CAPÍTULO VI
El Sultán Daud se encontraba en sus aposentos pensando en que ya era hora que su hijo Mohamed Umar se fuera a gobernar la provincia de Manisa.
-Ağa- dijo el Sultán y uno de los que cuidaba la puerta entra
-¿Sí su majestad?- pregunta el Ağa haciendo una reverencia
-ve y avisale a mi hijo que en una semana se irá a Manisa y luego de eso diles a otros ağas y a algunas Hatuns que comiencen con los preparativos para el viaje-
-como desee majestad-
Entonces el Ağa sale de los aposentos del Sultán y se dirige a los del Şehzade de la corona. Al llegar toca la puerta.
-adelante- ordena Mohamed y el Ağa entra
-su alteza- dice el Ağa haciendo una reverencia
-¿A que vienes Ağa?-
-vengo a avisarle de algo que su majestad aca de decidir-
-¿Y qué es?-
-nuestro sultán ha decidido que ya es tiempo de que usted sea el Sanjak-bey de Manisa-
-¿Enserio?-
-sí su alteza, ahora si me disculpa, ya debo irme-
-está bien, te puedes ir-
-gracias su alteza- hace una reverencia y se va
Mohamed estaba más que contento de que por fin iría a Manisa, era un sueño que tenía y por fin se le iba a cumplir. Así que de inmediato salió de sus aposentos hacia los de su madre para contarle.
-madre querida- dice Mohamed una vez dentro de los aposentos de su madre para luego besarle la mano y llevarla a su frente
-Mohamed mi león ¿A que se debe tu visita?- pregunta Fatma
-vengo a decirte una maravillosa noticia-
-¿Cuál?-
-su majestad ha decidido que yo gobierne Manisa-
-por Alá, que gran noticia hijo- le da un gran abrazo -es lo mejor que he escuchado- se separa de él
-lo sé, estoy muy emocionado y me alegra que el hecho de que tú me acompañarás-
-yo también me alegro-
Fatma Sultan estaba hablando con Amina Kalfa para que le ayudase a escoger a las mejores y más hermosas mujeres para que formaran parte del Harén del príncipe.
-ya se me habia informado de eso mi sultana- dice la Kalfa -y está de suerte, acaban de llegar nuevas muchachas y todas son jovenes y muy bellas-
-eso lo juzgaré yo- dice Fatma
-¡Atención, la sultana Fatma está aquí!- dice un ağa cuando la sultana llegó al Harén
-muchachas escuchen bien, mi hijo el príncipe Mohamed Umar pronto se ira a Manisa para gobernar y estoy aquí para escojer a algunas de ustedes para que formen parte de su Harén y quién sabe, tal vez alguna tenga la suerte de darle un hijo y convertirse en sultana-
Las chicas se emocionaron con las palabras de la sultana, les hacía mucha ilusión la sola idea de ser favoritas del príncipe. Así que se comenzaron a preparar para ir a los aposentos de la sultana Fatma para que esta hablara con ellas y decidiera quienes serian parte del Harén de Mohamed.
Luego de unas dos horas, Fatma había escogido a 15 muchachas, todas ellas rondaban la edad del príncipe, eran hermosas, además de tener conocimientos en las artes. La sultana esperaba que alguna cautivara a su hijo y le diera un príncipe. Fatma estaba con ellas en sus aposentos.
-considérense afortunadas Hatuns- le dijo Fatma a las 15 escogidas -ustedes formaran parte del Harén de mi hijo y recuerden que una de ustedes puede llegar a lo mas alto, pero eso sí, ni se les ocurra tratar de cometer una traición, porque si lo hacen, pagarán con sus vidas ¿Han entendido?-
-sí sultana- dijeron las muchachas al unísono
-espero que sí, ahora pueden irse y recuerden que en una semana partiremos a Manisa-
-¿Usted también ira sultana?- pregunta una de las Hatuns
-claro Hatun, nuestras costumbres dictan que cuando un príncipe se vaya a una provincia a gobernarla, la mujer que lo engendró debe acompañarlo. Ahora sí, se pueden ir-
Las muchachas le hacen una reverencia a la sultana y salen de sus aposentos. Unos minutos después, alguien toca la puerta.
