Capítulo 4: Forjando alianzas
Capítulo 4: Forjando alianzas
—Toma. —Landon dejó frente a mí una taza humeante de té—. Le he pedido a Joy que te ponga la bebida más relajante que tenga.
Joy era una de las camareras de la cafetería de la empresa. Era la mujer más majas que había conocido. Siempre estaba dispuesta a ofrecerte algo y en ocasiones sabía perfectamente lo que querías o necesitabas.
—Gracias.
Cogí la taza entre mis manos y miré el contenido de color naranja. No era muy fan de las infusiones, pero si no había más remedio... Me la llevé a los labios y le di un sorbo. Arrugué el morro. Estaba muy amargo.
Al parecer, mi expresión de asco le gustó a mi amigo, ya que empezó a reírse.
—¿Qué? No tiene gracia.
—Eso lo dices porque no te ves. —Y me guiñó un ojo con descaro.
Una sonrisa se extendió por mi rostro. Qué bobo era a veces.
—Eres tan infantil...
—Y tan guapo —completó él con soberbia. En fin. De pronto, se puso serio—. ¿Cómo estás?
Le miré con gratitud.
—Mejor. —Me quedé calla unos momentos sin saber muy bien qué decir—. Gracias... Gracias por defenderme y creer en mí, aunque yo no pueda hacerlo.
Él se levantó de su asiento arrastrando la silla y rodeó la mesa hasta quedar justo a mi lado.
—Claro que puedes hacerlo —me dijo tajante. Me dio un beso en la mejilla—. Solo hace falta que esa pequeña fierecilla salga, tal y como he leído en Rosa Negra. No sabía que tuvieses ese talento para inventar insultos ingeniosos. Solo tienes que ponerlos en práctica.
Miré el contenido de la taza blanca y jugueteé con la bolsita en donde estaba metido el contenido de mi tila.
—Como si fuese tan sencillo.
Quizás para él lo fuera, pero para mí no. No era capaz de defenderme, simplemente no podía. Sentía que las palabras se atascaban en lo más profundo de mi garganta.
—Lo es. Solo tienes que ser más valiente.
Reí con amargura. Valiente. Sí, claro. Como si yo lo fuera.
—Soy tan cobarde... —dije y escondí la cara entre las manos.
—Oh, no. No otra vez. —Landon me obligó a mirarlo a los ojos—. Mírame, Elli. —Enjugó las lágrimas que estaban a punto de salírseme de los lagrimales—. Eres la persona más valiente que conozco.
Hice una mueca y negué con la cabeza.
—No lo soy, Landon. Soy tan cobarde... Cobarde por no confiar en mí misma; cobarde por no poder defenderme; cobarde por...
Landon me silenció posando una mano en mis labios.
—Eres la persona más buena y valiente que jamás haya conocido. Y quien diga lo contrario, miente.
—¿En serio lo crees? —Sonreí con timidez.
—No lo creo, lo sé.
—Eres el mejor. —Lo abracé.
—También lo sé. Y sexy, que no se te olvide.
Reí. Con él las cosas tenían un matiz distinto.
La reunión con mi futuro socio había sido todo un éxito. Me había demostrado cuáles eran sus ambiciones y objetivos. Asimismo, me había enseñado lo bien cualificado que estaba para ese puesto. Quería que fuera el cabecilla de esa sede, lo tenía muy claro.
Alejandro Gutiérrez, así se llamaba él. Había estudiado en una de las mejores universidades que había en aquel país y me había mostrado no solo que estaba capacitado para estar a la altura de un puesto como tal, sino que también podía hacer grandes cambios para bien en mi empresa. Era un hombre con una gran iniciativa y ganas de innovar, y eso me gustaba.
Como decía, la reunión nos fue de perlas. Ahora solo me quedaba visitar uno de los edificios que podría ser la sede de FosterWords España y reunirme con un par de libreros. Quería que los libros que editábamos llegaran a más personas.
Como podéis ver, era una persona ambiciosa, pero la vida sería monótona si no tuviésemos un rumbo. En mi caso en el ámbito profesional era hacer crecer esa empresa; y lo personal, bueno, creo que ya lo sabéis.
