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○Nueva vida°•○●


En algún momento de la madrugada abrió los ojos al sentir unas suaves manos rodearlo por la cintura y un cuerpo pegarse más a él por la espalda.

Su mente no supo descifrar el por qué su corazón latía rápido, temía hacer un movimiento brusco y despertar a Jimin quien se había abrazado a él y reposaba su cabeza cerca de su hombro. Suspiró un poco, ojalá toda la situación no se saliera de control, el no quería dañar a Jimin y se arrepentía de haber hecho caso a Hoseok pero ya estaba, Jimin era su esposo.

Sonrió con algo de ironía ya que luego de lo que vivió con Eunji se prometió jamás volver a casarse. Nadie era digno de casarse con él, no había ser sobre la tierra para hacerlo. Enfrió su corazón hasta convertirlo en hielo puro y miraba a sus parejas solamente como uso rutinario y pasajero. No solía demostrar cariño a nadie, nadie se lo merecía porque al final todos eran falsos y mentirosos incluso él ahora lo era. Jugando al matrimonio con un chico que parecía ser un alma tan inofensiva, pero él no se dejaba engañar, algo debía tener Jimin que no lo hacía tan perfecto e inocente como aparentaba, aunque tardara en hacerlo pero él lo descubriría porque no confiaba ni en su propia sombra.

O al menos eso le hacía creer su mente, porque por él fuera ya había caído bajo el encanto natural del ser dormido a su lado, porque no parecía representar peligro alguno, se veía tan inofensivo, pacífico e inocente, gentil y amable, como un ángel de luz.

Por esa razón sentía peso cuando recordaba en qué juego lo habían metido.

Quiso moverse de esa posición en la que estaba pero las manitas de Jimin lo tenían fuertemente apretado que no podría sin despertarlo porque aún no quería enfrentarse a su "esposo" y darle excusas del por qué no habían consumado el acto carnal como se suponía debía pasar luego de convertirse en esposos.

Mejor se acomodó de nuevo dejándose embriagar por el sueño y volvió a dormirse.

Cuando volvió a abrir los ojos ya era de día, el sol alumbraba por la ventana y se podía escuchar a las gaviotas cantar allá en la playa.

Sintió un vacío a su lado y al volverse para ver, no estaba Jimin por ningún lado así que se levantó con pereza, en el baño tampoco estaba, salió y bajó a la primera planta y un exquisito aroma le invadió las fosas nasales recordandole que no había comido nada desde ayer en la mañana.

     —Hoseok no me dijo que habría personal de cocina... —Susurró siguiendo el aroma de la comida.

El único personal que habría según él sería el guardia que cuidaba la casa, y la ama de llaves que llegaría cada mañana a limpiar y luego se iría y también un jardinero, pero no le dijo que habría cocinera aunque ahora le importaba menos, a juzgar por el olor cocinaba rico. Jimin y él al menos comerían bien.

Pasó la sala de estar y llegó a la cocina pero se quedó parado ahí sin querer entrar, ya que no había ninguna cocinera más bien era Jimin quien se movía de allá para acá cortando cosas y moviendo en los sartenes la comida mientras tarareaba dulcemente una canción, y ¡Por las chanclas de Moisés! ¿Traía puesta solo una camisa blanca de mangas largas?

¿Qué a Jimin nadie le explicó lo que significaba vestir solo esa prenda en presencia de un hombre?

Un momento... ¿Esa era su camisa?

No debía mirar, no, claro que no debía mirar esas largas piernas, trató de desviar la mirada pero simplemente le fue imposible no pasar saliva al ver esas piernas que sobresalían debajo de su camisa.

Lo intentó, no quiso pensar en nada, pero falló al imaginar que debajo de esa prenda el menor sólo llevaría ropa interior. ¡Joder que intentó no pensar en nada así! Pero simplemente Jimin no ayudaba.

Llevo su mano derecha a su rostro y lo frotó con frustración. Le había hecho la promesa a Hobi de no tocarlo... pero vamos jamás le prometió que no iba a mirarlo aunque sea de lejos ¿Verdad?

Así que reprimiendo cualquier sentimiento de culpa se recostó en el marco de la puerta y se quedó observándolo ir de un lado al otro feliz de la vida mientras cocinaba. Por un momento el hambre que sintió pasó a segundo plano pues por ahora todos sus sentidos estaban perdidos en el rubio de ojos azules.

