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CAPÍTULO VII

Ya han pasado 2 años desde que Mohamed se convirtió en el Sanjak-bey de Manisa y sus habitantes estaban muy contentos con el joven principe ya que hacía un muy buen trabajo en gobernar la provincia, además de que era justo con sus habitantes, claro, con algo de ayuda del juez Musa Huseyin Efendi.

También, en esos 2 años iba a visitar a Hadassa, con menos frecuencia que antes, pero se quedaba por un poco más de tiempo.

Fatma le mandaba concubinas a su hijo cada dos noches, pero estas no eran ni tocadas por el Şehzade y eso a su madre le preocupaba bastante, porque en él estaba el futuro de la dinastía y si no tenia descendencia, no podría continuar con el linaje.

-hijo ¿Por qué no has pasado la noche con alguna de las muchachas que te he mandado?- le pregunta Fatma a Mohamed

-aún no estoy interesado en convertirme en padre- responde Mohamed -prefiero consentrarme en los asuntos de la provincia-

-pero Mohamed, si no tienes descendencia pronto, la dinastía Otomana llegaría a su fin contigo-

-claro que no, quedarían mi tío Alí Shakir Paşha y su hijo Lüfti-

-sí, pero no confío en ellos (en especial en tu tío) para que gobiernen el imperio-

-¿Cómo puedes decir eso? Mi tío ha hecho un gran trabajo como gran visir-

-tal vez ahora, pero si alcanza a llegar al trono, no lo sea tanto-

-aún así, no me harás cambiar de opinión-

Después de la conversación con su hijo, Fatma seguía enviándole concubinas y Mohamed seguía rechazandolas.

La sultana llegó hasta un punto en el que ya no aguantó más la actitud del Şehzade que decidió enfrentarlo y decirle una vez mas que tenía que ser padre para preservar la dinastía.

-ağas, necesito hablar con mi hijo, déjenme pasar- le ordenó Fatma a los guardias que cuidaban la entrada de los aposentos de Mohamed

-lo lamento sultana, el príncipe está ocupado y nos ordenó que nadie entrara a sus aposentos- dijo uno de los ağas

-ni siquiera usted sultana- dijo el otro ağa

-no me importa, entraré de todos modos- dicho y hecho, entró a la fuerza a la habitación y cerró la puerta antes de que los ağas trataran de sacarla. Vió una varilla de metal y la puso en las manijas de la puerta -ya basta ağas- siente que dejan de insistir -gracias a Alá- se voltea para hablar con Mohamed, pero al hacerlo no lo vé por ningún lado

Ella comienza a entrar en pánico y estuvo a punto de abrir la puerta y decirles a los guardias que el Şehzade de la corona había desaparecido, pero descartó de inmediato esa idea debido a una corazonada que acababa de tener.

Habian pasado unas dos horas y Fatma volvió a desesperarse y justo cuando iba a abrir la puerta unas luces azules aparecieron en medio de la habitación para después desaparecer y dejar ver a Mohamed.

-ma..madre- tartamudeo el Şehzade

-¿Dónde estabas y como hiciste eso?- le pregunta Fatma a Mohamed

-lo siento, pero no puedo decirte-

-¿Por qué?-

-sólo, no puedo-

-¿Estás protegiendo a alguien?- ve que desvia la mirada -responde ¿Estás protegiendo a alguien?-

-sí, protejo a una persona, mejor dicho a dos-

-¿Quíenes?-

-no me dejaras en paz con esto ¿Verdad?-

-sí y responde mi pregunta-

-lo haré, pero en una semana-

-¿Por qué en una semana?-

-porque en una semana voy a volver a ese lugar y te llevaré-

-¿Y cómo lo harás?-

-en una semana te diré-

-está bien-

La semana que Mohamed le habia pedido a su madre para darle explicaciones ya pasó y Fatma se dirigió a los aposentos de su hijo.

-madre- dice Mohamed besandole la mano y llevandola a su frente

-Mohamed, ya pasó la semana-

-lo sé-

-¿Y cómo vamos a ir allí?-

-con esto- dice quitandose el anillo de uno de sus dedos de su mano izquierda

-¿Con ese anillo que mandaste a hacer a un joyero?-

-no lo mande a hacer, alguien me lo dio y no es un simple anillo, este me permite transportarme a cualquier lugar con tan solo pensarlo si me lo pongo en uno de los dedos de mi mano dominante-

-entiendo ¿Y uno de esos a los que proteges te lo dio?-

-sí-

-entonces vamonos ya-

-madre espera, tenemos que pensar en algo para no levantar sospechas, yo lo hago cada vez que voy-

-¿Tienes algún plan?-

-sí, ve a uno de los jardines del palacio y diles a tus sirvientas que necesitas un tiempo a solas, luego espera a que yo aparezca-

-está bien-

Tal y como su hijo le dijo, Fatma así lo hizo, salió a uno de los jardines y como siempre, la acompañaban sus sirvientas.


-hatuns, déjenme sola- ordena Fatma

-¿Está segura sultana?- pregunta una de las Hatuns

-claro que sí-

Entonces las hatuns se fueron y cuando se aseguró de que nadie la viera, se retiró a una esquina con malesa del jardín en donde Mohamed le hacia señas.

-ya estoy aquí- dice Fatma -¿Tienes el anillo?-

-sí- dice Mohamed mostrando el anillo en uno de los dedos de su mano derecha

-¿No es peligroso?-

-¿Qué? ¿Usar esto? Claro que no- toma la mano de su madre y usa el anillo -madre, ya estamos aquí- vuelve a decir cuando llegan y viendo que su madre tenia los ojos cerrados

Fatma abre los ojos y ve que estaban frente a una pequeña cabaña.

-¿Aquí viven?- pregunta Fatma

-sí, son un hombre y su hermana menor-

-¿Y por qué los visitas a escondidas?-

-¿Recuerdas que hace dos años y medio se ejecutó a un Ifrit y a su esposa?-

-sí ¿Por qué?-

-porque los que viven aquí ahora son sus hijos y lograron escapar de los jenizaros que capturaron a sus padres-

-¿Enserio?-

-sí y sabes el porqué los veo en secreto-

-sí, por la ley de tu abuelo el Sultán Kasim-

-bueno, entremos-

Ambos se dirigieron a la entrada de la casa y tocaron la puerta. Momentos después, Bayaceto les abre.

-hola Moha... ¿Quién es ella?- pregunta Bayaceto al ver a Fatma junto a Mohamed

-ella es mi madre, la sultana Fatma- responde Mohamed

-¿Podemos pasar?- pregunta Fatma

-cla...claro- vuelve a decir Bayaceto dejando que ambos pasaran

Cuando Fatma entró, vió que a su derecha había una niña sentada en un escritorio escribiendo algo y que se asustó al verla cuando levantó la vista.

-¿Qui...Quién eres?- pregunta Hadassa asustada

-tranquila, no te voy a hacer nada, no te asustes- dice Fatma -mi nombre es Fatma y soy la madre de Mohamed-

-¿Por qué estás aquí?- dice bajandose de la silla y poniendose frente a Fatma

-queria saber porqué mi hijo estaba siempre ocupado-

-¿Nos delatarás a mí y a mi hermano?-

-no lo haré, te lo prometo-

-está bien-

-¿Y qué escribias?-

-te mostraré- va al escritorio y agarra el papel en el que estaba escribiendo -ten-

-gracias- toma el papel y trata de leer lo que habia escrito en él, pero no entiende lo que habia ahí -no comprendo este idioma-

-es español-

-¿Español?-

-sí-

-nuestra madre era española- comenzó a decir Bayaceto -y también judía, solo que cuando era niña y los reyes católicos subieron al poder, se fue de España con su familia temiendo que los forzaran a convertirse al catolicismo-

-vaya- exclama Fatma

Mohamed y Fatma se quedaron conversando con los dos hermanos y a la sultana le sorprendió que entre Hadassa y Bayaceto hubiera tanta diferencia de edad como para hacerlos pasar por padre e hija y él le explicó que su madre lo tuvo a los 16 años y a Hadassa a los 36 años.

Luego de un rato, madre e hijo tuvieron que irse de regreso a Manisa, así que se despidieron de los hermanos y Mohamed tomó la mano de su madre para luego usar el anillo y aparecer en el mismo lugar en el que estaban antes de irse donde ellos.


-son buenas personas- comenta Fatma

-lo sé y no son tan malvados como nos hicieron creer- dice Mohamed

-Mohamed, dime una cosa-

-¿Qué?-

-¿Dejaste de pensar que los Ifrits eran malvados cuando los conociste?-

-no madre, nunca pensé que los Ifrits lo fuesen y lo confirmé al conocerlos-

-esa ley de tu abuelo debe dejar de existir, por su culpa esa podre niña quedó huérfana-

-al menos Hadassa tiene a Bayaceto para que la ciude, porque sino, estaría completamente sola en este mundo-

-es verdad. Mohamed-

-¿Si?-

-debes convencer a tu padre de que elimine esa ley-

-no creo que pueda hacerlo-

-¿Por qué?-

-yo ya tuve una conversación con él sobre eso y se mantuvo firme en creer que todos los Ifrits son malos-

-entonces eliminala tú cuando asciendas al trono-

-no hay duda de que eso haré-

Siguieron con esa rutina por unos dos años. Fatma en todo ese tiempo le habia agarrado cariño a Hadassa y supo por Mohamed que aún no quería ser padre porque esperaba que la niña fuera mayor para que su sucesor sea un hijo de ella.

Pasaron momentos agradables por un tiempo, pero una tragedia que pronto ocurriría iba a cambiar todo para siempre.

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