CAPÍTULO XIX
Habían pasado 2 semanas desde el nacimiento del príncipe Aziz y sus padres (cada uno por su lado) estaban tratando de idear un plan para que pudiera estár en el palacio y sin que nadie sospechara nada, pero la tarea estaría bastante difícil.
-tenemos que idear un muy buen plan- menciona Bayaceto caminando de un lado a otro
-lo sé hermano, lo sé- dice Hadassa mientras le sacaba los gases a Aziz después de alimentarlo -por ahora, Aziz es el único hijo varón sobreviviente de Mohamed, tiene que ir al palacio, si no, será declarado ilegítimo-
De pronto, alguien abre la puerta de la casa de forma abrupta y varias personas vestidas de negro entran. Esto causó que los dos hermanos se asustaran y que el pequeño Aziz comenzara a llorar.
-si vienen por mi hermana y mi sobrino- dice Bayaceto poniendose frente de los dos y con una daga en la mano -no se los voy a permitir-
-no hemos venido a eso príncipe Bayaceto- dice uno de los hombres
-¿Príncipe?-
-claro, usted es hijo del príncipe Selim, al igual que su hermana, la princesa Hadassa ya deberian de saberlo- dice otro hombre
-¿Y cómo lo saben?-
-somos del ejército de su abuelo el Rey Amin V-
-y en el mundo espiritual acaba de ocurrir una crisis- dice un tercer hombre -algunos Ifrits se han revelado y quieren destronar a su abuelo y no solo eso, planean invadir el mundo terrenal y esclavizar a la raza humana-
-¿Qué?- pregunta Hadassa, quien momentos antes, ya había podido calmar a su hijo y se pone a un lado de su hermano
-así es princesa y estos rebeldes tienen el apoyo de otros Ifrits que no siguen la fé de Alá, unos Ifrits infieles. Estos son muy poderosos, pero el Rey Amin V piensa que reuniendo a todos sus descendientes y aliados, podrán derrotar a los traidores y salvar no sólo al mundo espiritual, sino también a la humanidad-
-entonces ¿Mi hermano y yo, por ser descendientes del rey tenemos que ayudarlo en la guerra por un decreto suyo?-
-así es su alteza- dice un cuarto hombre -pero solo los que tengan 15 años o más podrán ir, por lo que el príncipe Aziz deberá quedarse en el mundo terrenal hasta que la guerra termine-
-¿Eso quiere decir que...?-
-sí princesa, deberá abandonar a su hijo-
Hadassa sintió una opresión en el pecho, no quería dejar a su hijo, no quería separarse de él, apenas lo había traído al mundo hace 2 semanas, aún no disfrutaba de su pequeño lo suficiente.
-no lo haré- dice Hadassa al borde de las lágrimas -no voy a dejar a mi hijo solo-
-existe una alternativa princesa- dice alguien más, pero esta vez era una mujer -deberá dejarlo con su padre, el Sultán Mohamed Umar "El Grande"-
-¿Pero como se explicará en el palacio la llegada de mi sobrino?- pregunta Bayaceto
-eso el rey Amin ya lo tenía previsto, así que nos ordenó que le dieramos esto a la princesa Hadassa- le muestra un pedazo de papel, una pluma y un tintero a Hadassa
-¿Y de que servirá eso?- pregunta Hadassa
-solo escriba lo que le vamos a decir y luego le diremos lo que sigue-
-está bien- le entrega Aziz a su hermano, toma lo que le dieron, se sienta frente a su escritorio y comienza a escribir lo que la chica le estaba diciendo -listo- dice cuando ya había escrito todo
-perfecto- toma el papel, lo dobla varias veces hasta que pareciera un pedazo pequeño, lo aprieta con el puño para convertirlo en polvo dorado, sopla el polvo y lo transforma en un pequeño pájaro dorado brillante que sale volando hacia el Sultán
-¿Cómo hiciste eso?-
-esto y muchas cosas van a aprender muy pronto-
Mientras tanto con Mohamed, este estaba en el balcón de sus aposentos viendo todo lo que podía ver de Estambul desde donde se encontraba. También estaba pensando en una forma de traer a su amada y su hijo.
De pronto, vió una luz dorada venía hacia él y cuando esta se acercó lo suficiente, pudo notar que era un pequeño pájaro y sintió la necesidad de extender la mano para ver si se posaba en ella y el pájaro así lo hizo, para de inmediato transformarse en un pedazo de papel doblado.
