Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo II

Aturdido ante a situación frotó sus dedos sobre su frente calmando su respiración, levantó su mirada unas veces comprendiendo que no se trataba de una pesadilla, todo a su alrededor se sentía irreal. Tampoco se dio cuenta en qué momento dejó de rechazar el toque ajeno y eso lo molestaba, no quería tener nada que ver con un criminal aun cuando se trataba del hombre por el cual alguna vez sintió amor.

Se levantó de su asiento con dificultad, apartando al rubio que lo sostenía entre sus brazos para dirigirse a una de las paredes buscando a tientas alguna señal de la puerta debido a la escasa luminosidad, el toque viscoso en las paredes le hacía imaginar el material con el que estaban tapizadas, más no deseaba comprobarlo.

-Ahí no está la salida. –Dijo el rubio permaneciendo en su lugar, esperando que se girara a mirarlo, pero este continúo buscando a tientas, ignorándolo. –Te mostraré la salida si vuelves aquí y hablas conmigo.

Bufó antes de añadir -No tenemos nada de qué hablar.

- ¡Por supuesto que sí! No nos hemos visto en años y...

- Junmyeon no puedes aparecer en mi vida en la peor situación posible y fingir que no ha pasado nada. ¿Siquiera pensaste en cómo me sentiría? ¿Alguna vez te han importado mis sentimientos? Porque no lo parece. –Reclamó manteniendo fija su mirada sobre los ojos ajenos. –Y sabes que no hablo solo de lo que sucedió hoy.

- Ya me disculpé por mis acciones. –Exclamó acercándose un poco. -Lo siento por hacerte llorar.

El azabache lo observó incrédulo negando con la cabeza, convenciéndose a sí mismo de que todo era un mal chiste, el hombre frente a él no podía ser más idiota. El coraje que había reprimido en el pasado cuando lo abandonó y la furia que tenía en ese momento lo hacían querer gritarle, golpearlo tal vez lo calmaría, pero no valía la pena dedicarle ni una palabra.

-Muéstrame la salida. –Masculló mirando al suelo.

-No quiero que te vayas, aún es muy pronto.

- ¡Muéstrame la salida! –Exclamó sujetándolo con rudeza de los hombros. - ¡Entiende que no quiero verte! ¡No te quiero en mi vida!

La mirada serena que hasta el momento permanecía en Junmyeon cambió, ahora arrugando el entrecejo para liberarse del agarre de Sehun golpeándolo en las costillas haciendo que perdiera el equilibro y aprovechando el momento para juntar sus labios con fuerza contra los del alto en un beso.

- ¡Pero yo si te quiero en mi vida y no te vas a deshacer de mí! – Dijo separando un momento sus labios y volviendo a besarlo aferrando con fuerza su cuerpo impidiendo que Sehun se separara.

El azabache falló en cada uno de sus intentos por separarse, aquella acción hacia que su mente no pudiera pensar con claridad, no tenía idea de cómo sentirse, solo podía sentir su vista nublada y sus mejillas húmedas. Junmyeon estaba furioso por cada palabra que este había dicho; se había preocupado por él y por supuesto que el saber que se encontraba en Nápoles lo hacía feliz, quería verlo y la única forma en la que podía era llevándoselo en contra de su voluntad.

Pudo haberlo besándolo hasta que sus labios sangraran si no fuera porque su equipo interrumpió, avisando la llegada de la policía y pidiéndole que escapara del lugar de inmediato. Torpemente acarició la mejilla del espía disculpándose esta vez por el golpe y dejándolo solo en la habitación.

Sehun maldijo con todas sus fuerzas, nada de lo que había ocurrido era agradable, tocó sus labios sintiéndose usado y seguro de haber sido tratado como un juguete, Junmyeon era una persona horrible. No pasó ni un minuto para que el agente D.O apareciera en la oscura habitación acompañado por varios policías los cuales se apresuraron a auxiliarlo. Aturdido no se percató del momento en que llegaron al hospital, todo a su alrededor parecía ir deprisa sin darle el tiempo de analizar la situación.

