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Capitulo 12

No pongas un vago juicio moral sobre ti basado en lo que otros puedan llegar a pensar. No desperdicies tu energía.
*Cincuenta Sombras de Nuestro Papi Grey😘🥰🤣

Flashback.

Diciembre 18 de 2017

Es hoy el evento, por fin. Mi parte sensata, esa que no me dejó pegar ojo durante la noche por haber traicionado a Sebastián, me impulsa a no ir hoy, no presentarme y olvidarme de Gideón y de lo sucedido anoche. 

No me reconocí cuando llegué y James me esperaba preocupado, tuve que mentirle en la cara inventándole hasta cosas que supuestamente hice con mis nuevas amigas. Una farsante total. Pero la otra parte, mi parte malagradecida, zorra y liberal, esa parte quiere seguir sintiendo más, más de lo que Gideón hizo anoche. Más de lo que he sentido nunca. 

Cierro los ojos. Si voy a hacerle caso a mi parte sensata, entonces debo por lo menos presentarme en el evento y dar la cara, decirle que ya no puede seguir y quizás utilice la típica frase de: "Lo que pasó anoche fue un error y no debe repetirse". Basura, porque por supuesto que ni feminidad quiere más orgasmos como esos, mi cuerpo tiembla de solo imaginarlo. Ni hablar de mi mente, enciende fuegos artificiales al recordar la maravillosa sensación que recorría mi cuerpo al correrme. 

Creo que estoy deslumbrada por Gideón, por como me toca, como me besa, como me hace sentir que toco el cielo mientras me quemo en el infierno. Suspiro. Ya de nuevo me he puesto húmeda. Así me la he pasado toda la noche. ¿Qué clase de esposa soy? Por supuesto no una que valga la pena. 

Veinte minutos después ya estoy duchada y cambiada. Llevo puesto un vestido —siempre son vestidos, lo sé— rosa palo de encaje, es de tirantes adornados con piedras brillantes y de corte recto que se ajusta a la perfección con mi cuerpo. Recojo mi cabello en una coleta alta, imagino que allá lo peinarán, pero me gusta tener mi cuello libre para lucir mi collar a juego con mis aretes largos. Me calzo unas sandalias de tacón plateadas. Lista, salgo para coger un sándwich que dejé preparado en la mañana y encuentro a James afuera del auto con la vista en su móvil.

—Buenos días, James —saludo cortés. Levanta su mirada y me sonríe.

—Buenos días, señora Alejandra. —Detesto que me diga señora, pero ya me resigne a que lo haga.

Abre la puerta de atrás del coche y subo. Aunque dije buenos días, ya son las 15:00hrs. Pero desperté poco antes del medio día. Pude conciliar el sueño ya cuando amanecía. El evento comienza a las 18:00hrs, debemos estar antes para alistarnos y organizar cada atuendo.

Mentiría si dijera que no estoy nerviosa. Aún no deduzco si estoy más nerviosa por hacer algo mal o por las palabras de Gideón ayer asegurando que cuando bajara del escenario él sería quien me bese y toque. Trago saliva. 

—Gracias, James, esto terminará tarde, puedes tomarte el resto del día, te llamaré cuando termine. —El hombre asiente, salgo del auto antes de que él se baje. 

Entro haciendo el mismo recorrido de ayer, saludo a la recepcionista y subo al elevador. Al salir, entro al salón en el que estuvimos ayer, todo es un caos. Hay chicas caminando de lado a lado a medio vestir e incluso con pinzas en el cabello. Llego tarde, supongo. 

—Por fin llegas, niña. —Tatiana me arrastra hasta el camerino, comienza a ponerme en los brazos diferentes vestidos—. Ve a probarlos. —No discuto. 

Camino hasta el baño y comienzo primero con el que se ve más fácil de poner y quitar, es de muchos colores, tiene un hombro descubierto y del otro, la manga es suelta con muchos volados. Es ajustado a mi cuerpo y apenas cubre el final de mis nalgas. No es algo que usaría, pero me veo bien. Incluso el cabello recogido queda genial. Toda la atención se la lleva el vestido. Salgo y Tatiana aplaude emocionada. 

—Me encanta. Muéstrame otro. —Asiento y regreso al baño para cambiarme.

Fin del Flashback.

Sonrío recordando la cantidad de vestidos que me probé ese día, cada uno más bonito que el anterior. Suspiro, mi celular no ha dejado de sonar desde que llegué a casa. Ya son casi las tres de la tarde y no he probado alimento, ni siquiera me he molestado en levantarme para prepararme algo, solo quiero seguir escribiendo, seguir recordando el porqué de todo lo que está sucediendo ahora. 