A Mohamed le pareció extraño esto, pero de inmediato se adentró a sus aposentos para ver que tenía el papel, lo desdobló y lo comenzó a leer.
"Mi querido Sultán, tengo algo importante que decirle, pero tendrá que verme esta noche con mi hermano en el lugar en donde usted había partido hacia Manisa a gobernar cuando aún era un príncipe.
Puede ir acompañado, pero solo de las personas que saben nuestro secreto y no le diga sobre esta reunión a nadie mas que a estos.
Atentamente, la mujer que lo ama, Hadassa."
Mohamed se sintió aún más confundido y miró hacia su ventana, ya faltaba poco para que la noche callera y apesar de su confusión, decidió poner manos a la obra.
-guardias- ordena Mohamed y los guardias que cuidaban sus aposentos entraron -llamen a Murad Paşha-
-como ordene majestad- dijeron los guardias al unísono para después irse
Pasaron los minutos y Murad Paşha llegó a los aposentos del Sultán.
-¿Me mandó llamar majestad?- pregunta Murad Paşha
-sí, necesito que leas esto- dice Mohamed entregándole la carta que había leido
-está bien- toma la carta y la lee -¿Ella para que necesita verlo? ¿Qué necesita decirle?-
-eso mismo me pregunto yo- escucha un golpe seco y abre la puerta de sus aposentos solo para ver a los guardias tirados en el suelo -¿Qué fue lo que pasó aquí?-
-¿Qué ocurre majestad?-
-los guardias están tirados en el suelo- sale del todo de sus aposentos -revisa si están vivos-
-sí- se inclina y revisa a los guardias -parece que siguen vivos, no noto que tengan alguna herida, es como si hubieran caido dormidos derrepente-
-¡Hijo!- dice Fatma corriendo hacia su hijo
-madre ¿Qué pasa?- pregunta Mohamed
-algo les pasó a las criadas que están a mi servicio-
-¿Qué les pasó?-
-cayeron al suelo derrepente-
-lo mismo que con los guardias- dice Murad Paşha
Mohamed tuvo una corazonada y se fue a las puertas del Harén. Tal y como se imaginaba, todos estaban en el suelo dormidos: las concubinas, los eunucos y la Kalfa y sus asistentes. Fue entonces a la cocina y vió que todos estaban de la misma forma, salvo por Arif Ağa.
-majestad, no sé que pasó aquí- Arif Ağa -mis asistentes cayeron dormidos. Traté de despertarlos con mi magia, pero no funcionó, lo que solo puede significar una cosa-
-¿Cuál?-
-están bajo un hechizo que yo no puedo romper-
-¿Un hechizo?-
-hijo- dice Fatma entrando a la cocina y ve a muchos dormidos -¿Aquí también?-
-Arif Ağa dice que es un hechizo-
-¿Un hechizo?-
-si madre sultana, yo soy un Ifrit y sé más o menos de estas cosas- dice Arif Ağa
-¿Y no puedes romperlo?-
-no sultana, el hechizo es muy fuerte para que yo lo rompa, tendría que romperlo el que lo impuso-
-ya veo. Hijo, Yahya Ağa y otros 5 Jenizaros vinieron a decir que en su cuartel también muchos de sus compañeros cayeron dormidos-
-¿Dónde están?- pregunta Mohamed
-en uno de los patios hablando con Murad Paşha-
El Sultán salió de la cocina seguido de su madre y Arif Ağa en camino a uno de los patios.
-su majestad- dice Yahya Ağa haciendo una reverencia cuando el Sultán había llegado -gran parte de los Jenizaros se durmieron derrepente, solo ellos- señala a los 5 jenizaros que venían con él-y yo no lo hicimos-
-Y no solo eso majestad- dice otro jenizaro -fuimos a hacer rondas por Estambul y todos los ciudadanos están igual, salvo por una mujer llamada Bahar Hatun-
-esto es muy extraño- dice Mohamed y de inmediato recuerda que ya debía reunirse con Hadassa y Bayaceto en la entrada del palacio -ya sé quién puede ayudarnos a saber que es lo que está pasando. Debemos ir a la entrada del palacio-
A todos (menos a Murad) les sorprendió lo que el Sultán había dicho, pero debían saber lo que estaba pasando, así que siguieron a Mohamed hacia la entrada del palacio.