-adelante- dice Fatma y su hija Handan entra -Handan, hija me alegra verte-
-madre- dice Handan mientras besa la mano de su progenitora y la lleva a su frente -a mí también me alegra verte-
-ven y siéntate conmigo- le señala unos cojines y ambas se sientan
-¿Quienes eran esas mujeres que salieron hace poco de tus aposentos?-
-¿No te has enterado?-
-¿De qué?-
-tu hermano Mohamed partirá a Manisa para ser Sanjak-bey-
-¿Enserio?-
-sí hija y esas muchachas a las que te referiste van a formar parte de su Harén-
-me alegro por mi hermano, se lo merecía-
-así es. Y dime ¿Cómo han estado tú y Burak Paşha? ¿Ya por fin se decidieron consumar su matrimonio?-
-hemos estado bien gracias a Alá y aún no lo hemos consumado, todavía soy virgen-
-¿Por qué?-
-Burak me había dicho en nuestra noche de bodas que no iba a tocarme hasta que yo me enamorase de él-
-¿Y aún no lo haces?-
-aún no madre, en el año y medio que llevamos de casados, solo le he tenido cariño, como el que le tengo a mi hermano Mohamed-
-esta bien, pero espero que pronto lo ames para que tengan un hijo-
Pasaron los días y ya sólo faltaba uno para que Mohamed se fuera a Manisa. El joven Şehzade estaba muy emocionado y a la vez nervioso, gobernar una provincia era una gran responsabilidad y que la experiencia que adquiriría allí le serviría para cuando se convirtiera en Sultán.
-listo, eso seria todo por hoy- le dijo Alí Shakir a su sobrino y a su amigo Murad después de terminar el entrenamiento
-mira como pasa el tiempo- comenta Murad -ya mañana partes a Manisa-
-así es y quiero que tu me acompañes- dijo Mohamed
-¿Enserio?-
-sí, eres mi mejor amigo y el mas leal a mí, necesitaré a alguien como tú para ayudarme-
-seria todo un honor para mí-
Después de conversar con su amigo, Mohamed se va a sus aposentos a descansar un poco del entrenamiento, le ordenó a los ağas que no permitieran que nadie entrara, ni siquiera su madre o alguna de sus hermanas.
Buscó por los cajones de su escritorio el anillo mágico y en cuanto lo encontró y se lo puso, lo usó para ir a la caballa de Bayaceto y Hadassa.
Mientras tanto allí, Bayaceto estaba terminando la última clase de hebreo que le daría a su hermana.
