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Capítulo 9: Dylan

El sonido de cristales rompiéndose y la voz de Reyes a mi lado es lo único que escucho antes de caer al suelo con el pequeño cuerpo del híbrido sobre mí lo que provoca que me agarre a su espalda. Por unos instantes cada uno de mis sentidos se ven abrumados debido a los repentinos sucesos que ocurren a mi alrededor mientras que, a su vez, una pequeña parte de mi cerebro continúa exigiendo que reaccione a la par que puedo escuchar los gritos de las dependientas en el interior de la tienda.
Sin embargo, lo que verdaderamente provoca que mis sentidos vuelvan a activarse es el pequeño quejido de dolor que escapa de los labios de Reyes. Su cuerpo se vuelve pesado encima de mí y siento como la zona baja de mi abdomen se llena de un líquido viscoso. Ni siquiera necesito observar la roja y espesa sustancia, con solo olerlo sé que han herido a Reyes y se encuentra sangrando.

El ruido de los disparos continúa, pero esta vez no me mantengo inmóvil, todo lo contrario; ahora soy yo quien acuna a Reyes y colocándole suavemente a un lado para tener más libertad de movimiento y de esa manera poder jalarle hasta detrás de un mostrador donde, por unos momentos, estamos a salvo de las balas; no obstante, esta no es una solución que podamos mantener mucho tiempo; no sabemos quiénes son los atacantes o lo que desean y, por ende, nuestras vidas siguen en peligro.

Miro al híbrido entre mis brazos, su rostro se nota más pálido que su color de piel natural; sus labios conforman una línea fina horizontal debido a lo fuerte que aprieta la boca para aguantar los quejidos. Bajo la mirada y por fin me fijo en la mancha de sangre que cubre su vientre, la bala parece haber entrado por su espalda y salido por su abdomen, le ha atravesado por completo y la sangre brota a chorros. Siento como mi pulso se agita ante el repentino temor de que tenga alguna hemorragia interna y, para mayor consternación, me hallo a mí mismo deseando que la situación no se vuelva más grabe, no quiero que muera.

«Quizás este sentimiento sea debido a la marca de pertenencia que Reyes ha dejado en mí», aunque tampoco es que pueda ponerme a analizar esto ahora mismo.

—¿Dónde tienes tu arma? —pregunto con un tono de voz un poco autoritario, sé que posee una; la he visto en varias ocasiones y también le disparó con ella a Brandon la noche que me rescató.

Reyes parece pasar un poco de trabajo para hablar, como si con cada palabra la herida sangrante en su cuerpo se abriese un poco más. Aun así, finalmente logra contestar entre jadeos.

—Mis pantalones… —No puede decir mucho más, pero tampoco es necesario, busco en sus vaqueros y por la parte trasera de estos logro tomar la culata del arma. Es una semiautomática plateada, reviso el cargador y veo que está lleno.

Intento mirar por encima del mostrador donde estamos ocultos con la esperanza de ver a nuestro atacante; no obstante, nos encontramos a contra luz y esto me dificulta la visualidad.

—Vienen a por nosotros. —Escucho que Reyes suelta y cuando vuelvo a observarle soy yo quien empalidece.

«¡Algo está mal!». La sangre de Reyes no para de salir. No es que los sobrenaturales sean inmunes, pero cuando sufrimos heridas de esta gravedad nos afecta mucho menos que a las personas corrientes; los cambiaformas y hombres lobos sanamos más rápido si nos transformamos y los vampiros, mientras que no les den en un punto clave, la herida dejará de sangrar y se cerrará al rato; sin embargo, la condición de Reyes es como si fuese la de un humano común y corriente herido. Se supone que es una raza superior, se supone que los híbridos son la unión de todos; ¿por qué diablos Reyes sigue sangrando y parece que va a morir en cualquier instante?

Sin pensarlo demasiado tiempo agarro la manga de mi saco y desprendo la tela del resto de la fina pieza, la estrujo entre mis manos y la pego sobre la herida de Reyes en la zona del abdomen intentando detener la hemorragia; puedo sentir como el híbrido suelta una pequeña risa, sin embargo, se nota agotado y decaído.

—Me pondré bien—susurra Reyes como si fuese capaz de leer mis pensamientos—. Tan solo tardará un poco, tu intenta mantenerme vivo hasta ese momento.

—Se supone que los híbridos son superiores, ponte bien de una vez. —Hay un poco de desesperación en mis palabras.

Reyes solo vuelve a sonreír.

—Yo no soy cualquier híbrido minino.

