capitulo 11 (corregido)
**Gaby**
Me desperté en medio de la noche después de la conversación con América. No podía dejar de pensar en aquel beso. Joder, Gabriela, concéntrate; no puede gustarte, tu hermano no debe gustarte. ¿Qué clase de persona sería eso?
Pero él no es mi hermano; ninguno de ellos lo es.
—¿Aún despierta?
—Hola, mamá. No podía dormir.
—¿Quieres leche con chocolate?
—Sí, por favor.
Mi madre pasa a mi lado para empezar a sacar las cosas y preparar la leche.
—Gabriela, sé que todos estos cambios te afectan, pero es un nuevo comienzo.
—Lo sé, es solo que me cuesta adaptarme. Mis hermanos son difíciles.
—Sí, lo son, pero es normal. Aunque no lo creas, todo esto es difícil para ellos.
—Mamá, yo no quiero estar aquí, quiero volver.
—Dales una oportunidad; te sorprenderán.
—Está bien —digo, tomo la leche con chocolate y me voy a mi habitación.
Me despierto por la tenue luz que entra por mi ventana. Tenía que arreglarme para ir a la escuela, o más bien, a la cárcel.
—Hola, buenos días. Tu madre me pidió que te dijera que necesita hablar con nosotros.
—Vale, gracias —respondo.
—¿Sigues enfadada?
—No quiero hablar, Izar.
—Mira, no sé por qué estás enfadada, pero creo que fue mi culpa.
—Bravo, Izar, increíble actuación. Vamos, finge que no recuerdas.
—No lo recuerdo, pero sea lo que sea, lo siento. ¿Vale? Ayer estaba muy borracho.
—Tengo que irme al colegio.
—Pero tu mamá...
—Dile que me envíe un WhatsApp.
Salgo corriendo de ahí; no quiero escuchar más sus mentiras. Me dolía que no recordara que me besó, mi maldito primer beso, y él lo olvidó.
**Izar**
No recordaba nada de lo que pasó anoche y, por lo que parece, hice algo que molestó a Gabriela. Por alguna razón, eso me cabreaba. ¿Qué carajos me hizo esa maldita niñata?
—Gabriela ya se fue a la escuela —digo al entrar a la cocina.
—Pero necesitamos hablar con ustedes.
—Bueno, señora Cataleya, puede contárnoslo a nosotros.
—Tienes razón, luego se lo contaré a ella.
—Claro.
—Verán, su padre y yo hemos decidido irnos de viaje por nuestra luna de miel.
—¡Pero eso es maravilloso! —digo.
—Mi hermano tiene razón; ustedes se merecen un descanso. Nosotros nos encargamos de Gabriela y de la casa.
—Gracias. Verán, Gabriela puede parecer un poco... complicada, pero es una niña muy dulce. Ella ha pasado por muchas cosas y siente que no encaja aquí.
—No se preocupe, señora. Nosotros nos aseguraremos de que se sienta en casa —responde Noah con una sonrisa.
Conocía a mis hermanos y sabía que planeaban algo. Hasta yo lo haría. Me encargaré de averiguar qué le pasa.
Ahora empezaría mi juego, un juego en el que solo yo saldré ganando.
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