El tiempo pasaba lento, obviamente los días no eran lo mismo para Jisung sin la presencia de MinHo.

Luego de algunos meses, los mensajes desaparecieron, también las llamadas.El menor iba frecuentemente a tomar el té con la madre de MinHo, pasaba las tardes allí ayudando a la señora.

Había vuelto a hablar con Felix salían más seguido y le ayudaba a conseguir sentirse seguro en lugares a los que no estaba acostumbrado a ir.

Pasando los años, el menor de ahora 23 años trabajaba con Felix siendo maestro de la Academia de baile a la que iban cuando eran adolescentes.

No había hablado en mucho tiempo con MinHo, pero cada día mientras miraba su collar con la gema, deseaba que MinHo estuviera muy bien y que fuera muy feliz.

Sus alumnos eran pequeños, de apenas 10 años, y siempre le pedían que contara la historia de cómo había llegado a ser profesor y a superar sus miedos.

A Jisung le gustaba hablarles de como una persona había llegado a iluminar su oscuridad. MinHo siempre estaba presente en sus pensamientos, como lo habia prometido.

Jisung y su madre ahora vivían con Felix y su familia. Lo único que le faltaba a Jisung, era que MinHo estuviera con él.