—Ya sé que eres el líder, tú…

—No me refiero a eso. —Aparta por unos instantes la mirada como si estuviera inseguro de sus siguientes palabras—. Yo no nací siendo un sobrenatural Dylan, no soy como ustedes. —Su rostro revela una repentina mueca de dolor y se tensa debido a la herida, pero esto no hace que deje de hablar—. Yo nací como humano y aún tengo sus características en mi genética, por lo que sangro como ellos y me duele como a ellos.

Abro los ojos sorprendidos por la repentina declaración; todos en el pueblo sabemos que ambos gemelos nacieron siendo humanos, nos enteramos de ello cuando rescataron a Logan y este lo confesó; sin embargo, había considerado que todo rasgo de humanidad había desaparecido en ellos cuando fueron transformados y, por lo visto, me equivoqué.

Si Reyes es capaz de sangrar como la especie humana significa que su vida está en más peligro de lo que imaginé; puede desangrarse, está indefenso hasta que se regenere y no sabemos cuánto tarde para ello, todo ese tiempo estará indefenso. Pero yo no dejaré que le suceda nada, es mi turno ahora de salvarlo.

—¿Hay alguna manera de cures más rápido?

Reyes desvía la mirada por segunda vez con el ceño fruncido, su rostro luce una extraña mezcla entre pálido y labios un poco violetas; como quien pierde el aire.

—Solo una forma, yo…

Pero no puede terminar de contarme. El ruido de los disparos se detiene y esto llama mi atención. Me oculto tras el mostrador y por los espejos que nos rodean puedo ver los cuerpos de las dependientas muertos y desangrados en el piso, aun así, los pasos de dos personas se acercan. Reyes tiene razón, los objetivos somos nosotros.

Agudizo mis sentidos y el inconfundible aroma a sangre y muerte de los híbridos llena mis fosas nasales, el asombro me invaden; nuestros atacantes son la misma especia de Reyes; aunque claro, el de ojos carmesíes dijo que él también tenía traidores que no le querían.
Intento asomarme un poco para ver a nuestros atacantes, pero siento las manos de Reyes sostenerse con fuerza a mi pullover. Giro para observarle y me quedo helado cuando la chispa de sus ojos denota preocupación.

—Si me cogen a mí van a entretenerse un rato, te dará chance salir por la puerta trasera; busca un teléfono y llama a tu hermano, él va a ayudarte.

Parpadeo sorprendido por sus palabras, literalmente está sugiriendo que le abandone aquí y me salve yo.

—¡Imbécil! —Suelto una pequeña sonrisa para calmarle—. No digas eso, no te pega ser tan sumiso, te ves mejor como fierecilla, además, —Pego mi frente a la suya sin tener claro lo que estoy haciendo—. ¿Cómo se supone que le cuente al clan que mi pareja se murió incluso antes de presentarlo? Tú y yo somos los villanos de las historias Reyes, no los héroes, no me iré sin ti.

Noto la confusión en su rostro, pero no es momento para esto; si quiero sacarnos a los dos de aquí con vida primero debo encargarme de las personas que nos están siguiendo. Miro a mi alrededor los diversos espejos en el suelo buscando alguno que refleje la imagen de nuestros atacantes y por fin le encuentro; justo como mi olfato había detectado son dos personas, dos híbridos. Sus ojos de un color rojo intenso y sus colmillos extendidos detrás de su enorme sonrisa; ambos son altos y musculosos, uno de cabello negro intenso y el otro castaño claro. Puedo notar como, al igual que yo, examinan el local a su alrededor y las imágenes en los espejos buscándonos a nosotros, sin embargo, no parecen habernos encontrado aún.

—Jefesito, ¿dónde estás pequeño pedazo de mierda? —exclama el de cabellos más oscuros y cuando alza la mano soy capaz de contemplar el brillo de una pistola en ella—. Mira que arrojarte delante del cambiaformas para que no le dieran, eso sí es cutre; imagino que su tío estará muy feliz cuando le cuente que los matamos a ambos al mismo tiempo.

«Tío». Frunzo el entrecejo al comprender a quien se refieren; Brandon también está detrás de este ataque, no mintió cuando dijo que trabajaba con los híbridos.

—Erick tenía razón. —Se burla el segundo de nuestros atacantes—. No tienes lo que hay que tener para ser nuestro líder, Zack se equivocó al elegirte. Solo hay que ver cómo te has obsesionado con un cutre cambiaformas.

Escucho el gruñido de Reyes a mi espalda seguido de un rugido molesto.

