CAPÍTULO XXVI
A pesar de que Hadassa ya se había recuperado, aún tenía una irritación en toda la espalda que le molestaba un poco probocandole picazón y cada cierto tiempo, una de las medicas que antendian a las mujeres, le untaba un ungüento para que la irritación y la picazón diminuyeran.
-listo su alteza- dice la medica cuando terminó de ponerle el ungüento y de envolver el torso de Hadassa con un vendaje -recuerde todas las indicaciones que le he dicho-
-lo sé- dice Hadassa
-y le tengo 2 noticias-
-¿Cuáles?-
-que esta ya va a ser la última vez que le pondré el ungüento-
-¿Cuál es la otra?-
-que, apesar de que ya no tenga la irritación, tendrá una marca notoria en la espalda-
-¿Qué tanto?-
-le cubrirá casi toda la espalda, así como parte de los hombros y parecerá un rayo-
-bien, ya puedes irte-
-gracias su alteza- dice haciendo una reverencia con la mano extendida en el pecho y luego se va
Hadassa se quedó pensando en lo que le había dicho la medica mientras se vestía ¿Sería que cuando regresara al mundo terrenal, Mohamed la iba a dejar de querer cuando viera la cicatriz que la irritación le dejó? Pero de inmediato dejó de pensar en eso, porque le pareció absurdo, pues, si a Mohamed no le importó que ella fuera parte Ifrit y que fuera chiíta, poco le iba a importar que ella tuviera una cicatriz.
Justo cuando terminó de ponerse la última prenda, su madre y su hermano entraron a la carpa.
-¿Qué pasa?- les preguntó Hadassa, pues le parecía raro que ambos entraran al mismo tiempo
-solo queríamos ver como estabas- dijo Bayaceto
-y también para algo a lo que nos llamó tu abuelo el rey Amin V- dijo Mihrimah
-¿Para qué nos habrá llamado?- pregunta Hadassa
-esa misma pregunta me la estoy haciendo- dice Bayaceto -no sé porqué o para que nos llamó, pero tenemos que ir ya-
Entonces Hadassa junto con su hermano y su madre salieron de la carpa para ir a la entrada del campamento en donde se encontraba el rey de los Ifrits junto con 10 soldados de su ejército.
-su majestad- dijeron Hadassa, Bayaceto y Mihrimah haciendo una reverencia con la mano en el pecho
-me alegra que estén aquí- dice el rey Amin V
-perdone mi curiosidad su majestad, pero ¿Para que nos llamó a los 3?- preguntó Hadassa
-ya lo verán- responde Amin -por ahora, solo siganme-
Caminaron por una o dos horas hasta llegar a una pequeña aldea.
-su majestad, perdone mi osadía, pero yo ya conozco este lugar, aquí recidia antes de que esta guerra iniciara- dice Mihrimah
-eso lo sé de antemano Mihrimah- dice Amin -y también sé que aún no has ido a una parte de ella-
Se fueron a una parte de la aldea que estaba un poco más alejada del resto de casas de la misma y de pronto, ven a un hombre con dos niños y ese hombre era nada más y nada menos que el Sultán Daud Khan y los niños eran los hijos muertos de Mohamed, Murad e Ibrahim.
-Sultán Daud Khan- dice Amin
-rey Amin V- dice Daud y dirige su vista a las espaldas del rey de los Ifrits -¿Para que viniste con toda esa gente? Recuerda que yo ya no puedo ser ejecutado porque estoy muerto-
-no he venido a eso, solo vine a que tú y tus nietos vieran a 3 personas- se hace a un lado -a mi nuera Mihrimah, la mujer a la que mandaste a ejecutar junto con mi hijo y a mis nietos Hadassa y Bayaceto, hijos de Mihrimah-
-pero ella dijo que sus hijos habían muerto-
-solo lo dije para salvarlos del destino que corrimos mi marido y yo- dice Mihrimah
-y ellos nunca hicieron nada malo como para que merecieran morir- dice Bayaceto tratando de ocultar su ira al ver al hombre que mando a matar a sus padres -por cierto, mi hermana- pone su mano en el hombro de Hadassa -tiene un hijo con el tuyo y ese hijo será el próximo Sultán del Imperio Otomano-
-¿Qué? ¿Cómo mi hijo pudo...- pregunta Daud, pero no termina de hablar porque ve que sus nietos se alejan de él para acercarse a Hadassa
-eres muy bonita- dice Ibrahim
-gracias pequeño- dice Hadassa poniendose a la altura de los niños
-¿Usted conoce a mi papá?- pregunta Murad
-sí, claro que lo conozco, él es a quien más amo, tanto que le dí un hijo, su hermano-
-quisiera poder conocer a mi hermano-
-yo también- dice Ibrahim
-lástima que eso es imposible ya que ustedes están muertos- mira a Daud y luego se dirige a los pequeños -será mejor que regresen con su abuelo-
-está bien- dijeron ambos niños al unísono para ir luego con su abuelo Daud
-no puedo creer que mi hijo haya violado la ley de mi padre- dice Daud
-pues creelo Daud- dice Hadassa firme -Mohamed se enamoró de mí y yo de él. Algún día esa ley de tu padre por fin dejará de existir y muchos de mi gente podrán vivir tranquilos sin temor de morir por algo que nunca hicieron-
-eso ya lo veremos- se empieza a retirar con sus nietos, pero comienza a sentir una opresión en el pecho
-Daud, si sigues con ese odio hacia los Ifrits- dice el rey Amin V -volverás a ese lugar y no podrás ver a tus nietos de nuevo. Recuerda que Alá te permitió estár en esta parte del mundo espiritual para que los pudieras ver siempre y cuando dejaras ese odio hacia mi pueblo-
-¿Qué esperabas si mi padre me lo inculcó?-
-y es por eso que él está siendo castigado por toda la eternidad, debido a lo cruel que fue en vida- suspira para seguir hablando -bien, ya tenemos que irnos-
Entonces el rey Amin V, Hadassa, Bayaceto, Mihrimah y los soldados que los acompañaron comenzaron su camino de regreso al campamento.