Estaba tan perdido en él que se sobresaltó y se sonrojó cuando Jimin le llamó por su nombre... o más bien por el que creía que era su nombre.

     —¡Hoseok Hyung! —El rubio dejó sus utensilios de cocina en la encimera y corrió a su lado para depositar un beso en su mejilla provocandole más sonrojó.

Jimin había dormido como bebé, era verdad que esperó a su esposo hasta quedarse dormido, no hubo noche de bodas, al menos no aún y eso no fue motivo por el cuál estar triste porque comprendía el cansancio por el cual seguro estaba pasando Hoseok, él era muy comprensible y podía esperar a que su esposito estuviera listo y bien descansado. No quería fallarle a Hoseok como pareja.

     —Buenos días Jimin ¿Dormiste bien? —Temía preguntar eso y que Jimin le recriminara sobre por qué lo había hecho esperar.

Pero el menor le regaló una sonrisa acompañada de un asentimiento con la cabeza.

     —Es la segunda vez que dormi tan bien Hyung. ¿Quieres desayunar? Preparé todo imagine que podría despertar con hambre.

Jimin tomó a Yoongi de la mano llevándolo por la cocina hasta la mesa del comedor e indicándole que se sentara.

     —Ahora vuelvo Hyung.

Se fue igual de cantarín para traerle el desayuno a la mesa, Yoongi suspiró tranquilo al parecer todo estaba bien, y esperaba seguir así por quien sabe cuanto tiempo más, no sabia cuantas semanas Hoseok tenía destinado para ellos estar en la isla.

Jimin llegó con una bandeja de comida, dos platos principales de huevo revueltos con especias, tocino frito, arroz recién hecho, también dos tazones de fruta picada con miel de abeja y jugo de naranja.

     —Se que te gusta mucho el jugo de naranja recien hecho Hoseok Hyung.

Yoongi asintió aunque su favorito en las mañanas era el café o en su defecto jugo de Mandarina por consiguiente el de naranja era el favorito de su primo.

     —Gracias Jimin eres muy gentil... —Tomó un bocado de la comida y su paladar danzó feliz pues sabía exquisito.

     —Espero que le guste el desayuno Hyung lo hice con cariño para usted al menos quizá en eso soy lo suficientemente bueno.

Su rostro se tornó apagado y triste.

     —¿Por qué dices eso? Se ve delicioso y olía muy bien cuando bajé. —El corazón de Yoongi se apachurró al verlo así de apagado.

El rostro de Jimin estaba decaído y eso a Yoongi no le sentó muy bien, debía velar por su bienestar y al parecer Jimin no estaba bien.

     —B-bueno ayer yo... me quedé dormido l-lo siento mucho Hoseok Hyung. —Sus mejillas estaban rojas por la pena que sentía.

Yoongi trago en seco y se sentía totalmente terrible con Jimin ¿Pero él que podía hacer? Sólo seguía las indicaciones de Hoseok.

     —No Jimin yo me demoré demasiado estaba tan cansado lo siento mucho no es culpa tuya. Además este desayuno esta increíble creo que todo lo haces bien pequeño.

Fue la primera vez que su esposo le había dicho algo así y le llamaba por un apodo cariñoso y sonrió sintiéndose bien al fin con el mismo, se sonrojó captando toda la atención de Yoongi quien luego desvío la mirada hacia su desayuno.

     —¿Esa es mi camisa Jimin?

El rubio asintió muy apenado. ¿Se habría enojado?

     —S-si Hyung, lo siento es que no traje mucha ropa. —Bajo la mirada jugando con su tocino.

     —No debes sentirlo, además te ves muy bien así.

El rubio levantó la vista y sus ojos se llenaron de brillo.

     —¿E-en serio Hyung? —Nuevamente sonrió y sus mejillas ardieron.

Yoongi asintió.

     —Aún así iremos a comprar ropa para ti.

El menor sonrió, el cambio que había tenido su esposo de ser tan callado y distante ayer a entablar conversación con él esa mañana era muy agradable para él, además se había emocionado mucho cuando esa mañana al abrir los ojos se encontró rodeando a su esposo en un cálido abrazo. Su pecho vibró de dicha y felicidad y pensó en que el resto de su vida iba a despertar así de esa manera y por ello se levantó de buen humor a hacerle desayuno.

Era el comienzo de su nueva vida y estaba amándola.

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