Odisea letal
Como todas las noches, la luz de la Luna embellecía el cielo con su brillo y majestuosidad, arrullando el sueño de todos los habitantes del reino de Mondrule. El ambiente se hallaba en plena calma, sin nada que pareciera perturbarlo... mas eso era lo que se veía a simple vista.
El mal se encontraba acechando desde las profundidades de su escondite, sinónimo de lo prohibido, podrido y oscuro, el cual no se podía siquiera mencionar, el cual no se podía siquiera mirar. El Bosque de Gehena era la guarida que acogía la maldad, la que estaba planeando la siguiente parte de su adorado plan.
- Es momento...
Sus palabras causaron que los tétricos árboles empiecen a temblar ligeramente, hasta que terribles crujidos perturbaron el ambiente, volviéndolo peor de lo que era. El mal observó con satisfacción las formas que empezaran a crearse como producto de sus maldecidos deseos. Ojos bañados en sangre, sonrisas sádicas y frenéticas, garras y uñas destrozantes y lastimeras.
- Ahora si... ¿te conformarás aun con lo que eres?
...
Delia se movilizó entre el abundante y cálido vapor de la habitación, llevando en sus manos algunas toallas y esencias aromáticas para preparar un relajante baño para la princesa. Con toda tranquilidad, las dejó encima de una mesa y se dirigió a la bañera, sin embargo, la imagen frente a sus ojos la dejó por completo enmudecida, lanzando después un grito de casi histeria.
- ¡PRINCESA!
- ¡Delia, me asustaste! – reclamó Dark Zelda.
- Lo... lo siento, princesa. Creí que el baño estaba solo, por eso venía a prepararlo. Veo que usted misma lo hizo, lamento haberme tardado. – dijo la joven, avergonzada.
- No te preocupes, aun no es la hora de mi baño, sólo que quise tomarlo antes. – respondió la regente, nerviosa.
- De todas maneras lo lamento... pero en este momento me pondré a recoger su ropa, a arreglar las estanterías, a...
- ¡NOOO!
- ¿Ah? ¿Está enojada conmigo, princesa? – preguntó, temerosa.
- No, no... claro que no, es sólo que... has de estar cansada, deberías ir a dormir.
- Yo no podré irme a descansar hasta que termine de arreglar todo. Le prometo no importunarla. Usted ignóreme y siga relajándose.
Por más que las intenciones de la doncella eran inocentes y sinceras, sin duda alguna, la princesa no se relajaría de ninguna manera, mucho menos porque en la bañera no se encontraba tan sola como parecía. Dark Link, al observar que la puerta se abría, inmediatamente se escondió bajo el agua, mientras que su compañera desvanecía sus ropas; lo primero que se le ocurrió al guerrero fue hacer aquello, pues esconderse en las sombras habría sido inútil, ya que se arriesgaba a ser descubierto por seres semejantes a él.
Aunque lo disimulara a la perfección, Dark Zelda se sentía sumamente nerviosa al tener a su compañero bajo el agua, temiendo que en cualquier momento se ahogue por estar tanto tiempo conteniendo la respiración. El Guerrero de las Sombras no estaba tan preocupado por eso, pues por su condición, podía soportar un poco más que las personas del mundo de la luz, habilidad que compartía con su contraparte. Le divertía de cierta forma el nerviosismo de su compañera, motivo por el que decidió abusar un poco de la situación, además que tenía pendiente escarmentarla por haberlo desafiado a que no iba a ocurrir nada entre ellos.
Sin ningún tipo de vergüenza o pudor, se aproximó a las piernas de la princesa, colocó su rostro entre ellas y empezó a deleitarse con su placentero centro, besándolo y mordiéndolo con fuerza, pero a la vez delicadeza, deseando de esa forma torturar a la dama. No pasaron muchos segundos para que eso ocurriera, pues ella empezó a suspirar ahogadamente al sentir como era poseída por su amado con la fiereza que tanto le encantaba, pero al mismo tiempo lo estaba odiando por el bochornoso momento que la hacía pasar, pues no se encontraban tan solos en la habitación. Delia, ajena a lo sucedido, seguía arreglando las cosas con calma, hasta que un sonido la detuvo.
- ¿Dijo algo, princesa? Me pareció escuchar que hablaba.
- No... no he dicho nada. – contestó la princesa, tratando de controlar sus jadeos.
- ¿Se encuentra bien? Parece agitada.
- Sólo... estoy cansada. Insisto, deberías irte a dormir, ya es tarde. – rogó la princesa, avergonzada, y tratando de no ponerse en evidencia.
- Sólo deme unos minutos y termino de acomodar todo.
¿Unos minutos? Sean segundos, aquel tiempo se le hacía eterno, pues no sabía hasta qué punto iba a soportar las mortales sensaciones que su hombre le estaba causando, esos corrientazos de inmenso placer que la llevaban al completo éxtasis y júbilo, deseando ser tomada por la fiera que la estaba sometiendo. Poco después, como lo había dicho, Delia se despidió y se retiró del cuarto de baño, momento oportuno en el que el orgasmo hizo acto de presencia en el cuerpo de la joven, tambaleándolo, mientras que de sus labios salía un sensual y sonoro gemido. No iba a negar que se sentía en el paraíso con todo lo que había sentido, e incluso liberada toda la tensión que tenía acumulada.
Ya fuera del agua, Dark Link observó orgulloso las sensaciones que había provocado en su mujer, mientras sentía como esta temblaba en sus brazos y aún estaba hundida en sus placeres. No había duda que aquella imagen le fascinaba, lo engrandecía en su hombría, sin mencionar que el atractivo de su compañera aumentaba hasta enloquecerlo. No quería reconocerlo, pero no se imaginaba alejado de ella bajo ninguna circunstancia.
- ¿Y bien?... Parece que la voluntad de la princesa de Mondrule no siempre se cumple. – dijo, mientras besaba sus pechos con sus dientes y lengua.
