Habían pasado algunos años desde que la amistad de Felix y Changbin había comenzado, y desde que el menor había logrado ir a una escuela normal.

El de cabellos naranjas había recibido algunos tratamientos, había estado con varios especialistas, incluso con los mejores del país, pero nadie había logrado quitar su mal.

Felix ahora tenía 15 años y Changbin tenía 17.

Seguían siendo amigos.

Y Changbin aún cumplía su promesa de ayudarlo con lo que pudiera.

El de cabellos azules había estudiado mucho acerca de la fobia de Felix.

Pero el menor no lograba avances y las únicas personas en las que confiaba seguían siendo sus padres y Changbin solamente.

Pero con eso le bastaba, además ahora tenía nuevos amigos que le comprendían y parecía poder vivir con ello.

—Me voy a suicidar si no tengo una buena calificación en matemáticas.

—Minho. — Habló Felix con tono divertido. — No seas dramático.

Felix y Minho tenían la misma edad así que asistían a clases iguales.

—No es dramatismo, sólo es la verdad.

Felix rodó los ojos y ambos entraron al aula, el de cabellos oscuros se sentaba en un puesto alejado del resto al final de la sala y eso lo mantenía tranquilo.

Luego de hacer la clase, el profesor empezó a decir las calificaciones de la prueba, de menor a mayor.

Para la sorpresa de todo el mundo (menos de Minho), Felix había obtenido la mayor nota.

Cuando salieron de clases, Changbin esperaba a su amigo afuera.

Felix no podía con su felicidad, jamás le habían gustado las matemáticas realmente, pero ahora al menos le gustaban un poquito.

Changbin le dio unas palmaditas en el hombro para felicitarlo, olvidando por un momento lo que le sucedía al menor.

Se arrepintió al instante.