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capitulo 51 final (corregido)

**Gabriela**

Todo había terminado. Angie estaba muerta, Dylan en prisión por secuestro e intento de violación, y Luka estaba bien, aunque la bala solo le había rosado el brazo. Resulta que, al enterarse de que estaba en peligro, había rastreado mi teléfono, algo que ni siquiera sabía que podía hacer. Ni recordaba que tenía el dispositivo. La mala suerte fue que, al intentar salvarme, se llevó un tiro. América volvió sin pensarlo dos veces al enterarse de lo que había pasado. Estábamos todos aquí, en el hospital.

—En tu vida vuelvas a arriesgarte así, Luka —le dije, preocupada, mientras la angustia me invadía.

—¿Qué querías que hiciera? No podía dejarte sola, eres mi mejor amiga —respondió, su mirada reflejando una mezcla de determinación y preocupación.

—Pero casi te pierdo, cariño. No vuelvas a hacerlo.

—Lo prometo.

—Bueno, ya, Gaby, no te alteres con el niño —dijo América, dándole un pequeño beso en los labios.

—¡Al fin! —grité, haciendo que ambos rieran.

—¡Al fin esta princesa cayó a mis pies! —exclamó Luka con una sonrisa triunfante.

—Siiii —reí, cuando la puerta se abrió, dejando ver a Izar.

—Debemos irnos, princesa —dijo, su tono es firme pero dulce.

—¿Ahora? —hizo un puchero.

—Sí, pequeña, además Luka no se va del país y nosotros tenemos que hablar con nuestros padres. Además, Noah y Dayron me matarán si no te llevo con ellos.

—Vale... ¿crees que nuestros padres nos acepten?

—No lo sé, pero no importa, pequeña. Si para estar contigo tenemos que renunciar a todo, lo haríamos mil veces.

—Pero...

—Pero nada. Ahora vamos a casa.

**Izar**

Salimos del hospital en completo silencio. Ambos estábamos asustados, pero el amor que nos unía era más fuerte que el miedo. Al llegar a casa, Dayron y Noah no le dejaban respirar. Nuestros padres estaban de viaje de última hora, así que pudimos disfrutar de nuestra relación sin escondernos. Amanda y Gaby se terminaron haciendo amigas. Al principio, cuando Gaby llegó aquí, estaba decidido a hacerle la vida un infierno, pero se metió tanto bajo mi piel que me fue imposible no dejarme llevar por su carisma.

—¿Lista para esto? —le pregunté, intentando sonreír a pesar de los nervios.

—No lo sé, Noah. ¿Y si mi madre está molesta? ¿Y si no quiere verme? —su voz temblaba.

—Hey, estamos aquí, pequeña niña. Nadie te hará daño —habló Dayron, tratando de calmarla. Ella hizo un puchero.

—Cariño —hablé por fin, abrazándola por la espalda—. Dime.

—No importa lo que piensen tu madre o mi padre. Nosotros te queremos, Gabriela. Eres nuestra para siempre, nadie nos va a separar.

—La policía sí —se burló Dayron.

—No, ni siquiera la policía. No es como si estuviéramos casados como para eso —respondí, sonriendo a pesar de la tensión.

La puerta se abrió, interrumpiendo mis palabras. Nuestros padres entraron, serios. Gaby se tensó, y la rodeé con los brazos.

—Creo que tenemos que hablar —dijo mi padre, su voz grave resonando en la habitación.

—Sí, tenemos que hablar —contesté, sintiendo que la tensión aumentaba.

—Primero quiero pedirles perdón. A ti, mamá, no fue mi intención enamorarme de ellos, pero así lo quiso el destino.

—Gabriela, no...

—Déjame terminar —interrumpió, su voz firme—. Me enamoré de ellos, de los tres. Suena loco, pero carajos, no pude evitarlo. Cada uno de ellos tiene algo que me gusta, algo que los hace diferentes.