Llegué al hotel un tanto agotado. Eran pasadas las nueve de la noche y ya había oscurecido. Dejé mi maletín en una de las sillas y me di una ducha de esas en las que mi repertorio de canciones de Miley Cyrus no podía faltar. Sí, me gustaba mucho como cantante.
Después de ese baño, me puse un pantalón vaquero, una camiseta de algodón y un jersey fino. No tenía intención de salir del hotel, pero tampoco iba a bajar en pijama al comedor.
Después de cenar decidí llamar a mi bella flor. Allí ya sería la hora de salida y si tenía suerte, podría hablar con ella durante mucho tiempo. No obstante, no me cogió a pesar de que marqué su número varías veces. Me mandaba directamente a su buzón de voz. ¡Qué extraño!
Suspiré y me recosté en la cama.
Para distraerme encendí la televisión y puse un capítulo de The Big Bang Theory. Adoraba esa serie, sobre todo a ese grupo de científicos locos. Mi favorito era Sheldon Cooper. Me parecía un personaje muy pintoresco. Reí varias veces con sus ocurrencias y cómo Penny intentaba con todas sus fuerzas no arrancarle la cabeza.
A la mañana siguiente después de desayunar hice una pequeña excursión para observar la competencia. Entré en varias librerías y me sorprendió ver que muchas novelas tenían un pequeño sello que decía "Todo un éxito en Wattpad". Alcé una ceja. ¿Cuándo esa aplicación se había vuelto tan exitosa?
A Emily, mi hermana pequeña, le gustaba mucho. Era una adicta, si bien me había dicho que más del cincuenta por ciento de esas historias eran una basura. El resto, según ella, eran espectaculares. Decía que había encontrado muchas joyas. Creo que debería empezar a escucharla. Quizá allí descubriese escritores talentosos.
Seguí ojeando libros y encontré varias obras editadas por mi editorial. El logo era muy llamativo, un libro coronado por una pequeña corona de rey. Sonreí. A papá le encantaba ese dibujo. Recuerdo que lo creó en base a un boceto que Emily hizo en el colegio.
Sonreí recordando los comienzos de la empresa. A papá le costó lo suyo alcanzar el prestigio que FosterWords tenía en ese momento. Había trabajado duro en ella; había pasado noches en vela y días encerrado en ese edificio. Pero el resultado había valido la pena. Por eso yo debía mantener a flote el barco ahora que él se había jubilado.
Emily pronto se uniría al equipo, en cuanto terminase la carrera universitaria. Papá le había ofrecido un hueco en la sección de propuestas editoriales. Ella adoraba la lectura; era una devoradora de libros nata. Además, tenía mucho ojo para aquello que realmente valía la pena.
Seguí ojeando los trabajos de la competencia y llegué a una conclusión: debíamos mejorar el diseño de la portada. Todos sabían que esa era una de las cosas que llevaban al lector a comprar una novela. Eso y una buena sinopsis. Y el precio (no nos olvidemos de ello).
Antes de salir de la librería, le envié un mensaje a Elliana.
<<Buenos días, bella flor. ¿Has dormido bien?>>.
Pero ella no me respondió. Supuse que aún en Nueva York sería muy temprano.
Hacía un día horroroso en Bilbao. Caía una fina llovizna que de no llevar paraguas, me habría acabado empapando. El aire era fresco y, debido a ello, la gente iba embutida hasta las cejas en ropa.
Un grupo universitario charlaba animadamente sobre la fiesta que se hacía en una de las discotecas de aquella ciudad por la noche. Era jueves y supuse que todos estarían ansiosos por salir a despejarse después de una ardua semana. Las mejores fiestas universitarias eran los jueves, eso lo sabía porque lo había vivido en mis años de estudiante.
Sobre la una me reuní con el señor Gómez, un hombre que poseía unas cuantas librerías por todo el país. Él vivía en esa ciudad y dirigía desde allí todas y cada una de ellas.
Era una persona amable y cordial que me atendió en una de sus tiendas.
—Señor Foster —me saludó nada más verme en inglés, aunque yo estaba capacitado también para mantener esa conversación en su idioma materno—, es un placer conocerle en persona. Las revistas no le hacen justicia.
Lo miré.
Vale, ¿eso había sido un cumplido o un piropo?
—El gusto es mío.
Me invitó a pasar y fuimos a la trastienda, en donde tenía colocado un gran despacho. Su tienda era enorme y tenía toda clase de libros.
—Siéntese, por favor.
Eso hice. Tomé el asiento que estaba frente a él y esperé hasta que él me diera la palabra. Mientras tanto, observé ese lugar que parecía salido de un cuento de hadas, aunque toda la librería en sí lo parecía. Era como una de esas películas de Tim Burton, tan colorida y pintoresca que te invitaba a pasar toda la tarde entre sus paredes. Había observado también que en aquel sitio había varios sillones y sofás para que los clientes pudiesen mirar libros a gusto.
Su despacho no se quedaba muy atrás. Las paredes eran de un verde chillón y los muebles, de madera clara, resaltaban. Colgadas de estas había varios diplomas y un cuadro. En uno de los laterales había una gran ventana que tenía vistas al exterior.
—Antes que nada querría decirle que me halaga que haya pensado en mi negocio. No sé si conseguiré alcanzar las ventas que normalmente sus libros alcanzan, pero lo intentaré.
—Soy yo el que debería estar agradecido en caso de que usted acepte mi propuesta. —Lo miré expectante.
Lo que más deseaba era que el señor Gómez aceptara que los libros de FosterWords se vendieran en su franquicia. Sería todo un puntazo.
—Hablemos de números. ¿Qué cantidad de las ganancias me llevaría?
Sonreí y saqué unos papeles de mi maletín.
—Le ofrezco el veinticinco por ciento del precio de cada libro. Ha de entender que es una cifra que mantengo con todos mis socios. ¿Usted quiere formar parte del equipo?
—Me encantaría.
—Además, FosterWords solo pública aquello que sabemos se va a vender como rosquillas y le aseguro que no va a perder ni un solo céntimo.
—Confío en su criterio, señor. Al fin y al cabo su empresa es muy reconocida.
La charla siguió y siguió. Ese hombre ya entrado en los cincuenta colaboró y se mostró dispuesto a todo. Me caía bien.
Me pasó lo mismo con la señorita Fernández.
Ambos firmaron el contrato y quedamos en mantenernos en contacto. La primera tanda se les entregaría en un mes y si todo iba bien, habría conseguido dos buenos aliados.
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Nota de autora:
¡Feliz lunes, mis enredadas!
¿Qué tal os ha ido la semana? Yo he tenido puente y no he ido a la universidad desde el miércoles.
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¡Hemos llegado a nuestro primer 1K de visitas, camino de los 2K! Muchas gracias por leerla con tantas ganas 😍😘❤️. Repasemos:
1. Elliana se siente mal por no haber sido capaz de enfrentar a Ingrid y a Lillian.
2. ¡SuperLandon al rescate!
3. El viaje de negocios de Derek.
4. Derek sexy actuando como el jefe que es.
5. Conocemos un poco más de FosterWords.
6. ¿Alguien más quiere momentos Derelli?
Quiero dedicar este capítulo a dos personas, de muchas, que me están apoyando muchísimo. Una de ellas es Azzaroa y la otra, CarolBranca . Ambas me han ayudado muchísimo y leen esta historia con mucho mimo. Por todo eso y mucho más, les dedico este capítulo. Gracias por todo, chicas. Sois un amor. También. Os recomiendo sus novelas, Virtualmente Perfecto y Vibrating Love. Ambas son muy buenas escritoras.
En multimedia el logro de FosterWords. ¿Qué os parece?
Esto ha sido todo. Nos vemos el lunes con un nuevo capítulo de esta historia en la que os prometo que os mostraré un poquito de mi cultura. Me hace mucha ilusión. Pasad una buena semana. ¡Nos vemos el lunes!
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