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Capítulo 15: Dylan

Reyes prácticamente no ha dicho una sola palabra desde que despertamos esta mañana, solo habla lo necesario para dar instrucciones sobre lo que haremos el día de hoy o asegurarse que desayune y me arregle; el resto del tiempo se haya con la mirada perdida, como si estuviese viajando dentro de su propia mente, puedo sentir la tensión recorrer sus hombros e incluso, aunque él no desee demostrarlo, puedo notar la angustia en su pecho.

He intentado acercarme a él en diversas ocasiones, hablar sobre todo lo que hicimos o comentamos anoche, pero Reyes sencillamente se aleja de cualquier tacto que yo pueda ofrecerle y eso me está poniendo nervioso.

Me molesta demasiado ver que algo le sucede y encontrarme a mí mismo de brazos cruzados para solucionarlo. Quería hablar de algunas cosas con él antes de que nos mostrásemos hoy en el pueblo, sin embargo, el híbrido solo ha creado un muro de piedras entre los dos y mientras más intento saltarlo más él alza el muro, eso solo me provoca impotencia y enojo; no obstante, mi enojo no va hacia Reyes, sino que está destinado a mi propia persona por no saber qué hacer. Incluso el tigre que habita en mí se halla molesto.

Los tigres en su estado natural son depredadores, animales de caza, los verdaderos reyes de la selva; no están adaptados a sentirse sumisos ante los problemas y, por ende, yo tampoco.

«¿Acaso no significó nada cuando dijo que era mío?, ¿Por qué diablos cambia tanto de la noche a la mañana?». O quizás no fue de la noche a la mañana, desde que desperté a la medianoche y le halle observándome y empapado en agua le note muy raro, me atrevería a decir que incluso lleno de dolor; si la situación entre nosotros fuese otra lo habría sentido hasta como una despedida.

Siento mi corazón doler por este último pensamiento y niego con la cabeza, no quiero que Reyes me diga adiós, el híbrido no puede dejarme; depende de mi sangre para vivir y, la verdad, yo también dependo de él, quizás no de manera física, pero me he adaptado a tenerle a mi lado, a dormir con él en mis brazos y ahora, a pesar de la fama de solitarios que tenemos los tigres, no quiero que se aleje de mí.

Cuando nos marchamos de la casa del bosque y ponemos rumbo al pueblo por la carretera mis pensamientos no se apartan de esas últimas ideas y un miedo colosal me recorre. Observo a Reyes a mi lado sin apartar sus manos del volante o la vista del camino mientras conduce, luce centrado en sus propios pensamientos, sin embargo, puedo ver pequeñas arrugas entre sus cejas debido a algún estrés y sus ojos moverse nerviosos de preocupación; sus labios también están tan apretados que forman una fina línea horizontal y me apuesto lo que sea a que se muerde el interior de la boca.

Es sorprendente como en tan poco tiempo he llegado a conocer cada uno de sus gestos y pensamientos. Cómo sus ojos resplandecen rojos cuando está muy molesto o excitado, como calcula hasta los más mínimos detalles de las situaciones y utiliza el humor para ocultar sus verdaderas preocupaciones o su lado más sensible; la manera en que cada noche se mueve inquieto en la cama y murmura palabras provenientes de sus pesadillas hasta que se acurruca en mi pecho y su respiración vuelve a ponerse normal, cómo también me observa siempre que piensa que duermo y la sonrisa se escapa de sus labios mientras acaricia mis cabellos…

Son pequeños gestos que siento que me pertenecen, le pertenecen a nuestro tiempo juntos y no quiero que nada de eso desaparezca.

—Reyes, yo…

—No quiero escucharlo. —Sus palabras son cortantes y noto como aprieta sus manos al volante hasta el punto que sus nudillos lucen blancos.

—¿Por qué?

—Porque tendremos cosas importantes hoy y simplemente no puedo escucharte ahora.

La alerta salta en mí al intenta, noto como en un inicio sus palabras fueron ¨no quiero¨ para luego pasar a ser ¨no puedo¨. Hay una gran diferencia entre ambas, una diferencia que acorde con nuestra situación actual indica que hay algo que me estoy perdiendo.

—¿Qué está sucediendo Reyes?

En ese instante el pequeño hibrido suelta un pequeño suspiro y al girar su mirada en mi dirección noto que sus ojos están tan apagados que la visión me aterra. Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa, pero ni siquiera eso logra calmar el instinto de alarma que crece en mi interior.

—¿Qué va a suceder minino? —Estira su mano y toca mi mejilla, su piel está muy fría—. Estoy cuidando tu lindo y apretado trasero, justo como dije que haría. Ahora no preguntes más, el viaje es largo.

Aparta su mano del tirón y vuelve a centrarse en la carretera, quiero hablar más, pero Reyes solo continúa ignorándome.

Pasan dos o tres horas cuando comenzamos a acercarnos al pueblo. Reyes dijo que deberíamos ir directo a la base que los sobrenaturales tienen en el edificio de policía, ahí estarían reunidos los líderes de clanes y los ancianos, sería el lugar exacto para volver a mostrar que sigo vivo; no pregunté cómo Reyes sabía de esta información, tan solo imaginé que su espía se lo dijo.

