bebé...

Eso bastó para que Taehyung comprendiera la situación y envolviera en un abrazo a su omega. El alfa desprendió su aroma para calmar a su pareja, dejando cortos besos en sus mejillas pálidas.

—Tranquilo, Jungkookie. Fue una pesadilla, nuestro cachorrito se encuentra muy bien. Míralo, está en un profundo sueño—indicó, señalando la cuna que estaba ubicada a una pequeña distancia de su cama matrimonial.

Cuando los ojos de Jungkook fueron a parar al rostro de su bebé, todos los recuerdos se reprodujeron en su cabeza como una película, demostrándole que esta era su realidad; él no murió gracias a la inesperada aparición de su amado, quien se había desocupado de su trabajo a último minuto y siendo motivado por el mal presentimiento de su lobo, acabó encaminándose al Wild Flower en su auto clásico.

Doyun sí consiguió atraparlo en el callejón, pero gracias a los sentidos desarrollados de Taehyung, este pudo localizarlo con rapidez luego de que Namjoon y Seokjin le dijeran que su omega apenas había salido del bar. El alfa se abalanzó contra el otro hombre antes de que le clavara el puñal a Jungkook, siendo lo más veloz que pudo tras escuchar acerca de la existencia de su primogénito.

Enterarse de que sería padre de esa manera no fue nada bonita debido a la preocupación que cargaba por su omega, pero esperaba que cuando todo se calmara, pudiera mimar y agradecerle a su pareja como el caso lo ameritaba. Doyun quedó inconsciente en consecuencia a los golpes que Taehyung le propinó y Jungkook estuvo por unos largos minutos en una especie de trance hasta que la policía apareció por el escándalo, soltándose a llorar en los brazos del empresario.

El cantante tuvo que testificar para que el alfa fuera trasladado a la cárcel antes de que llamara a un representante legal y este se saliera con la suya. Los dueños y empleados de Wild Flower también dieron su testimonio a las autoridades en los próximos días, informando de los constantes acosos que Jungkook sufrió durante los meses que Doyun asistió al bar, junto a los resultados de las investigaciones policiales que determinaban que ese hombre estuvo pendiente de cada uno de sus movimientos y fue el culpable de que la tubería se rompiera para crear una trampa infalible tras conocer mediante un informante que Taehyung no se aparecería ese día en el establecimiento y, por ende, consiguiendo la defensa más adecuada para que los abogados de la familia Kim pudieran refundirlo en la cárcel.

Hasta el día de hoy, Namjoon y Seokjin se disculpaban con Jungkook por haberlo dejado irse solo a casa, pero el joven no guardaba ningún remordimiento, pues nadie se imaginó que ese alfa llegaría a tanto por su obsesión. La noche del incidente, el omega se quedó en casa de su pareja y ahí le contó con lujo de detalles como había sucedido todo, incluyendo cada una de las buenas noticias que debía darle. Taehyung se alegró por lo del cazatalentos y su bebé, pero también escuchó cada una de las inquietudes de Jungkook. Como buen alfa le dio seguridad y le prometió que lo apoyaría en todo para que no tuviera ni siquiera que pensar en abandonar sus sueños, siendo el esposo de ensueño que se merecía ahora que le confirmó que quería estar con él hasta que sus pieles se arrugaran y la muerte los separara por un tiempo indefinido.

"Yo ya he trabajado mucho, así que, de ser necesario, yo me encargaré de cada una de las labores del hogar para que tú puedas cumplir la promesa que te hiciste a ti mismo llegado el momento. Tengo los recursos suficientes, por lo que mi querido omega y mi cachorro no tendrán que preocuparse de nada, pues tu alfa se encargará de hacer tu vida más fácil como recompensa a la felicidad que me das desde que aceptaste mi cortejo".

Esas palabras fueron lo que Jungkook necesitó para sentirse en paz, porque desde que conocía a Taehyung, este nunca lo había decepcionado, pues era confiable y responsable como ningún otro.

A partir de su casamiento todo fue viento en popa, la familia Kim aceptó a Jeon como uno más, el omega firmó un contrato con el amable beta y su carrera fue en ascenso conforme su vientre crecía. Cantar en el bar no se comparaba a la sensación de adueñarse del escenario de los más grandes teatros, pero, aun así, siempre les agradecería a los dueños del Wild Flower por haberle abierto las primeras puertas, a lo que se convertiría en una amplia y reconocida trayectoria artística, en la que un omega le demostró al mundo de lo que era capaz sin necesidad de la intervención de un alfa que lo frenara en lugar de alentarlo.

—Muchas gracias. Te amo mucho, Tae.

Adoraba a su esposo, porque día a día le confirmaba que no pudo ser nadie más que él la persona merecedora de atesorar su corazón. Además, era un padre excepcional y un compañero ideal, que no dudaba en darle amor cuando más lo necesitaba, justo como en esa noche en la que una vez más esa horrible pesadilla se hacía presente para atormentarle. Si bien ya había pasado un año desde ese suceso, el omega todavía seguía trabajando en superar el trauma con el respaldo de su atento alfa.

—No hay de qué. También te amo, Koo—el omega le sonrió al alfa y los dos probaron sus labios en un beso, antes de acurrucarse contra el otro para evitar hacer más ruido y despertar a su adorado hijo—. Puedes descansar otra vez, porque yo velaré tu sueño, dulzura.

Taehyung dejó un beso en la marca de Jungkook, como era costumbre para ambos. Luego del bonito gesto, la pareja no demoró en entregarse a los brazos de Morfeo, sintiéndose afortunados del lazo que unía a sus lados humanos y lobunos de por vida.

Con el pasar de los años, el cantante continuó triunfando, siendo animado por el empresario y los cinco hijos que tuvieron; quienes no podían negar el orgullo de que su padre se catapultara en la historia de Rhoyd como el omega que pudo seguir sus sueños a pesar de tener alfa y familia, porque ellos en lugar de ser su atadura, fueron su gran impulso para no abandonar cada una de las metas que se imponía.

No cabía duda de que Jungkook y Taehyung fueron la bendición del otro.

Porque ellos debían conocerse y ser la pieza restante que tanto estuvieron anhelando que completara sus corazones.

Fin🍁

Espero les haya gustado mucho este one-shot, yo lo amé como no tienen idea. Perdonen el susto que seguramente les di durante la lectura, pero lo escribí siendo motivada por esa escena en particular. Además, el final feliz para este taekook sí existió, así que creo que eso es suficiente para la tranquilidad de todos.

La referencia que hago sobre el rey y el cazador es por un one-shot que pueden encontrar entre mis historias, por lo que, si quieren leerlo, lo encuentran bajo el título de "Ice Forest".

Muchas gracias por tomarse el tiempo de disfrutar de esta historia, los amo mucho.

Con mucho amor, Shiro 🌙 

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