Mientras tanto allí, Hadassa y Bayaceto se encontraban esperando a que el Sultán fuese.
-¿Sí le habrá llegado el mensaje?- pregunta Hadassa mientras mecia a Aziz
-le debió haber llegado- dice Bayaceto tratando de tranquilizar a su hermana -recuerda que nos dijeron que eso era infalible-
-aún así, no me voy a tranquilizar hasta verlo-
Justo cuando terminó de decir esas palabras, Mohamed apareció en su campo de visión y también lo hicieron Fatma Sultan, Murad Paşha, Yahya Ağa, Arif Ağa y 5 Jenizaros.
-Mohamed- dice Hadassa
-Hadassa, mi amor- dice Mohamed acercándose para besarle la frente -¿Para que necesitabas verme? ¿Y que les pasó a todos en el palacio y en casi todo Estambul?-
-es algo complicado- le pasa al bebé -pero debo decirte que tengo dejar a nuestro hijo aquí-
-¿Por qué quieres abandonar a mi nieto?- dice Fatma habiendo escuchado todo
-no es que yo quiera hacerlo madre sultana- le empiezan a salir lágrimas -es que tengo que hacerlo. Créame que si por mí fuera, no lo haría-
-¿A qué te refieres?-
-es complicado madre sultana- dice Bayaceto -lo uno seguro es que mi hermana y yo nos tenemos que ir y a donde vamos, el príncipe Aziz no puede acompañarnos, sería muy riesgoso-
-sigo sin entender-
De la nada, aparecen unos jinetes vestidos de negro montadas sobre unas criaturas mitad águila, mitad león que llevaban una armadura con un fénix tallado; eran las mismas personas que habian irrumpido en la casa de los dos hermanos.
-príncipe Bayaceto, princesa Hadassa, ya es hora de irnos- dice un hombre
-¿Qué es lo que está pasando aquí?- dice Mohamed algo confundido y asombrado por las criaturas que tenía frente a él
-¿Y cómo es eso de que Hadassa y Bayaceto son príncipes?- pregunta Fatma
-Sultán Mohamed Umar Khan, Valide Fatma Sultan- vuelve a decir el mismo hombre -todo tiene una explicación. Verán, acaba de estallar una guerra en el mundo espiritual, muchos Ifrits se han revelado en contra del Rey Amin V y planean quitarle a él el trono, para luego venir aquí al mundo terrenal y convertir en esclavos a todos los seres humanos. El rey decretó que todos sus descendientes que viven en el mundo terrenal y que tengan de 15 años en adelante deberán ayudarlo en esta guerra. Por eso, la princesa Hadassa debe dejar al Şehzade Aziz y ella no volverá a verlo hasta que la guerra concluya-
-es verdad Mohamed- dice Hadassa en medio de lágrimas -tengo que dejar a Aziz contigo para que no sufra ningún riesgo-
-no Hadassa- dice Mohamed al borde de las lágrimas -no quiero que te vayas ¿No hay una forma para que ella no vaya?-
-me temo que no Sultán- dice una mujer, la misma que había enviado el mensaje a Mohamed
-¿Y sabes que les pasó a casi todos los habitantes de Estambul y la mayoría de los que viven en el palacio?- pregunta Yahya Ağa
-eso lo hicimos nosotros, sabiamos que si el Sultán venía y con los que lo están acompañando, iba a ser sospechoso. Así que hicimos dormir a todos los que no sabian del secreto del Sultán Sultán Mohamed y de la princesa Hadassa-
-¿Y cuando despertarán?- pregunta Mohamed
-mañana por la mañana y cuando lo hagan, creerán que el príncipe Aziz es hijo de una concubina que murió al darlo a luz. Así se justificará la presencia del Şehzade en el palacio-
-y como todo hechizo ¿Se puede romper?- pregunta Arif Ağa
-solo el príncipe Bayaceto o la princesa Hadassa podrían hacerlo, cuando alguno de los dos grite que esa historia es falsa-
-sus altezas, ya debemos irnos- dice otro de los hombres que montaban los Grifos
-ya vamos- dice Bayaceto llendo hacia uno de los jinetes y montadose en el Grifo de este. Hadassa estuvo a punto de hacer lo mismo, pero Mohamed la detiene
