Acecho en las tinieblas
No recuerdo en qué momento las sombras dejaron de formar parte de mi esencia, siendo la luz ahora la que me domina, la que rige mi camino y mi destino. Prefiero no analizar nada, dejar de hacer preguntas a respuestas que ya no me interesan, pues he encontrado algo mucho más valioso en lo que enfocarme, y es el verdadero motivo por el que yo soy y existo...
Aun no concibo que en este lugar bañado por el ocre del eterno atardecer, la mujer entre mis brazos se encuentre devorándome los labios con intensa pasión y deseo. Ni siquiera comprendo cómo puedo pensar de esta manera, un ser frío y sin sentimientos, pero ella me está cambiando, me está transformando en lo que ella quiere que sea, o más claro, en lo que yo mismo anhelo ser en mi inconsciente.
- Me haces muy feliz...
¿Feliz? ¿Cómo es posible que la haga feliz? No soy más que un ser que nació para la destrucción y la desdicha, a quien con tu encanto y seducción le has abierto las puertas de los placeres y de la luz en medio de las tinieblas, demostrándome que es un estado que no existe mientras uno no quiera formárselo. Estás causando que vuelva a nacer.
- Quiero que siempre estemos juntos... Te amo.
Tu sincera declaración me ha dejado sin palabras, robándome el poco aliento que me quedaba por el embrujo de tus besos. ¿Eso es lo que sientes? ¿Y qué es lo que yo siento? Aunque lo primero que debería despejar de mi mente, es el significado del amor del que me hablas, intrigado si aquella respuesta la encontraré en alguno de los libros que siempre me muestras.
- ¿Me amas también?
Y ante esa pregunta, el supuesto corazón que tengo se detiene de golpe, mientras el terror me embarga hasta helarme los huesos. Por eternos segundos no sé qué decir, desconozco cómo actuar, pero con sólo perderme en tu escarlata mirada siento que mis labios se están llenando de esa respuesta que desfalleces por escuchar, y la que marcará por siempre el destino que nos ata.
- Yo... yo te a...
- Patético...
¿Y esa voz? De un segundo a otro todo el ambiente se alteró a mi alrededor, desvaneciendo sin compasión alguna las doradas tonalidades características de este mundo.
- ¿Para qué naciste? ¿Acaso has olvidado tu verdadero propósito? Al parecer una sombra seguirás siendo, donde tu dueño por siempre será superior a ti.
- No...
- Te rendiste... huiste... mientras que él te mantuvo encerrado desde el inicio de los tiempos... lo has dejado para convertirte en uno más del montón... por rendirte a los pies de la asquerosa pasión... terminaste siendo un sucio lacayo del amor.
- ¡Ya basta!
- ¿No quieres vencerlo? ¿No deseas ser el único? ¿Ser el más fuerte? Búscame... cumpliré tus deseos, recupera el sentido por el que existes, retoma la verdadera esencia que te forma... aléjate de lo burdo y corriente... regresa a tu verdadero origen.
Un horrible dolor de pecho me invade, mientras mi mente es atormentada por las imágenes de la destrucción y la agonía, acabando así con todo lo que me rodea. Tú, la mujer que me convirtió en hombre, te alejas de mí sin clemencia alguna, mientras extiendo mis brazos y para retenerte y que te quedes conmigo... pero al mismo tiempo quiero que te vayas, intervienes en mis planes. Y es ante aquel involuntario deseo que te desvaneces y te entregas a la implacable oscuridad de las tinieblas... hasta que un desgarrador grito de tus delicados labios termina por destrozarme, mientras quien me perturba se burla hasta desangrarme los oídos... aniquilándome.
***
No gritó ni dijo palabra alguna, sólo se despertó con el corazón latiéndole con fuerza, mientras su pecho le dolía como si mil estacas lo hubieran atravesado. Dark Link respiraba con dificultad, recordando la despiadada risa que aun retumbaba en sus oídos con la misma intensidad que en su pesadilla, atormentándolo y atacándolo como el peor de sus enemigos. No comprendía el motivo por el que tan desgarradoras imágenes se hicieron presentes en su inconsciente, pues por su naturaleza las pesadillas no eran algo común que pudieran ocurrirle, sin embargo, las cosas parecían distintas en ese momento, sobre todo porque aún se sentía impactado por lo que tuvo que experimentar.
- Qué extraño...
