Izar

Gritos, aplausos y mucha gente. Desde que cumplimos la mayoría de edad, mis hermanos y yo buscamos distraernos. Al principio, todo era por diversión, pero luego de que nuestra madre enfermara, todo cambió. Mi madre había sido diagnosticada con esquizofrenia. Los médicos decían que estaría bien con el tratamiento correcto, pero se equivocaron; cada día que pasaba, empeoraba. Había noches en las que no dormía, decía que escuchaba voces en su cabeza. Nuestro padre se la pasaba en su estudio trabajando, y nosotros, nosotros estábamos adentrándonos en el peor de los mundos, convirtiéndonos en los reyes de las peleas ilegales.

Hasta que llegó ella, una chica enmascarada, la más temida, la invencible, o eso nos decía a todos. Hoy estábamos aquí para comprobarlo. La chica vestía un mono negro que marcaba sus curvas y una máscara; sus golpes eran firmes y directos hacia su oponente, parecía que estaba lista para matar. El público gritaba de emoción.

-Es buena la chica -habló Noah.

-No es para tanto, después de todo, es una chica -dijeron a mi lado y sabía quien era

-¿A qué viene ese comentario, Melissa? Te aseguro que tú saldrías llorando porque se te rompió una uña.

-Por favor, Izar, la estás apoyando. ¿Desde cuándo te gusta que exista alguien mejor que tú?

-Ella no es mejor que yo. Ahora cállate, quiero ver la pelea.

Melissa abrió la boca, pero la volvió a cerrar. La pelea continuó. Los ojos de la chica se posaron en mí y se congelaron, lo que ocasionó que la otra chica le diera un puñetazo en la cara, haciéndola caer y que la máscara cayera al suelo. Mi respiración se detuvo. ¿Qué carajos hacía Gabriela aquí? ¿Por qué estaba peleando?

Gabriela

Alguna vez han deseado con tanta fuerza que el suelo se abra y te hundas dentro de él para no volver jamás. Pues eso me acababa de suceder. Me había distraído mirando a Izar. No podía creer que estuvieran aquí. ¿Cómo sabían de este lugar? La máscara cayó al suelo y sus miradas estaban sobre mí... Mierda, ahora sabrían que les mentí. Un golpe impactó en mi cara, haciéndome caer.

Todo a mi alrededor daba vueltas, me sentía mareada. La voz del árbitro inundó mis oídos, haciéndome racionar. La chica se venía sobre mí, pero moví mi pie, chocando con ella y haciéndola caer. Como pude, me puse sobre ella, ya que aún me encontraba mareada, y comencé a pegarle hasta que se desmayó, quedando como ganadora.

Los aplausos resonaron en el lugar; las personas gritaban mi nombre. Me bajé del podio y me fui donde mis amigos. Para mi mala suerte, mis hermanos estaban con ellos.

-Vaya, pero si es mi luchadora favorita -dijo Luka mientras me abrazaba.

-Gracias, Luka -susurré.

-¿Quién lo diría? Nuestra querida hermanita peleando ilegalmente.

-¿Qué hacen aquí? -fueron mis únicas palabras.

-Uyyy, estás enojada.

-Cállate, Izar -le dije.

-¿Qué tal si me obligas, reina oscura?

-Eres un imbécil.

-Y tú una mentirosa.

Las palabras de Izar me golpearon más duro de lo que pensé.

-Ya, yo soy una mentirosa, pero ¿qué hay de ustedes? Los hermanitos perfectos.

-No somos perfectos y al parecer tú tampoco, así que, mi querida hermanita, a partir de ahora nos llevaremos bien.

-Ayy, Izar, eres tan gracioso. Sueña si quieres que eso pase.

-Pues, querida hermana, o nos llevamos bien o tu querida madre descubrirá tu falsa imagen de niña buena.

-¿Me estás chantajeando?

-Sí, exactamente eso.

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