Tristeza

Todo lo que siento es tristeza y no sé con quién compartirla. Mi vida ya no es la de antes; esa chispa de felicidad que solo tú conseguías ha muerto.

**Gaby**

Necesitaba un descanso bien merecido después de lo de Izar. No tenía fuerzas para nada; me encontraba en mi habitación escuchando música. Me habían suspendido por una semana, razón por la cual me quedaba en casa.

Mi móvil sonó. Era América.

—Hola, mi amor —dijo al otro lado del teléfono.

—Hola, mi vida. ¿Cómo estás?

—Todo bien, Gaby. Te llamo porque hay algo que necesitas saber.

—¿Qué pasa, América?

—Mi padre me pidió que fuera a vivir con él a Inglaterra.

—¿Tan lejos? Pero eso significa...

—Me voy en unos días, Gaby. Sé que prometí nunca dejarte, pero esto es diferente.

—Lo entiendo. Bueno, cuando nos veamos hay que despedirnos a lo grande.

—Te avisaré, lo prometo. —Colgó antes de que pudiera responder.

Lancé el móvil contra la pared con rabia y este se hizo pedazos.

—¿Pero qué te ha hecho el pobre? —preguntó Dayron, que estaba detrás de mí.

—Estabas ahí, perdón.

—No es conmigo con quien te tienes que disculpar, linda, sino con tu pobre teléfono.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por hacerme reír... Mierda, me quedé sin teléfono.

—Jajajaja. Ahora te das cuenta. Eres muy tierna. Ven, vamos a comprar un teléfono y así me cuentas qué pasó.

—No tienes que hacerlo, Dayron.

—Pero quiero. Ahora vamos antes de que te saque a la fuerza.

Salir con Dayron resultó ser divertido; no es tan amargado como yo creía.

—En resumen, mi mejor amiga se va a Inglaterra y eso me pone un poco de mal humor.

—Sabes que puedes ir a verla, solo tienes que pedirlo.

—No es eso, Day. Es solo que han sido muchos años juntas, con nuestros altos y bajos, y de verdad no sé si pueda hacerlo.

—Gaby, que estén a kilómetros de distancia no significa que la amistad se acabe, y lo sabes. Solo no quieres aceptarlo.

—La voy a extrañar —sollozo.

—Lo sé, pequeña, lo sé.

Los brazos de Dayron me rodean, llenando todo a mi alrededor de paz, justo lo que necesito.

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