Después de unos minutos de absurda reflexión, el joven logró dejar de lado sus perturbaciones, causando que su mente sea tomada por otro tipo de recuerdos totalmente opuestos. Se había acostado con ella, con la Dama de la Luna, con aquella mujer por la que sintió atracción y pavor desde el primer día que la conoció, y la que logró domarlo y ponerlo a su merced. El haberse dado cuenta de eso lo fastidió en sobremanera, se maldijo a sí mismo por haber sido tan débil y dejarse llevar por las provocaciones de la princesa, por sus besos y caricias que lo desquiciaron hasta el punto de unirse a ella en cuerpo y alma.
Consternado, volteó su mirada hacia un lado y descubrió a su amante sumida en un profundo sueño, poniéndole a la vista la desnudez de su delicada espalda. Sólo bastó contemplarla una vez para que su furia se desvanezca, a pesar que eso le causaba pesar y extrañeza. Ahora la idea de haber retozado con ella no le desagradó en lo absoluto, e incluso el trato que hicieron la pasada noche. No lo iba a negar, la mujer le fascinaba, lo encendía, y aquello empezó a hacerse presente al sentir que su cuerpo empezaba a reaccionar ante su hermosura, naciendo en él la necesidad de volver a sentirla intensamente.
Obnubilado por el éxtasis, se escabulló debajo de las sábanas y se acercó al cuerpo de la joven, comenzando a besar su cuello, para luego lamer y morder los pechos que lo habían conquistado y que aun conservaban la marca de los tratos del anterior encuentro. Dark Zelda, aun sin despertar, empezó a estremecerse con los roces del villano, incluso pensaba que lo que sentía era producto de algún apasionado sueño, sin imaginar que todo era real.
El joven siguió saciándose con la exuberante zona de la dama hasta el cansancio, para luego bajar hasta su vientre y besarlo con la misma intensidad y urgencia. Sin embargo, deseaba avanzar más, experimentar más con el cuerpo de la mujer que tenía entre sus brazos y dejar que el placer se apodere de cada partícula de su ser. Sin duda alguna estaba hambriento de ella.
Con el control completamente perdido, el guerrero descendió hasta el centro de la feminidad de su amante, lanzando un ligero gruñido de éxtasis al saborear el misterioso encanto que hasta hace poco había reservado sólo para ella misma, pero que ahora le pertenecía a él. Los exquisitos gemidos de la regente no se hicieron esperar, quien creía que iba a desfallecer ante el placer al que se la estaba sometiendo sin ninguna compasión ni delicadeza, descubriendo que lo que sentía era demasiado real como para ser un sueño. Luego de unos segundos, abrió los ojos exaltada y se encontró con el guerrero devorándola con fiereza y descaro, aunque en ese instante no tuvo tiempo de reaccionar ni quejarse, pues su hombre se unió a ella de manera despiadada y violenta. El villano la miraba con los ojos nublados, totalmente dopados por el placer y el éxtasis.
Los quejidos de la dama empezaron a volverse más fuertes a medida que el hombre la tomaba con más intensidad, mientras que este desfallecía ante la imagen de su mujer gozando como una condenada con sus roces y movimientos, quien desesperada le rogaba que no se detenga y la siga enloqueciendo, que siga marcándola como suya. Deseoso de seguir provocando a la dama, el joven se apoderó de sus labios para tratar de acallar sus gemidos, con aquella acción aumentó los desesperos de ella, pero al mismo tiempo sobrexcitarla, hasta que ninguno de los dos pudo soportarlo más.
Ambos compartieron la dulzura e intensidad del orgasmo con el que sellaron su entrega, causando que el guerrero lance un ahogado gruñido mientras sentía que el cuerpo entero se le paralizaba, para después caer encima de la princesa y abrazarla con desespero, reacción que aún no comprendía por qué le ocurría, sólo sabía que necesitaba sentirla con más profundidad luego de tomarla. La dama también lo abrazaba, encantada de haber sido despertada de manera tan placentera.
- Vaya... ¿y eso? – preguntó la princesa, respirando agitada.
- ¿Eso? Pues... la manera de darnos los buenos días. – respondió, mostrando seriedad y descaro.
- Entonces espero que siempre se repita.
La princesa tomó del cuello al guerrero y lo besó en los labios, provocando que el joven se deje llevar por el frenesí y pasión que ella le transmitía con la caricia. Ya había vuelto a acomodar a la dama en la cama, pero el sonido de la puerta los interrumpió, causando que el villano se queje, enfurecido.