Parecía haber vuelto a la normalidad cuando vio a Kyungsoo ingresar a su habitación del hospital con un café en mano, aunque en su rostro podía notar cierta tristeza o quizás se trataba de una cara de frustración. Lo siguió con la mirada hasta que lo vio sentarse cerca de la ventana en uno de esas sillas grises e incomodas que se hallaban en cualquier hospital.

-¿Cómo te sientes? Y no hablo solo de tu estado físico

-Las heridas físicas no tardan en curarse. –Dijo mirando la palma de su mano. –Necesitaré tiempo para... solo no puedo fingir estar bien y seguir con esta vida.

- Entiendo... no es sencillo hacer esto, pero necesito que me respondas la verdad. ¿saben que eres un espía? –Añadió en voz baja.

-No lo sé.

El bajito asintió rascándose la nuca, soltó un largo suspiro abandonando la habitación, pensando en la complicada vida de su compañero, la situación desagradable que se le había presentado, lo que menos quería era abrumarlo a tal punto de hacierlo renunciar, solo necesitaba dejarlo descansar unos días hasta que asimilara lo sucedido.

Por fortuna no necesitaba quedarse en el hospital ya que ninguna de sus heridas era de gravedad, solo debía seguir sus indicaciones médicas y permanecer en reposo así que llegó a casa bastante tarde, escasas cuatro horas para el amaner, sintiendo el ambiente más pesado de lo habitual. Notó que había un par de cosas fuera de lugar, sus compañeros de trabajo habían ahí estado asegurando la integridad y la seguridad de su hogar, le pareció incomodo imaginar gente paseando por cada rincón sin su conocimiento. Dejando el tema de lado se dirigió a su habitación, dejando caer cada una de sus prendas sobre el suelo hasta quedar semidesnudo frente al espejo de su armario.

Observó los moretones debajo de su última costilla, girando su cuerpo de a poco apreciando cada marca violeta sobre si, se quedó en silencio un rato hasta que las voces de la calle aparecieron creando un alboroto a un par de metros de su casa. Tomó un abrigo de su armario cubriéndose con él antes de abrir la ventana de su habitación buscando que había sucedido y porque la gente parecía demasiado contenta.

- ¡¿Qué mierda?! –Fue lo único que pudo salir de sus labios al ver a Junmyeon rodeado de una docena de hombres y despilfarrando miles de billetes causando así tan estruendo.

*Dónde estaba la policía? Era la mayor pregunta, no podía salir de casa, así como así, si lo hacia la gente lo detendría y seguramente volvería a recibir una golpiza de todos los presentes. El rubio se burlaba de él y de su incapacidad en decidir qué era lo correcto. Volvió su mirada a las personas recogiendo el dinero notando que sus rostros irradiaban felicidad, la vida en Nápoles era dura y eso nadie lo podía negar. Su mente volvía a dudar en si debía pasar por alto lo que estaba ocurriendo no por él mismo, sino por los demás.

Se alejó un poco de la ventana dispuesto a fingir que no pasaba nada. Volvería dentro y tomaría un baño, por si la policía llegaba tendría una cuartada del porque no se había enterado de nada, pero antes de volverse dirigió al rubio una última mirada. Se estremeció al verlo levantar el brazo saludándolo amistoso, sin devolver el saludo cerró su ventana bruscamente y se dirigió al cuarto de baño.

Se metió en la bañera esperando el momento en que las sirenas de la policía comenzaron a sonar y pensando sin poder evitarlo en lo que vivió al encontrarse con el chico que se convirtió en criminal... cerró los ojos y respiro profundo sumergiéndose por completo en la bañera esperando que al salir lo único que pudiera escuchar fuera su propia respiración. Siguió haciéndolo, regulando su respiración hasta recuperar la paz que había perdido.

