Capítulo 14
Declan
Despierto confundido y agitado con un fuerte dolor en el pecho. Todo a mi alrededor da vueltas y demoro varios minutos en percibir que ya no me hallo en el bosque. Puedo sentir los latidos de mi corazón a través de mis venas y en mis oídos cuando visualizo el sitio a mi alrededor. Estoy en una habitación común y corriente, ni siquiera es la habitación de un hospital, sino en una casa.
Las paredes estaban pintadas en tonos claros, la cama era sumamente suave y me cubría una cálida corcha; el olor que reinaba en el aire no tenía nada que ver con el oxigenado o de muerte que suele existir en los hospitales, sino que un suave aroma de lavanda, jazmín y algo más reinaba en el aire. Intento concentrarme para identificar los últimos aromas, pero mi cabeza sigue nublada, huele a tierra, un poco de sangre mezclada con vainilla y canela y gato...
—Deberías descansar un poco más, te ves demasiado agotado.
«Samson» ¡Eso es! Los últimos olores, son los suyos...
Me siento de un salto en la cama para buscarle con la mirada; sin embargo, el repentino movimiento envía a mi cabeza de paseo. El mareo y las náuseas llenan cada uno de mis sentidos y debo de apoyarme en una de mis manos para evitar que mi cuerpo caiga por completo en la cama por segunda vez. Donde hasta hace unos segundos observaba una clara habitación, ahora todos los objetos a mi alrededor parecen curvos y en movimientos por el malestar.
—Ten cuidado pequeño. —Las manos de Samson rápidamente rodean mi cuerpo para instarme a recostarme en la cama, pero niego con la cabeza fijando mis manos sobre su cuerpo.
A medida que el mareo desaparece solo puedo sentir el temblor en mis manos debido a los recuerdos que me invaden. Christian en el bosque, intentando convencer a Samson de que se largara con él a cambio de mi cura. Ahora que mis nervios se van calmando, puedo sentir como, aunque mi energía se siente estable de momento, puede descender en cualquier instante. El enfrentamiento con las Moiras y, acto seguido, el encuentro con los híbridos y con Christian me llevó más al límite que cualquiera de las situaciones en las que me halla hallado el último mes. Pensar que pudieron quitarme a Samson fue un punto detonante y no me hubiese preocupado crear una ola de energía siempre y cuando le hubiera dejado a salvo. Así que no me importa sentirme débil ahora, no me importa que mis latidos vayan disminuyendo.
Solo quiero tenerle a él en este momento.
—Gracias al cielo. —Por fin logro encontrar las palabras atascadas en mi garganta—. Tenía tanto miedo. —Abrazo a Samson, apretándome con fuerza a su pecho—. Tuve miedo de que te fueras y no poder detenerte por estar inconsciente.
Noto como el cuerpo de Samson se tensa un poco; no obstante, sus manos rápidamente envuelven mi cuerpo de una forma dulce, como si tuviera un delicado y hermoso objeto entre sus manos.
Siento sus suaves labios rozando mi frente y mi respiración deja de ser agitada para volver a la normalidad.
—No me habría ido, por nada del mundo te hubiera dejado ahí en la forma que estabas. —Sus dedos suben hasta mis mejillas rozando el pulgar en la zona baja de mis ojos—. No tenías que haberte transformado, quedaste muy débil bebé.
Niego fuertemente con la cabeza.
—Hicieron todo eso para tenerte, era una trampa. —Alzo la mirada a sus oscuros ojos que ahora me observan de forma detenida, casi con dolor—. No iba a permitirlo, no iba a dejar que te llevaran. —Me aprieto más a Samson jalándole para que se acerque más a la cama—. ¿Qué sucedió luego de que me desmayé?
Me molesta tanto no saber cómo culminó la conversación de Christian y Samson que casi puedo sentir que mi furia vuelve a surgir. El muy rata del cabrón Dios le ofreció un trato lleno de mentiras y ruin. Si de verdad hubiese alguna posibilidad de detener mi cuenta atrás ya la habríamos descubierto.
Samson aparta su mirada de mis ojos unos instantes y noto como vuelve a tensarse durante pocos instantes. Sus labios se aprietan con fuerza, de tal manera que parecen solo una fina línea, su mirada luce entrecerrada y no puedo evitar tener un mal presentimiento. Pero, cuando Samson vuelve a centrarse en mí, todo cambia.