En el campamento, a los traidores se los estaba torturado para que hablaran de porqué habían llevado a una parte del ejército a un campo de manticoras y casi haber causado la muerte de Hadassa, pero ninguno se atrevía a confesar.
-príncipe- dice uno de los que vigilaban a los traidores haciendo una reverencia con el puño en el pecho al ver a uno de los hijos del rey
-¿Ninguno ha hablado?- pregunta el príncipe
-ninguno su alteza, ya hemos intentado de todo tipo de torturas, pero no han querido hablar-
-tiene que haber una forma de hacerlos hablar-
-estamos haciendo todo lo que podamos su alteza-
-dejenme hablar con ellos a solas, quiero intentar algo-
-como quiera su alteza- dice el guardia para luego irse con sus compañeros, dejando al príncipe solo con los traidores
-están haciendo bien en no abrir la boca-
-estamos que hablamos por las torturas- dice uno de los traidores algo agotado -pero por obedecerle a usted, no lo hemos hecho-
-así nadie sabrá que los llevamos a ese lugar para que el príncipe Bayaceto muriera- dice otro traidor
-pero le juramos alteza que nunca pensamos en que una de las manticoras atacaría a la princesa Hadassa-
-lo sé, lo sé- dice el príncipe -con tal de que no digan nada, estaré contento-
Mohamed estaba en sus aposentos leyendo un libro cuando tocan su puerta.
-adelante- ordena el Sultán e Isa Ağa entra
-su majestad- dice Isa Ağa haciendo una reverencia
-habla Isa Ağa-
-le tengo dos noticias; una buena y una mala-
-empieza con la buena-
-su concubina acaba de dar a luz a un príncipe-
Mohamed había tenido intimidad con una muchacha hacia unos meses y semanas después, se le dijo que dicha chica estaba embarazada y se juró a sí mismo que si la chica daba a luz a un Şehzade, ya no iba a volver a compartir lecho con ninguna otra mujer hasta que Hadassa regresara para así estár con ella solamente.
-¿Y cuál es la mala?- preguntó Mohamed
-que la muchacha en cuestión murió en el parto- respondió Isa Ağa
Mohamed se pasmó, no porque hubiera sentido algún afecto por la joven (su corazón solo latía por Hadassa) y que le dolía su muerte, sino porque su nuevo hijo había quedado huérfano de madre a penas nacer.
-¿Y mi hijo?- preguntó el Sultán
-está con una nodriza- responde Isa Ağa -y ella me pidió que le dijera a usted que si le permite criar al pequeño Şehzade-
-lo puede hacer si quiere, pero con una condición: que siempre le diga la verdad de que ella no es su madre de sangre- se pone de pie y sale de sus aposentos, seguido de Isa Ağa, para ir con la nodriza de su hijo, la cual estaba en la enfermería -quiero ver a mi hijo- ve que la nodriza se acerca a él para entregarle al bebé, entonces, decide nombrarlo allí mismo -no hay otro Dios más que Alá y Mahoma es su profeta, no hay otro Dios más que Alá y Mahoma es su profeta, no hay otro Dios mas que Alá y Mahoma es su profeta. Tu nombre es Kasim, tu nombre es Kasim, tu nombre es Kasim- levanta la vista y ve que Isa Ağa le susurra algo a la nodriza -supongo que le estás diciendo mi respuesta con respecto a que si ella puede criar a Kasim-
-sí majestad- dice Isa Ağa -y ella ha aceptado sus condiciones-
-está bien- de repente, ve que un hombre entra a la enfermería de manera abrupta y Mohamed lo identifica como uno de los Ağas que trabajan para su tío Alí Shakir Paşha -¿Qué ha pasado?-
-majestad, su tío, el gran visir Alí Shakir Paşha, acaba de partir al reino de Alá- dice el hombre
-¡Atención! ¡Su majestad el Sultán Mohamed Umar "El Grande"!- dice un guardia anunciando al Sultán
-su majestad- dicen Lüfti Bey y Selma Sultan haciendo una reverencia
-tío Mohamed- dice Nurgül yendo a abrazar a su tío
-querida sobrina- dice Mohamed acariciando la cabeza de la niña -Lüfti ¿Dónde está tu madre?-
-ella no ha querido salir de los aposentos en donde está el cuerpo de mi padre- responde Lüfti señalando una puerta -le ha afectado mucho su muerte-
Mohamed decide entrar a la habitación y logra ver el cuerpo sin vida de su tío en la cama. También logra ver que Esther Hatun estaba llorando sobre el pecho de aquel hombre.