Los días pasaban tan lento haciéndolo creer que había perdido su poca cordura pues solo desde su perspectiva el tiempo iba mucho más lento de lo habitual. En las noches sufría al intentar conciliar el sueño pues Junmyeon aparecía en su mente al cerrar los ojos, se sentía inquieto y lo que menos deseaba era hablar con la policía ¿Qué se supone que debía decirles? Sin poder comprender que era lo mejor, siempre tomando una cantidad cada vez mayor de medicamento pues sólo así lograba conciliar el sueño.

Continuó dando clases en la universidad un par de semanas después manteniendo su distancia con Yixing, evitando encontrarse con el sin nadie a su alrededor. Quería volver a encontrarse con Junmyeon, deseaba desde lo más profundo de su ser poder verlo, aunque solo fuera por un segundo, por una parte, quería aferrarse a él, no dejarlo ir pues lo había esperado tanto, aun sabiendo que no estaba bien.

Se engañó a si mismo diciéndose que únicamente quería verlo para encontrar información que fuera útil a la policía ya que no dejaba de presionar acerca de lo que había pasado.

Esa noche vistió un traje elegante a medida negro, usando un sombrero a juego en el mismo tono, saliendo de casa sin antes asegurarse que nadie lo siguiera, caminó hasta la dirección que su alumno le dio el día del incidente, pero esta vez se acercó a uno de los hombres que lo había seguido, comentándole que su jefe lo citó en dicho sitio.

Se sorprendió cuando dijo su nombre y el hombre lo dirigió hasta otro sitio donde alguien lo guiaría. Todo era una mentira y se sentía inquieto de que la gente lo estuviera ayudando a llegar a él, tal vez Junmyeon sabía que el azabache lo buscaría y esa era la respuesta.

- El jefe no se encuentra aquí –Habló el hombre que se encontraba sentado en una de las tantas mesas jugando póker.

-Entonces llévame con él.

El hombre rio con sarcasmo mirándolo sobre sus cartas. –No recibo ordenes de un cualquiera.

-Soy su amante y si vuelves a llamarme de esa forma olvídate de ver el amanecer.

El resto de los hombres lo miraron deteniendo su juego, uno de ellos asintió con la cabeza haciendo que el hombre que habló se pusiera de pie disculpándose con él. Salieron del lugar manteniendo cierta distancia, Sehun se sentía ansioso de que descubrieran su mentía o que Junmyeon lo desenmascarara y eso lo metiera en más problemas.

Trató de adaptar su mirada a las calles oscuras de Nápoles mientras se dirigía en la parte trasera del auto, pudo darse cuenta que era un camino distinto al que tomaron ya que nunca cruzaron a través de un puente.

-Mi señor está dentro, por favor no le diga mi mala acción.

Sehun lo miró indiferente bajando del auto, escuchando como el hombre en el auto se maldecía a si mismo sintiendo cierto temor del tipo de persona en que se había convertido Junmyeon al cual sus propios trabajadores le tenían terror. Incluso antes de entrar al lugar con apariencia de bar se preguntó a si mismo que era lo que estaba haciendo y por qué no podía alejarse del rubio.

El ambiente en el bar era tranquilo y por donde sea que mirara todo lucia demasiado lujoso, la gente en el sitio vestía de la misma forma, la mujer de hermoso vestido carmesí animaba el sitio entonando una nostálgica melodía acompañada de la música de un piano, ayudando a dispersar los murmuros de los clientes. Se movió despacio tratando de no llamar la atención buscando con la mirada a su chico, hasta que lo encontró en el fondo acompañado de seis hombres que suponía se trataban de sus guardaespaldas.

Lo detuvieron a un par de metros de la mesa impidiéndole el paso, sin importar cuanto les dijera que conocía al chico que cuidaban parecía que no lo escuchaban, usó de nuevo su mentira de ser su amante, pero no era suficiente, ellos no le creían nada en absoluto. Tampoco quería gritar porque eso le causaría problemas, cansado golpeó a uno de sus guardaespaldas llamando al fin la atención de Junmyeon quien le sonrió con cierto orgullo, como si lo que acababa de hacer fuera su mayor logro.

