Capítulo 14 (Ryan)
Los días continuaban transcurriendo y no paraba de sentir la sensación de que me vigilaban a cada segundo: En la cabaña, en el taller, en el bar de Michael...en todos lados. Sin embargo, cada vez que volteo para comprobar, no encuentro a nadie detrás de mí.
Comenzaba a pensar que se trataba de la tensión jugándome una mala pasada. He tenido mucho trabajo últimamente aumentando la seguridad del pueblo y de sus integrantes. Las reuniones con los cambiaformas y los vampiros no cesaban y siempre había alguna que otra pelea entre aquellos que aún no estaban dispuestos a trabajar juntos. Incluso enviamos nuevamente a algunas patrullas de rastreo en busca de nuevas pistas, tomando como punto de partida las recientes suposiciones.
Por otro lado, sigo sin saber nada de mi hermano desde el día de la discusión en la morgue y comienzo a temer que le hubiese sucedido algo. Zack, Nolan y Tobías eran la única familia que me quedaba y no sabría cómo vivir si les sucediese algo a alguno. Intento consolarme con el pensamiento de que Zack solo está armando un berrinche de niño pequeño y anda en algún bar por ahí.
«¡Mierda Todo!».
Necesito desconectar la mente por lo que le dije a Tobías que hoy pasaría el día trabajando un poco en el taller de mecánica. Sé que suena raro: trabajar para relajarme, nadie se lo creería. No obstante, ese taller y el trabajo son los dos hechos más normales de mi vida en estos momentos. En los últimos meses no me he acercado al negocio y ya empieza a acumularse el trabajo. No puedo dejar que el taller vaya a la quiebra cuando, prácticamente, recién acabo de inaugurarlo.
Antes de llegar a mi destino hago una breve parada en el The Millennium, el bar de Michael, deseo conversar un poco con mi amigo, además, quizás el tuviese alguna noticia de Zack, a pesar que no se llevaban muy bien y dudaba que Zack le llamara confió bastante en las habilidades de rastreo de Michael y lo más probable es que supiera donde estaba.
El bar se encuentra vacío a excepción de una persona que se halla sentada en la barra, al acercarme más noto que se trata de Derek, que por las facciones de su semblante tal parece estar de los nervios debido a algún tipo de discusión con mi amigo.
—Hola chicos, ¿qué ocurre? —pregunto intrigado por la alteración de ambos, la primera vez que conocí a Derek jamás imaginé que pudiese molestarse de esta manera.
Siempre imaginé al cambiaformas como un ser imperturbable y demasiado sereno, quizás de aquellos que matan sin ningún tipo de emociones, después de todos ha sido entrenado para eso. Sin embargo, ahora mismo su ceño está tan fruncido y sus puños tan apretados que parece que la guerra se desatará en cualquier momento. No dejo de mirar de uno a otro con preocupación.
—El gatito y yo estábamos analizando las posibilidades de expandir la búsqueda a nuevos territorios —contesta Michael sin apartar sus ojos azules de los verdes de Dereck.
Esto también es raro verlo, Michael tiene un carácter muy extrovertido, pero suele ser alegre y divertido, tampoco es muy común verle así de enojado. Quizás lo mejor sea intervenir.
—Me parece bien ¿Cuál es el problema?
—Que el teñido de tu amigo —responde Derek ahora, incluso yo me sobresalto cuando le escucho alzar la voz—, Es más terco que una maldita mula.
— ¡Vete a la mierda! —grita Michael —, Ya está el sarnoso burro hablando de orejas ¿no?
Esto no iba a terminar bien, Michael siempre reacciona como una furia cada vez que le mencionaban que el dorado de sus cabellos es teñido, pero esta es la primera vez en toda mi vida que lo veo insultando a alguien de manera muy directa, generalmente tan solo utiliza algún tipo de burla o tono sarcástico. Además, por lo poco que conozco a Dereck supongo que él tampoco suele ofender con facilidad.
«¡Tengo que hacer algo ya!».
—Cambiando de tema. —Trago en seco esperando que mi intervención funcione— ¿Saben algo de Zack?
¡Bingo! Logro que ambos dejen de lanzarse rayos con las miradas y en lugar de ello me observan preocupados.
—Pensé que habías hablado con él. — El lobo es el primero en hablar.
—Luego de la discusión de la última vez no he vuelto a saber de él.
—Si deseas puedo ordenar a un grupo que salga en su búsqueda— ofrece Dereck.
—Te lo agradecería.
Al notar que mis acompañantes vuelven a mirarse con tono desafiante decido que es mi momento de salir corriendo antes de que esos dos comiencen una guerra mundial entre ellos y termine yo en medio del fuego cruzado.