Sonriendo orgullosa, la princesa alejó la boca de su amante de su placentera zona, se levantó de la bañera y lo dejó solo, causando que este la observara en su exquisita desnudez hasta que abandonó la habitación. ¿Qué quería demostrar con esa actitud? ¿Acaso no le había agradado el momento que la hizo pasar? Pues su rostro y su cuerpo decían lo contrario, y de ninguna manera se lo iba a negar.
Decidido a exigir una explicación por su abandono, el joven salió de la bañera y se dirigió a la habitación de la dama, y fue en ese instante que se sorprendió al ver que no se encontraba por ningún sitio. Se había desvanecido.
- ¿Y dónde...?
Su pregunta al aire no pudo ser respondida, pues sintió como su cuerpo era paralizado y después lanzado a la cama con algo de fuerza. Trató de levantarse, pero por más que se esforzó no pudo hacerlo. No comprendía qué era lo que lo había inmovilizado.
- ¡Maldición! ¿¡Qué está pasando!? – exclamó, enfurecido.
Segundos después, de las sombras salió una exuberante y majestuosa figura, revelándose como la Dama de la Luna. Lanzando ligeras risas, la princesa se acostó encima del cuerpo de su amado, rozándole sus pechos desnudos y provocando en él agitaciones ante los exquisitos roces.
- Te has portado muy mal. – acusó la princesa.
- ¿Qué me has hecho? – preguntó él, molesto por su parálisis.
- Me hiciste pasar un momento muy bochornoso delante de mi doncella. ¿Te parece poco?
- Por favor... bien que lo disfrutaste. Además, ¿no te gustan los riesgos? – preguntó, mordaz.
- Soy osada y atrevida, pero también muy discreta en mi intimidad.
- Igual yo, fui muy silencioso... deberías estar agradecida. – dijo el guerrero, lanzando una risa mientras recordaba el momento.
- ¿Agradecida? Claro que lo estoy, pero por tenerte a mi merced y que asumas las consecuencias de tus actos. Vas a sentir en carne propia lo que me hiciste pasar.
Y fue así que la dama cumplió con su sentencia, y teniendo a su amante ante ella, empezó a devorar su cuello con besos y mordidas, humedeciendo el camino que iba desde su clavícula hasta sus pectorales, lamiendo y devorando los pezones que decoraban su fuerte y varonil pecho, disfrutando de tan atractiva zona. El guerrero trató de contenerse lo más que pudo, sin embargo, el placer terminó por dominarlo, lo cual se demostró en los desesperantes gemidos y rugidos que salían de su boca, mientras trataba de zafarse del invisible agarre al que la princesa lo tenía. No podía liberarse de su torturante prisión. La regente estaba encantada de ver su desesperación, y para provocarlo más se acercó a sus labios para besarlos apasionadamente, entrelazando su lengua con la del guerrero.
- Libérame. – exigió el joven.
- ¿Por qué? ¿No te gustan mis besos? – preguntó, seductora.
- Eso no se pregunta... pero no puedes tenerme así.
- Claro que puedo, pues eres mío... así como yo soy tuya.
Debido al apasionamiento, la princesa no analizó sus palabras, simplemente le nació expresarlas por el inmenso amor y deseo que sentía, cosa que desconocía si era correspondía o no. Por otra parte, Dark Link se sintió confuso con lo que había escuchado, no supo qué pensar ni qué responder, por más que el gozo lo tuviera nublado. No había duda que su mujer lo tenía trastornado, pero le horrorizaba descubrir que era lo que sentía por ella, que podía obtener más allá que intensas noches de cama... le aterraba, pero al mismo tiempo anhelaba, descubrir qué había más allá de las curvas y delicias de la dama entre sus brazos, o más bien, la que lo tenía entre los propios.
La dama siguió besando y acariciando cada parte del cuerpo de su hombre, trasladándose varias veces a sus oídos para susurrarle gemidos apasionados, palabras de halago y deseo hacia él, causando que el placer en el joven aumenten, y al mismo tiempo la frustración de no poder zafarse de su agarre. Muy a su pesar, decidió darse por vencido y disfrutar del momento, sin imaginarse que aún le esperaba más.
El guerrero sintió como la joven descendía en su cuerpo, llenándolo de besos y lamidos en el proceso, hasta que llegó a un punto que sabría podía enloquecerlo, y sol bastó un sólo movimiento para lograr su cometido. Dark Link sintió que desfallecía al sentir como el signo de su hombría estaba a merced de la boca de su amante, quien con suavidad y fiereza lo llenaban de tratos que lo trasladaban al desquicio, provocando que sus gemidos y rugidos vayan en aumento. No era la primera vez que eso ocurría, lo había experimentado varias veces, sin embargo, ahora lo disfrutaba mucho más, percibía lo entregada que estaba en hacerlo sentir bien, importante y único para ella.
Obnubilado, el joven observó cada uno de los sensuales movimientos de la princesa, quien lo miraba intensamente a medida que los realizaba, con un intrigante brillo en los ojos que moría por descubrir lo que escondía. Por varios minutos se deleitó y estremeció con el inmenso placer que lo gobernaba, y cuando sentía que este estaba a punto de consumarse, la joven se detuvo, para después ascender marcando con besos el camino de su cuerpo, y finalmente detenerse en su boca y llenarla con un profundo beso, lo que él le correspondió encantado.
Una vez que los besos terminaron, la regente dio señales y deseos de querer unirse a su amado, sin embargo, sus intenciones se vieron detenidas al ver como el joven se liberaba; al parecer su entrega al placer causó que su hechizo redujera su efecto, y ahora debía pagar las consecuencias de su debilidad.
- Oh... pensé que...
- ¿Qué ibas a someterme por mucho tiempo? – preguntó el joven, mostrando fiereza.
- Tu cuerpo parecía muy a gusto... sobre todo por el cariño que te di hace pocos segundos.
- Lo reconozco, pero no por eso pasaré por alto que me tuviste dominado. Por eso, voy a recordarte quien es el que manda... sobre todo en estas situaciones.
