capítulo 2 (corregido)
Gabriela
Todas las miradas están sobre mí... esto es muy incómodo. Termino de bajar las escaleras y mis tres hermanos vienen hacia mí con una sonrisa.
- Te ves increíble, hermanita.
- Gracias, Noah. ¿Por qué hay tantas personas aquí?
- Vienen a verte a ti.
- Eh, no, claro que no.
- Sí, hermanita. Eres la nueva inquisición de los Black.
- Cierra la boca, Izar.
- Noah, no seas aburrido. Además, terminemos rápido, quiero irme a la fiesta.
Soy como un trofeo que le muestras a todos. Estoy aquí sola, mi madre finge que todo está bien y que no ha pasado nada.
- Por favor, venga para la foto familiar.
Me coloco al lado de mi madre, ya que nunca me ha gustado ser el centro de atención. No me gusta que las personas me miren tanto.
- Estás hermosa, hija.
- Gracias.
- Hermanita, ven con nosotros y tomémonos una foto como los hermanos que somos.
- Idiota -susurro-. Claro, hermanito, tomémonos todas las fotos que quieras.
Me acerco hacia ellos con cuidado, no puedo dar un paso en falso, no con ellos. Izar me toma por la cintura y me pega a él.
- Te ves hermosa. ¿Quién diría que las piezas caras te asientan?
- Imbécil.
- Por favor, Gabriela, no seas así, solo quiero ser tu amigo.
- Basta, Izar, la pones nerviosa.
- Gracias, pero no necesito que me defiendan, Dayron.
- Toma -dice Noah riendo.
Los fotógrafos no paran de tomar fotos, pero de pronto se detienen y todas las miradas van hacia la entrada principal, hasta la mía. Grave error, comienzo a marearme.
- Esto no puede estar pasando.
- Vaya fiesta se han montado aquí.
- Disculpa, ¿tú eres? -habla Izar.
- Perdón, soy Matt.
- Vete de aquí.
- Vamos, princesa, te noto asustada.
Doy un brinco y me oculto detrás de Izar. Odiaba ese apodo. Dayron y Noah lo notaron y dieron un paso al frente.
- Largo de aquí, Matt.
- Señora Cataleya, qué honor volver a verla.
- No puedo decir lo mismo.
**Izar**
Miro a mi espalda y Gabriela se encuentra agachada y temblando; me volteo y, cuando la sujeto, comienza a calmarse.
- Te pediré amablemente que te retires de esta propiedad -habla Noah.
- Vete, Matt, por favor. No hagas una estupidez.
- No hasta que hable con su hija.
- Mira, estúpido, lárgate de esta casa antes de que te rompamos la cara.
- Dayron, calma, no vale la pena.
- Ustedes no me dan miedo.
Gabriela se pone frente al chico y le da una bofetada que nos deja sorprendidos. La niña tiene agallas. El chico intenta golpearla, pero me interpongo.
- Tócala y te mato.
- Veo que alguien está enfadado... qué divertido, la familia Black haciendo otro de sus escándalos.
- Genial, lo que faltaba -murmura Noah.
- Cállate, Dylan.
Dylan, mi peor enemigo, es el hijo del segundo mejor empresario más famoso del país. Antes éramos amigos, pero eso cambió hace tres años.
- Izar, es que no aprendes.
- Cállate, imbécil.
**Gabriela**
- Ya basta.
- Vaya, Gabriela, no encuentras nada que sirva.
- Imbécil.
- Vete, Matt, no quiero nada que ver contigo. No quiero hablar, no vale la pena. Fuera.
- Ya oíste a mi hija, fuera. -Y lo hizo, Matt se fue.
La fiesta continúa entre fotos para las revistas, sonrisas falsas y, lo más importante, hipocresía. Estoy aburrida, no conozco a nadie, mi madre está muy ocupada fingiendo ser perfecta, y mis adorables hermanos han desaparecido.
Una chica morena se me acerca con una enorme sonrisa, que a lo lejos se ve falsa.
- Hola, soy Angie.
- Gabriela.
- Veo que no te gusta hablar mucho, mejor me voy.
- No, perdón, es solo que todo esto es nuevo para mí. No soy el tipo de chica que acostumbra a estas cosas, no es lo mío quedarme de pie en un lugar fingiendo ser una chica fresa perfecta.
- Lo entiendo, por eso he venido a rescatarte. Nos vamos a una fiesta.
- No creo que sea buena idea. Además, te acabo de conocer; podrías fácilmente sacarme de aquí y luego matarme.
- Buen punto, pero no lo sabrías si no te arriesgas. Además, tus hermanos estarán en esa fiesta; después de todo, son los organizadores.
- Está bien, iré.
Angie me saca de la mansión Black hasta su coche y se dispone a conducir hacia el lugar. Cuando llegamos, veo un complejo de apartamentos de donde sale demasiado ruido para mi gusto. Caminamos por todo el lugar hasta llegar a la zona de la piscina, y hay mucha gente bebiendo, bailando, hasta dándose el lote. Angie me jala hasta una pequeña barra improvisada que había en el lugar.
- Un daiquiri de fresa, por favor. -Angie dirige la mirada hacia mí y decido hablar.
- Un ron-cola.
- Uy, alguien quiere comenzar la noche fuerte.
- No es lo más fuerte que he tomado. Me trajiste aquí para divertirme, pues que empiece la fiesta.
- Vamos a bailar.
Sigo a Angie hasta la pista de baile, comenzando a mover la cintura al ritmo de la música. Entre bailes y bebidas, empiezo a buscar un baño. El lugar es enorme, lo cual dificulta las cosas, y de verdad necesito ir al baño.
