Capítulo 13
Declan
Aun soy capaz de sentir la ira y la furia rugiendo en mi interior, la sangre hierve en mis venas y la ola de poder que emanó en ese momento no ha terminado de desaparecer por completo. Debo de apretar los puños con fuerza para evitar que el núcleo de poder termine de explotar, eso daría más problemas que soluciones en este instante. Sin embargo, es difícil. Ya no era solo Christian, las Moiras también exigieron a Samson a modo de pago a cambio de ofrecer la cura a mi pesar.
A pesar de que no mencionaron su nombre no dudé que se referían a él ni por un solo segundo ¡Ridículo! ¿Cómo si realmente hubiese existido alguna posibilidad de que hablasen de otra persona?
Las palabras de las tres terroríficas mujeres fueron más que claras.
«Tu mayor anhelo». A vistas de cualquier ser, quizás, pudieron de existir disimiles posibilidades; no obstante, la única imagen que vi ante mis ojos cuando las palabras llegaron a mis oídos fue el rostro de Samson. Su sonrisa altanera, pero que combina a la perfección con el brillo emotivo que suele esconderse en sus pupilas; la serenidad de sus rasgos cuando duerme o está leyendo algún libro, el tormento por el que pasa cuando debe de tomar elecciones difíciles a pesar de que sean correctas...
No importa si fue antes o después de estar con él, justo como le dije, Samson siempre será mi mayor anhelo. Mi necesidad superior.
Cierro los ojos e intento volver a relajarme a la par que continuamos corriendo detrás de Reyes.
«No es momento para perder los nervios». Me regaño por segunda vez.
Los híbridos nos están atacando y no pudieron llegar en el momento menos oportuno. ¿Por qué ahora? Estábamos todos débiles, o más bien distraídos. Pensando en lo que la invocación de las Moiras podría causarle al pueblo si estas terminaban enojadas y manifestando sus poderes. Es como si hubieran llegado en el momento exacto.
— ¿Cuántos son? —interroga Samson perceptiblemente molesto a medida que nos acercamos a donde está el resto.
—Demasiados. —Puede notarse la tensión en el cuerpo del híbrido, y no es para menos, tanto Logan como Dylan estaban presentes y son los mayores puntos débiles de Reyes—. ¡Esto es extraño! —ruge —. Nunca se acercaron tanto luego de que dejé de liderarlos.
La última vez, los híbridos se metieron en el pueblo como una distracción para que Reyes lograse llevarse a Logan. Poco después, era este el único que venía para ver a Dylan; sin embargo, jamás representaron una amenaza real para ningún cambiaformas, las mayores peleas solían ser cerca de Los Ángeles u otras metrópolis en la que los muy capullos crearon sus propias cedes para capturar sobrenaturales o distribuir drogas.
— ¿Siguen con las arañas y serpientes? —pregunto, pero al ver la mueca de Reyes no es difícil saber la respuesta.
—Míralo por ti mismo.
Y con solo decir las palabras los veo. Llegando al pueblo toda la zona que conecta con la línea del bosque parece sumergida en una profunda pelea; algunos se divisan como humanos, otros como animales, pero el resto...
El resto se halla en una extraña fusión. Los ojos inyectados en sangre, garras y colmillos extendidos manchados del oscuro líquido carmesí; las blancas pieles parecen cadáveres, excepto en aquellas zonas en las que resaltan escamas, pelo u otros raros aspectos como oscuras venas que cubren los rostros. Sus miradas están desquiciadas, más que humanos o sobrenaturales parece haber perdido la lucha contra su animal interno y se han vuelto salvajes.
— ¿Qué les ha sucedido? —las palabras salen de mis labios como susurros de horror. Para un Dios de la vida, ver la destrucción auto infligida de hermosas creaciones es similar a una tortura. Es deprimente, incluso, un poco decepcionante.
No es necesario ser un genio para percibir que algo ha cambiado en la genética de los híbridos, algo malo. Ya en ellos no queda ni una pizca de rastro de aquellos primeros seres de sangres mezcladas que habitaron la tierra siglos atrás. Estos no se parecen en nada a los nacidos de diversas especies, no eran los híbridos puros; al contrario, estos eran frutos del experimento y drogas que alteraban sus cuerpos y sus mentes. No me cabe duda de que muchos, en algún momento, fueron inocentes encerrados como Logan y víctimas de infernales experimentos. Otros, por el contrario, tan solo eran ciegos de sus propios anhelos de poder y fortaleza. Sin embargo, no importa cual fuese la causa inicial de su transformación, el fin de ambas opciones es que se han convertidos en monstruos sedientos de sangre y sin conciencia alguna; son máquinas de matar, asesinos sin control ni retorno...
Siento como mis pies se mueven hacia el centro de la pelea, pero cuando quiero avanzar más de cinco pasos, la mano de Samson contra mi pecho me detiene con brusquedad.