*Noah es dulce, cariñoso, se preocupa por todos . Cuando llegué aquí, se hizo mi amigo y me mostró que tener hermanos no era tan malo. Dayron es reservado, callado y misterioso, pero sabe luchar por lo que ama. Cuando es necesario, es bueno dando consejos. Izar... bueno, ¿qué decir de Izar? Es insoportable, no lo soportaba, pero se metió bajo mi piel. Me hace reír, arriesgó su vida por mí. Por eso, mamá, no lo hagas. Nadie se interpone en nuestro camino.

—Te parecerá una locura, pero esta es nuestra decisión. Si queremos seguir con esto, lo haremos.

—Entiendo eso, Gabriela, pero mis hijos están acostumbrados al lujo, a tener varias mujeres cada noche.

—¡Papá! —interrumpí, sintiendo una mezcla de rabia y desesperación.

—Lo sé —respondió Gabriela, con valentía—. Pero eso es cosa del pasado.

—Izar, ¿están dispuestos a dejarlo todo por ella? —me preguntó mi padre, su mirada seria.

Miré a Gaby, que jugaba nerviosamente con su pelo. La giré hacia mí y la obligué a mirarme.

—Sí, yo estoy dispuesto a dejarlo todo por ella —respondí con convicción.

—Y yo —dijo Noah, abrazándola mientras todos miramos a Dayron.

—Yo no... —comenzó a decir, y vi cómo Gaby se puso tensa. Le lancé una mirada fulminante a Dayron.

—No quiero riquezas ni fiestas si eso significa alejarme de ella —terminó de decir mi hermano, su voz firme.

—Muy lindo todo, hijos, pero ¿se han puesto a pensar en esto? Aquí está prohibido.

—No importa, iremos lejos. Los cuatro viviremos juntos. Nos casaremos sin importar lo que diga la gente —afirmé, sintiendo cómo la determinación llenaba el aire.

Gaby miró a cada uno de nosotros, sus ojos brillaban con una mezcla de amor y confusión.

—¿Ca... casarnos? —preguntó, su voz temblando.

—Sí, Gabriela, casarnos. Somos tuyos. No queremos a nadie más en nuestras vidas que no seas tú. ¿Acaso tú no? —le pregunté, sintiendo que el momento se volvía más intenso.

—Yo... —titubeó.

—Dayron, con calma, que todo esto es muy confuso hasta para nosotros —interrumpió Noah.

—Perdón —dijo Dayron, su voz más suave.

—No pasa nada. Y sí, quiero casarme con ustedes, pero antes quiero terminar mis estudios y tener una carrera.

—Aceptamos eso —respondimos al unísono.

—Bien. Bueno, ya que no nos tomarán en cuenta para sus decisiones, les tenemos un regalo —dijo mi padre, sonriendo de forma inesperada.

Miré hacia Estefan, que sonreía y le entregaba unos papeles a Izar.

—He decidido que ya es hora de disfrutar mi vida. Así que aquí están los papeles de la empresa. A partir de hoy, Izar Black, eres el nuevo dueño de las empresas. Tú y tus hermanos lo son.

Tres meses habían pasado desde que decidimos formar nuestra relación. Hoy nos encontrábamos aquí, en la graduación de Noah. Todos nos habíamos graduado. Izar y Dayron lograron hacer que la empresa se expandiera a varios países, convirtiendo a Industrias Black en una de las más famosas del mundo. Yo me había graduado en telecomunicaciones y ahora trabajaba para ellos, o más bien, ellos trabajaban para mí. ¿Quién lo diría? Logré que los hombres más deseados del país babearan por donde piso.

—¿Lista para irnos, cariño? El avión nos espera —dijo Izar, su voz está llena de emoción.

—¿Pero y la fiesta de Noah? —lo miré, enfrente de mi pequeño y sexy Noah.

—No te preocupes, luego celebramos tú y yo. Créeme, me gustará más que cualquier estúpida fiesta.

—Entonces vámonos, mi amor —respondí, sintiendo que la vida nos sonreía de nuevo.

Y así nos fuimos, rumbo a nuestra nueva vida. Una vida donde nuestro amor crecería a cada segundo, dejando de ser una pasión prohibida para siempre. Juntos, como uno solo, listos para enfrentar lo que el destino nos tenía preparado.

**Fin**

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