Una suave sonrisa destella en sus labios, los cuales bajan con suavidad hasta rozar los míos. Su cuerpo desciende recostándose a mi lado en la cama, boca arriba, tumbándome sobre su pecho y con sus largos y ágiles dedos acariciando mis pequeños rizos rubios. El dedo pulgar de su mano libre juega con la comisura de mi boca y un ligero escalofrío recorre mi columna por la enorme y descomunal dulzura, por no mencionar mi respiración agitada y el deseo que inicia a formarse dotando a mi cuerpo de un atisbo de energía que no sabía que aún conservaba.
Saber que Samson sigue conmigo me ayuda a encontrar la energía para mantenerme estable, aunque, en el fondo, sé que no será algo duradero.
—Cuando estaba la pelea y logré transformarme los híbridos me arrastraron a una zona apartada del resto. —Inicia a decir el leopardo y no puedo disimular el gruñido de furia que se manifiesta ante el recuerdo—. Pero era extraño, solo me alejaron, ni siquiera comenzaron a atacarme hasta que apareciste en tu verdadera forma e incluso, en ese momento las heridas eran superficiales.
Frunzo el ceño y alzo un poco la cabeza mirando el hombro de Samson, le habían herido ahí en el claro y ahora, a pesar de que no olía a sangre fresca, puedo ver la venda que cubre la extremidad en un claro aviso de que le curaron.
Suspiro.
—Fue Christian, lo planeo todo —confieso las conclusiones a las que llegué en medio de la pelea.
—¿Qué quieres decir?
Vuelvo a recostar mi cabeza sobre su pecho para sentir las suaves caricias antes de volver a hablar.
—Cuando Liar nos secuestró a todos hace meses en la cueva dijo varias cosas, entre ellas que alguien quería verme derrotado, pero no muerto, al menos no aún. —Enredo mis dedos en la camisa de Samson buscando la fortaleza para continuar hablando—. Deseaban verme sin poderes y le dijeron a Liar como lograrlo con las runas, incluso le dijo como acelerar mi muerte con ellas, es por eso que estoy perdiendo los poderes tan rápido —Una pausa, silencio por parte de ambos, sé que estamos interiorizando mis palabras, más ahora que el fin parece estar tan cerca, luego de pocos segundos prosigo—. Al inicio no me di cuenta, no lo pensé demasiado debido al embarazo de Robert, pero ahora me percato que fue Christian quien ayudó a Liar, quien más sabría sobre las runas y quería matarme. Sin embargo, como Dios de la nada Christian no puede usar las runas en otro de su especie, necesita un intermediario; te necesita a ti y herirme fue la manera en que lo está intentando conseguir. —Levanto la cabeza recostando mi mentón en su pecho para observarlo más detenidamente—. ¿Qué te dijo cuándo me desmaye?
Silencio, esa es la única respuesta de Samson por unos segundos y puedo deslumbrar la duda en sus penetrantes ojos negros hasta que por fin habla.
—Siguió repitiendo que podía curarte si me iba con él, una mano limpia la otra, ojo por ojo; me necesita tanto como yo a él.
Esas palabras me alarman y antes de darme cuenta estoy casi que sentado sobre Samson, agarrando sus mejillas con fuerza entre mis manos.
—¡No puedes creerle! —exclamo casi con ira—. Christian no es de fiar, quiere utilizarte, no dejes que yo sea la excusa para ello. ¡No puedes ir con él!
Las manos de Samson me tocan con tanta suavidad el rostro que me hacen percibir lo agitado de mi respiración. Samson se sienta sin quitarme de encima de él, sus dedos jugando con el cuello de mi ropa, su mirada evaluadora recorriendo mi figura. Tanta calma demuestra lo nervioso que me estaba poniendo, mi corazón late desbocado. Samson se inclina con suavidad rozando sus labios con los míos. No es la posesión que hemos compartido los últimos encuentros, la necesidad salvaje ¡No! Más bien es calidez, dulzura y pertenencia.
—Tranquilo cariño, estoy aquí contigo ¿Verdad?
—Prométemelo gatito, hazlo —exijo.
—Prometo que estaré aquí contigo todo el tiempo que pueda.
Asiento nervioso con la cabeza mirando todo a mi alrededor de nuevo.
—¿Dónde estamos?
—En casa de Reyes y Dylan.