El rubio dijo algo que no pudo escuchar, pero que evitó que los guardaespaldas a punto de golpearlo se detuvieran, dejándolo pasar y retirándose para dejarlos solos. Junmyeon palmeó el asiento a su lado indicándole donde debía sentarse, y este obedeció en silencio sin dejar de sostenerle la mirada.

- ¿Vienes a informarme que eres mi amante? En lo personal habría preferido que pidieras mi opinión, pero no me molesta si se trata de ti.

-No somos amantes. –Respondió ocultando que se encontraba avergonzado al no pensar que era obvio que Junmyeon se enteraría de su mentira.

-Acabas de romper mi corazón más rápido de lo que nos convertimos en amantes. –Llevó su mano a su pecho mostrándose afligido. –A decir verdad, no esperaba que vinieras a verme en un sitio como este.

-No venía a verte, solo quería asegurarme de que nada se tratase de un sueño.

-Es interesante saber que sueñas conmigo. –Se burló dándole un sorbo a su copa de vino blanco. - ¿Soñabas conmigo aun cuando tu esposa estaba contigo? ¿La besabas pensando en mí? ¿Tuviste sexo pensando en mí?

-Por supuesto que no. -Sehun lo miró frunciendo el ceño dándose cuenta que el rubio lo había investigado, pero se preguntaba hasta qué punto y si lo único que sabía era sobre su vida ficticia.

-Es una pena. Vuelves a romper mi corazón por segunda vez ¿Qué castigo debería darte para la próxima vez? –Rio bastante fuerte para enseguida añadir. –Solo bromeo, no te haré daño.

-Junmyeon solo he venido a decirte que tengas cuidado cuando estés a mi alrededor, de ser posible no te acerques a mí. Lo digo únicamente por el aprecio que te tengo como un viejo amigo.

-Estoy comenzando a pensar que tus acciones y las palabras que salen de tu boca no parecen transmitir lo mismo. –Volvió a dar un sorbo a su copa. - ¿Recuerdas el ultimo día que nos vimos en Venecia? Mi respuesta es un sí.

El rubio se acomodó en su lugar alcanzando la mano del contrario sujetándola con delicadeza para decir:

-Me gustan los chicos. No. En realidad, solo me gustas tú. –Sin soltar su mano continuó hablando. – Eres el único hombre que ha permanecido en mi corazón desde mi juventud, sabía que estabas enamorado de mí, pero lo importante ahora es saber si soy o seré correspondido.

El corazón del espía latió con fuerza sorprendiéndose ante lo dicho, tratando se mantener la compostura alejó la mano que el criminal sostenía, mirando a la mesa no podía ocultar lo sonrojado que estaba pues eran las palabras que tanto anhelaba desde que le preguntó a Junmyeon si le gustaban los chicos, sabía que era muy tarde, sabía que había pasado demasiado tiempo y aun así sus sentimientos volvían a ser tan vividos cómo en aquellos años.

Lleno de emoción y dejando de lado las restricciones en su mente elevó su mano para dejarla en la mejilla del rubio y terminando con el espacio que estaba entre ambos lo besó, tal como había deseado tiempo atrás, pareciendo que la cordura que tenía se había esfumado, ya nada a su alrededor importaba. Solo se enfocado en disfrutar sus labios por siempre, quería poder viajar en el tiempo solo para confesar su amor y quizás solo de esa forma ahora ambos seguirían juntos teniendo una vida ordinaria sin temer lo que pudiera depararles el futuro.

-No he podido dejar de amarte, pero no puedo estar contigo. –Murmuró el azabache levantándose de su lugar y caminando deprisa buscando la salida.

Al salir del bar corrió con todas sus fuerzas sin mirar atrás sintiendo el frio viento golpeando su rostro, terminó deteniéndose sin saber en dónde se encontraba o que tan lejos había corrido, miró al cielo buscando consuelo en la luna, era obvio que se sentía desesperado al saber que su amado era un criminal, su sentido de la justicia le decía que declarara con la policía y contara la verdad llevándolo así a la cárcel donde pagaría por todos y cada uno de sus crímenes los cuales no se había atrevido a terminar de leer al revisar su expediente sabiendo que se trataba de Junmyeon, además de que no podía soportar la idea de verlo en un lugar tan espantoso, donde solo sufriría.