Decidido a cumplir con su "amenaza", el joven se colocó encima de la regente, y sin ápice de delicadeza se adentró en ella para invadirla con su deseo de poseerla, de hacerla suya como múltiples veces lo había hecho, y parecía nunca cansarse de lo mismo. No pasaron muchos segundos para que la danza amatoria y apasionada empezara a tornarse más intensa y movida, con el meneo y crujir de la cama como prueba de ellos. Los gemidos y jadeos de la dama no tardaron en hacerse presentes, estaba totalmente entregada y encantada por las cálidas corrientes de gozo que la recorrían desde su centro hasta todo su cuerpo, se retorcía con cada uno de los movimientos que su amado realizaba, y en el proceso, colocaba sus pechos a su merced para que este los devore con hambre y necesidad, y eso bastó para que el orgasmo llegué a tomarla y las asfixie en un inmenso jadeo.
Excitado hasta el límite por observar a su amante entregada al clímax que le provoco, decidió que no se conformaría con eso, necesitaba sentirla mucho más y de distintas formas. Para cumplir con su capricho, tomó de la cintura a su amante y la volteó, obteniendo así una muy atractiva vista de su parte; y sin esperar más, se unió a ella con fuerza para sentir de manera más profunda la exquisitez de la dama, quien al sentir el contacto retomó de nuevo los sórdidos gemidos provocados por el placer que sentía, sintiéndose dichosa y extasiada al estar sometida a la voluntad de su hombre, el que se sentía maravillado de escuchar cada sonido, cada suplica saliendo de su desesperada boca.
Dark Link pudo sentir la explosión de su amante. El orgasmo de nuevo llegó implacable para la dama, y segundos después llegó otro, y momentos después uno más, cada uno más exquisito que el otro. La princesa sentía que desfallecía ante tanto placer, y antes de que se desvanezca, el guerrero, sin separarse de ella, la puso a su altura y volteó su rostro para besarla apasionadamente, con intenso frenesí a medida que los violentos movimientos seguían, mientras que con sus manos acariciaba la punta de sus pechos.
Siguieron en su mortal y placentera entrega, hasta que el turno del clímax llegó para él. Se juntó mucho más a su compañera a quien con su esencia la llenaba, mientras que ella se deleitó con el último orgasmo que le dejaba el maravilloso encuentro.
Agotados, se dejaron caer encima de la cama; el guerrero sobre la espalda de su regente. Segundos después, ella se dio la vuelta para tomar el rostro de su amado y besarlo con mezcla de pasión y dulzura, mirándolo a los ojos con ese inmenso amor que añoraba poder confesarle a gritos, pero que por miedo no podía, por temor a la respuesta que pudiera recibir. Por otra parte, Dark Link se había perdido en su mirada, deseaba inmensamente descifrar lo que escondía, qué clase de hechizo tenía para que lo tuviera de esa manera en la que nunca creyó que se encontraría. ¿Qué sentía por Dark Zelda? ¿Lo desconocía o evadía hacerlo? No podía responderse esas preguntas, sobre todo debido a que, por inercia, le devolvía las caricias a su rostro, observándola tan intensamente como ella lo hacían; no comprendía sus acciones, no daba fe de ellas, sólo lo hacía porque eso le transmitía la hermosa mujer que tenía entre los brazos. La joven no podía creer la muestra de cariño que estaba recibiendo, la dicha de su corazón se encontraba en aumento.
- ¿Qué sientes...? – preguntó la princesa.
- ¿Qué? – preguntó él, curioso.
- ¿Qué sientes por mí? – preguntó la joven, deleitada por las caricias en su rostro y labios.
Dark Link se quedó paralizado, indefenso, como si se estuviera enfrentando a un mortal enemigo, sus negaciones internas. Observó la ansiosa mirada de la princesa esperando su respuesta, provocando que su corazón empiece a latir con prisa al no saber qué responder, aunque sus labios parecían querer expresar lo que por temor no podía.
- Yo...
Y de repente, un terrible sonido se escuchó en las afueras del palacio, acompañado de los múltiples gritos de los habitantes de la ciudadela. Alarmado, Dark Link se levantó junto con la princesa hacia el balcón para ver de qué se trataba, y descubrieron que el pueblo se encontraba en llamas. Podían escuchar los gritos de pánico de los transeúntes, todos corriendo de un lado al otro para resguardar sus vidas. El terror se había apoderado de todos.
- ¿¡Qué es lo que está pasando!? – preguntó la princesa, alarmada.
- No lo sé... pero en este momento lo averiguaré.
Rápidamente, el joven fue al baño a buscar su ropa para vestirse, para después dirigirse a la puerta y salir, sin embargo, en ese instante se detuvo al temer que alguien lo descubra saliendo de la habitación de la dama. No convenía otro escándalo, así que decidió tomar el único recurso que tenía.
- ¿Vas a saltar por el balcón? – preguntó, asustada.
- Es eso o que nos descubran, y no creo que sea lo segundo lo que quieres. La altura no me asusta, así que pierde cuidado.
La princesa se acercó a su compañero y lo besó en los labios, mostrando en sus ojos bastante preocupación, por más que lo disimulara. Temía a lo que estaban a punto de enfrentarse, sobre todo porque en su mente sabía muy bien de qué podría tratarse, sólo que no se atrevía a mencionarlo. Dark Link se dejó besar, para momentos después lanzarse por el balcón sin ningún ápice de duda, decidido a enfrentar lo que sea.
Dark Zelda observó cómo su compañero se lanzaba por el balcón, y fue en ese instante que el pánico se apoderó de su alma. Inmediatamente se vistió y corrió hacia la biblioteca, sitio en donde se hallaba su leal confidente. Al abrir la puerta, fue en búsqueda de su rosa y se encontró con la terrible imagen de verla con algunos pétalos caídos, mientras su brillo se opacaba. Espantada, se acercó hacia ella para salvarla, mientras las lágrimas de sus ojos terminaron por salir.
- ¡No, linda! ¡Tranquila, por favor! – exclamó, dolida.
Con sus manos, la joven empezó a restablecer a la lastimada rosa, quien al sentir la calidez del hechizo de su dueña comenzó a recobrar el brillo y a sanar sus pétalos rotos. La princesa la acariciaba con delicadeza, mientras la tristeza la embargaba por completo, pues sabía perfectamente el motivo de su malestar, el cual coincidía con el de ella.