Entro y, aunque no se ve nada, logro encontrar el baño. Me apresuro a terminar y, cuando voy saliendo, unos pequeños gemidos comienzan a escucharse. Apresuro el paso, nerviosa, pero la curiosidad es más fuerte; me asomo a la puerta y los veo: los gemelos están teniendo sexo con una chica, los dos a la vez.
¿Alguna vez han deseado que la tierra se abriera y se los tragara? Pues eso es lo que sentía yo al ver esa escena. Izar tenía la mano sobre la cintura de la chica y la penetraba con fuerza; la chica no podía dejar de gemir, y pues yo... yo no quería dejar de mirar. Dayron se encontraba follando la boca de la chica a gran velocidad. El sudor recorría sus cuerpos. Nunca me he considerado una chica a la que le gusten estas cosas o hacerlas, pero en este momento quería sentir lo que la chica pelirroja sentía.
- Veo que a alguien le gusta mirar; no esperaba eso de ti, hermanita.
Me congelo. Joder, era oficial, Dios no me quería ni un poco. Me vuelvo hacia Noah, quien tiene una sonrisa en el rostro.
- Yo... estaba buscando el baño.
- Ya, haré como que te creo.
- Me tengo que ir.
Intento dar un paso, pero él me detiene.
**Noah**
Desde que la vi llegar, estuve pendiente de sus movimientos. No entendía por qué estaba aquí; este tipo de fiestas no eran para personas como ella. Aquí había de todo. La gente viene aquí para divertirse, desde apostarlo todo hasta consumir drogas o tener sexo. Este es nuestro mundo, un mundo donde ángeles como ella no pueden estar.
- Gabriela, necesito que prometas que nada de lo que viste aquí se lo contarás a nadie.
- No lo haré, no está en mis planes sacar a la luz las cochinadas de mis hermanos.
- No son cochinadas. Es más, podría decirte que las mujeres lo disfrutan.
- Dayron, por Dios, sé más respetuoso con nuestra hermana.
- Por favor, Izar, tú bien sabes que estaba mirando; la viste.
- ¿Me viste?
- Sí, pequeña, te vimos, y admito que fue excitante saber que estabas viendo. Incluso llegamos a pensar que eras tú la que estaba ahí.
- Ya cállense los dos, por Dios, la están asustando. A ver, Gaby, lo que viste ahí fue algo normal, aunque sé que no lo parece.
Gaby no espera a que termine de hablar y se va del lugar. Mierda, esto es malo.
- ¿Ven? La asustaron.
- Ya se le pasará. Viste lo excitada que estaba, se veía por encima del vestido.
- Eres un idiota, Izar.
- Pero sabes que tiene razón, Noah.
- Lo sé, pero ese no es el problema. Si papá se entera, nos cancela las tarjetas.
- Punto para ti. Démosle tiempo. Necesita pensar.
**Gabriela**
Cuando era pequeña, siempre quise ir a escuelas importantes. Por primera vez, admito que me da terror.
- Lo harás bien.
- Yo no estaría tan segura, Mer.
- Gaby, eres inteligente, amigable y bonita.
- Sabes que solo tú piensas eso, ¿verdad?
- No es cierto, Luka también lo piensa.
- Solo ustedes. Me hacen mucha falta.
- Claro que es así, somos tus mejores amigos.
- Sí que lo son. Oye, más tarde hablamos, debo ir a clase.
- Vale, mucha suerte, cariño. Te amamos.
- Gabriela.
En serio, Dios, apiádate de mi alma, por favor.
- Ahora no puedo hablar, Claudia.
- Por favor, es importante.
- Suéltalo de una vez.
- Verás, tus hermanos están en problemas, te necesitan.
- Estoy segura de que se las pueden arreglar solitos. Ahora me voy, llego tarde.
- Espera, por favor, es importante.
- Explícate.
- Uno de los chicos más peligrosos del colegio se va a enfrentar a Noah, quiere matarlo.
- ¿Eh?
- Lo que escuchas. Debes ayudarlo.
- Está bien.
- Está en el patio, tercer pasillo a la izquierda.
Voy camino al patio, como me había dicho Claudia. Al llegar ahí, varios chicos comienzan a lanzarme agua, huevos, tierra y hasta pintura. Estoy completamente avergonzada; es mi primer día de clases y ya he hecho el ridículo.
**Noah**
Estoy junto a mis hermanos en la cancha de básquet. Jugamos como todas las tardes para aliviar el estrés. Como siempre, tenemos un grupo de chicas a nuestro alrededor. Esto ya es algo normal para nosotros. Se dice que, cuando pasa algo, ya sea bueno o malo, siempre se regará por todas partes, tanto así que podría convertirse en un problema.
- Chicos, deben ver esto.
Una chica morena se acerca a nosotros con su celular en la mano y una sonrisa en el rostro, como si hubiera encontrado un maldito tesoro. La morena, que si mal no recuerdo se llama Rosa, nos entrega el celular.
Ninguno puede creer lo que ve: es Gabriela siendo humillada en el patio del colegio. Izar está muy cabreado; lanza el pomo del agua contra la pared y sale de la cancha hecho una furia. No entiendo la razón hasta que vuelvo mi mirada al celular en mi mano y lo veo: veo aquello que había cabreado a mi hermano. Dylan está burlándose de Gabriela y lanzándole pintura. Considero ir a aplacar las cosas, pero Dylan había provocado a la bestia hasta que la despertó. Pues ahora que aprenda a lidiar con ella.
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