-Hadassa espera- dice Mohamed mientras le entregaba su hijo a su madre
-¿Qué pasa?- pregunta Hadassa
-al menos déjame darte esto- saca su espada con todo y funda de su cinto -esto te puede servir cuando estés en batalla-
-Mohamed, no es necesario-
-Hadassa, aceptalo por favor. Esta espada era del fundador del Imperio Otomano, el gran Osmán y a pasado de Sultán en Sultán desde entonces, sin perder su filo o su apariencia. Tomala, tal vez te sirva de recuerdo mío cada vez que la veas-
-está bien- toma la espada -pero yo no puedo darte algo que sea un recuerdo de mí-
-con nuestro hijo ya es más que suficiente. Cada vez que lo vea, me acordaré de tí-
-¿Puedo pedirte algo?-
-cualquier cosa que tú quieras-
-no le cuentes la verdad a Aziz hasta que consideres que tenga la edad adecuada-
-lo haré porque tú me lo pides- le da un fuerte abrazo a su amada, uno que quisiera que nunca acabara
-hermana- dice Bayaceto
-ya vete-
-te voy a extrañar mucho- dice Hadassa llorando
-yo también mi flor de primavera-
Hadassa entonces se sube a un Grifo montado por un jinete. Luego, todos los Grifos se voltean y comienzan a volar hacia el cielo nocturno, perdiendose de vista con rapidez.
Mohamed estaba en sus aposentos cargando a Aziz y viéndolo embelesado, su hijo había heredado más rasgos de Hadassa que suyos, pero eso no le importaba al Sultán, es mas, le alegraba que fuera tan parecido a su amada.
-mi nieto es muy hermoso- dice Fatma viendo a su hijo y a su nieto
-lo es- dice Mohamed -y es fruto del amor que nos tenemos Hadassa y yo-
-Alá mediante será quien te suceda en el trono de Osmán-
-amén madre, amén-
-aunque...-
-¿Aunque que madre?-
-aunque tendrás que volver a pasar la noche con una de tus concubinas para tener otro candidato al trono-
-no creo poder hacerlo después de haber estado con Hadassa, preferiría optar por el celibato-
-pero Aziz no puede ser tu único hijo sobreviviente, necesitas tener más-
-lo sé madre, aunque sigo creyendo que no podría estar con otra mujer-
-pero aun así hijo, es tu deber como Sultán dejar herederos-
-está bien madre, pero después de que Aziz tenga unos años más-
-bueno hijo-
Hadassa y Bayaceto volaron por unos treinta minutos hasta de el jinete que iba al frente extendió su brazo y lanzó un rayo que abrió una especie de portal, el cual fue atravesado por todos los que estaban montando a los Grifos.
Pasó otra media hora cuando por fin aterrizaron en medio de lo que parecía ser un campamento militar.
Todos se bajaron de los grifos y comenzaron a caminar.
-sus altezas, deben prepararse para ir ante el Rey Amin V- dice un hombre
-¿Para que necesitamos hacer eso?- pregunta Bayaceto -¿Acaso no podemos ir así como estamos?-
-es por protocolo príncipe-
A ambos hermanos se los separa y se los lleva a una carpa, en donde se les ayuda a ponerse la armadura que los guerreros solían usar en batalla. Para Hadassa y Bayaceto, era un poco difícil llevarla y es comprensible, era la primera vez que usaban una armadura y entendieron que tenian que acostumbrarse a ella.
Una vez listos, ambos salieron de las carpas en las que estaban y se encontraron.
-debo admitir hermano, que esa armadura se te ve bien- dice Hadassa viendo a su hermano de arriba a abajo
-a tí también se te bien- dice Bayaceto
-sus altezas- dice un hombre -el Rey Amin V los está esperando en su carpa-
-¿Y donde está?-
-es la más grande y la que se encuentra justo en el del campamento. Permitanme los guio-
Aquel hombre condujo a los dos hermanos hasta el centro del campamento, en donde se encontraba la carpa del Rey Amin V. Hadassa y Bayaceto vieron a alguien salir de ahí, pero no le tomaron importancia.
-sus altezas, los iré a anunciar al rey- dice el hombre que acompañaba a los dos hermanos
-está bien- dicen Hadassa y Bayaceto al unísono
-mi rey- dice entrando a la carpa y haciendo una reverencia con el puño cerrado en el pecho -sus nietos ya están aquí y esperan afuera-
-hazlos pasar- dice Amin
-sí señor- sale de la carpa -sus altezas, el rey Amin V los recibirá. Pero antes deben saber algo-
-¿Qué?- pregunta Bayaceto
-cada vez que estén ante el rey o algún otro miembro de la familia real, deberán hacer una reverencia con la mano en el pecho, las mujeres lo deben hacer con la mano extendida en el pecho y los hombres con el puño cerrado en el pecho-
-¿Y por qué es así?- pregunta Hadassa
-fue de esa forma en la que hombres y mujeres saludaron al rey Aziz I cuando se convirtió en el primer rey de los Ifrits y desde entonces, se saluda así a los miembros de la familia real. Pero entren ya, no hagan esperar al rey-
Ambos hermanos entraron a la carpa, vieron que adelante suyo estaba un hombre ya mayor sentado en un trono y a cada lado de este habían cinco personas, entre ellas, una mujer.
Hadassa y Bayaceto hicieron una reverencia, tal y como se lo habían indicado.
-Hadassa, Bayaceto- dice Amin con una sonrisa -me alegra enormemente conocerlos a ustedes, mis nietos por parte de mi difunto hijo Selim-
-y no solo al rey le alegra su presencia, sino también al resto de nosotros- dice un hombre de pelo y barbas largas
-exacto Süleyman- se dirige a Hadassa y Bayaceto -mis queridos nietos, los que me acompañan son el resto de mis hijos. El que les habló, el príncipe Süleyman, el príncipe Okan, el príncipe Alí, el príncipe Iskender, el príncipe Ismail, el príncipe Tahmasp, el príncipe Iltutmish y el príncipe Abbas- dice señalando a cada uno de los nombrados -los otros dos que no nombré no son hijos mios, pero también son miembros de la familia Azizoğlu. Él es el príncipe Rüstem, el mayor de todos mis nietos, hijo del príncipe Süleyman- lo señala al nombrarlo -y ella es Bergüzar, madre del príncipe Rüstem y esposa del príncipe Süleyman-
-es un placer conocer por fin a los hijos de mi difunto cuñado el príncipe fénix- dice Bergüzar
-¿Príncipe fénix?- pregunta Hadassa algo confundida
-ese era el apodo de mi hermano mayor Selim- dice Süleyman -porque cada vez que el enemigo creía haberlo derrotado, él se levantaba a seguir luchando como si nada, tal y como el ave fénix renace de sus cenizas-
-también hay algo curioso con ustedes, pero más contigo Hadassa- dice Amin
-¿Qué cosa?- pregunta Hadassa
-por el momento, tú eres mi única descendiente mujer, el resto son solo hombres, así que considerate especial por eso y por ser la hija del que solía ser el príncipe heredero-
-¿Me necesitaba mi señor?- dice una mujer entrando a la carpa
Bayaceto conocía esa voz perfectamente y Hadassa creó haberla olvidado, pero no fue así, la reconoció al instante, igual que su hermano.
Ambos voltearon hacia la entrada de la carpa y no podían creer a quien estaban viendo: era su madre Mihrimah.