- No creí que esto ocurriría tan pronto, pero yo te juré que nadie iba a hacernos daño nunca más. Los protegeré a todos, pero sobre todo él lo hará... acabará con toda esa maldición.
La joven juntó su frente con los pétalos de su amada rosa a medida que dejaba de soltar las últimas lágrimas de su rostro. Después de eso, se despidió de ella y salió de la biblioteca a cumplir con lo que se había propuesto, a defender a su gente y ser un apoyo para su amado.
...
El cuartel de los soldados se hallaba invadido por el ambiente de la risa y la algarabía, pues los jóvenes estaban festejando sin ningún motivo aparente, solamente celebrar que ese día lo tuvieron libre y que la noche apenas comenzaba. Todos se encontraban bebiendo y disfrutando de los varios litros de ron que se consiguieron, decididos a acabarse hasta la última gota.
- ¡BEBAN, MAL NACIDOS, QUE LA NOCHE ES JOVEN!
Las grandes y desbordantes jarras del líquido ámbar tronaron con fuerza, mientras las acaloradas risas se escuchaban por todos lados. Los muchachos se mostraban felices y relajados, sin nada que pareciera mortificarlos más que las inmensas ganas de acabar con todo el trago.
Entre los temas recurrentes que abordaban en su colectiva charla, estaba lo que habían vivido a partir de que salieron del hoyo en el que estuvieron largo rato encerrados, recordando anécdotas de sus entrenamientos desde que habían iniciado como guerreros al servicio de Mondrule, o incluso experiencias de su vida criminal previo al encarcelamiento a manos de su ahora princesa. A quiénes y cómo habían asesinado, a cuantas se habían arrastrado a una cama, y muchos otros temas que nadaban en la indecencia.
El cambio de tema era intermitente e ilógico ya por el efecto del alcohol. En una de esas, tocaron el tema de las habilidades de combate que caracterizaba a cada uno, Nox teniendo una maniática y hasta perturbante predilección por cualquier arma blanca, y Ryotta, por su parte, se inclinaba más por los explosivos, por sus antecedentes como bombardero y pirómano, y tratándose de un arma de combate, prefería cualquier lanza, aunque se especializaba en el uso de las de doble punta.
Tocando dicho tema, Ryotta vio la oportunidad de presumir la más reciente creación que había elaborado con la aprobación de su Comandante, como nueva inclusión al arsenal del grupo.
- Contemplen esta belleza. – dijo Ryotta, trayendo hasta el grupo una bolsa de cuero bastante grande y llena.
El joven introdujo una mano en la misma, sacando una de los muchos y pequeños artefactos que hacían bulto en el paquete. Una ovalada cápsula de coraza de bomba, sin embargo, contrario a una bomba normal y corriente, no tenía una mecha, sino un gancho circular a forma de precinto.
- Es un artefacto explosivo portátil, cargada con aceite de flor bomba destilada y concentrada. Ligera, elegante, sin engorrosas mechas, simplemente hay que jalar el seguro para que el detonante active la carga, pero tiene un retardador químico que les dará diez segundos de tiempo para lanzarla y cubrirse. Su fuerza de detonación es capaz de pulverizar todo lo que haya cuatro metros de radio, despedazar todo lo que encuentre a su paso sin piedad, y no dejar rastro... La llamo "La ex-esposa". – explicó Ryotta, pese a su estado de ebriedad.
Los muchachos agarraron una de esas granadas, pasándola uno a otro para contemplarla. Al oír el apodo que su creador le dio estallaron en carcajadas.
- ¡Vamos a probarla! – gritó uno, contagiando su idea a todos.
La idea pareció fantástica a los ojos de todos. Como niños inmaduros con juguete nuevo patearon una de las ventanas, quitaron el seguro de una de las granadas, y la lanzaron para afuera. Se quedaron mirando el explosivo unos segundos... hasta que detonó, retumbando toda la estructura y causando un temblor a los alrededores. En ese momento, el montón de guerreros gritaron como desquiciados, alzando sus vasos. En la zona de césped donde cayó la bomba quedó un gran hoyo chamuscado.
Siguieron bebiendo como unos desgraciados, riéndose ya de cualquier estupidez que se les ocurriera decir. Luego de unos instantes, oyeron otro temblor y bullicio, pero entre el festejo absurdo ni le prestaron atención. Por décima vez, abrieron una nueva botella para seguir festejando.
- Nox, ¿no crees que al Comandante le molestaría vernos bebiendo? – preguntó uno de los soldados.
- Pienso lo mismo, al menos debimos invitarlo.
- ¿Invitarlo? ¡Nah! No creo que tenga deseos de hacerlo, además en este momento se debe encontrar en otros menesteres. – respondió Ryotta.
- ¿Otros menesteres?
- Claro, con la princesa. – contestó Nox, riéndose pícaramente.
- ¿Con la princesa?
- ¿Qué acaso son ciegos, montón de bestias? Es más que obvio el enredo que hay entre ellos, se dan buenos acostones. – expresó Ryotta, haciendo movimientos nada sutiles para imitar las acciones.
- ¿Y quién no haría eso en su lugar? Con semejante hembra. Ahora comprendo esa vez que vi que el tipo este estaba con una mujer arrimada a una de las paredes de los pasillos. Era la princesa.
- Así es, y este maldito se la come casi siempre, por no decir todas las noches.
- ¿Quién diría? La princesa ha sido una tremenda...
La patanería que estaba a punto de decir el soldado se vio silenciada cuando un fuerte sonido perturbó el divertido ambiente, el cual fue provocado por la caída de la puerta al suelo. Dark Link fue el causante de la interrupción de los jóvenes, quienes aún borrachos, se asustaron con la llegada de su Comandante.
- ¡OIGAN! ¿¡Lanzaron otra ex-esposa sin mí!? – gritó Nox, enfurecido, acercándose al oír el estruendo. Sin embargo, la borrachera casi se le pasa por completo ante el espanto de ver a Dark Link sobre la puerta derribada.
