capitulo 13 (corregido)
**Gabriela**
Podía irme unos días con América y así evitar quedarme con estos tres. Cuando al fin nuestros padres se fueron, cada uno se retiró a su habitación. Empecé a hacer mi maleta para irme, pero la puerta de mi habitación se abrió de golpe, haciendo que me congelara.
— ¿Te vas? —dice Dayron a mis espaldas.
— Iré unos días con América. Los extraño mucho.
— Ya... Y tu repentina huida no será porque tienes que quedarte con nosotros un mes.
— No, como crees.
— Eso suena a sarcasmo —se ríe.
— ¿Qué quieres, Dayron? —digo molesta.
— Calma, fiera. Vine a decirte que puedes quedarte. Esta noche los chicos y yo saldremos, pero de verdad, puedes quedarte.
— A ver, Dayron, para que te quede claro, no me estoy yendo por ustedes. Iré a ver a una amiga, nada más. Volveré mañana.
— Es bueno saberlo. Ahora me voy... Sabes, es bueno que te quedes. —Sale de la habitación.
— ¿Qué carajos acaba de pasar? —digo para mí misma, saliendo de la casa y dirigiéndome a casa de América.
**Izar**
No podía entender a qué se debía el enojo de Gabriela. Me encontraba en mi habitación tomando whisky cuando Dayron entró con una sonrisa.
— Nuestra querida hermana se fue.
— ¿Y por eso estás feliz, Dayron?
— No seas idiota, esta noche hay pelea y nosotros iremos.
— Vale —digo sin más.
Las peleas ilegales eran un escape de la vida de niños ricos que teníamos, pero tenía un mal presentimiento. Esto terminaría muy mal.
**Gaby**
Llegué a casa de América. Mentir nunca fue mi fuerte, pero debía hacerlo. No quería que nuestros hermanastros supieran que participaba en las peleas ilegales; de lo contrario, estaba muerta. Desde hacía tres años participaba en las peleas como modo de escape de la tortura que viví con mi padre. Las peleas entre él y mi madre me sacaban de onda, así que me escapaba todas las noches a pelear, hasta el día del accidente. El accidente en que perdí a mi hermano mayor. Después de ese día no volví a ser la misma. Me encerré en un bucle del que hablaba con nadie. Me sentía culpable por su muerte, lo que hizo que peleara con más frecuencia.
— ¿Lista para esto?
— Nací lista, mi vida.
— Aún no entiendo por qué sigues haciendo esto.
— Luka, lo necesito. Necesito golpear algo. He estado bajo mucha presión estos últimos meses, el abandono de mi padre por culpar a mi madre de la muerte de Gabriel.
— ¿El compromiso de tu madre con el señor Black? ¿Tus nuevos y sexis hermanos?
— América, esto no es un juego.
— Por favor, ambas sabemos que son súper sexis.
— Vale, sí, pero ahora vámonos que llegamos tarde.
**Horas después**
Habíamos llegado a la cancha abandonada, lugar donde se efectuaba todo tipo de actividades ilegales: carreras, peleas, tráfico de droga, todo tipo de cosas.
— ¡Al fin llegas, diabla! Pensé que no vendrías.
— Ja, y perderme esto, jamás, cariño.
— ¿Seguirás usando la máscara?
— Sí, más ahora que estoy relacionada con una de las familias más famosas del país. No quiero que mi madre se entere.
— Es cierto. ¿Cómo llevas fingir ser la niña indefensa de la familia?
— Es sencillo: engañarlos. Ahora menos charla y a pelear, corazón.
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