ᨳ005💐
-Hannie...
Había silencio dentro de la habitación.
Los padres de Jisung habían traído galletas y jugos de manzana en cajitas para ambos infantes, pero el de cabellos rubios no quería hablar con Minho aún.
MinHo sintió como sus ojitos se llenaban de lágrimas y sollozó. Él realmente quería hablar con el menor.
La puerta se abrió levemente y un curioso Jisung lo observó al de cabellos azulado.
-¿MinHo, Por qué lloras?
-Porque tú ya no me vas a querer nunca más.
-Yo si te quiero, sólo no quiero que vuelvas a hacer lo que hiciste.
-¿Entonces aún somos amigos?
-Sip, de los que comparten galletas.
Ambos niños llevaron los jugos y galletas hasta la mesita de la habitación de Jisung.
Comieron y MinHo intentó hacer reír a Jisung con algunos chistes que había oído en la escuela.
Sabía que el de cabellos rubios nunca había ido a la escuela.
-Hannie, ¿por qué te habías enojado?
-No quiero abrazos, nop nop.
-¿Por qué?
-No me gustan.
-Oh, está bien.
Minho le sugirió que fueran a ver caricaturas a la sala de estar mientras los padres de Jisung volvían de las compras.
Pero cuando iban caminando, MinHo se detuvo y dio un saltito emocionado.
-¡Teng una idea!
-¿Qué cosa?
-Yo te ayudaré a que te gusten los abrazos, así iremos a la escuela juntos y yo te cuidaré.
-¿Cómo harás eso?
El pequeño Jisung lo miraba ladeando la cabeza, algo confundido por todas las cosas que decía MinHo. El chico hablaba mucho todo el tiempo.
-No lo sé aún, pero quiero ayudar. Iremos despacito, de a poquito. Como
pasitos de pingüino.-Minho imitó los cortitos pasos de los pingüinos y Jisung rió a carcajadas.
A Jisung le gustaban los pingüinos.
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