- ¡COMANDANTE!... Qué honor... tenerlo en nuestro dulce hogar. – gritaron todos los soltados, nerviosos.
Dark Link, enfurecido por el deplorable estado de sus hombres, hizo algo que sabía los iba a molestar. Se acercó a la mesa y de un sólo golpe tumbó todas las botellas de ron que quedaban, causando un grito de negación en los jóvenes, en especial el par que los lideraba.
- ¡MALDITOOOO! ¿¡Qué es lo que has hecho!? – preguntó Ryotta, enfurecido.
- ¡LO MISMO QUE HARÉ CON SUS CABEZAS SINO SE PARAN DE UNA MALDITA VEZ! ¡El pueblo está siendo atacado, así que tenemos que detener a la maldita plaga que esté causando esto! – exclamó Dark Link.
- ¿Ah? ¿Ese fue el ruido que se escuchó? No ha de ser gran cosa...
- ¿Y sólo por eso interrumpes nuestra velada? Eres un...
- Además, Comandante... ¿Crees que podremos pelear en este estado?
- ¡Borrachos pelean mejor! Así que muévanse en este instante, montón de inútiles. Busquen sus malditas armas, o ahora si van a conocer de lo que soy capaz... ¡Nox, trae todas las dagas que puedas! ¡Ryotta, quiero tantos explosivos como para derribar el palacio! ¡El resto, traigan los arcos sellados que nos dio la princesa! ¡Muevan el trasero AHORA!
Atemorizados y resignados a las órdenes del Guerrero de las Sombras, los jóvenes se dirigieron a buscar sus armas predilectas. Sin perder ni un sólo minuto, se repartieron equitativamente las municiones explosivas, las armas de cada quien, y tomaron uno de los arcos mágicos sellados, piezas de cristal que les cabía en el bolsillo, y al desplegarlos se transformaban en un arco a sus medidas. Salieron del palacio y se dirigieron camino a la ciudadela, la cual era un completo caos.
- ¡Pero qué diablos...!
Desde una prudente distancia, Dark Link y sus hombres se impactaron al ver que extraños seres estaban destrozando las casas y puestos de la ciudadela, pero sobre todo atemorizando y lastimando a la gente que se le cruzaba. Los engendros parecían marionetas que median alrededor de dos metros o más, conformados por una dura piel de madera con punzantes astillas capaz de destrozar lo que se les cruzara; poseían una mirada diabólica y penetrante, con la sangre atravesando sus ojos al igual que sus oscuros deseos. Las criaturas eran alrededor de veinte, y todos se habían dispersado a causar destrozos.
- ¿Qué son esas porquerías?
La pregunta de Nox no pudo ser respondida cuando uno de los seres, que había aparecido de la nada, se le lanzó encima sin que pudiera evitarlo, impidiéndole tomar sus armas para defenderse. La criatura empezó a ahorcarlo, enterrando sus grandes garras en su cuello y buscando algún punto para acabarlo. Sin embargo, un desgarrador grito se escuchó cuando la criatura fue atravesada desde el centro de su cuerpo con la punta de una lanza, cayendo fulminado y sin vida. Ryotta fue el causante de lo sucedido.
- No puedo dejar a una damisela en apuros... pero ni te emociones que no eres mi tipo. – expresó, irónico.
- Hijo de tu mala...
El joven, una vez más, calló sus palabras, pero esta vez porque fue atacado de nuevo. Otra marioneta se había hecho presente para atacar a Ryotta, lo amordazó con sus garras para destrozar su cuello con sus colmillos, o incluso talvez devorárselo entero. No pasó nada de tiempo para que Dark Link reaccionara y eliminara a la bestia, enterrándole la espada en el centro de su cabeza, y sin sacar el arma, levantarlo y lanzarlo hacia un lado. La fuerza del golpe causó que se destrozara, dejando en el suelo un montón de maderas.
- Esto si es salvar a una dama. – expresó mordaz el guerrero.
- Maldito...
- ¡Basta de estupideces! Ahora que ya conocen al enemigo, es momento de acabarlo sin contemplaciones. No tomen esto como una obligación, sólo diviértanse. – dijo Dark Link.
- Amén... Esto será fácil.
- No se usted, comandante, pero mi concepto de "diversión" radica en una nena en cuatro... usted sabe a qué me refiero mejor que nadie. – insinuó mordaz el soldado, mientras el resto miraban con horror al ejercito enemigo.
Las palabras de Nox se vieron detenidas al observar que la cantidad de marionetas había aumentado en número sin que se dieran cuenta, y que se estaban aproximando hacia ellos. Una jauría de bestias comenzaron a correr, casi pasando unas sobre otras para alcanzarlos en manada. Todas se notaban sedientas de matar, de vengar a sus dos compañeros caídos por manos de los jóvenes de las sombras. Al ver lo que se les venía encima, Nox no dudó en usar su lengua tan filosa como sus cuchillas.
- La pu...
- ¡REPLIÉGUENSE, TOMEN ALTURA Y FLANQUEEN DESDE LOS TEJADOS! – ordenó Dark Link con urgencia.
Los planes habían cambiado ahora que el número de las bestias había aumentado, atacarlos desde la tierra sería completamente inútil. Tal y como habían aprendido, los soldados tenían presente que el trabajo en equipo no serviría, debían esparcirse y acabar con cada uno de sus enemigos.
Los jóvenes, escoltados por Dark Link, treparon las paredes de las edificaciones cercanas y saltaron hacia los techos de las destrozadas casas, sobre los que empezaron a correr y dispersarse a gran agilidad y velocidad para darles alcance. Una vez que estuvieron por sobre las marionetas, estas descubrieron su presencia, por lo que de inmediato se disponían a defenderse mientras se reían a carcajadas al ver que las armas que tenían no serían suficientes para detenerlos.
- El que ríe último, ríe mejor... ¡AHORA!
