capitulo 38 (corregido)
Gaby
Izar se había negado a dejar que me fuera de la escuela y, pues aquí me encuentro en mi última clase del día. Hoy no había sido un día muy lindo; las miradas de todos estaban sobre mí y estrujaron la nota. Era la cuarta del día, las burlas.
—¿Lista para irnos?
—Angie, no quiero ir a casa. No quiero ver a Coral, porque juro que la mato.
—Vamos, Gaby, yo voy contigo.
Horas más tarde...
Ya estábamos en casa. Decidimos ir a comer algo antes de venir para así calmarme un poco. La casa estaba en completo silencio. Angie estaba en mi habitación, por lo que aproveché para ir a ver a mis chicos; sabía que estarían esperándome. Llegué a la habitación, donde siempre nos veíamos, y entonces lo vi: Noah, Izar y Dayron estaban en la cama con Coral. Quería gritar, golpearlos, pero simplemente me quedé ahí de pie, viendo cómo dormían junto a ella.
El móvil de Noah comenzó a sonar, haciendo que despertaran. Quería huir, pero mis piernas no respondían.
—Prima, qué bueno que llegaste. Al final, cayeron los tres.
No podía hablar; lágrimas cayeron por mis mejillas. Los chicos reaccionaron y, al ver a Coral, literalmente se cayeron al suelo.
—Pero, ¿qué mierda haces tú aquí? —habló Noah.
—Oh, vamos, pequeño bebé, si ustedes me lo pidieron.
—Cállate, puta loca. Nadie aquí te pidió nada.
—Ahora lo van a negar porque mi prima llegó. Qué falta de educación.
—Mira, loca del demonio, te largas de esta casa, me importa una mierda si tu tía te dijo que te quedarás. Consumiste mi paciencia.
Yo seguía de pie, sin decir nada, llorando. Noah se puso de pie y fue hacia mí, secó mis lágrimas.
—Dulzura, esto no es lo que parece. Ella se metió en nuestra cama, nosotros nunca te haríamos eso. Eres la única para nosotros.
No hablé, seguí llorando. Di un paso hasta donde estaba Coral, me paré frente a ella y sonreí para luego darle un puñetazo.
—¡Estás loca!
—No, querida prima, tú no estás loca.
La tomé del pelo para arrastrarla fuera de la cama y luego le metí la cara contra una de las mesas. Intentó defenderse, pero no le di tiempo. Izar y Dayron me detuvieron, o al menos lo intentaron, porque les di un codazo. Volví a coger a Coral, esta vez lanzándola contra el piso. Ella se quejaba de dolor, pero yo no quería detenerme; la quería muerta. Izar me cogió por la cintura.
—¡Basta, Gabriela!
—¡No! Desde que ella llegó aquí no ha hecho más que joderme. ¿Viste lo que hizo esta mañana? ¿Viste el vídeo? Soy la burla de toda la maldita escuela.
—Bebé, mírame —me susurró.
—No me digas bebé.
—Lo arreglaremos —habló Noah.
—Coral, te hemos dejado pasar muchas cosas desde que llegaste aquí. Tus faltas de respeto no se pueden tolerar, así que te pido de favor que te vayas de aquí —habló Dayron.
—No pueden hacer eso, los demandaré por violación.
—Hazlo, pero te diré una cosa: esta habitación está llena de cámaras, lo que significa que podemos demostrar que no te tocamos —mintió Noah.
—Y si no quieres recibir una notificación de nuestro abogado demandándote por difamación, vete —volvió a hablar Dayron.
—Esto no se quedará así, me las van a pagar.
—Inténtalo y te destruyo —sentenció Izar mientras acariciaba mi espalda.
Me sentía mal, no podía dejar de llorar. Necesitaba salir de ahí, estar sola por unas horas, o tan solo desaparecer.
—Nena, mírame —suplicó Izar.
—No quiero hablar.
—No pasó nada, Gabriela. Lo jugamos por nuestra madre, cariño.
—No lo hagan, ¿vale? Yo solo necesito estar sola.
—No, por ti pasan muchas cosas ahora, pero no, no nos acostamos con ella.
—Izar, te creo. Es solo que todo esto me supera. Sé que no se la follaron; estaban demasiado vestidos para que eso sucediera.
—Pero...
—Hay un maldito video de mí haciendo el ridículo, diciendo que le temo a los penes.
—Lo arreglaremos, lo prometo. Y si no...
—¿Y si no pueden arreglar?
—Pues hacemos el ridículo juntos.
—¿Los cuatro?
—Los cuatro.
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