Aunque no podía sacarse de la cabeza el hecho de traicionar a su patria, lo hacía sentir como una gran escoria y temía ser atrapado o que el mundo entero odiara a su familia y cada uno de sus seres queridos. Lo que menos esperaba era terminar involucrando a terceros, cuando el único problema era él y cada una de las acciones que tomaría de ahora en adelante. Volvió a casa caminando lo cual lo había dejado completamente agotado, su cuerpo entero dolía y una migraña era de esperarse. No esperaba que en la mañana Kyungsoo apareciera en la puerta de su casa acompañado del agente Minho para al fin interrogarlo oficialmente.

Les ofreció una café lo suficiente cargado para comenzar el día con la energía necesaria para todo el trabajo que debían de realizar, se sentía un tanto inquieto culpando su falta de sueño en los últimos días cuando le preguntaron si se encontraba bien o si algo extraño había sucedido.

-Podrías comenzar contando como fue que terminaste convenciendo a Yixing de reunirte con él esa noche.

Sehun comenzó a contar la verdad hasta el momento donde se encontró con Yixing, omitiendo la conversación que tuvieron, mintiendo que ese día no fue el único al que se llevaron, sino que había otros tres chicos involucrados además de que su estudiante de igual manera había sido llevado con él en contra de su voluntad.

- ¿Alguien estuvo contigo en la habitación? ¿viste el rostro de quien te lastimó o alguna seña en particular? –Cuestionó Minho atento ante la reacción del espía. –Sabes que cualquier detalle nos serviría de ayuda.

-No vi nada, antes de entrar a la habitación donde me encontraron tenía los ojos vendados. –Se quedó callado un breve momento. –Estoy seguro de que fueron unas dos personas las que me golpearon, pero ellos ni siquiera me dirigieron una palabra.

-¿Por qué se llevarían a Yixing?

-Porque fue él quien me llevó a ese sitio. Supongo que tenían miedo de que se tratase de una traición.

El par le pidió al espía que continuara con su vida falsa sin levantar ni una sola sospecha de lo que había ocurrido y de lo que estaba por ocurrir si se ponían en contacto con él. Así como informar cualquier información que les ayudara a conseguir atrapar a Kim Junmyeon o por lo menos algo que usar en su contra como punto débil.

Salió de casa después de tomar su almuerzo, tenía que realizar algunas compras para su hogar. En el trayecto de regreso a casa se sintió inquieto, tal vez se estaba volviendo paranoico, pero tenía la sensación de que estaba siendo observado. Maldijo a sus adentros cuando terminó dirigiéndose inconscientemente a una calle estrecha que parecía no dirigirse a ningún lado, preparándose para un enfrentamiento, desabotono el cuello de su camisa, pero fue sorprendido por Junmyeon el cual usaba un traje que combinaba con el suyo, incluso su cabello se veía sedoso y en su mirada se notaba un ligero brillo.

-Que coincidencia, te estuve extrañando Sehun. –Su voz sonaba relajada y una sonrisa apareció en su rostro.

–Nos vimos hace unas horas. –Resopló observando a su alrededor preocupado, no podía dejar que nadie los viera juntos o entraría en problemas, sobre todo si algunos de esos dos que acababa de dejar los encontraban.

-Déjame invitarte a mi hogar en Capri, o puedo llevarte a donde quieras, sabes que el dinero no importa. Puedo pagar cualquier precio.

Entrecerró los ojos enfocándose en su sonrisa burlona, no podía negar que ver a Junmyeon hacia latir su corazón con fuerza y aquella actitud tan espantosa solía ser su debilidad tanto en su juventud como en su adultez.

-Te dije que no podemos estar juntos.