— ¡Quédate atrás!
— ¿Pero...?
— ¡He dicho que te quedes atrás! —ruge con ira y en menos de diez minutos, en el sitio donde estaba parado el hermoso y peligroso hombre de cabellos oscuros como el ébano, algo comienza a suceder.
De los dedos de Samson brotan afiladas garras, solo ver como desgarran la piel de su cuerpo es suficiente para comprender el propio filo de estas y los daños que podría causar a cualquier enemigo. Pelaje oscuro con pequeñas manchas cafés brotan también de su piel bronceada, anunciando que el animal en su interior comienza a tomar control de su cuerpo. Incluso sobre la ropa, es fácil notar el movimiento de alguno de los huesos de su espalda al romperse y acomodarse para formar el esqueleto del gato que ansia por salir y dominar la situación.
La transición puede llegar a ser dolorosa, incluso destructiva y mortal para los sobrenaturales; sobre todo, en aquellos casos donde el cambiaformas se ha esforzado desesperadamente en mantener oculto su lado animal. Algo así ha sucedido con Samson, su estilo de gato, al igual que las panteras, a veces son vistos con malos ojos dentro del mundo sobrenatural debido a absurdas leyendas ancestrales creadas por personas poco inteligentes. Este cambio le está rompiendo de dentro hacia fuera, le hace sangrar las entrañas e incluso puede volverle salvaje. Sin embargo, cuando a los pocos segundos de iniciada la transformación veo a un hermoso leopardo negro mirándome en lugar de un hombre y el brillo del reconocimiento destella en sus ojos respiro aliviado. Samson está bien.
Por unos instantes, incluso el caos de nuestro alrededor había perdido sentido. Solo me preocupaba su seguridad. Pero ahora, al verle tan sereno y con la cabeza en alto puedo volver a respirar. Samson es un hermoso leopardo y, al igual que todos los sobrenaturales, es el doble de grande de lo que sería su forma animal original, el conjunto de manchas negras casi ni se divisa en su cuerpo. No me cabe duda que, en la noche más oscura, Samson se perdería fácilmente entre las sombras.
Por segunda vez, mis pies avanzan, solo que en esta ocasión hacia donde se encuentra el enorme gato. No obstante, con un último rugido, Samson voltea su figura para salir corriendo hacia el centro del problema. Todo mi cuerpo se tensa de horror al visualizar como el leopardo se lanza directo al cuello de uno de los híbridos que estaba luchando, o más bien acribillando, a uno de los lobos del pueblo. Cuando los colmillos de Samson se encajaron en la blanca piel casi enfermiza la sangre negra salió a chorros, era espesa y de una textura casi putrefacta, todo el aire olía a ácido debido a la misma y siento como mis entrañas se retuercen por el asco.
Quiero correr hacia Samson para alejarle de toda esta mierda, pero, en esta ocasión, es la mano de Reyes la que me detiene.
—Él tiene razón —susurra a mi costado y observo su rostro justo a tiempo para notar como entrecierra sus ojos en modo de sospecha.
—¿Qué quieres decir?
—Esta pelea, todo, se siente mal.
Ambos volvemos a centrar nuestras miradas en las acciones que se desarrollan delante de nosotros y escucho a Reyes volver a hablar.
—Los híbridos están demasiado cerca, jamás fue así y realmente no andan atacando a casi nadie, es como si fuese una distracción, ¿no lo ves irónico? —interroga—. ¿No lo crees muy conveniente que llegaran hoy justo cuando todos estábamos vulnerables por las Moiras?
Entonces caigo en la cuenta, Reyes tiene razón. Hay más en esta pelea.
Se supone que si las Moiras se enojaban estaríamos heridos o muertos. En el caso más opuesto yo estaría con alguno de mis poderes de vuelta. Es casi como si estuvieran intentando impedirlo. Era como una burla, un castigo, incluso una provocación. No puedo evitar pensar en el secuestro que sufrí con Reyes y Robert hace meses atrás, las palabras que nos había dicho Liar, el traidor del consejo, en esa cueva sobre mí:
«(...) está encerrado y no muerto porque se lo debo a una persona, no soy el único que le tiene odio y asco a esta pequeña mierda; hay alguien más, alguien que me permitió utilizar las antiguas artes de hechicería oscura y me dijo como encerrarlo siempre y cuando no lo matara, por lo visto esta pequeña mierda tiene personas que quieren torturarlo más que yo, incluso le quitaron sus poderes y su verdadera forma...».
Solo había alguien que sabía que las runas podían dormir a un Dios, incluso matarlo o acabar con el propio destino; pero esa persona no puede utilizarlas por sí mismo y necesita un ser que lo haga por él, uno poderoso; uno que no fuera entregado a las Moiras para salvarme. Liar era el experimento solo para llegar al verdadero objetivo.
—Es una trampa, sé quién hizo esto.
—¿Quién...?
—Vienen a por Samson, esto es solo una distracción.
Reyes suelta una palabrota, pero en esta ocasión no me quedo para escucharla, sino que salgo corriendo en busca del cambiaformas leopardo. Los nervios comienzan a subir por mi cuerpo cuando noto que le perdí de vista en el poco tiempo en que me concentré en Reyes. ¡Mierda! Samson no aparece entre la multitud y siento como mi energía, la que ya había comenzado a acumularse desde el encuentro con las Moiras, ruge por salir y explotar. Algunos de los híbridos comienzan a despejar el área como si huyesen y, es en ese momento que lo siento. El ligero olor de la sangre en la distancia.
La poca cordura se rompe y un fiero grito escapa de mi interior. La ola de poder explota y antes de darme cuenta estoy volviendo a mi forma original. Puedo sentir como mi estatura aumenta y mis cabellos se expanden largos y lacios por todo mi cuerpo hasta llegar a mis tobillos. Mis ojos arden en el dorado más puro y de mis manos emergen largas enredaderas que se riegan por el suelo hasta llegar a los híbridos atacantes, las ramas suben por sus piernas o cualquier zona de su cuerpo cercana al suelo hasta llegar a sus cuellos e irlos asfixiando.
Salgo corriendo sin preocuparme por los gritos a mis espaldas, solo guiado por el olor de la sangre hasta llegar a un claro pocos años a la distancia. Todo lo demás pierde sentido, solo puedo centrarme en ello. Al llegar pocos metros de la zona de combate, los árboles se abren ante mí formando un pequeño claro, en el centro, localizo a Samson, está agarrado al suelo con enredaderas que no han sido creadas por mi magia y de la piel de una de sus patas brota abundante sangre, quizás de la mordida de algún híbrido o algo.
Me agacho a su lado y el leopardo ruge como si intentara advertirme de algo, pero no me importa, solo quiero quitarle las plantas que le aprisionan.
—Voy a sacarte de aquí amor.
Pero cuando Samson vuelve a rugir, no me da tiempo ni de alzar la cabeza. Dos híbridos se lanzan en mi contra lanzándome lejos a la distancia. Es evidente que la línea genética de su sangre ha sido alterada por alguien o algo poderoso si son lo suficientemente fuertes como para atacar a un Dios. Uno de ellos encaja sus garras en mi pecho destrozando mi camisa y creando un surco de sangre sobre mi piel. Arde y quema a partes iguales, puedo sentir como mi energía intenta curarme, sin embargo, no logro controlarla lo suficiente como para hacerlo y defenderme de las bestias al mismo tiempo. El otro de los sobrenaturales parece notar el hecho y araña mi cara con fuerza antes de encajar sus colmillos en mi cuello. El grito de dolor escapa de mi garganta y cuando ambos van a atacarme, el chasquido de unos dedos se hace notar y ambos se retiran.
Me siento como puedo en el suelo, pero estoy demasiado débil y vuelvo a caerme debido al esfuerzo. Siento como el sudor corre por mi frente e intento no desmayarme. Alzo la mirada y suspiro aliviado al ver como las enredaderas desaparecen de la figura de Samson y, poco a poco, el leopardo retorna a convertirse en hombre. Gracias a los cielos la herida de su brazo no parece ser demasiado grabe.
Las manos de Samson rodean mi cuerpo e intenta sostenerme para que no pierda el conocimiento.
—Tranquilo amor, estoy aquí.
—No le queda mucho —se burla una molesta voz entre los árboles y al alzar la mirada unos ojos tan azules como los míos me devuelven la visión. Christian se haya sentado en el suelo en el medio del claro. Samson va a lanzarse sobre el todo fiera, pero se detiene cuando el Dios sonríe más—. Si yo fuera tú no haría eso, no ves que solo yo puedo salvarlo.
Samson se queda helado y yo niego con la cabeza.
—Te está mintiendo...
—No seas rencoroso Declan —sigue riendo Christian—. Soy un cabrón de mierda, pero nunca le he mentido al gatito, ¿verdad Samson?
Miro los ojos del leopardo y puedo ver la duda en su mirada.
—Sálvalo si puedes, va a morir...
—No quiero —se encoge de hombros.
—¿Pero puedes?
—Por supuesto, está así porque yo elegí que lo estuviera. —Christian se pone en pie y camina en nuestra dirección, cuando llega agarra el mentón de Samson y lo alza—. Sálvalo tú, puedes hacerlo.
—¿Cómo? —quiero hablar, pero las palabras se atascan en mi garganta.
—Ven conmigo y yo lo curo.
Agarro el cuerpo de Samson con fuerza y niego con la cabeza. Sin embargo, Samson no me está mirando.
—Lo salvarás.
—Solo tienes una forma de saberlo.
Pero no puedo ver la respuesta del leopardo. Antes de darme cuenta, pierdo el conocimiento y todo se vuelve oscuro.
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