«¿Qué mosca les ha picado?».
Aún fuera del bar soy capaz de escuchar la discusión de ambos. No sé qué diablos les pasa, pero su comportamiento se dividía entre lo preocupante y lo divertido. Quizás si no fuese peligroso para mí me hubiese quedado un rato más para reírme de la pelea entre el cambiaformas y el licántropo.
Llego al taller solo un par de minutos después de mi paso por el bar. El sitio se está lleno de polvo y suciedad debido al tiempo que lleva cerrado. Por lo visto tendré que realizar una profunda limpieza antes de ponerme a trabajar.
«¡Qué divertido!».
Abro todas las ventanas para que circule el aire y entre la luz del sol. Con una vieja escoba barro un poco, principalmente la zona de trabajo, y con un trapo húmedo limpio los cristales de la entrada, nada mejor que darles una buena imagen a los clientes. Cuando más concentrado estoy en mi labor vuelvo a sentir la presencia que me ha estado espiando estos últimos días, mis instintos saltan alterados y los bellos de mi cuerpo se erizan como si esperasen el instante justo para transformarme a lobo. Me preparo para atacar a la mínima señal, no pienso dejar que esa presencia, sea lo que sea, vuelva a escapar.
Cuando volteo para lanzarme sobre mi opresor tengo que obligarme a mí mismo a parar mi ataque repentinamente dado que la persona detrás de mí no es otra que mi hermano. Trato de recomponer mi respiración agitada y esconder mis garras que ya estaban listas para despedazar.
— ¡¿Quieres matarme del susto?! —grito alterado, trate de mirar disimuladamente detrás de él cómo esperando a que alguien más aparezca para atacarnos a ambos, pero no pasa nada, incluso la sensación se desvanece un poco.
«¡Mierda! ¡Lo he vuelto a perder!».
— ¿Qué ocurre? —pregunta Zack observándome fijamente con el ceño un poco fruncido.
Considero por varios segundos en que respuesta darle, no quiero alertar a nadie con mis paranoias no confirmadas.
—Pensé que eras otra persona. —Es lo único que le respondo.
El ambiente comienza a tornarse incómodo y tenso, el silencio reina en la estancia, ninguno da el primer paso para hablar. Tan solo nos quedamos callados unos minutos mirándonos fijamente. Al final decido ser yo el que dé su brazo a torcer, esto tiene que terminar de alguna manera.
— ¿Dónde has estado? —exijo saber, quizás mi tono un poco rudo no es el más apropiado para una posible reconciliación, pero la verdad es que me da igual.
Trato de continuar con mi trabajo para que Zack no perciba mi enojo, aunque creo que es tarde para eso y a él tampoco le interesa.
—Eso no es lo importante. Necesito hablar contigo.
La cólera sube por mi sangre haciéndome olvidar la poca calma que me queda. Había estado desaparecido durante días sin decir ni una palabra y ahora quería conversar, tan calmado y sin explicaciones previas. Espero que por lo menos ofrezca una disculpa.
—Quiero que rompas con el vampiro.
«¡Ok! No viene a disculparse».
Su nivel de descaro solo aumenta más mi enojo. Zack tiene mucho que explicar y esto es lo único que se ocurre decir.
—Lo que haga con mi vida privada no es asunto tuyo ni de nadie, soy libre de estar con quien desee— contesto de mala gana.
Quiero girarme y volver a mi trabajo, pero Zack me lo impide sosteniéndome de la mano y obligándome a no apartar la mirada de él. Estoy a punto de decirle que se largase nuevamente, total, por lo visto mi preocupación por su bienestar no sirvió para nada y él no está dispuesto a ser razonable. Sin embargo, la expresión de su rostro me detiene de soltar toda esa sarta de palabrerías.
Ya no se muestra severo, sino dolido. Su agarre en mi brazo no posee la misma firmeza que antes, todo lo contrario, ahora puedo percibir como tiembla.
— ¡No es justo! —Exclama — ¡No lo es!
Yo permanezco sin responder, me desconcierta verlo así, nunca le he visto tan afectado y lo peor es que no sé por qué. Me niego a creer que toda esa muestra de dolor sea por un tonto antiguo rencor entre clanes. Como yo no respondo nada él solo continúa hablando.
—Yo he estado a tu lado toda mi vida, apoyándote, dándote el tiempo suficiente a que te dieras cuanta de lo que significabas para mí. —Traga en seco—. Y estaba dispuesto a seguir esperando, pero tenías que joderlo todo ¿no?
— ¿Qué dices? —No puedo creer sus palabras y mucho menos lo que estás significan.