- Qué fastidio...
- Tranquilo, es sólo una de las doncellas que viene a despertarme, y por eso es mejor que no te vea. Ve a darte un baño mientras yo hablo con ella. ¿Si? – pidió, sonriendo con un dejo de burla.
El joven miró enojado a la dama, pero como siempre no pudo refutar a sus órdenes, así que se encerró a tomar un baño como le había pedido, uno bien frío para calmarse. Mientras tanto, la princesa se acercó a abrir la puerta para atender a la doncella, cuidando que no descubra el desorden que ella y el villano habían causado en la habitación.
- Buenos días, Delia. – saludó, sonriente.
- Buenos días, princesa, espero que haya dormido bien. Subí a verla para preguntarle si va a desayunar aquí, en su habitación, o en el comedor. Como estos días no ha bajado, por eso le consulto. – preguntó la chica, hablando nerviosa.
- Puedes subirlo, pero... ¿podrías traer una porción más de lo habitual? Es que... he amanecido con mucha hambre. – pidió, sonrojándose.
- Oh... bueno, princesa. Como usted diga.
La joven mujer se fue de la habitación a cumplir con las órdenes de la princesa, aunque se sintió intrigada de ver que la misma había pedido más comida de la habitual, cosa que no era normal en ella. No tardó mucho tiempo en regresar a los aposentos de la regente y llevarle el desayuno, para luego retirarse a seguir cumpliendo con sus labores.
Cuando Dark Link había salido del baño, se encontró con que la joven había preparado la mesa para que los dos desayunen. No pudo evitar sentirse extraño ante las atenciones que ella le daba, no es que le desagradaran, pero ni el mismo sabía cómo reaccionar o comportarse, cosa que le molestaba. La dama se dio cuenta de lo que pasaba, por lo que tomó de la mano al villano e hizo que tome asiento, para después ella sentarse en sus piernas.
- ¿Por qué esa cara? – preguntó, perdiéndose en el cuello del guerrero.
La joven se colocó en la boca una de las fresas que estaban en la mesa, dirigiéndose a su compañero para que él la coma. Al inicio se quedó sorprendido, mas no pudo negar que esa manera de seducirlo le gustaba. Terminó aceptando el dulce gesto de los labios de la dama.
- ¿Qué pasa? ¿No te gusta estar conmigo? – preguntó la regente, llenado de besos el cuello de su amante.
- No es eso, sólo que hay cosas a las que aún no me habitúo... pero si quiero estar contigo, además hicimos un trato. – contestó, fascinado con los besos que su mujer le daba, mientras la tomaba por la cintura.
- Y hablando de eso, aún hay cosas que debemos aclarar para que nadie descubra lo nuestro. Ya viste que mi doncella vino para acá. No podemos arriesgarnos.
- ¿Y qué sugieres?
- Tenemos que buscarte una habitación. No puedes quedarte aquí.
- ¿Y eso por qué? ¡Yo no quiero irme! – reclamó, enojado.
- ¡Cálmate! Me encantaría que te quedaras conmigo, pero no es muy "correcto" que la princesa tenga metido a su amante en sus aposentos. Las habladurías pueden hacerse presentes y no deseo eso, además que, como sabrás, no eres muy apreciado por mis súbditos. – dijo, apenándose de la realidad de su gente.
- Eso a mí me importa un bledo, nadie tiene que meterse en nuestras vidas. Dijiste que siempre estarías disponible para mí las veces que yo quisiera, así que debes cumplir con tu palabra.
- Oye, tranquilo, ¿acaso he dicho lo contrario? Como si no pudieras ingeniártelas para buscarme... o viceversa.
La joven lanzó una pequeña risa y se dirigió a sentarse a su puesto, dejando a su compañero consumido por la furia. Mientras comía no podía dejar de pensar en la maravillosa noche que pasó junto al guerrero, en lo deseada que se sintió con cada beso y caricia que este le otorgó, en como la convirtió en mujer. Sin embargo, más que lo físico se sentía encantada de estar con quien tanto amaba. Desde el primer día en que lo había visto sintió por él una enorme empatía por ser tan iguales, comprendía su manera de ser, sus deseos y personalidad, pero sobre todo, ese dolor que yacía en su alma y que aún no descubría, y que ella tuvo que padecer para poder superar... deseaba sacar al villano de la desgarradora oscuridad en la que se hallaba, librarlo del infierno en el que alguna vez ella estuvo, y que sólo una persona muy especial lo consiguió por medio de su impecable compasión.