-¿Bayaceto?- dice Mihrimah al borde de las lágrimas
-¿Madre?- dice Bayaceto de la misma forma que su progenitora y se acerca lentamente para abrazarla -madre, madre- comienza a llorar
-mi querido hijo, eres tú- mira a Hadassa, pero no la reconoce -¿Quién es ella? ¿Es tu esposa?-
-madre, ella es Hadassa, mi hermana, tu hija-
-¿Enserio eres mi pequeña hija Hadassa?- se acerca a ella y acuna su rostro en sus manos
-sí madre, soy yo- dice Hadassa llorando y abrazando a su madre, Bayaceto se une en ese abrazo
-nunca pensé que volvería a ver a mis hijos-
-para eso es que te llamé Mihrimah- dice Amin -para que vieras a tu hijo Bayaceto y pudieras ver como había crecido tu hija Hadassa-
-gracias, muchas gracias majestad- se separa de sus hijos y se inclina para besar las ropas del Rey de los Ifrits
-¿Y mi padre?- pregunta Hadassa
-Hadassa- se levanta y se dirige a su hija -me temo que no está aquí, que más quisiera yo que sí estuviera, pero no es así-
-¿Por qué? ¿Acaso no van aquí todos los que mueren?-
-así es, pero no aplica para los Ifrits de sangre pura que mueren- dice Rüstem
-¿Por qué?-
-porque existe otro mundo espiritual al que van los Ifrits de sangre pura cuando mueren y los Ifrits que aún seguimos vivos no podemos ir a ese mundo a menos que muramos-
-ya entiendo-
-bien- dice Amin dirigiendose a Hadassa y Bayaceto -será mejor que ustedes estén un momento a solas con su madre para que puedan hablar sobre sus vidas-
-gracias majestad- dice Mihrimah antes de salir de la carpa con sus hijos
-y diganme ¿Qué ha sido de ustedes desde que su padre y yo morimos?-
-nosotros estuvimos presentes en su ejecución- dice Bayaceto
-¿Enserio?-
-yo fui quien insistió en ir a verlos- dice Hadassa -era solo una niña y no sabia las consecuencias, ver su ejecución me traumó y desde ese día he tenido pesadillas reviviendo ese momento-
-entiendo que debió ser duro para ambos la muerte de su padre y yo- se dirige a Hadassa -y por eso no nos alcanzó el tiempo para poder criarte-
-lo sé madre, pero le agradesco a Alá que mi hermano estuvo conmigo y no me dejó sola-
-yo me propuse criarla cuando ustedes murieron- dice Bayaceto -le enseñé todo lo que ustedes le hubieran enseñado de haber continuado con vida-
-¿Qué le has enseñado?- pregunta Mihrimah
-le enseñé hebreo y español-
-¿Eso es verdad?-
-lo es madre- responde Hadassa en español
-(¿Y has aprendido rápido?) ?ולמדת מהר-
-אתה יודע שתמיד הייתי ככה מאז שהייתי קטנה (tú sabes que siempre he sido así desde pequeña)-
-me alegra tanto que hables mi lengua materna y la lengua litúrgica de mi anterior religión-
-y es un gran orgullo para mí madre-
-también le enseñé a usar la espada- dice Bayaceto
-así es madre, fue una vez que mis poderes empezaron aparecer-
-y también le enseñé a controlarlos. Aunque si nuestro padre hubiese vivido mas tiempo le hubiera enseñado más e incluso a mí-
-afortunadamente, aquí les van a enseñar muchos trucos y hechizos que les van a ser muy útiles- dice Mihrimah y nota que la espada que tiene Hadassa es distinta a la que tiene Bayaceto y a las que le ha visto al resto de guerreros del ejército del Rey Amin V -Hadassa ¿Quién te dió esa espada? Es distinta a las demás que he visto aquí-
-me la dió alguien muy especial para mí- responde Hadassa
-¿Qué tan especial?-
-no te mentiré madre, quién me regaló esta espada fue el hombre a quien amo, el amor de mi vida-
-¿Y quién es ese hombre?-
-es el mismísimo Sultán del Imperio Otomano, Mohamed Umar-
-¿El hijo del Sultán Daud?-
-sí, me fue inevitable enamorarme de él, es un gran hombre. Sé que nos arriesgabamos mucho cada vez que nos encontrabamos a escondidas pero ese riesgo valía la pena-
-¿Y hasta donde pudo llegar su relación? ¿Llegaron a tener intimidad?-
-sí madre y como era de esperarse, quedé embarazada-
-¿Acaso ya eres madre?-
-sí, tengo un hijo llamado Aziz, como el primer rey de los Ifrits. Nació solo hace 2 semanas-
-entonces tuviste que dejarlo con su padre-
-así es, fue la decisión más difícil que tuve que tomar- trata de no llorar -y temo no volver a ver a Mohamed o a mi hijo-
-tranquila hermana, no te preocupes- dice Bayaceto -Alá va a ser misericordioso contigo y hará que puedas reencontrarte con ellos-
-y si resas aquí, es aún mas probable que Alá te escuche- dice Mihrimah -porque, puede que tu abuelo sea el rey de los Ifrits, pero Alá es quien gobierna sobre todos nosotros-
-es verdad, Alá es el más grande de todos-
_________________________________________
Acá les dejo quienes son Süleyman, Rüstem y Bergüzar.
Paulo Gorgulho como Süleyman
Mehmet Günsür como Rüstem
Vanessa Gerbelli como Bergüzar
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro