Chaeyoung se encontraba sentada en su cama, tenía puesto un bonito sweater color celeste porque hacía frío.

Estaba curiosa porque había una chica con un extraño color de cabello merodeándo por la casa, y sus padres le habían dado una charla muy larga sobre que Mina era una amiga.

Chaeyoung jamás había tenido amigas, así que no sabía como hacer una.

Recordaba que la única vez que había ido a la escuela, unas niñas la invitaron a jugar, pero Chae no quería.

Cuando tomaron su brazo, pudo sentir como su corazón latía tan fuerte que temió que esté se saliera de su pecho.

Se sintió muy mal, y su estómago se revolvió como si hubiera subido a una montaña rusa.

Y eso no le gusto. No y no.

Había pasado lo mismo cuando su mami y papi la abrazaban.

Chaeyoung no quería contacto con nadie.

Le daba mucho miedo.

Y por eso, ahora no quería bajar de su cama. Porque eso significaba que tendría que hablar con Mina.

La pequeña prefería colorear sus dibujos.

Síp, eso sonaba perfecto. Chaeyoung acercó su silla pequeña a la mesa de su habitación y acomodó unas hojas y lápices.

Dibujó un gatito.

Mina entró por la puerta dando pequeños saltitos.

—¿Qué haces, Chaeyoungie?.

—Mamá dice que hago obras de arte... me gusta el color azul.

—Estoy aburrida—Dijo Mina.

—Puedes irte.

—Okay.

Y Mina abandonó otra vez la habitación con un mohín en sus labios.