Luego de que terminaron de comer, la joven fue la primera en tomar la palabra, sabiendo que con el inicio del día había muchos asuntos que concretar, sobre todo uno muy importante.
- Bueno, creo que ya debemos empezar con la primera etapa de tu función en este reino.
- ¿Ahora si me vas a decir qué haré? – preguntó, interesado.
- No seas impaciente, ya lo sabrás. Bueno, iré a tomar un baño, no me tardo.
La joven se levantó y entró al baño, mientras que el villano se quedó fascinado observándola en su andar, sintiendo como en su alma nacía un sentimiento o sensación que la dama le provocaba, era algo parecido a la atracción y al deseo, pero mucho más profundo, incluso más duradero que la misma euforia que sentía cuando finalizaba la entrega con ella, no comprendía qué podía ser aquello. Sin embargo, en ese instante empezó a sentir un dolor en el pecho, la misma molestosa punzada que tuvo en la pesadilla que lo había despertado, mientras la misteriosa y macabra voz no dejaba de llamarlo...
- Tú puedes ser el único y verdadero...
Inmediatamente desechó el producto de su imaginación, decidido a no dejar que eso lo perturbe.
...
El festival del día anterior en el pueblo de Mondrule había dejado sus secuelas, donde la hermosa decoración ahora se había transformado en un completo desorden, el cual sus habitantes se encontraban limpiando desde muy tempranas horas de la mañana, claro está, los que no se habían pasado de copas en la pasada noche.
Los jóvenes de la oscuridad se encontraban recorriendo el sitio, aunque más que observar a las personas en sus labores, se dirigían a otro lugar en especial. Ya habían conocido todo el pueblo y sus alrededores, pero no habían ido a las praderas y llanuras que embellecían los terrenos. Dark Link no entendía el por qué iban a hacer tal recorrido, se le hacía aburrido e inútil, sobre todo no sabía qué tenía que ver eso con la lo que iba a realizar.
Una vez salieron de la ciudadela, se encontraron con un paisaje muy diferente al reino de Hyrule, incluso más bello por estar expuesto a los dorados rayos del ocaso. Una arboleda se extendía al fondo de la pradera, la cual se dividía en pequeñas zonas de árboles adornados con hojas de diferentes tonalidades que disimulaban ser de variados climas. Características como esas carecían en la sagrada tierra de las Diosas. El joven se quedó pasmado contemplando la hermosura del lugar, mientras que su compañera lo miraba.
- En este reino hay un bosque con varias secciones, es por eso que las hojas de los arboles tienen distintos colores, como si se hallaran en diferentes estaciones. Es un sitio invadido por la energía de la naturaleza, un poder sumamente fuerte. Por eso, lo he bautizado como el Bosque de los Tiempos.
- Ya veo, buena elección. ¿Y qué hay en ese sitio? – preguntó, impaciente.
- Ya lo verás. ¿Vamos?
Ya el villano estaba empezando a fastidiarse por tanto misterio, sin embargo, al sentir que la joven lo tomaba de la mano, relajó el semblante. Podía enfurecerse con cualquiera, menos con ella, y esa era una de las cosas que más le molestaba de sí mismo, que lo hacía sentir débil... pero al mismo tiempo, una de las que más le estaba empezando a gustar.
El camino hacia el bosque tomó varios minutos, momento en que la princesa le comentó los variados lugares que podían conocer del reino, pero que visitarían en el transcurso de los días. Todo se mostró tranquilo, pero de un segundo a otro algo inesperado sucedió.
Cuando ya faltaba poco para llegar a la arboleda, el guerrero volvió a sentirse intranquilo, pues la punzada en el pecho volvió a torturarlo de una manera más fuerte y dolorosa, mientras la misma voz lo perturbaba.
- Yo tengo lo que tú deseas...
El villano gruñó con furia al sentir como el dolor de su pecho se intensificaba, motivo por el que la princesa se preocupó de sobremanera y se acercó a él para ayudarlo, temiendo que algo grave le pasara.
- ¿Qué te pasa? – preguntó, alarmada.
El joven no pudo responder, pero luego de unos segundos su malestar se calmó. Sin embargo, su ansiosa mirada se dirigió hacia la dirección en donde sentía aquella esencia que lo llamaba. Ante eso, el corazón de la princesa empezó a latir con extrema prisa.
- ¿Qué hay por allá? – preguntó, interesado.