—¿Reyes y Dylan? —interrogo sorprendido. No es para menos, por muchas veces que haya estado cerca de este lugar es difícil pensar que Reyes vive aquí y no en una cueva llena de calaveras y sangre, con murciélagos en el techo y un armario lleno de elementos de tortura, de seguro eso le gustaría —¿Están abajo? —Vuelvo a preguntar, se siente todo demasiado tranquilo.
—No están aquí, se fueron a casa de Logan a jugar con los niños, les pedí que me dejaran un tiempo.
Miro a Samson con curiosidad y me doy cuenta que sus manos están temblando un poco. De un momento a otro es como si pudiese sobreponer mi propio malestar, lo único que importa ahora es su propio nervio.
—¿Qué ocurre gatito?
El rostro de Samson se oculta en mi cuello y debo cerrar los ojos por el estremecimiento que me recorre cuando siento su aliento contra mi suave piel.
—Casi muero cuando te vi en el suelo. —sus manos se aferran a mi cintura—. No quiero verte así nunca más, tenía miedo cuando te desmayaste.
La comprensión llena mi mente; no debió ser fácil para el cambiaformas verme arrojado en el suelo todo pálido y sin conciencia. Estuve más cerca del mundo de los muertos que de la propia vida en este caso. Vuelvo a acariciar el rostro de Samson hasta lograr que alce la mirada y al hacerlo devoro sus labios con un poco más de ansias que la vez anterior. Mis dedos sujetando con fuerza su piel a medida que mi lengua exige entrar en su boca a explorar, a que se abra a mí para poder saborearle. La respiración de Samson se comienza a entrecortar, sus dedos agarrados a mis pantalones con tanta intensidad que puedo sentir el sonido de la tela romperse. Solo eso hace que me aleje un poco para que ambos podamos volver a tomar aire.
Los ojos de Samson se encuentran cristalinos y puedo oler el deseo, la necesidad y la lujuria en su cuerpo.
—Samson, estás herido, será mejor...
—Te necesito —susurra sin dejarme terminar de hablar—. Necesito sentirte vivo contra mí, por favor.
Asiento, me doy cuenta que esas palabras evidencian el anhelo que sentimos ambos en este mismo segundo. Yo también lo necesito, demasiado. Voy a bajar las manos para desatar sus pantalones, pero los dedos de Samson agarran los míos con fuerza. Alzo la vista para mirarle confundido.
—Pensé que querías esto...
La duda debe de verse sumamente reflejada en mi rostro, pero el leopardo solo sonríe.
—Quiero que sea como en los viejos tiempos.
No comprendo, pero al permanecer sus ojos fijos en mi figura y en mi entrepierna, mis mejillas inician a sonrojarse al entender el verdadero significado de sus palabras. Lo que Samson en verdad quiere, lo que provocó cada uno de mis sueños lujuriosos después de nuestro primer encuentro íntimo.
—Mi cuerpo ya no es el de antes —susurro lleno de inseguridades y, como siempre con este hombre, me siento tan nervioso como si estuviera a punto de perder mi virginidad —. ¿Y si no te gusta?
Samson ríe como si hubiera pronunciado las palabras más estúpidas del mundo. A pesar de ello, sus ojos solo muestran amor puro.
—No hay nada en este mundo que se trate de ti y no me guste —se acerca al punto que sus labios murmuran al mismo tiempo que rozan con los míos—. Te extrañe tanto, te he necesitado tanto, no hubo nadie después de ti, solo podías ser tú.
Esas palabras provocan un nudo en mi garganta y siento ganas de sollozar, pero no ahora, no en este instante.
—Para mí también solo puedes ser tú. —Le miro directo a los ojos—. Nunca he conocido al destino personalmente, pero, si creo en él es porque te puso en mi camino.
Las manos de Samson vuelven a lanzarse sobre mi ropa de forma desgarradora a la par que sus labios chocan con los míos en un beso lleno de necesidad y deseo. Esta vez no le detengo. Puede que yo esté débil por mi falta de energía y él por su herida en el brazo, quizás luego enferme por gastar mis pocos recursos; pero no me importa. Ambos nos necesitamos y eso es todo lo que está correcto en este momento.