-Esther Hatun- dice Mohamed acercandose a su tía política y tocandole el hombro
-majestad- dice Esther Hatun parándose como pudo para hacerle una reverencia al Sultán
-mis más sinceras condolencias Esther Hatun. Desde que era niño, pude ver como era el cariño y el amor que ambos sentían por el otro. Hoy se ha ido un gran hombre, pero tendrá una ceremonia fúnebre digna del puesto que llegó a ocupar-
Después del tiempo de luto, Mohamed estaba reunido con su consejo para ver quién iba a ocupar el puesto de gran visir.
-paşhas, en el tiempo de luto por la muerte de mi tío Alí Shakir Paşha he pensado en el hombre que ocupará su puesto como gran visir- dice Mohamed
-respetaremos la decisión que haya tomado majestad- dice Burak Paşha
-gracias Burak Paşha. Bien, quien será el nuevo gran visir del Imperio Otomano es...- hace una pausa -Murad Paşha-
Todos se sorprendieron por la decisión del Sultán, hasta el mismo Murad, no se lo había esperado, pensaba que iba a elegir a Burak Paşha o a Lüfti Bey.
-su majestad, me siento alagado por esto- dice Murad poniendose al frente del Sultán para luego agacharse y besar tres veces el caftan de Mohamed
-párate- dice Mohamed poniendo su mano en el hombro de Murad y este último obedece -debes entender que este puesto es el segundo más importante del imperio después del de Sultán y por lo tanto, tendrás más responsabilidades que antes-
-le juro que haré un buen trabajo y no se arrepentirá de la decisión que tomó- extiende sus brazos para que dos guardias le pusieran la bata del gran visir
-bien, ahora que este asunto ya está arreglado, continuemos con la reunión-
-¡Papi! ¡Papi!- dice la pequeña Sherezade de 3 años cuando ve que su padre había regresado, así que corrió hacia él
-mi niña linda- dice Murad alzando a su hija y besando su mejilla
-te extrañé papi, estuviste mucho tiempo fuera, no quiero que trabajes tanto-
-mi pequeña Sherezade, ahora más que nunca tendré que trabajar sí o sí-
-¿Porqué?- dice Gevherhan
-Gevherhan, estás viendo al nuevo gran visir del Imperio Otomano-
-¿Enserio?-
-sí y hoy nos vamos a mudar al palacio que era de Alí Shakir Paşha-
-¿Nos mudaremos de palacio?- pregunta Sherezade
-si, pero a uno más grande y con más jardines para que puedas jugar-
-¿Y Aziz me va a visitar más seguido?-
-sí, nuestro nuevo palacio está más cerca de Topkapi-
-¡Siiiiiii!-
-te quiero tanto hija- abraza a Sherezade y pronto Gevherhan se une al abrazo -a tí también amor mío- besa la cabeza de su esposa
Mohamed tenía en sus manos el anillo mágico y pensaba en su amada Hadassa cuando lo veia en detalle. Una lágrima se le escapó de un ojo, su mayor sueño era volver a ver a la mujer de su vida y poder sonreír con más frecuencia, pues desde que Hadassa se fue, eran en muy contadas ocasiones en las que sonreía.
-mi amor, ya han pasado años desde la última vez que te vi- comenzó a decir Mohamed para si mismo -extraño ver tu hermoso rostro, extraño oir tu voz. Quisiera poder tenerte a mi lado ahora y así volver a tener luz en mi vida-
En el mundo espiritual, Hadassa también estaba nostálgica por no haber visto a Mohamed en ya 8 años.
-Mohamed, te extraño tanto a tí como a nuestro hijo- dice Hadassa para si misma -quiero volver a verlos, saber como están. No hay un día en el no piense en ustedes y en lo mucho que los quiero-
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