Capítulo 23: Marcos.
Visto y comprobado, una vez que salí del sótano con Logan entre mis brazos no hubo rastro de Reyes o de algún otro híbrido en toda la casa, se habían esfumado como humo; si no tuviera a mi Omega en mis manos o si no hubiese un cadáver de un híbrido en el sótano se pudiese jurar que ellos jamás estuvieron en este lugar.
Al subir a la segunda planta de la casa, como dijo Reyes, mis compañeros estaban a salvo, no les habían hecho daño y algunos incluso comenzaban a recuperarse del sueño. Ryan fue el primero en alegrarse y felicitarme por haber recuperado a Logan, tuve que contarle lo sucedido en el sótano: como el plan inicial de Reyes había sido utilizar a Dylan como cebo para que yo viniese y demostrara si en verdad quería recuperar a Logan, sin embargo, uno de sus secuaces le había traicionado e intentó matarlo, le narré como Reyes es inmune a su propio veneno y de esa forma mató al híbrido; la verdad es que, aunque cueste admitirlo, Reyes nos salvó la vida a Logan y a mí el día de hoy. Finalmente, cuando acabé mi narración, como era de esperar, Ryan me preguntó por el paradero de Reyes; sé que si confieso que se fue hace apenas unos minutos muchos de los lobos querrán ir tras él, así que solo sonrío y digo que escapó, mientras Logan y yo no podíamos movernos Reyes Garymark desapareció sin dejar rastros.
Como es de esperarse Ryan no cree del todo esta última parte de la historia, pero tampoco me lleva la contraria, es más urgente regresar al pueblo junto con el resto y ver que los somníferos no hayan dañado a nadie.
Llevé a Logan directo al hospital para que le hicieran un análisis completo, quería estar seguro que no había ningún problema con él o mi bebé.
«Bebé.» La verdad es que aún no termino de creerme que voy a ser papá, no me aparto del lado de Logan ni un solo segundo acariciando su barriga pequeña todavía. Siento los regocijos y pensamientos de mi pequeña hija y no puedo evitar el explote de emociones que ocurre en mi interior. Por primera vez en demasiados años me apetece ser feliz y Logan me ha dado esa oportunidad y pienso devolverle el afecto cada día de mi vida. Tarde en darme cuenta, pero ya lo tengo claro: No quiero vivir nunca sin Logan y mi bebé.
Cuando todos mis amigos vienen al hospital los únicos que no lucen sorprendidos por la noticia del embarazo de Logan son Michael y Tobías, quienes tienen una sonrisa de oreja a oreja y me sueltan frases como: «Por fin te das cuenta, idiota.» Ryan, Dereck y Dylan sí lucen mucho más sorprendidos y nos felicitan a mí y a Logan a partes iguales mientras que Tobías y Michael desde ahora se están peleando por ver cuál de ellos será el padrino de la bebé.
Luego de ese primer buen momento, tuve que repetir como un robot la historia de los sucesos ocurridos en el sótano. Ninguno creyó la parte en que Reyes escapó así porque sí, sin embargo, todos estuvieron de acuerdo en dejarlo como la versión oficial por el bien de Logan, bueno, todos excepto Dylan quien, a pesar de estar de acuerdo en que la versión oficial sería que Reyes huyó, se mostraba evidentemente enfadado por no poder colocar sus manos alrededor del cuello del híbrido y estrangularlo por él mismo.
Incluso Dereck se evidenciaba preocupado y no era para menos, después de todo el líder de los cambiaformas acababa de ser marcado por el líder híbrido.
Dos días después, cuando los exámenes médicos de Logan se concluyeron y se comprobó que el Omega estaba en perfecto estado, pude llevarlo a casa. Por fin las paredes de ese viejo caserón dejaron de lucir mustias y asfixiantes, por fin podía decirle adiós a esa soledad que, aunque en algún momento llegué a amar, ahora había amenazado a mi cordura; Logan rellena todos esos sentimientos y espacios que creí inalcanzables para mí y solo no quiero soltarlos.
—¿Sabes que puedo caminar? —pregunta mientras subo las escaleras con él entre mis brazos.
—Solo compláceme. —No me he apartado de Logan desde que le traje de regreso, la verdad es que temo que en un parpadeo o algún despiste el híbrido deje de estar a mi lado y todo no haya sido más que una mera ilusión.
Aprieto a Logan de manera inconsciente contra mi pecho y este parece notar mis inseguros pensamientos por lo que se abraza más a mí.
—Esta vez no me voy a ir Marcos.
—Tampoco es que yo te fuera a dejar.
Le brindo una sonrisa y comienzo a subir las escaleras hacia las habitaciones. Cuando pasamos de largo la suya, Logan me observa con los ojos abiertos de par en par.
—Pensé que iríamos a mi cuarto.
—¡No! —respondo decidido—. Vamos al mío.