—Te quiero, eso digo. Él ni siquiera es seguro, es un vampiro, yo sí puedo hacerte feliz y el clan me aceptaría.
Estoy en shock. Esta situación parece una total pesadilla, que Zack esté diciéndome esto, entre todas las personas del mundo, jamás lo esperé de él. Es simplemente imposible, o por lo menos eso creía yo.
—No digas esas locuras, eres mi hermano. —Intento que mi voz suene serena y lógica.
—¡Joder! ¡Quítate eso de la cabeza! — Su furia va en aumento cada vez que escuchaba la palabra hermano—. Soy un huérfano criado por tus padres.
—¡Pero siempre te quise como a un verdadero hermano! — Me desespero, esta discusión se sale de control y no creo poder hacer nada para solucionarlo. No me gusta el camino que va tomando, porque simplemente no le hallo un buen final.
—No soporto verte con esa rata inmunda, ver como lo buscas con la mirada, como lo defiendes delante de todos. No te merece y si me dieces una oportunidad verías todo lo que puedo ofrecerte.
Da un paso hacia mí colocando la palma de su mano en mi mejilla para acariciar mi rostro. Me encuentro paralizado, no sé cómo reaccionar o qué responder. Sin embargo, cuando veo que acercaba sus labios a los míos, recuerdo que soy el alfa y saco las fuerzas suficientes de mi lado lobo para detenerle.
—¡Ya basta! — Mi voz es tajante y Zack se detiene en ese mismo instante.
—Ryan, piénsalo bien, nosotros dos juntos podríamos gobernar todo el territorio.
—Eres mi hermano, y por ello te tengo mucho cariño, pero nunca serás nada más, solo amo a una persona ahora y siempre.
— ¿Es tu última palabra? —pregunta Zack retomando su mirada severa e intentando disimular el dolor de su voz.
—Lo es.
—Espero que no te arrepientas de tu decisión.
Diciendo estas palabras da media vuelta y se marcha dejándome solo con mis pensamientos y con la sensación de que mi pequeña familia se acaba de romper de una forma irreversible.
«Acabo de perder a mi hermano».
Me es imposible continuar mi trabajo como si no hubiese pasado nada. Ni en mis peores temores o pesadillas imaginé que algo así me ocurriría a mí. Me siento culpable, por una parte: Durante años estuve tan ajeno de todo lo que me rodeaba que fui incapaz de percibir los sentimientos de Zack, le hice daño...y de seguro más de una vez.
Ahora entiendo la verdad: Todo el insulto hacía Tobías no era solamente por ser un vampiro, sino porque yo me había enamorado de él. Incluso Tobías logró percibir que se trataba de eso y yo seguía sin darme cuenta ¿Cuántas personas se habrán dado cuenta de ello antes que yo? Me siento como un maldito egoísta.
Regreso a la cabaña sumido en un profundo silencio, no sé qué hacer o qué pensar. Tobías se encuentra en la sala mirando la televisión, casi al instante de verme se percata de que algo no va bien y la preocupación se refleja en su rostro. Viene a mi lado y me abraza.
— ¿Qué ha pasado? —Es lo único que habla. Aunque puede leer mis pensamientos me da mi privacidad y la opción de ser yo quien le cuente las cosas.
—Yo...—No estoy seguro de que debo decirle—, He hablado con Zack. — Tobías continua sin mencionar palabra, solo espera a que yo termine de contarle—. Se me ha declarado.
Sigue sin decir nada, tan solo vuelve a abrazarme y eso es todo lo que en verdad necesito, pero me siento incapaz de decírselo.
—Siento que ya nada volverá a ser como antes.
Permanecemos en un profundo silencio por unos segundos, necesito agradecerle por estar a mi lado, por apoyarme, por no juzgarme... Sin embargo, en estos momentos, soy incapaz de pronunciar palabra alguna. También me preocupa la opinión que pueda tener Tobías sobre todo el asunto.
— ¿Que deseas hacer? — Es todo lo que pregunta.
—Lo siento, pero me gustaría estar un rato solo para pensar en todo lo sucedido.
—Lo entiendo.
Tobías lentamente se aleja de mí y en ese mismo momento me arrepiento de mis palabras, pero me mantengo en silencio. Sé que vuelvo a lastimarlo con mi actitud, lo único que deseo es que pase la noche conmigo y que me abrace muy fuerte, pero en verdad necesito aclarar mi propia mente.
—Si te hace falta algo no dudes en llamarme— dice antes de salir abrir la puerta, yo solo asiento con la cabeza.
Tobías se marchó dejándome solo con mis pensamientos. Me encontraba tan abstraído en ellos que fui incapaz de percibir como fuera de la casa mi chico estaba siendo atacado y secuestrado.
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