Y con la orden del Guerrero de las Sombras, los jóvenes desplegaron en sus manos los arcos y flechas, los cuales no eran nada comunes, pues estos se encontraban revestidos por las sombras. Con gran maestría, los soldados dispararon y atravesaron los cuerpos de las bestias de madera, hiriéndolos dolorosamente, pero aun sin lograr asesinar a todos. Nox se dispuso a combinar sus fechas con el lanzamiento de sus dagas y cuchillas, mientras que Ryotta usaba su lanza de doble punta como una especie de boomerang, cuyas puntas rebanaban dos o más cabezas a la vez. Dark Link era el mejor en usar el arma de larga distancia, pues aprovechaba los pocos segundos en que los monstruos estaban en hileras para perforarlos de tres o más. Todo parecía ir en buen camino, al menos por el momento.
Ya cuando creían que iban a terminar con la plaga, se llevaron la sorpresa de que esta volvió a aumentar su cantidad, dificultándoles su objetivo de eliminarlos. No importaba cuánto se esforzaran, a medida que eran derribados regresaban más para reemplazarlos.
- Maldición...
...
Dark Zelda se estaba dirigiendo con prisa a la ciudadela; por lo menos ya se sentía tranquila de haber dejado las cosas en orden en el palacio. La joven tuvo temor de que las marionetas llegaran al mismo y lastimaran a su gente, motivo por el que las ayudó a esconderse en algunos pasadizos secretos que sólo ella sabía cómo abrir, en el cual tendrían que estar resguardados hasta que el peligro pase. Al inicio, sus súbditos se negaron a dejarla sola, pero ella les exigió que se escondieran y esperaran a que el peligro terminara. No iba a permitir que nada malo les ocurriera.
Con mucha prisa, la joven llegó a la ciudadela, y se quedó espantada de ver como esta había sido destrozada por los horrorosos seres, el cómo su gente había sido herida, e incluso unos pocos habían muerto debido al impacto. No pudo evitar derramar algunas lágrimas ante tan desolada escena, hubiera deseado que su gente nunca caiga víctima de su peor enemigo.
Segundos después, la princesa recuperó la compostura, no podía quebrarse en un momento como ese. Cuidando de no ser vista, la joven se adentró en el camino para ayudar a los que más se podía a escapar, incluso, a los que no podían moverse los teletransportó cerca del palacio para que se mantuvieran lejos; no tendrían acceso a los escondites secretos, pero al menos estarían apartados de la masacre.
Ella sabía perfectamente cómo acabar con esas bestias, pero lamentablemente no podía hacerlo, pues no tenía lo necesario para ello; sin embargo, no iba a quedarse de brazos cruzados, debía ayudar a los soldados que estaban arriesgando sus vidas por su pueblo, en especial a su amado.
Pudo ver como Nox y Ryotta, al igual que el resto de los soldados, se dispersaban para acabar con la mayor cantidad de marionetas. Unos, desde las alturas los atravesaban con sus flechas, otros en cambio luchaban desde la tierra usando sus múltiples armamentos y aprovechando de que habían ganado algo del terreno perdido. Se mostraban dispuestos a no dejarse vencer bajo ninguna circunstancia, mas la dama sabía que eso no iba a ser suficiente para salir victoriosos. Dark Zelda se disponía a acercarse a su compañero para apoyarlo, pero sucedió algo que se lo impidió.
En un rincón que no había sido tomado en cuenta, un grupo de niños y su tutora estaban siendo acorralados por un par de bestias de madera, las cuales se alimentaban con su pánico y dolor. Una de las marionetas había tomado a dos niños con sus desagradables garras, mientras que el otro impedía que la maestra y el resto de los infantes se escape. Poco a poco, planeaban acabar con todos ellos.
- ¡Suéltalos, miserable! – exclamó la princesa.
Dark Zelda invocó en sus manos una esfera de energía luminosa color rojo entremezclada con negro. Inmediatamente la lanzó en dirección a las bestias, logrando derribarlas y que soltaran a sus pobres víctimas. Los engendros se sintieron enfurecidos al haber sido atacados, motivo por el que se lanzaron en dirección a la princesa para acabarla sin contemplaciones, sin esperar que ella ya los aguardaba con otra fracción de su fuerza para defenderse. Sin embargo, una de ellas logró evadir el golpe, y con odio tomó del cuello a la dama y lo estrujó con fuerza, tratando así de asfixiarla y asesinarla. La dama temió no poder soportar la falta de aire en su cuerpo.
La joven trató de liberarse de la bestia que la tenía agarrada, mientras con sumo terror observaba como la otra marioneta se acercaba a la tutora con los niños, deseando terminar con lo que había empezado.
- No...
Cuando ya faltaba poco para que la bestia termine con sus víctimas de un sólo golpe, y que la otra marioneta entierre sus garras en el delicado cuello de la monarca, un grito de dolor perturbó el ambiente, sorprendiendo a la princesa. Dark Link había atravesado con su espada al engendro que estaba atormentando a su compañera, pero aún le quedaba una más con la cual acabar. Aprovechando que la otra quedó impactada por el grito de su par, el Guerrero de las Sombras sacó su arco y flecha, y atravesó la frente del monstruo, provocando que este lance alaridos de inmensa histeria, aunque eso no fue suficiente para que terminara muerto, sólo noqueado. La tutora y los niños se sintieron aliviados de haber sido rescatados por el joven, pero en ese momento no había tiempo para agradecerle.
- Señor...
- ¡Rápido, váyanse todos!
La mujer hizo caso a la orden del Guerrero de las Sombras, por lo que tomó a sus niños y salió despavorida del lugar, pero sintiéndose muy agradecida con él por haber salvado sus vidas. Dark Link se sintió tranquilo al ver que los inocentes estaban a salvo, pero aun le enfurecía no poder derrotar a las bestias.
- ¡Maldición!
- Dark Link, eso no será suficiente... yo te ayudaré a acabar con estas bestias de una buena vez. – dijo la princesa.
La joven tocó el arco del guerrero mientras cerraba sus ojos, conjurando así uno de sus hechizos más poderosos. El oscuro arco tomó varias ilustraciones con tonalidades rojizas, las cuales simbolizaban la energía letal que escondían en su interior.