—¡Púdranse los dos!

Los hombres desvían la vista buscando de donde viene el sonido y en ese momento aprovecho para asomarme y disparar; la bala da en el chico de cabellos más claros provocando que caiga al suelo retorciéndose de dolor entre gritos.

—Apunta a la cabeza—ordena Reyes—. Es la forma más rápido de matar a los híbridos.

No demoro y disparo de esta manera al híbrido de cabellos más oscuros; no obstante, este alertado por el disparo a su amigo se cubre el cuerpo detrás de otro mostrador lejano. Noto como alza su arma intentando buscarnos, todos sus sentidos activos al igual que los míos.
Disparo a un espejo lejano como medio de distracción y cuando el chico se descubre de su escondite para apuntar hacia nosotros aprovecho y clavo una bala en el centro de su frente.

Sin guardar la pistola me giro hacia Reyes y paso uno de sus brazos sobre mi cuello para que pueda apoyarse y así conseguir cargarlo.

—Debemos irnos rápido. —Le informo.

No sabemos cuántas personas estén detrás de nosotros y si vendrán refuerzos detrás de estos dos, además, de seguro la policía de los humanos vendrá pronto alertados por los tiros y no podemos darnos el lujo de que nos encuentren llenos de sangre y rodeados de cuerpos muertos, aunque alguno de los híbridos quizás permanezca vivo, como que no voy a acercarme para comprobar esto. Reyes aún cojea un debido al dolor en su abdomen cuando intenta caminar, la sangre aun sale de su cuerpo y, para ganar tiempo, me agacho para colocar mi mano libre bajo sus piernas y cargarle.

—¡No necesito esto! —se queja orgulloso.

—¡Solo cállate! —rujo.

Salgo corriendo por la parte trasera de la tienda, en el parqueo de atrás hay varios coches y rompiendo el cristal de una de las ventanillas abro la puerta del pasajero y dejo a Reyes dentro a la par que yo doy la vuelta para subir al asiento del conductor. Saco dos cables de electricidad intentando crear una chispa que me permita arrancar el coche y, cuando por fin lo consigo, logro divisar como nuevos híbridos y algunos cambiaformas que reconozco salen de la parte trasera de la tienda; al notarnos corren hacia nosotros y algunos nos apuntan con sus armas, pero yo sin tiempo que perder arranco el coche y me alejo a toda marcha.

Es obvio que no podemos regresar a la cabaña, si nos han encontrado aquí es porque sabían sobre el escondite secreto de Reyes y siguieron nuestro rastro.
Tomo la carretera que me lleve hasta las afueras del estado, hay bastantes lugares de carreteras en el que podremos cambiar el carro y algunos moteles para refugiarnos y que Reyes se recupere. Tomo un pequeño desvío que me permite ocultar el coche en un camino sin salida en medio de los árboles que rodean la carretera, tengo que ver la herida de Reyes antes de continuar y, para mi desgracia, cuando aparco el vehículo noto que, aunque la sangre ha cesado un poco, aún continúa saliendo de su cuerpo. Debió darle la bala en algún órgano interno.

Rompo la manga de mi saco que quedaba intacta y vuelvo a presionar la tela sobre la herida.

—Por lo visto lo tuyo no es estar vestido minino—bromea, pero puedo ver el dolor en su rostro.

—¿Cómo te curo?

—Hay que esperar…

—Debe de haber una manera más sencilla.

Reyes aparta la vista.

—No voy a decírtelo.

Rujo molesto, no entiendo por qué esta actitud ahora, pero tampoco puedo dejarle de esa manera. Cierro los ojos he intento pensar; Reyes posee la genética de todas las especies, pero no puede transformarse como lobos y cambiaformas, así que eso nos deja el laso vampiro…

«Vampiros», eso es.

Muestro un poco mis colmillos y con ellos muerdo mi antebrazo rasgando la piel y haciendo que la sangre brote de mi cuerpo, la sangre ayuda a los vampiros a regenerarse más rápido y espero que en Reyes sea igual; no obstante, cuando intento acercar mi brazo a sus labios aparta la cabeza.

—Si sigo bebiendo tu sangre sabes lo que va a pasar.

Sí, lo sé; Reyes ya me marcó y mientras más beba mi sangre más difícil será que nos separemos luego; incluso existe la posibilidad de que el híbrido no pueda tomar otra sangre que no sea la mía. Rujo de frustración.

—Pues que sea hasta que la muerte nos separe fierecilla.

Y sin decir nada más pego al brazo a sus labios para que trague.

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