capitulo 46 (corregido)
**Gaby**
Dylan, con la pistola en mano, estaba justo delante de nosotros. Izar me atrajo hacia su cuerpo, protegiéndome con su presencia.
— Ahora no son tan valientes, ¿verdad? —su voz era un susurro frío, lleno de desprecio.
— Baja el arma, Dylan —le exigí, tratando de mantener la calma. La tensión era palpable.
— No —respondió, apuntando a Dayron con una sonrisa malévola—. ¿Qué quieres?
— Que sufran. ¿Qué mejor manera de hacerlo que arrebatando lo que más quieren? —me miró, y un escalofrío recorrió mi espalda.
— No tienes los cojones para acercarte a ella —Izar soltó la frase con una ferocidad que me hizo sentir un poco más segura.
— ¿Quieres apostar? —Dylan se burló, su mirada llena de locura.
— Vale, apunta y dispara al aire —desafió Izar, su voz firme, aunque supe que estaba arriesgando todo.
— Estás loco —dije, la angustia apretando mi pecho—. ¿Qué carajos quieres conseguir?
— Me parece que está muy claro, cielo —su tono era peligroso, y el aire se volvió denso.
— Eres—Izar me soltó, dando un paso hacia Dylan, intentando arrebatarle la pistola.
— ¡Izar! —gritaron los hermanos, pero la adrenalina lo había consumido.
— Vamos, dispara. Si eres lo suficientemente hombre, dispara —la amenaza en su voz era feroz.
Dylan, con una sonrisa retorcida, apuntó a Izar, pero en un movimiento rápido, disparó hacia mí. El dolor se disparó en mi pierna, y caí al suelo, intentando arrastrarme hacia él, pero Angie me sujetó con fuerza.
— ¿A dónde vas, perra? Tú vienes conmigo —me arrastró fuera de la terraza, mientras Dylan cerraba la puerta tras de nosotros.
— Ahora sí me pagarán todo lo que me han hecho estos idiotas y tú, belleza —se acercó a mí, su aliento cálido y nauseabundo en mi cara mientras pasaba la pistola por mi cuello—. Tú y yo vamos a divertirnos mucho.
**Izar**
Mierda, el dolor era insoportable. Ese hijo de puta se atrevió a dispararle. La rabia y la impotencia burbujearon dentro de mí.
— Quédate quieto, Izar. La ambulancia viene en camino —Dayron me sostuvo, pero su calma solo me irritaba más.
— ¡Cállate, Dayron! ¿Qué ambulancia ni qué mierda? Se llevó a Gabriela y estamos aquí encerrados.
— Pero si estamos alterados, no resolveremos nada —intento calmarme, pero mis pensamientos eran un torbellino.
— A ver, sabemos que Dylan está loco, pero no creo que la mate —dijo Dayron, su voz serena contrastando con la tormenta en mi interior.
— Que la mate es el menor de sus problemas. Él quiere vengarse y lo hará de tal manera que saldremos jodidos si no la encontramos —mi voz se quebró al imaginar lo que podría hacerle.
De pronto, un gas comenzó a salir de una rendija, llenando la habitación. La visión se me nubló, y la conciencia se me escapó.
**Gabriela**
Dylan me arrastró fuera de la casa, intentando resistir, pero su fuerza era abrumadora. Un golpe en la cara me hizo sangrar y me dejó sin aliento. Todo se volvió oscuro cuando me desmayé.
**Angie**
Al fin, algo sale bien. La sonrisa en mi rostro era amarga, pero deliciosa.
— ¿Por qué lo haces? —Dayron me miró, sus ojos llenos de incredulidad.
— Eres tan idiota, Dayron. Nunca notaste que no soy tan santa. Te amé, y tú la elegiste a ella —mi voz era un susurro, pero la verdad dolía como una puñalada.
— Amor, lo que tú sientes no es amor. Es algo obsesivo y enfermizo —dijo, intentando razonar conmigo, pero ya había cruzado la línea.
— Ya, cariño, que empecé la venganza. No hay vuelta atrás.
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