- Con el llameante fulgor de este arco, arrasarás con la oscuridad que se te atreviese. Úsalo para destruir a estos infames monstruos.
Sorprendido por el nuevo poder que había adquirido, Dark Link colocó la flecha en el reforzado arco, la cual se cubrió completamente de fuego. Aprovechando el poco tiempo que le quedaba antes de que las bestias se recuperen, el guerrero le disparó al primero en el centro de su pecho, provocando que su enraizado cuerpo se incendie por completo. Segundos después, hizo lo mismo con el otro engendro, y con eso, los desgarradores gritos se escucharon hasta que se desvanecieron. El guerrero se sintió satisfecho por sus acciones, pero aun no era momento de cantar victoria. Dark Zelda, preocupada y nerviosa, se acercó a él para abrazarlo, cosa que él correspondió rápidamente.
- ¿Estás bien? ¿No estas herida? – preguntó, preocupado.
- No, gracias a ti estas bestias no pudieron lastimarme, ni a mí ni a esos pobres niños con su maestra. – respondió la joven.
- Lo que hiciste fue increíble. Tienes que hacer lo mismo con mis soldados para que puedan vencer a esos monstruos. – pidió el guerrero.
- No serviría de nada si no se acaba con el origen.
- ¿El origen?
- Si. En el Bosque de los Tiempos se encuentra el verdadero monstruo y origen que está provocando todo esto. Si lo vences, instantáneamente todas estas marionetas desaparecerán. Sólo tú puedes lograrlo, pues la Espada Astral es la única arma que puede erradicarlo.
El joven ahora tenía todo claro, las marionetas seguirían multiplicándose sino vencía el verdadero centro de todo, el origen de toda la masacre. En ese momento, se disponía a irse para derrotarlo, pero antes, su compañera le tomó el rostro y lo besó en los labios apasionadamente, transmitiéndole así toda su buena suerte.
- Ten cuidado y regresa con vida. Yo mientras tanto ayudaré a los muchachos a retener a esas bestias.
- Así lo hare...
Y dándole una última mirada a la princesa, el joven se encaminó hacia el Bosque de los Tiempos.
...
El Guerrero de las Sombras llegó al Bosque de los Tiempos, mas no se encontró con su típico paisaje bañado por la paz y el encanto, sino con todo lo que le hacia la contraria. El ambiente se había vuelto turbio, oscuro y siniestro, espantando a cada uno de los animales que habitaban aquel sitio, desde el más dócil hasta el más fiero. Todo era un completo caos a pesar que el infernal silencio lo rodeaba todo.
Dark Link se encontraba caminando sigilosamente por las oscuras sombras del bosque, estando en completa alerta por cualquier amenaza que pudiera acércasele para agredirlo, aunque su atención estaba más puesta en encontrar a la bestia que estaba causando toda la masacre.
Poco a poco, la oscuridad empezó a sentirse con más fuerza en el perturbado ambiente, mientras las verdes ramas y árboles se iban ennegreciendo con intensidad perpetua. Segundos después, el desgarrador grito de la bestia hizo acto de presencia, mostrando posteriormente su enorme osamenta.
Frente al Guerrero de las Sombras se posicionó una marioneta que doblaba en altura a las que estaban invadiendo la ciudadela, además que el color de su piel de madera era completamente negra, llena de astillas de pies a cabeza. Su mirada carmesí sangraba de furia hasta las mejillas, provocada por el nefasto enemigo que tenía de frente. Dark Link observó detenidamente a su contrincante sin ningún momento bajar la guardia, mostrándose más irascible y con deseos de destrozarlo.
El primero movimiento fue realizado por la marioneta, quien con su enorme mano se dispuso a golpear al joven de las sombras, sin embargo, no esperó que este de un sólo salto llegaría hasta su brazo y lo clavaría con su espada, provocándole un inmenso dolor que desgarraba su piel. Aprovechando el martirio de su oponente, Dark Link sacó su arco y lo disparó una flecha de fuego en dirección a la frente del ser con la intención de fulminarlo de la misma manera que lo hizo con los demás, mas eso no sirvió para acabar con el ente, quien poseía una piel más resistente que los otros.
La marioneta rio a macabras carcajadas ante el fracaso del joven, y decidido a destrozarlo, lanzó de su cuerpo punzantes astillas capaces de asesinar a cualquiera que las tocara, pues en sus puntas se albergaba el peor de los venenos. Con gran agilidad, el guerrero pudo evadirlos, o más bien repelerlos, usando la hoja de su espada para contrarrestar las hojillas de madera, aunque en el fondo se sentía sorprendido de ver que la bestia era mucho más fuerte que los demás, e incluso con armas más letales.
- Bastardo... no importa lo que hagas... estás muerto.
Dark Link no se dio por vencido, se puso de pie y se dirigió corriendo hacia donde estaba la bestia. Volvió a sacar su espada y dando un gran salto amputó el brazo derecho de la bestia, quien de nuevo vociferó ante la pérdida de su extremidad. Satisfecho con sus acciones, el joven se disponía a destrozar el otro brazo, e incluso las extremidades inferiores, pero en ese instante ocurrió lo inesperado. La marioneta regeneró la extremidad que le habían quitado, y con la misma, como acto de venganza, tomó del cuello a su contrincante, empezando a ahorcarlo. El Guerrero de las Sombras empezó a luchar por su vida, la falta de oxígeno se estaba volviendo insoportable, más las heridas que se estaban empezando a formar en su cuello provocadas por las venenosas manos de la bestia. Su enemigo reía, se le burlaba en la cara, brindaba por el triunfo de su perfecta masacre.
Minutos después, los cuales parecieron eternidades, Dark Link pudo zafarse del agarre, sacando de su bota una de las dagas que tenía y la clavó en la extremidad de su enemigo aprovechando el momento de victoria que decidió tomarse su contrincante. Frustrada por su descuido, la marioneta aprovechó que el joven estaba buscando desesperadamente el aire para lanzarle sus astillas, las cuales causaron que el guerrero se queje de extremo dolor, mientras sentía como sus manos hormigueaban por el contacto con el letal veneno.
- ¡MALDICION, NO PUEDE SER!