Empujo a Samson sobre la cama para que caiga boca arriba de frente a mí. Sus labios lucen hinchados y besados correctamente, sus mejillas lucen rojas a pesar de su piel bronceada; el hombre es una provocación andante y ahora es todo mío. Comienzo a desabrochar su camisa y pantalón con un poco más de delicadeza que la que él demostró en mi ropa y, debo de admitir, fue mortalmente divertido ver la desesperación en sus ojos por mi lentitud.
Éramos un manojo de manos y dedos intentando desnudarnos. Cuando logramos hacerlo me tomé par de segundos para admirar la belleza de su cuerpo desnudo. Mis labios iniciaron a descender por su pecho prestando especial atención en los pezones. Mientras mis dientes mordían, estiraban y provocaban uno de ellos, mi mano jugaba con el otro simulando los mismos movimientos. Cuando por fin estuve satisfecho con el trabajo, fui alternando hasta dejarlos hinchados y sensibles para mí.
—Siempre tan sensible gatito.
Mi boca continúo descendiente, dejando un rastro húmedo con mi lengua y algunos besos. La espalda de Samson se arqueo para otorgarme más acceso a su figura. No puedo evitar sentirme como el maldito hombre más afortunado del mundo ahora mismo. Samson es un líder poderoso y frío, con mano fuerte a la hora de tomar decisiones para el mundo sobrenatural. Es lejano e inalcanzable; sin embargo, ahora se encuentra delante de mí, abriendo sus piernas deseoso de tenerme. Sus manos envueltas alrededor de mis cabellos dirigiendo mi cabeza hacia su bajo vientre y los sonidos de sus jadeos llenando el silencio que nos rodea.
Sigo bajando mi cabeza y paso de largo de su polla, siento su gemido frustrado y alzo la mirada para encontrarme con sus ojos entrecerrados.
—No voy a concentrarme en tu pone ahora gatito. —Acaricio la cabeza húmeda de pre semen del mencionado miembro—. Por muy tentador que sea, quiero probar otra parte de ti. —Mis dedos siguen bajando, pasando sobre sus bolas y un poco más abajo hasta llegar a su pequeño y apretado agujero en el trasero; aprieto mi dedo sobre la cálida entrada, pero no llego a penetrarlo, no es la idea, no de momento—. Quiero probar aquí primero. Te quiero boca abajo, ahora.
La orden sale de mi boca casi de manera imponente. Samson no demora en obedecer, su rostro se pega a la almohada al mismo tiempo que alza sus caderas en el aire abriendo sus piernas y rebelando esa pequeña abertura que provoca que mi boca se haga agua. Puedo sentir mi propia polla humedecerse de la necesidad y debo de agarrar la base de mi pene para no estallar aquí mismo o esto culminará siquiera antes de haber iniciado.
Estaba tan absorto mirando el exquisito trasero que no me percaté que Samson se movía hasta que sentí que estiraba su mano en mi dirección. Alcé la mirada para verle ofrecerme un pequeño pomo y, al comprobar la etiqueta, mi sonrisa no pudo extenderse más.
—¿El gatito venía preparado? —interrogo cuando tomo el pomo de lubricante entre mis manos.
—Reyes me lo dio, por si era necesario —Aparta la vista, sin embargo, soy capaz de ver sus mejillas encendidas—. Solo hazlo.
Asiento y destapo la botella de plástico. El olor a fresas llena mis fosas nasales y cuando leo la etiqueta por segunda vez me percato que el líquido posee sabor a fresas. Esto será divertido. Vierto un poco entre la grieta del trasero de Samson y puedo escucharle gemir debido a la frialdad del líquido. No obstante, no le doy tiempo adaptarse; antes de que pueda decir nada desciendo mi lengua hacia su apretado culo devorándole con ansias casi animales. Samson gime de placer empujando más su trasero hacia mi rostro, pero sostengo sus caderas con fuerza. Este soy yo, igual que nuestra primera vez, dominante y disfrutando de ver a mi hermoso gatito perder la cabeza solo por mi toque. Introduzco más mi lengua y, más allá del sabor de las fresas, puedo sentir el sabor de Samson, su propia esencia exquisita.
Introduzco un dedo junto con mi lengua aprovechando la suavidad de la piel debido a la saliva y al lubricante. Intentando abrirle poco a poco, creando espacio para lo que vendrá después. Acaricio mi dedo en su próstata y sonrío por lo bajo cuando Samson brinca y se retuerce del placer. Al primer dedo se la suma un segundo, retiro mi lengua y comienzo a abrir y cerrar formando tijeras.