- ¿Allá? ¿Por... por qué quieres saberlo? – preguntó, nerviosa.
- Porque siento que alguien me llama. ¿Podemos ir para...?
- ¡NO! ¡ALLÁ NO!
El joven se sorprendió de ver como el carácter de la princesa pasó de calmado a uno muy alterado, incluso mostrando cierta fiereza en su mirada. Aquello lo asustó.
- ¿Qué te sucede, mujer? ¿Por qué no podemos ir allá? – preguntó, intrigado.
- Porque... allá está el Bosque de Gehena. El lugar donde encontré a mi rosa. Recuerda que te dije que nunca debíamos pisar ese lugar. Jamás.
- ¿Por qué? Nunca me has querido decir el motivo.
- Porque es un laberinto mortífero, una vez que entras no puedes salir. Esa noche que encontré mí rosa pude salir de ahí porque no había avanzado mucho, sino quién sabe qué me hubiera pasado. Eso es todo, ¿sí? – respondió, mostrándose segura en sus palabras.
El joven miró a la princesa con furia, sabiendo perfectamente que esta le estaba mintiendo. Como la primera vez que escuchó el nombre del bosque, volvió a pensar que algo muy importante se ocultaba ahí, y esta vez eso ya no le producía curiosidad, sino una enorme atracción y necesidad por descubrirlo.
- Olvídate de ese sitio. Créeme que, aparte de lo que te he contado, no hay nada interesante ahí. En cambio a donde vamos es otra historia.
- Está bien. Sigamos entonces.
Decidió olvidarse del tema del misterioso bosque y seguir hacia la arboleda, enfocándose en lo interesante que la princesa quería mostrarle. Una vez que se adentraron, se encontraron con un ambiente un poco nublado, mas la iluminación no fue ningún problema debido a que varios orbes y destellos luminosos encendían el ambiente, los cuales se intensificaban a medida que ellos avanzaban. El joven se sentía sorprendido, una vez más, con el mundo de las sombras, pues el ver que este tenía también la capacidad de acoger este tipo de fenómenos le parecía imposible, sin embargo, todo parecía contrario.
- No olvides que este mundo representa la luz entre las sombras, y es por eso que es capaz de esto y más. – dijo la dama, orgullosa.
- Es inverosímil.
La pequeña conversación los terminó llevando al centro del bosque, donde finalmente se encontraron con lo que tanto buscaban. Una rebosante y exuberante cascada llenaba con su frescura a un lago de gran extensión, donde animales de varias especies se bañaban, bebían agua o descansaban en su orilla. Felinos salvajes conviviendo de manera pacífica con las aves, venados, ardillas, y otros incontables mamíferos. Peces de todos los tipos y colores nadaban encantados, entremezclándose con los tonos de la colorida fuente.
El primero en adentrarse al fantástico paraíso fue el guerrero, quien desde el primer momento en el que puso un pie, espantó y ahuyentó a los animales pequeños, mientras que los tigres se pusieron a la defensiva y le mostraron sus colmillos como signo de rechazo. Sin embargo, esas no fueron las únicas especies que se le enfrentaron, sino que de los arbustos salieron unos cuantos lobos enfurecidos a defender su territorio, ariscos a la negativa aura que el villano les transmitía. Dark Link ya había desvainado su espada para acabar con las bestias, sin embargo, su compañera se le puso de frente para impedir sus acciones.
- ¡Detente, no los lastimes! – exclamó, alarmada.
- ¿Qué? Pero si van a atacarnos. ¿Acaso te volviste...?
El joven no pudo finalizar sus palabras, pues para su espanto y asombro vio como la princesa se agachó para acariciar a los fieros animales, quienes habían abandonado todo signo de furia y lo habían reemplazado por encanto, incluso uno de los tigres se había colocado panza arriba, mostrando así su estado de sumisión y confianza. Segundos después las criaturas más pequeñas salieron de su escondite para recibir a la dama, mostrándose igual de contentos con su visita. Dark Link quedó impactado mientras los observaba.
- No teman, él es mi compañero. No es una mala persona, por más que la perciban así. – dijo con ternura.
El joven, embelesado, siguió observando a su compañera sin decir nada. De nuevo había salido a flote otro encanto de ella, que como siempre lo hizo sentir vulnerable e indefenso, pero que al mismo tiempo tanto le fascinaban a pesar que prefería la muerte antes de confesarlo. Una vez más, sus conflictos internos empezaron a mortificarlo, pues no comprendía cómo una mujer que sólo le atraía sexualmente podía provocarle tantos sentimientos incompatibles para su naturaleza.