¿Cómo iba a vencer ahora si su enemigo lo había acabado con la peor de sus armas? Se supone que había decidido tener un verdadero propósito, una vida autentica y solamente de él, pero al parecer iba a ser vencido por un ser sumamente asqueroso y patético, el causante del terror y las heridas de los habitantes que debía proteger... y del dolor de la mujer que ahora era su compañera. Al parecer aquello era su castigo por asumir una vida opuesta a la de él.
La bestia rio histérica ante la inseguridad de su enemigo... y fue ahí, que este decidió escarmentarla de una vez. Sin importar el costo de su último aliento. Sacó de su cinturón una de las "ex-esposas" de Ryotta, y al tomarla notó que el veneno también estaba afectando su pulso. Ignorando ese alarmante hecho, arrancó el precinto de la granada con sus dientes. Sin dudarlo, el Guerrero de las Sombras comenzó a correr hacia su contrincante.
- No te rías...
Y decidido a cerrarle el hocico al abominable engendro, Dark Link continuó corriendo con la meta de plantarle el explosivo. Sin embargo, en una medida de defensa, la bestia clavó sus brazos en la tierra, y a su alrededor comenzaron a salir raíces negras, filosas y llenas de espinas de supurante veneno. Cuatro de esas asquerosas extremidades alcanzaron a Dark Link, enrollándose en sus brazos y piernas para inmovilizarlo. Ante el contacto, el guerrero gruñó de dolor al sentir como más espinas se le clavaban.
El inmenso títere atrajo a Dark Link inmovilizado frente a él. Una sensación de asco envolvió al guerrero al estar frente a frente y escasos centímetros de esa horrorosa aberración, la cual abrió sus fauces de filamentos para arrancar la cabeza de su presa de un bocado. Pero, misteriosamente, Dark Link sonrió, y abrió su boca, mostrando que en el interior de la misma sostenía la granada sin precinto entre sus dientes. Sin esperar más, escupió la bomba dentro de la boca del demonio quien se la tragó sin quererlo.
Desesperado, el títere soltó al Guerrero de las Sombras y con sus garras comenzó a golpearse el pecho en un intento inútil y bruto de sacarse el explosivo... Dark Link soltó una carcajada burlona, corriendo a cubrirse de la detonación. La estruendosa explosión se hizo presente, dejando maltrecho a la bestia quien chilló de forma horrorosa, desarmándose como juguete y expulsando humo por la boca, para al final desplomarse en el suelo.
- Que el que ríe de último...
Y deteniendo su frase, Dark Link aprovechó la conmoción para dispar una flecha de fuego en dirección al pecho de la bestia.
No pasó mucho tiempo para que el esternón de la marioneta, o lo que quedaba de la misma, empezara a incendiarse, mostrando así su podrido corazón, conformado por un ónix puntiagudo tan negro como su consciencia. Dark Link sentía que las manos le temblaban, que su respiración se acortaba, el veneno recorría su torrente sanguíneo sin piedad alguna, pero aquello no iba a impedir que cumpla su cometido.
- ¡RIE MEJOR!
Y de un sólo salto, clavó la Espada Astral en el corazón de la marioneta, quien al sentir el intenso dolor de su muerte gritó tanto hasta reventar sus cuerdas vocales. Poco a poco, la podredumbre de su alma empezó a desintegrar su cuerpo, hasta desaparecerlo poco a poco, y así retornando el verdoso color al Bosque de los Tiempos.
Sin poder soportar más, el Guerrero de las Sombras cayó al suelo de espaldas, mientras poco a poco sus ojos se cerraban y las heridas de su cuerpo sangraban, llevándolo al abismo del deceso. Puede ser que la muerte que lo había elegido no era la más digna, mas nada importaba con tal de saber que había cumplido su meta, el motivo de la nueva vida que había escogido, y el que sin saberlo, lo había convertido en el héroe de desamparados.
La oscuridad se hizo presente en la somnolienta mirada del guerrero, mientras un desgarrador y conocido grito lo aclamaba desde la distancia.
...
Comentarios finales:
¡HOLA A TODOS! ¡UN GUSTO ENORME VOLVER A SALUDARLOS!
En serio, mil y un millón de disculpas por el inmenso retraso, más de un mes sin actualizar, nunca me había pasado eso, pero como pocos saben tengo motivos, tanto laborales como de salud, aunque de esto último no deben preocuparse, no es nada de cuidado. Sé que dije que las actualizaciones iban a ser cada quince días, dos veces al mes, etc., pero créame que todo se ha complicado, mi carga de trabajo ha ido en aumento y he llegado muerta a mi casa, desmotivada, pero poco a poco eso se ha ido arreglando, y es por eso que he traído a ustedes un nuevo capítulo.
Quiero agradecer de manera muy especial a mí amigo Zeeklaerers, quien me ayudó mejorando enormemente las escenas de la batalla contra las marionetas, e incluso las partes más graciosas de los soldados de DL. Yo ya tenía la base lista, pero no habría quedado tan increíble sin la ayuda de él. Muchas gracias, querido amigo ^^
Y bueno, sobre este capítulo, creo que estuvo bueno en todos los sentidos, tanto por el intenso lemon, como el estreno de los soldados con su comandante, quienes al parecer dejaron definitivamente su delictivo pasado atrás para dedicarse a salvar vidas, y de esa manera ganarse el prestigio. Ahora, ¿qué ocurrirá con DL? Él terminó muy herido, y encima de eso envenenado; veremos cómo sale de esta con ayuda de su princesa... aunque a pesar de haber triunfado en batalla, el mal sigue acechando desde las sombras.
Trataré de actualizar dentro del tiempo determinado, sin embargo, puede ser que demore porque quiero dedicarme al siguiente capítulo de "Lazos eternos", la cual está muy pronta a finalizar. Haré lo posible para tener ambos capítulos a la par, pero no prometo nada XD.
Espero que este capítulo les haya gustado, y recuerden que a pesar que me demoro en actualizar, no lo hago por tanto tiempo, y siempre estoy conectada en la página.
Saluditos a todos ^^
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