La sorpresa es evidente en los ojos de mi mocoso y no es para menos. En todo el tiempo que he vivido en este lugar nunca he permitido que nadie entre a mi habitación, ni siquiera Tobías que es el verdadero dueño de la casa. Camino hasta el final del pasillo superior y abro la puerta de mi habitación sin soltar a Logan. La habitación es bastante grande y espaciosa con baño propio, una enorme cortina cubre las ventanas impidiendo que el exceso de sol entre al cuarto; es un mito que el sol mata a los vampiros, pero eso no significa que yo no lo deteste.
En el centro de la habitación hay una enorme cama y en la cabecera de la misma se alza también una cortina que impide que la luz moleste cuando se duerma en ella; las sábanas son de color rojo carmesí y no puedo evitar pensar el hermoso contraste que sería con la piel de porcelana de Logan. En las esquinas y paredes de la habitación hay objetos antiguos que he recolectado a lo largo de mi vida: antiguas vasijas romanas, grandes cuadros y tapices; también hay un enorme librero con autores que he conocido y admirado en mi existencia, desde filósofos antiguos hasta genios modernos más pegados a nuestros días como Arthur Conan Doyle o Julio Verner, incluso tengo algunas primeras ediciones autografiadas por ellos y que supuestamente no deberían existir.
Coloco a Logan entre las sábanas de seda rojas y blancas y junto a él me recuesto yo. Noto como Logan mira con curiosidad todo a su alrededor y no puedo evitar sonreír por lo tierno que luce.
—A partir de ahora dormirás aquí conmigo.
Las mejillas de Logan se sonrojan un poco y baja su vista hacia las sábanas para evitar mi mirada, sus dedos nerviosos juegan con los botones de mi camisa y su rostro se esconde en mi pecho.
—¿Estás seguro?
—Por supuesto. —Dejo que Logan se recueste por completo en la cama y acaricio con suavidad su tierna mejilla—. Quiero que te quedes conmigo mocoso, fui muy tonto por tener dudas y no decírtelo antes, no quiero perderte de nuevo Logan. —Bajo mi mano hacia su barriga—. Y a ella tampoco, ustedes son mi todo, son mi universo y lo único que me interesa en este mundo.
Bajo mi rostro hasta su vientre y siento la calidez de las emociones de mi niña, beso con suavidad la barriga y acaricio con la palma de mi mano, puedo sentir el movimiento del bebé y me asombro al notar lo mucho que ha crecido en tan pocos días a pesar de que la barriga de Logan aún no crece tanto. Con cada nuevo segundo que pasa la realidad de que seré padre me llena por completo, quiero que todo sea perfecto, darle todo a esta niña que viene en camino y a su mami.
Las manos de Logan acarician mis cabellos con suavidad y cuando alzo la mirada puedo notar sus ojos cristalinos por las lágrimas; es entonces de que me percato de que aún necesito hacer algo muy importante y debo hacerlo antes de que nazca mi hija.
Vuelvo al lado de Logan y acaricio con suavidad su mejilla instándole a que se acerque a mí poco a poco. Logan pasa sus manos por mi cuello y acarician la piel de esa zona, su aliento roza mi mentón a medida que se acerca para sentir el olor de mi cuerpo, puedo sentirle aspirar a la par que se abraza más a mí, sus ojos continúan cristalizándose, aunque ahora por motivos distintos. Sus dedos se enredan en mi cabello mientras que su otra mano aprieta mi camisa con fuerza.
—De verdad me gusta tu olor.
Sin pensarlo demasiado agarro la cintura de Logan y en un solo movimiento doy media vuelta de tal manera que el de ojos carmesíes y dorados termina sentado sobre mí. Ahora soy yo quien sostiene la parte trasera de su cuello con suavidad y escondo mi nariz entre su mentón y su clavícula aspirando con deseo también, mi mano libre sostiene su trasero y poco a poco le va acercando a mi cuerpo que inicia a reaccionar a los toques de Logan.
—A mí también me gusta el tuyo.
Voy subiendo la mano que sostiene su trasero y metiéndola bajo su camisa para poder sentir la suave piel de su espalda contra mis dedos. Mi lengua también se mueve de manera ascendente por su vena aorta hasta llegar al lóbulo de su oreja y depositar una pequeña mordida en ella que a su vez provoca un suave y exquisito jadeo de los labios de Logan. Puedo sentir como sus manos comienzan a desatar los botones de mi camisa y no puedo evitar echarme hacia atrás para observarlo.
—¿Estás seguro mocoso?
Mis colmillos rugen deseosos y mi sangre arde en mis venas por continuar, pero antes que nada debo saber si Logan se siente cómodo con ello, después de todo está embarazado.
—Solo continúa, te he extrañado mucho y cuando la barriga crezca no podremos en un tiempo.
Termina de desatarme la camisa y yo no necesito más que eso para acercarle a mí y devorar sus labios de manera ansiosa; el calor que emana de su boca es único e inigualable, un sabor que solamente le caracteriza a él. Paseo mi lengua por la comisura de sus labios antes de adentrarme en su boca poco a poco a la par que introduzco mi mano por la parte trasera de sus pantalones y aprieto su trasero con deseo y necesidad.