Los animales se calmaron con la explicación de la princesa, sin embargo, aún no se sentían seguros de acercarse al villano, motivo por el que decidieron regresar a sus lugares de descanso. Al menos estaban tranquilos que no serían agredidos por él.
- Me alegro que se hayan calmado. – dijo la princesa, aliviada.
- Mejor para ellos, así nos evitamos problemas. Y bien, ¿a qué vinimos acá? El lugar podrá ser muy bonito y todo, pero ya me estoy cansando de tanto misterio. – expresó, exasperado.
- Paciencia, tienes que saber esperar. Eso es lo primero que necesitas para poder cumplir tu destino en este reino. – dijo, mostrando una sonrisa.
- ¿Qué?
- ¿Podrías darme tu espada?
- ¿Para qué? – cuestionó, sorprendido.
- No preguntes y sólo dámela. Es para algo muy importante.
Dejó de preguntar y le entregó el arma a la regente, quien la tomó en sus manos para encaminarse con ella en dirección al lago. Inicialmente, Dark Link le restó importancia a sus acciones, pensando que iba a acomodarse en la orilla a reflexionar o algo parecido, sin embargo, se alarmó cuando vio como Dark Zelda se adentró hasta la parte más honda, hundiendo su cuerpo en las cristalinas aguas. Sin pensarlo dos veces, el villano corrió hacia la fuente para ir a buscarla, pensando que la dama había perdido el juicio al arriesgarse de esa manera, sin embargo, se detuvo al visualizar como reaparecía, mientras una brillante luz la rodeaba entera y la hacía parecer una ninfa de la naturaleza. Aquella imagen se le hizo tan exquisita y hechizante que los deseos por acercarse a besarla y volver a poseerla se habían fortalecido, mas todo eso se vio desplazado al ver cómo la luminosidad comenzó a concentrarse en la espada que llevaba en las manos, impactándolo con la nueva energía que esta irradiaba desde su interior.
- Ahora tu arma ha sido totalmente renovada. Como podrás ver, ya no es opaca y resplandece como la misma luna. Incluso, si te fijas bien, detrás del grabado de la Trifuerza invertida aparece una imagen de una media luna, lo que le da su propia identidad. Yo la bautizo como la Espada Astral.
Por un momento, el joven estuvo a punto de enfurecerse al pensar que su espada había sido modificada, o en el peor de los casos, copiada exactamente a la de su contraparte, sin embargo, se llevó una gran sorpresa al notar que esta había adquirido su energía propia. Ya no estaba imbuida por las esencias malignas de las que la había formado, sino que había renacido con una nueva fuerza que nunca antes había sentido, lo cual lo enorgullecía.
- Espero que te guste.
La joven le entregó la espada a su compañero, quien en ese momento estaba siendo invadido por emociones contradictorias.
- Gracias...
La princesa sólo lanzó una risa ante la reacción de su amante, después de eso salió del agua y por medio de su magia se secó, dejando así de estar empapada. Ahora que había fortalecido el arma, sólo quedaba una cosa por hacer, y para eso era mejor volver al palacio.
- Bueno, ahora que tienes tu nueva arma... creo que el momento ha llegado.
- ¿Ah? ¿Qué momento? – preguntó, curioso.
- En el que la luz que escondes se muestre... e ilumine a los que se han perdido en el camino.
El guerrero no comprendió a lo que la princesa se refería, sin embargo, eso no evitó que se ponga terriblemente nervioso ante sus palabras... y de aquella negativa sensación, la esencia de la maldad se alimentaba y regocijaba desde su misterioso escondite.
...
Comentarios finales:
Hola, espero que se encuentren bien. Aunque este capítulo haya empezado como el anterior, ya tuvo algo de diferente. Al parecer, no todo lo que se encuentra en Mondrule anhela encontrar la luz, sino buscar desesperadamente como mantenerse en las tinieblas.
No quiero decir mucho de este capítulo para que no se me escape algún spoiler. Lo único que espero es que les haya gustado y agradecerles por todos sus lindos comentarios. Nos vemos en la siguiente actualización, y saben muy bien que si demoro no es que he desaparecido, sino que, entre todas las cosas que debo hacer en mi vida diaria, me esfuerzo para que esta historia sea cada vez mejor.
¡Nos vemos!
FxA
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