—Declan —jadea—. Necesito más.
—¿Qué necesitas bebé? —provoco.
—A ti.
Río y beso la zona baja de su espalda.
—Tu siempre me has tenido a mí.
Pero sin poder contenerme por más tiempo yo mismo, saco mis dedos del trasero del leopardo y agarrando mi pene lo coloco en su entrada. No se puede comparar al de mi verdadera forma, es un poco más pequeño, sin embargo, posee un grueso que estoy seguro que llenará al gatito por completo.
Comienzo a empujar lentamente sin querer lastimarle, pero Samson no parece de acuerdo con esa decisión y utilizando su fuerza de cambiaformas se impulsa haca atrás clavándose hasta la base de mi pene.
—¡Mierda! —jadeo por el repentino placer—. Tan apretado bebé, tan bueno.
El calor de Samson me absorbe y, cuando estoy seguro de que no me correré en el primer movimiento, agarro sus caderas con fuerza y las utilizo de apoyo para comenzar a embestirle. Samson es más grande que yo con mi cuerpo actual, así que recurro a un poco de mi fuerza divina para poder. Sonidos de jadeos y gemidos llenan la habitación, nuestros cuerpos fusionándose como uno solo. Moviéndose a la par y combinados. Puedo ver como las garras de Samson se expanden encajándose en la cama y me doy cuenta que necesito más que esta simple posición.
Salgo de su interior y, ante de que el cambiaformas pueda soltar cualquier quejido, utilizo mi fuerza para voltearle de manera que quede boca arriba, su mirada frente a mí, nuestros ojos cruzándose y nuestras manos con la posibilidad de explorar nuestros cuerpos. Samson rodea mi cintura con sus piernas y yo vuelvo a introducirme en él, en esta ocasión su carne haciendo menos resistencia a mi erección. La polla de Samson brilla por el líquido preseminal y la rodeo con mi mano para abrazarla al mismo tiempo que mis embestidas golpean el punto de máximo placer en su interior.
Somos un enredo de manos, piernas, sudor y jadeos. Sé que no voy a durar demasiado, por lo que agilizo los movimientos de mi mano en Samson. El pequeño gatito parece no poder contenerse más y, cuando va a correrse, sus manos agarran mis hombros para jalarme contra él. Puedo sentir sus colmillos atravesando la piel de mi hombro, marcándome, duele un poco; sin embargo, sentir su mordida junto con su orgasmo emanando de su cuerpo provoca mi propio placer y alcanzo mi propio clímax rellenando a Samson por completo con mi corrida.
Continúo envistiendo, hasta terminar y luego caigo sobre el cuerpo del gatito que no dura ni un solo segundo en rodearme con sus brazos y abrazarme con fuerza. Me siento sumamente agotado por el exceso de energía y, cuando la adrenalina del momento desaparece segundos después todo mi cuerpo duele, pero incluso si me quedo sin una pizca de poder todo habrá valido la pena solo por este momento.
—Estás ardiendo.
El susurro de Samson llega acompañado de suaves caricias y besos, alzo mi mirada para intentar sonreírle.
—Creo que me excedí un poco, pero me voy a recuperar pronto.
Eso digo, pero siento algo quebrado en mí. La transformación del bosque me robó más poder del que esperé en un inicio y mi descontrol ahora no ayudó demasiado, así que ambos sabemos que miento, pero ninguno lo saca a la luz.
Los ojos de Samson me observan con una mezcla de complacencia por el orgasmo y una tristeza que no termino de definir. Voy a preguntarle, pero el gatito se adelanta.
—Quiero que me prometas algo.
Eso me hace parpadear asombrado y, como estoy muy débil para incorporarme, alzo más la cabeza.
—¿Qué sucede Samson?
—Prométeme que nunca vas a odiarme.
—¡¿Qué...?! —Inicio a preguntar, pero una aguja que no había visto hasta el momento se clava en mi cuello inyectando un fuerte líquido que me hace sentir mareado.
—Lo siento —llora Samson—. Necesitaba pertenecerte una última vez. —besa mis labios con suavidad, las palabras quieren salir de mi garganta, pero el sueño de la droga es muy grande—. Él me prometió salvarte y yo no puedo dejarte morir, te amo mucho.
Quiero responder, pero siento que pierdo el conocimiento. Lo último que recuerdo, son las lágrimas de Samson cayendo por sus mejillas.
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