Al llegar, dejamos el coche a las afueras de la ciudad y me sorprendió no encontrar a casi nadie rondando por las calles mientras nos dirigimos a la estación de policía. No puedo sentir casi presencias sobrenaturales a los alrededores y eso me inquieta, es casi peor que si estuviésemos rodeados de personas.

Cuando entramos a la estación puedo sentir la energía de los líderes a lo lejos, pero el hecho que no haya guardias por los alrededores me molesta un poco más, este sitio siempre está bien protegido para que ninguno de los ancianos sea dañado por rebeldes o por los híbridos. Tanta tranquilidad debe ser alguna especia de trampa y Reyes tan solo camina frente a mí como si supiese a donde ir.

Sin poder soportan más tanta incertidumbre le tomo de la mano y le jalo a uno de los pasillos más cercanos que siento que está vacío, le aprisiono entre la pared y mi cuerpo y alzando su mentón le obligo a que me mire a los ojos.

—Hay algo mal aquí Reyes, no confío en esto. ¿Por qué estamos aquí?

—Todo está como debe, como quise que estuviera, confía en mí, prometí que iba a cuidarte.

No puedo evitar que la duda se inserte en mi cuerpo por sus palabras.

—¿Por qué te empeñas tanto en cuidarme?

Noto como las facciones de Reyes se tensan y traga en seco para luego alzar sus manos por mi pecho hasta rodear mi cuello. Cierro los ojos al sentir como sus dedos se enredan en mis cabellos y los aparta con suavidad de mi rostro, es la primera vez que lo hace y yo no estoy dormido.

—¿Sabes? —murmura por lo bajo—. Voy a aprovechar esto ahora que no hay nadie.

Sus ojos se muestran cálidos y por primera vez en el día de hoy noto como vuelve a ser el mismo Reyes de siempre, mi fierecilla. El híbrido se alza hasta colocarse en la punta de sus pies y pega sus labios a los míos, al inicio un poco tímido, como si tuviese duda de lo que hace, pero luego se apega más a mi cuerpo e introduce su lengua en mi boca.
Cierro las manos a cada lado de su cadera y comienzo a besarle con ansias, justo como he querido hacer en todo el día desde que despertamos abrazados y desnudos. Muerdo el labio de Reyes hinchándolo y provocando que sangre un poco en una de las comisuras, mi sangre solo se calienta cuando le escucho gemir. Acaricio sus mejillas y poco a poco me obligo a mí mismo a alejarme de él antes de que comience a desnudarlo en medio del pasillo.

—Yo confío en ti Reyes, pero no quiero que te vayas.

Noto que traga en seco y se aparte de mi tacto en ese instante.

EL híbrido pasa de estar serio a mostrar una sonrisa burlona, otra vez lo está haciendo, está ocultando cómo se siente y eso solo hace que me preocupe más.

—Te recuerdo que solo querías matarme. Ahora, deja de pensar esas cosas, tenemos que seguir.

Se aleja de mi lado y continúa caminando con aire muy decidido, cuando llegamos a la habitación donde los ancianos suelen hacer las reuniones Reyes abre la puerta de par en par y entra como perro por su casa. La tensión se apodera de mi cuerpo a ver el rostro de Brandon y otros cambiaformas ahí, sin embargo, siento gran alivio y entro al interior cuando Dereck, Ryan y Tobías salen corriendo en mi dirección y mi hermano me atrapa entre sus brazos para abrazarme, yo solo soy capaz de devolver el gesto de afecto.

—¡Dios Santo! —exclama Ryan entre sonrisas—. ¿Dónde diablos estabas?

—Yo…

Pero no puedo terminar de hablar, antes de darme cuenta quien habla es Reyes y, al dar media vuelta, siento mis piernas temblar al ver como lo esposan.

—No llegue a matarlo así que no sean llorones, —su sonrisa inunda su cara, pero es fría y distante, llena de odio—. Su lindo culo era para negociar, nunca pensé en matarlo, aunque si el anciano Brandon no hubiese llegado esa noche quizás si habría terminado de desangrarlo.

Giro mi mirada a Brandon quien se acerca a mí para abrazarme y su rostro está lleno de lágrimas. El aturdimiento comienza a inundar mi cuerpo, no entiendo que cojones está sucediendo aquí.

—Mi sobrino, pensé que estabas muerto. —Brandon acaricia mi rostro y yo solo retrocedo y me lanzo hacia Reyes para alzarlo por el cuello de la ropa y poder susurrarle sin que me escuchen.

—¡¿Qué mierda estás haciendo Reyes?! ¡Sabes que nada fue así!

—Yo soy el villano Dylan—susurra— ¿qué más esperabas de mí?

Mis manos se quedan heladas y siento mi sangre arder cuando Reyes vuelve a hablar, pero esta vez alzando su voz.

—Llevaba meses queriendo matarte, solo no lo hice porque tú tío me ofreció un trato, dejarían ir a mis hombres por traerte, así que no jodas más minino, ¡por fin me estoy deshaciendo de ti! Fue una puta mierda cuidar que no murieses.

Siento la mano de Dereck envolver mi cuerpo y alejarme de Reyes en el mismo instante que los ojos de este último muestran algún tipo de dolor y, mientras que varios guardias llegan para llevarlo a prisión solo escucho al híbrido murmurar una palabra: ¡Adios!

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