–No te dejaré ir tan fácil. –Mencionó acercándose al contrario susurrando en su oído. –Dime una buena razón por la cual debo rendirme y porque estas tan aferrado a separarnos.

-Te lo diré en otro lugar, no puedo decírtelo aquí.

Junmyeon le pidió a su chofer que los llevara hasta un lugar seguro asegurándose de que nadie los siguiera, el chofer se sorprendió al ver a su jefe obedecía a alguien más, estaba a punto de sugerirle algo cuando el rubio lo ignoró pidiéndole a Sehun que subiera al auto antes que él. El silencio que ambos habían guardado durante el trayecto fue interrumpido por un susurro casi inaudible del azabache al admirar la lujosa entrada de la mansión, suponiendo que se trataba de una de sus tantas propiedades, era la prueba de que el rubio no exageraba cuando había mencionado que el precio en lo que pidiera no importaba.

Bajó del auto cuando Junmyeon se lo ordenó, sintiéndose un tanto intimidado ya que, a pesar de no tener un sueldo miserable, ni en sueños podría darse el lujo de tener un jardín tan grande con una fuente tan exquisita que en su casa. Y ni hablar del interior de la mansión, por donde sea que mirara se encontraba con unas obras de arte, colecciones completas de famosos artistas, no podía si quiera imaginar una cantidad estimada de todo el dinero que el hombre tenía invertido colgando en las paredes, mucho menos de cuánto ascendía su capital total.

- ¿En qué sitio prefieres hablar... en mi cama? –Se quedó callado al ver la cara seria del espía.

-Jun, no quiero desviarme del tema principal y del porque no podía hablar de esto tan a la aligera, de hecho, siento que con solo estar aquí mi vida ya peligra lo suficiente como para no volver a casa. –Hizo una pausa para añadir manteniendo su postura y distancia con el mafioso. –No soy la persona que pretendo, mi vida es una mentira.

-Entiendo, estas asustado de que vuelvan a lastimarte. –Sujetó la mano derecha del contrario dejando un beso en el dorso. –Te asignaré a dos de mis hombres para que cuiden de ti cuando no estemos juntos, así que deja esa expresión de sufrimiento y disfruta el tiempo a mi lado.

-No me estas entendiendo. –El espía se acercó sin apartar la mirada esperando que el rubio entendiera sus palabras. –No soy lo que crees, no soy un profesor, nunca estuve casado, toda la vida que crees que tengo es una mentira, la realidad es que soy un agente encubierto y... mi trabajo es llevarte a prisión.

Desvió su mirada al suelo sintiéndose horrible, quería desaparecer y la expresión de Junmyeon sólo aumentaba ese sentimiento, no podía comprender si estaba molesto o decepcionado, pero lo que era claro es que ya no había marcha atrás.

–Entonces renuncia, no necesitas un empleo. –Mencionó, pero su voz no transmitía ninguna emoción. Al ver al azabache negar continuó hablando:

–Si vas a arrestarme hazlo ahora. -Su voz esta vez sonó áspera y notó como contenía su respiración antes de hablar. Extendió los brazos en dirección, al contrario, con el claro mensaje de estar listo para ser esposado.

Sehun por su parte sujetó las muñecas del contrario con suavidad antes de añadir. –No dejes que te atrapen. Eres listo y aun si le informo a mis compañeros sobre tu ubicación sé que lograras escapar.

-Renuncia, no te pediré que hagas nada más. Por favor...– Su voz contenida en un suave murmullo, sus ojos cubriéndose lentamente en lágrimas. –No quiero que seas tú quien me deje, te juro que no fue mi intención dejarte en el pasado. Así que no me dejes, quédate conmigo.   







----

holaa, lamento publicar tan tarde, espero poder subir a tiempo el capitulo final la siguiente semana. Será mas largo que todos los demás ya que faltan temas por abordar, espero que estén disfrutando de su lectura. 

Gracias por leer. 

FabiolaFukaeri1
muchisimas gracias por ayudarme con la corrección del capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro