Y aunque Jungkook prometió alejarse de aquella chiquilla que tanto dolor en su garganta provocaba, ahí estaba. Observándola desde las sombras, siguiéndola cada noche que salía ella de su trabajo, había averiguado donde vivía, ella se encontraba sola en un pequeño apartamento.
Más de una vez se reprochó por lo que estaba haciendo, incluso él quiso terminar con toda esa pesadilla de una vez, acabar con la vida de esa simple humana que podía hacerle perder el control. Jungkook no llamaba mentiroso a su hermano Hoseok, claro que no, sólo no podía pensar siquiera que él estuviera pasando por eso. Si tarde o temprano él la mataría, ¿por qué no hacerlo ahora?
Y cómo si esa pequeña chica humana lo llamara, él volteó a mirarla, giró su cabeza tan rápido que pensó que se le saldría de sus hombros. ¿Cuantos días habían pasado ya? ¿Cinco? ¿Dos semanas? Habían pasado muy rápido, y por eso esta noche se atrevería a hacer algo que venía pensando desde hace mucho.
Primero dejó que ella hiciera su ritual de todos los días, entrar y encender las luces, cenar y después darse una ducha, irse a su habitación y ver algo de televisión, después ella se dormiría dejando la televisión encendida y la cual se apagaría en veinte minutos gracias al auto apagado. Siempre hacía lo mismo. Y por eso Jungkook espero diez minutos más y se dirigió hacia ese apartamento, subiendo de un salto hasta la ventana, qué, como los anteriores días, la había dejado abierta de nuevo.
De un movimiento rápido pero grasil, se adentró en la habitación, ella dormía en su cama, su pecho subía y bajaba de una manera tan suave, y su corazón palpitaba lento, sin preocupaciones. Ese sonido que retumbaba como eco en las llanuras desiertas, ese órgano que se encargaba de mandar sangre a todo su cuerpo... Jungkook lamio sus labios, saboreando ese líquido que podía escuchar recorrer las venas de la chica.
Dio varios pasos hasta acercarse a la cama, donde la pudo ver mejor, sus labios rosados entreabiertos, sus pestañas largas y rizadas. Jungkook se inclinó un poco, olfateando un poco para deleitar así ese exquisito aroma. Sintió como sus ojos cambiaban, como su garganta se secaba, como su ser le pedía beber de ella, cuando ya se había alimentado muy bien antes de seguirla como cada noche. La deseaba.
Con su mano, tocó la suave piel de la chica que dormía, ignorante del peligro. Era cálida, aún más que la de él, claro, ella era humana. Se notaba tan frágil, como si con cualquier movimiento en falso, puditera matarla, y claro que podría hacerlo, incluso con esa caricia, él podría matarla aplastando su cabeza con su extremada fuerza.
Jungkook frunció el entrecejo, retrocedió y se sentó en el pequeño sillón que estaba en una esquina, un poco alejada de la cama. Se quedó ahí, mirando como ella dormía, pensando de nuevo en lo que su hermano le había dicho...
─Tiene que ser una broma ─ habló para si mismo.
Ahora mismo su cabeza era un caos total, entre la duda y el deseo imparable de beber su sangre hasta la última gota, realmente era un desastre ahora. Había algo incomodandolo, algo que estaba dejando pasar...
Pero todo pensamiento se vio interrumpido cuando se quedó de piedra, mirando a la chica moverse un poco y murmurar algo, toda su atención se había enfocado en ella en cuestión de segundos, realmente algo andaba mal con él.
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