Logan, una vez que me quita la camisa por completo, se quita la suya también y solo entonces abandono el suave néctar de sus labios para descender hacia sus pezones sonrojados y erectos para mí. Chupo y muerdo ambos botones robando jadeos y gemidos de los labios del híbrido que se aprieta más a mi cuerpo y se enreda en mis cabellos para levantar mi rostro y besar mis labios.
—Dame más Marcos, necesito más —suplica y no puedo evitar sonreír.
—Quería ir lento contigo bebé, pero la verdad es que tampoco creo poder contenerme.
—Entonces no lo hagas.
Doy media vuelta dejando a Logan acostado boca arriba contra las sábanas de seda y me coloco encima de él desatando su pantalón y quitándolo casi en el mismo acto. Vuelvo a besar su cuello, pero no me quedo demasiado tiempo ahí, bajo dejando pequeños rastros rojos con mis dientes y llego hasta su abdomen donde inicio a utilizar mi lengua. El miembro de Logan está erecto y húmedo y mi boca se hace agua por devorarlo, así que no lo dudo cuando introduzco su intimidad en mi boca y la saboreo arriba y abajo a la par que mis dedos se van introduciendo en su cuerpo; primero uno y luego otro, abriéndose y cerrándose en tijeras y embistiéndolo en dirección a su punto sensible, pero sin llegar a rozarlo por completo.
—Marcos. —Los jadeos continúan y mis colmillos se extienden aún más al notar la necesidad que corroe a mi pequeño.
—¿Me quieres?
—Sí.
—¿Me deseas?
—Marcos…
—¿Qué deseas Logan?
No hay duda en su voz, solo una necesidad alarmante.
—Marcos, hazme tuyo, deseo que me hagas tuyo.
«Perfecto.»
Retiro mis manos de su interior llevándome un quejido por su parte. Pero solo me retiro lo suficiente para desatar mis pantalones y arrojarlos a una esquina. Vuelvo a acercarme a él poniendo mi propio miembro en su entrada; no obstante, aún no entro. Me mantengo rozando la entrada de Logan y vuelvo a acercarme a su cuello.
—Vas a ser mío Logan, vas a ser mío en cuerpo y alma.
Empujo en su interior al mismo tiempo en que encajo mis colmillos en su clavícula. Puedo sentir el cuerpo de Logan tensarse y abrazarme con fuerza, pero no me detengo. Le envisto a medida que le marco y bebo un poco de su sangre: Cuando dije que deseaba marcarlo sería en todos los aspectos. Golpeo mi pelvis contra su trasero y paso mi lengua por la mordida que acabo de darle, pero aún la unión no es completa, falta él. Observo su rostro que es la imagen de la lujuria personificada, puedo notar sus colmillos bajo sus labios y mientras enredo sus piernas en mi cintura para que nuestros cuerpos estén más cerca le susurro:
—Hazlo.
Logan no se lo piensa, aunque dudo que pueda, su lado salvaje es quien lleva el control de su cuerpo ahora. Tan solo alza su cabeza y muerde en mi cuello con fuerza. Al inicio un ardor se apodera de esa zona de mi piel, es como fuego ardiente; no obstante, no pasa mucho para que esa sensación se convierta en una ola de placer que nos envuelva a ambos y provoque que quiera llegar más adentro de logan directo a su punto más sensible. Es difícil de explicar, pero ahora se siente que Logan lo es todo, incluso más que antes, es lo único que importa en mi vida, puedo sentirle en mis entrañas y en mis huesos. Lo es todo para mí y lo necesito, es mi otra mitad, sin la cual no podría estar. Puedo sentir cada una de sus emociones, sensaciones y pensamientos y, por algún motivo, estoy seguro que Logan se siente igual.
Las envestidas se agudizan y la lujuria es lo único que se siente en la habitación, el trasero de Logan se aprieta alrededor de mi eje y logro sentir su cuerpo temblar preparándose para el orgasmo, no pasa mucho cuando el explote llega y su vientre se llena del cálido líquido que brota de su interior. Solo en ese instante permito que mi cuerpo llegue al clímax llenando a Logan por completo.
Ambos estamos agitados y sudados, dejo que mi cuerpo caiga a un costado y Logan se acurruca contra mi pecho, aprovecho este instante para mantenerle cerca de mí y llenarle de besos.
—Me marcaste —dice sorprendido.
—Ya era hora, ahora eres mío en todos los sentidos. —Tomo su mentón y alzo su rostro para besarle, cuando me alejo paso mis manos con suavidad por la zona de la mordida contemplando la muestra de nuestra unión, Logan también acaricia mi marca—. Te amaré por toda la eternidad mocoso.
Una sonrisa escapa de sus labios.
—¿Y si no vivo tanto?
—Pues que la eternidad sean nuestras vidas.
Sonrío y vuelvo a besarlo. Ahora entiendo lo que era evidente desde que nos vimos por primera vez: Logan es mi momento eterno.
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