-¿Enserio ya no me enseñarás mas hebreo?- pregunta Hadassa algo triste
-así es Hadassa- le responde Bayaceto -ya sabes leerlo, escribirlo, hablarlo y entenderlo. No necesitas que te enseñe más-
-¿Y me enseñarás otro idioma?-
-nunca habia pensado en eso, pero sí, te enseñaré otro-
-¿Cuál?-
-se llama español y es el que estoy hablando en este momento-
-¿Qué?-
-es uno llamado español y es el que acabé de hablar-
-¿Y por qué lo hablas?-
-para eso tendría que contarte una historia que mamá me contó cuando tenia mas o menos tu edad-
-¿Cuál historia?-
-nuestros abuelos, los padres de nuestra madre, eran judíos que vivian en España con todos sus hijos-
-¿Incluyendo a mamá y al tío Yahya?-
-así es, lo que quiere decir que su lengua materna era el español-
-¿Y por qué se fueron de España?-
-fue por el tiempo en el que los reyes católicos llegaron al poder. Nuestros abuelos vivian en granada y cuando ocurrió ese suceso, decidieron irse de ahí antes de que ellos los hecharan por no ser de su religión. Viajaron en un barco por el Mediterráneo durante unas semanas hasta que llegaron a Esmirna, luego se fueron a Bursa y luego a Estambul-
-es asombroso-
-lo es y cuando yo nací, nuestra madre no queria que mi herencia española no se perdiera del todo, me enseñó el idioma castellano y ahora te lo voy a enseñar a tí- de pronto escucha que tocan la puerta
-¿Quién será?-
-iré a ver- se dirige a la puerta para abrirla y se encuentra con Mohamed -Mohamed, no esperaba que vinieras- se aparta para que el príncipe entrara
-Mohamed- dice Hadassa mientras corre a abrazarlo
-hola Hadassa ¿Cómo estás?- pregunta Mohamed
-bien ¿Sabias que mi madre era española?-
-¿Española?-
-es verdad- dice Bayaceto y le cuenta toda la historia -¿Y a qué vienes?-
-a decirles que mañana me voy a Manisa a gobernar-
-¿Enserio?-
-así es-
-¿Entonces ya no vas a volver a visitarnos?- pregunta Hadassa algo triste y Mohamed se conmueve
-yo no dije eso- se pone a su altura -tal vez venga, pero no tan seguido como antes, recuerda que ya te lo había dicho-
-pero quiero que sigas viniendo como antes-
-recuerda que ser Sanjak-bey de una provincia es una gran responsabilidad y debo cumplirla-
-¡No Mohamed!- lo abraza y empieza a llorar -no quiero que estés lejos, no te vayas-
-Hadassa- no puede evitar llorar también y abrazarla, al igual que ella, no queria irse y dejar de ir con frecuencia a visitarla, pero había querido ir a gobernar Manisa desde hacia mucho, así que estaba en una encrusijada -lamentablemente no puedo hacer eso que me pides, pero creo que puedo hacer otra cosa-
-¿Cuál?- pregunta apartándose un poco de Mohamed
-que en las pocas veces que venga, me quedaré más tiempo ¿Qué te parece?- ve que ella asiente y le limpia las lágrimas para volver a darle un abrazo -también te prometo otra cosa- la deja de abrazar
-¿Qué?-
-que algún día voy a llevarte a vivir al palacio imperial cuando sea Sultán-
-¿Bayaceto también podría ir?-
-claro, él va a ser un visir y tú serás una sultana-
-¿Enserio?-
-sí y ya no tendrán que vivir aquí y no tendrán miedo de salir a la calle diciendo lo que son porque voy a revocar la ley de mi abuelo-
-¿Cuándo llegará ese día?-
-cuando seas mayor-
-siiiiiiiii-
-Hadassa ¿Podrías dejarnos a Mohamed y a mí a solas?- pregunta Bayaceto
-está bien- se va a otra parte de la casa
-¿Lo que le dijiste es enserio?-
-sí Bayaceto- responde Mohamed -algún día, cuando sea Sultán, revocaré la ley de mi abuelo y no solo por ustedes, sino también por los otros Ifrits que aún viven en el Imperio de manera clandestina y por sus allegados-
-no me refiero a eso-
-¿A qué entonces?-
-a que la volverás una sultana ¿Hablabas enserio?-
-claro que sí, ella es única y no podría encontrar a alguien igual-
-pero sólo es una niña-
-por eso le dije que cuando sea mayor-
-¿Enserio la quieres?-
-sí, desde el día en que la ví en esa bodega-
-pues ella también te quiere-
-¿Enserio?-
-sí, una vez me dijo que queria casarse contigo cuando creciera, pensé que solo era un capricho suyo, pero me lo volvia a decir una vez te ibas cuando nos visitabas. Comprendí que hablaba enserio-
-eso me sorprende y me alegra-
-pero te pediré dos cosas: que cumplas tu promesa y que la cuides cuando te cases con ella. Hadassa es lo más preciado para mí y no permitiría que algo le pasase-
-no te preocupes, voy a cumplir con mi palabra-
El día en que Mohamed iría a Manisa por fin habia llegado. El principe estaba muy emocionado, uno de sus mas grandes sueños se estaba cumpliendo.