Quizás así sienta un poco de arrepentimiento, por ahora no ha funcionado. Veamos más adelante. 

Coloco música de Ariana Grande y sigo escribiendo. 

Flashback.

—¡Faltan diez minutos para comenzar! —avisa uno de los coordinadores, aún no sé los nombres de ninguno. 

Clarita termina de encrespar mi cabello y me veo tan diferente, es la primera vez que veo mi cabello ondulado de esta manera y me encanta. Luzco tan pornográfica, atrevida e interesante. Mi maquillaje va acorde con mi nuevo look y no tengo nada malo que decir. Estoy sensacional. 

—Ve a alistarte, serás una de las primeras. —Asiento, levantándome de la silla, soy la cuarta chica en salir y así sucesivamente. 

Somos diez chicas en total, cada una saldremos cinco veces. Las dos primeras veces serán corridas, después se presentará no sé qué artista y volvemos a presentarnos; luego viene una reseña del modista y después salimos dos veces más para culminar con otro artista. Aún no sé quiénes serán los artistas. 

La verdad muy poco me interesa, solo quiero subir al escenario, hacer mi trabajo y luego llamar a James para volver a casa. Con suerte, no me encontraré a Gideón y olvidaré lo sucedido anoche. 

—¡Alejandra, sales en tres! —grita de nuevo el organizador. Asiento y me miro al espejo, estoy luciendo el primer outfit; consiste en un vestido de abrigo rojo navidad, el final de las mangas es blanco y es de cuello en V, se cierra al frente con unos botones grandes blancos y de paso un cinturón. 

Lo sexy es el cuello, la V queda justo por debajo de mis senos y me han maquillado el medio de los mismos para que se vean más voluminosos, supongo que no hace falta que les diga que eso me ha encantado. Estoy acompañando el traje con unos botines altos hasta la rodillas de color negro. 

Me veo tan jodidamente sexy que quiero llevarme este look para lucirlo día a día.

—¡Ahora! —Vuelve a gritarme el organizador, camino hasta el escenario y subo mientras una mujer comienza a describir mi vestuario, dejo de prestarle atención a lo que dice cuando dos pares de ojos grises me desnudan con la mirada. No permito que se note cuánto tiemblo y sigo avanzando, hago todo tal cual lo hice en los ensayos ayer y lo veo solo a él. 

Alzo la barbilla de forma prepotente mientras doy vuelta al llegar al final del escenario y regreso por donde salí, teniendo en cuenta que ya la chica termino de dar las descripciones de mi atuendo. Eso no estuvo tan mal. Solo debo aguantar su mirada cuatro veces más y listo. 

Una vez en el salón de nuevo, Tatiana no me da tiempo de nada y me lanza otro vestuario. Me sorprende que sea un pantalón. Camino al baño para cambiarme y diez minutos después estoy luciendo un pantalón bota ancha de color azul bebé, una blusa corta, color mandarina que debo reconocer luce bastante con el tono del pantalón y me coloco sobre ella, un abrigo largo color piel, los tacones punta fina también son del mismo color y el cinturón igual. Hoy me he probado ropa que jamás creí usar, por ende jamás creí que me quedaría bien y lo hace. Salgo para no perder más tiempo.

Clarita cambia mi labial por uno naranja y amarra en mi cabello una cinta del mismo tono con puntos blancos. Veo al organizador asomarse y antes de que vuelva a gritarme, camino hasta él. Asiente y me da permiso para subir, la música cambia a una latina y aprovecho para caminar moviendo mis caderas sútilmente al ritmo de la música, sonrío seductora en todo el transcurso. 

Empiezo a sentir la adrenalina que sentía al bailar, las miradas sobre mí y disfruto eso. A la última persona que veo es a Gideón y aunque sus ojos están fijos detrás del lente, sé que me mira. Suelto una risa leve antes de girar y regresar. 

Al bajar me tiemblan las piernas. Esta vez Tatiana está más tranquila, ya que la presentación del artista durará más o menos treinta minutos, tenemos tiempo. Me pasa el tercer cambio de la noche y voy al baño a cambiarme. Es el mismo vestido que me probé de primero al llegar, el de muchos colores y volados. Me lo coloco fácilmente. Salgo de regreso, pero en el camino me jalan. Veo a Gideón arrastrarme a no sé dónde. Debería estar asustada, pero creo que mi temblor no es precisamente de nervios. Lo sigo, entra en un cubículo, no veo nada, pero lo siento pequeño. Gideón enciende la luz y veo un cuarto como el camerino pero mucho más pequeño, y el que esté lleno de ropa, no ayuda. 

—¿Qué haces? —pregunto haciéndome la tonta. 

No responde, solo acuna mi rostro y me besa pegándome contra la pared. No pongo resistencia. Tomo su cabello enredando mis dedos en él. Gideón por otro lado, mete sus manos por dentro de mi vestido presionando con fuerza mis nalgas. Jadeo, el calor que emana es abrumante. Me restriega su hombría en mi vientre, otro jadeo. 

Digamos que por instinto, una de mis manos viaja a su bulto y lo cojo con fuerza por encima del pantalón. Muerde mi labio estando de acuerdo. No me quedo ahí y desabrocho su cinturón con la ayuda de mi otra mano, no dejo de besarlo mientras lo hago. Estoy temblando y no quiero detenerme ahora, si lo hago me entrará el arrepentimiento y no quiero eso. Una vez solucionado lo de su cinturón, bajo su cierre y dejo su boca para saborear la mía al liberar su miembro, lo acaricio con mi mano. 

—Me encanta lo que haces, Caramelo, pero no tenemos mucho tiempo. Será rápido —advierte. Asiento, toca mi feminidad moviendo mi hilo a un lado y gruñe al comprobar lo húmeda que estoy. 

Me alza aupándome, enrollo mis piernas alrededor de su cintura y muerdo su cuello suavemente cuando entra en mí interior. No tiene piedad, me sube lento, dejándome caer duro, calla todos mis jadeos en su boca, muerde mis labios con fuerza de vez en cuando. Debo tener los labios hinchados, ni hablar de mi coño. 

El lugar se vuelve cada vez más pequeño, todo se llena de nuestros potentes sonidos y estoy sudando como puerca. Varios minutos después llego al orgasmo. Gideón se detiene un segundo dejando que disfrute de la sensación, más no sale de mi interior. Estoy segura de que tendré otro orgasmo en unos pocos minutos. No me equivoco, Gideón deja mi boca para apoderarse de mi cuello, jalo su cabello demostrándole cuánto me gusta lo que hace. 

Caigo en picada al sentir su mano acariciar mi clítoris. Los espasmos me invaden y vuelvo a correrme, siento como se vacía dentro de mí. Tiemblo en sus brazos con mi cabeza contra su hombro. ¿Con él siempre será así? ¿Quedaré así de cansada siempre? ¿Tendré tantos orgasmos? 

—Debemos salir preciosa. ¿Nos vamos juntos al final? —Como acabo de tener dos orgasmos y aún ando en las nubes o nadando en el infierno, no lo sé, le respondo que sí. No pienso en nada. 

Gideón deja un último beso en mis labios y abre la puerta viendo a todos lados. Espero unos minutos y hago lo mismo. Voy directo al baño y por supuesto que todo mi cuerpo grita que acaban de follarme. 

Mis mejillas están sonrojadas, mis labios están hinchados y a Gideón se le ha ocurrido la brillante idea de dejarme un chupete en el cuello. ¿Cómo se supone que cubriré eso? No puedo pedirle a Clarita, sabría que acabo de tener sexo. Gruño molesta. Con toda la vergüenza del mundo camino hasta dónde está Clarita. 

—¿Pero qué te pasó? —Le hago señas para que baje la voz y asiente—. Te ves recién cogida y recién bien cogida. —Hace énfasis en la palabra bien y siento que me sonrojo. Yo nunca me sonrojo. 

—Necesito que por favor cubras esto. —Le enseño el chupete y abre la boca. Después suelta una risita cómplice. Miro a ambos lados. 

—Parece que tengo razón. Ven, yo me encargo. —Me siento en la silla y dejo que haga su trabajo. —Lista —avisa unos minutos después. Me veo en el espejo, ya no hay rastro de ningún chupete y mis labios tienen un tono rosa fuerte. Sonrío agradecida. 

—Muchas gracias. —Hablo mientras me miro.

—Tranquila, no fue nada. Me alegra que lo disfrutaras. —Mis mejillas vuelven a sonrojarse. Repito: yo nunca me sonrojo, pero la vergüenza es muy grande. Sonrío tímida y me despido cuando avisan que ya volveremos a salir. 

Fin del Flashback.

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