Estaba frente al espejo de sus aposentos terminandose de arreglar. Observó su reflejo y miró en él el anillo mágico en uno de los dedos de su mano izquierda, ya no temia mostrarlo a todos, decia que lo habia mandado a hacer con un joyero. Pensó en Hadassa y en el hermano de esta y en como estarán en ese preciso momento, pero el Şehzade no desapareció de sus aposentos y apareció al frente de la cabaña de los dos hermanos, pues Bayaceto le dijo en una ocasión que el anillo funcionaba si se lo ponia en uno de los dedos de su mano dominande y Mohamed era diestro.
-adelante- dijo Mohamed cuando escuchó que tocaban la puerta y vió que quien entró fue su madre Fatma -madre querida- se acerca a ella para besar su mano y llevarla a su frente
-¿Ya estás listo para irnos?- le preguntó la sultana a su hijo
-por supuesto madre-
-bien, entonces vámonos-
El Sultán Daud estaba en la entrada del palacio de Topkapi con su hijo para despedirlo y desearle fortuna en su viaje. Todos los que irian a Manisa ya estaban montados en sus caballos o en sus carruajes, solo faltaba el príncipe.
-aquí nos despedimos hijo- le dice Daud a Mohamed -Alá mediante tendrás un buen viaje y llegarás sano a Manisa-
-amén padre- dice Mohamed
-recuerda que gobernar una provincia es una gran responsabilidad-
-lo sé y prometo hacer un buen trabajo para que esté orgulloso de mi majestad-
-sé que así será-
Padre e hijo se dirigieron unas cuantas palabras más antes de que el Şehzade de la corona se subiera a su caballo para partir a Manisa. Pero sería la última vez que veria en persona a su padre, aunque tendrían contacto por medio de cartas.
Pasó por un gran callejón en donde todos en Estambul le hicieron homenaje. Al llegar a las puertas de la capital, vio que habian varios hombres a caballo y varios carruajes, se les adelantó y estos le siguieron. Estos hombres eran los que el Sultán mandó a apoyar a Mohamed (Murad estaba entre ellos) y en los carruajes iban la madre del príncipe y las mujeres que en un principio serían parte de su Harén.
Mohamed y su séquito pasaban por un sendero del bosque, el Şehzade vió que alguien lo observaba de entre la maleza y le sonrió, sabia que eran Hadassa y su hermano Bayaceto y efectivamente, así era. La niña habia convencido a su hermano para que fueran a un sendero para ver si el príncipe pasaba y tuvieron la suerte de acertar el correcto.
-tenias razón, pasó por aquí- dijo Bayaceto cuando el séquito de Mohamed terminó de pasar
-¿ves? Yo lo sabia y tú decias que no sería por aquí-
-me equivoqué-
Mohamed habia llegado a Manisa hacia una hora y estaba en sus nuevos aposentos cambiandose de ropa para reunirse con los hombres mas importantes de la provincia, eligió para ello un caftan de color azul y se puso un turbante blanco con algunas plumas negras. Una vez listo, salió al patio del palacio de Manisa en donde estaban los hombres importantes.
-¡Atención! ¡Su alteza el príncipe Mohamed Umar!- anunció un Jenizaro y los señores de Manisa hicieron una reverencia
El príncipe se sentó en un trono que le habian traido e hizo una seña para que los señores se levantaran. Luego, uno de ellos se le acercó para inclinarse y besar su Caftan.
-bienvenido su alteza- dice el señor luego de levantarse -mi nombre es Musa Huseyin Efendi, soy el juez de Manisa y estoy para servirle-
-gracias Huseyin Efendi- dijo Mohamed -me serás util para aplicar justicia a los habitantes de Manisa-
Después de Huseyin, siguieron los demás Efendis que también le dieron la bienvenida al Şehzade.
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